La Visión de Isaías

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La visión de Isaías presenta la magnificencia de la gloria de Dios, ante la cual, aun el hombre más piadoso parece inmundo. Por lo tanto es importante encontrar en Él la purificación.

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La visión de Isaías

Isaías 6:1–7
1 En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. 2 Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. 3 Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. 4 Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo. 5 Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.
6 Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; 7 y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado.

Introducción

A lo largo de la historia bíblica, encontramos sucesos sobrenaturales en los que Dios se revela a sus siervos con el propósito de encomendarle una misión.
Lo vemos en Noé, Abraham, Moisés, Gedeón, Samuel, Pablo, etc. Los milagros y manifestaciones sobrenaturales de Dios serán manifiestos siempre con un propósito definido, no por capricho.
Esta visión del profeta Isaías se presenta en un momento en el que Judá aparentaba una vida consagrada a Dios, pero que estaban contaminados de idolatría, pecado y maldad.
Es interesante que al inicio se mencione la muerte del rey Uzías, quien fue un rey que tenía temor de Dios, pero que el pueblo estaba contaminado de idolatría.
2 Reyes 15:3–43 E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que su padre Amasías había hecho. 4 Con todo eso, los lugares altos no se quitaron, porque el pueblo sacrificaba aún y quemaba incienso en los lugares altos.
El mismo rey Uzías murió de lepra como disciplina de Dios por querer tomar el lugar que solo a los sacerdotes le correspondía.
El pueblo de Israel vivía una aparente piedad pero su corazón estaba lejos de Dios.
Isaías 29:13Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado.

La gloria de Dios

Isaías fue uno de los pocos privilegiados que vio la gloria de Dios.
Estando en el patio del templo de Jerusalén, quizá en un momento de oración y de adoración, tuvo una visión.
...vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Isaías 6:1.
En el Antiguo Testamento se menciona a Dios Padre como Jehová, pero aquí se menciona al Señor, al Dios Hijo. (Abraham vio al Hijo cuando le fue anunciada la destrucción de Sodoma, A Josué con la aparición del comandante de los ejércitos celestiales).
El Señor está sentado en un trono alto, sobre cualquier otro trono. Sus vestiduras cual vestiduras reales, llenaban el templo con su gloria.
Aunque en el templo habían otras personas, levitas y sacerdotes, no se dieron cuenta de esta gloriosa visión.
2 Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. Isaías 6:2.
Solo en este pasaje se mencionan los serafines, ángeles encargados de ministrar en la presencia de Dios. Ellos tienen seis alas, dos para volar y cuatro para cubrirse.
Estos seres celestiales siendo inmortales y santos deben cubrirse por la resplandeciente gloria de Dios. Cuanto más nosotros simple mortales debemos presentaremos ante Dios con humildad, reverencia y modestia. Cuando Adán pecó procuraba cubrirse ante la presencia de Dios.
"3 Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. 4 Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo.
Estos ángeles exaltaban la santidad de Dios, en el Hebreo, al no haber signos de admiración, cuando se deseaba enfatizar algo, se repetía, como en el caso de Jesús cuando decía: “de cierto, de cierto os digo”.
En este caso, los ángeles están enfatizando, exaltando la santidad de Dios, el único atributo que se enfatiza.
Ante la proclamación de los serafines, el templo se sacudía y el lugar se llenó del humo de la gloria de Dios.

La condición miserable del hombre

Este profeta, hombre piadoso, quien había señalado la maldad, culpabilidad y pecado de sus hermanos:
Isaías 1:4¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás.
Ahora ante la majestuosa santidad del Señor se siente un indigno pecador.
Isaías 6:5Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.
Mientras no tengamos un encuentro personal con Cristo, seremos como el fariseo que señalaba los pecados del publicano pero no se daba cuenta de sus pecados.
Cuando estamos delante de la presencia de Dios, su luz y majestad alumbra nuestros pecados. Esta experiencia es necesaria para que no nos enorgullezcamos y consideremos a nuestro prójimo que está en tinieblas.
Gálatas 6:1Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.
Zacarías 3:1-2Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle. 2 Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio?

La purificación

Pero ante esta revelación personal de pecado, cuando reconocemos nuestra condición y clamamos a Dios, Él nos perdona y purifica.
Isaías 6:6-7Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; 7 y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado.
Un carbón encendido fue tomado del altar, donde había sido derramada la sangre de los sacrificios por el pecado, el cual fue tomado para quitar la culpa y limpiar del pecado.
Este carbón encendido es símbolo del sacrificio consumado de Cristo en la cruz para la purificación del pecado, y cuya brasa encendida revela que aun es vigente y efectiva.
Es necesario reconocer nuestra condición pecadora y acudir al único que puede limpiar nuestros pecados y purificarnos para presentarnos ante el trono de la gracia. 1 Juan 1:9Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.

Conclusión

Dijimos a un inicio que toda manifestación sobrenatural de Dios tiene un propósito definido.
En este caso es el llamamiento de Isaías: Isaías 6:8Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.
El llamado es para predicar a un pueblo rebelde que no querrá oír el mensaje de este siervo ungido.
Isaías 6:9-10Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis. 10 Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad.
De qué lado estás tu, de los que se someten a Dios y en su presencia son confrontados de su pecado, se arrepienten y son llamados a proclamar su evangelio.
O de aquellos que estando en la misma gloria de Dios no pueden percibir su presencia, y a pesar de que se les es predicado no logran entender el mensaje.
Espero que tu seas de los primeros y que digamos como Isaías, Heme aquí, envíame a mi.
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