Pruebas de la Salvación I

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Introducción

Cita Bíblica: 1 Juan 1:5-6, 8, 10 “Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;… Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros… Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.”

I. Una creencia correcta en la naturaleza de Dios

Tres declaraciones encontramos sobre Dios: Dios es espíritu (Jn 4:24), Dios es Luz (1 Jn. 2:5) y Dios es amor (1 Jn. 4:8).
Dios es Espíritu refleja que Él es inmaterial en forma, Dios es Amor significa que las personas de la trinidad se aman y también a la humanidad. Mientras que Dios es Luz es más complejo.
En el recorrido de las Escrituras vemos ejemplos de importancia de la presencia de la Luz: En el desierto (Ex. 13:21-22) la luz siendo guía, con Moisés (Ex. 34:29-35) como señal de haber estado en la presencia de Dios, en la transfiguración (Mt. 17:2) como muestra de su gloria plena.
En 2 Corintios 4:4-6 encontramos muy bien la importancia de Dios como luz y su papel en la vida cristiana. El Salmo 36:9Porque contigo está el manantial de la vida; En tu luz veremos la luz.” define muy bien lo que la luz es “fuente de luz” es decir, “Dios es luz en el sentido de que es vida, y es la fuente y el sustento tanto de la vida física como de la espiritual”.
La luz representa la verdad de Dios
Una de las pruebas de la salvación es tener una correcta creencia en la naturaleza de Dios, y en la naturaleza de Dios encontramos que él es la luz, y que la luz representa la verdad de Dios. Por eso de manera muy clara dice el Salmista en el Salmo 119:105 Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.” y en Salmo 119:130La exposición de tus palabras alumbra; Hace entender a los simples.
Es por eso que la Luz y la Vida de Dios están intrínsecamente relacionadas con la verdad.
La luz representa la virtud y conducta moral
Pablo recordó a los creyentes su condición pasada para mostrarles su condición actual (Ef. 5:8-9) y de esa manera darse cuenta que ya no están en tinieblas, sino en la Luz, en Dios.
Si alguien profesa tener la Luz y morar en ella mostrará evidencia de vida espiritual por su devoción tanto a la verdad como a la justicia.

II. Una creencia genuina en la certeza del pecado

No sólo la creencia correcta en la naturaleza de Dios es prueba de la salvación, sino que también debe haber una creencia genuina en la certeza del pecado. En Romanos 2:14-16 vemos puesto en evidencia que la humanidad ha tratado de negar la realidad del pecado. Negar el pecado es un asunto grave, en Malaquías 1:6-8; 2:1-4 observamos las consecuencias de hacer tal cosa. No todos tienen una creencia genuina en la certeza del pecado, habían grupos en los tiempos de Juan que negaban la realidad del pecado y aducían toda clase de mal al cuerpo. Esto llevó a serias distorsiones, realzando que la realidad espiritual era lo único que importaba y que lo que se hacía en la carne era insignificante, incluyendo el pecado.
Tres grupos encontró Juan en su contexto, eran grupos de personas que afirman estar en comunión, pero rechazan la verdad.
Los que están en tinieblas
Este es el primer grupo que mira con frialdad su pecado como si no fuera una realidad para ellos. Este grupo de persona afirman estar en comunión con Dios, pero en su vida demuestran seguir viviendo en tinieblas. Este grupo creía que la comunión se basaba sólo en el conocimiento, no en la vida práctica de dicho conocimiento.
La verdadera salvación no se manifiesta en una simple profesión, sino en una evidencia de vida práctica de los preceptos bíblicos (Mt. 7:15-20; Stg. 1:22-25).
Los engañados
Este segundo grupo es mucho peor que el primero, ya que niega la presencia del pecado en sus vidas, siendo catalogados por sí mismos como los que están en un plano espiritual más elevado. Ignoran lo que Romanos 3:10-23 declara sobre la depravación del ser humano. Esto significa que la verdad no está en ellos.
El ser más espiritual nunca lleva a un orgullo, sino a la humildad de saber que tenemos la capacidad de caer.
Los que difaman a Dios
Los primeros niegan la gravedad del pecado, los segundos niegan la presencia del pecado y estos terceros niegan que han pecado, es decir, como si no tuviesen la capacidad de pecar.
Esto es terrible porque niegan dos grandes verdades, 1) la enseñanza bíblica de que todos hemos pecado, y 2) niegan la necesidad de un salvador (Zac 9:9). En primera instancia estos no son cristianos pues ¿Por qué necesitarían un Salvador si no han cometido pecado?

Conclusión

El llamado de Juan para cada uno de nosotros en esta sección es: Evalúa tu fe. Debes creer en la Naturaleza de Luz de Dios, pues es su luz la que te liberta y es en su Luz que debes andar. También debes creer que 1) la práctica del pecado es sinónimo de lejanía de Dios, 2) que decir que no tienes pecado es terriblemente serio debido a que te pones en un plano que nunca nadie obtuvo sino sólo Cristo, y 3) debes entender que tienes la capacidad de pecar y que siempre pecas.
La realidad nuestra debe ser que el pecado existe y debemos reconocer su presencia y arrepentirnos.
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