La Obediencia a los propósitos de Dios

Marcos   •  Sermon  •  Submitted   •  Presented   •  1:10:46
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Los sucesos relatados aquí son más de lo mismo: demostraciones de la autoridad mesiánica de Cristo y la ya imparable y creciente oposición hacia Él. Marcos comienza esta segunda fase del ministerio de Jesús en Galilea resumiendo la actividad de Cristo, incluyendo su retirada al Mar de Galilea, su popularidad cada vez mayor, sus curaciones y exorcismos y su mandato para que los demonios no revelen su identidad.

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Marcos 3:7–12 RVR60
7 Mas Jesús se retiró al mar con sus discípulos, y le siguió gran multitud de Galilea. Y de Judea, 8 de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, y de los alrededores de Tiro y de Sidón, oyendo cuán grandes cosas hacía, grandes multitudes vinieron a él. 9 Y dijo a sus discípulos que le tuviesen siempre lista la barca, a causa del gentío, para que no le oprimiesen. 10 Porque había sanado a muchos; de manera que por tocarle, cuantos tenían plagas caían sobre él. 11 Y los espíritus inmundos, al verle, se postraban delante de él, y daban voces, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. 12 Mas él les reprendía mucho para que no le descubriesen.

INTRODUCCIÓN

El complot contra el Señor llegó a su punto clímax tras la primera controversia con los líderes religiosos en el 3:6.
Junto con este resumen del ministerio de Cristo que hemos leído en este pasaje, se nos indica que está comenzando una nueva fase de su ministerio, algunos le llaman “el ministerio tardío en Galilea” yo le llamaría “la última fase de su ministerio en Galilea”.
Los sucesos relatados aquí son más de lo mismo: demostraciones de la autoridad mesiánica de Cristo y la ya imparable y creciente oposición hacia Él.
Marcos comienza esta segunda fase del ministerio de Jesús en Galilea resumiendo la actividad de Cristo, incluyendo su retirada al Mar de Galilea, su popularidad cada vez mayor, sus curaciones y exorcismos y su mandato para que los demonios no revelen su identidad.
Lo primero que vemos en el texto:
Marcos 3:7 RVR60
7 Mas Jesús se retiró al mar con sus discípulos, y le siguió gran multitud de Galilea. Y de Judea,
El Señor se retira al mar con sus discípulos, después de una larga jornada de controversias con los fariseos y “expertos de la ley” y luego de aquel episodio en la sinagoga donde terminó enojado con la multitud que le observaba, a propósito enojado por la incredulidad y la dureza del corazón de aquellos que lo rechazaban.
Luego de eso Cristo se retira al mar, con su circulo íntimo.
Pero el texto continua diciendo que una gran multitud le siguió, de Galilea, de Judea, versículo 8.
Marcos 3:8 RVR60
8 de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, y de los alrededores de Tiro y de Sidón, oyendo cuán grandes cosas hacía, grandes multitudes vinieron a él.
La idea que vemos aquí es que la reputación de Cristo trae como consecuencia que acudan a Él grandes multitudes de todas partes de Israel y las regiones vecinas más cercas.
La descripción geográfica de Marcos comienza en Galilea, el lugar donde inició su ministerio, y se extiende por el sur, el este y el noreste.
Judea es la provincia del sur que debe su nombre a la tribu de Judá, Jerusalén es su metrópolis y destino final del ministerio del Señor.
Idumea es la latinización del nombre de Edom, otra forma del nombre de Esaú, el mellizo hermano de Jacob, patriarca de Israel, se refiere a la región del sur de Judea, (el Negev), ocupada por los edomitas.
Más allá de río Jordán se refiere al territorio que se encuentra al este del río Jordán, incluyendo Decápolis en el norte y Perea en el sur, Jordania al día de hoy.
Tiro y Sidón eran las ciudades fenicias más importantes de la costa mediterránea al norte de Israel, el Líbano en la actualidad.
Acá podemos ver que hasta las naciones gentiles han oído hablar del ministerio de Cristo, lo cual es un presagio de la misión del reino a los gentiles.
Marcos 3:9–10 RVR60
9 Y dijo a sus discípulos que le tuviesen siempre lista la barca, a causa del gentío, para que no le oprimiesen. 10 Porque había sanado a muchos; de manera que por tocarle, cuantos tenían plagas caían sobre él.
Podemos pensar que esta barca lista era para escapar en caso de necesitarla, pero es más probable que fuera para usar como una especie de plataforma o podio y desde allí como veremos más adelante predicar, también para evitar que la gente se agolpara mucho hacia él, ya que había sanado a muchos, de manera que por tocarle, cuantos tenían plagas quedaban sanados.
De manera que la multitud se acercaba al Señor para poder experimentar el toque sanador de Cristo. En otras palabras venían por puro interés.
Luego leemos:
Marcos 3:11–12 RVR60
11 Y los espíritus inmundos, al verle, se postraban delante de él, y daban voces, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. 12 Mas él les reprendía mucho para que no le descubriesen.
Con esto Marcos resume la autoridad de Cristo.
Los demonios no tienen nada que hacer frente al Señor, e inmediatamente sucumben ante su impresionante presencia.
Ellos reconocen que Jesús es el Hijo de Dios, en otras partes le llamarán el Santo de Dios, el Hijo del Altísimo y en todas Cristo les callará.
Pero dice el texto, Él les reprendía mucho, la idea es fuertemente les mandaba a callar, para que no le descubriesen.
Ya hemos dicho, el Señor revelará su identidad en el momento elegido por él y a través de sus propias palabras y obras. Los demonios no son los maestros adecuados del Señor. Dios se revelará a si mismo y usará hombres fieles que le anuncien a los hombres.
Una ves dicho esto, vamos a tratar nuestro único punto y el mensaje para nosotros, hablaremos de:

LA OBEDIENCIA A LOS PROPÓSITOS DE DIOS

Este pasaje nos debe recordar que el reconocimiento de la identidad y la autoridad de Cristo no es suficiente. Las multitudes que le piden que les cure al final se vuelven indiferentes e incluso hostiles a su ministerio.
Los demonios que reconocen su estatus divino de Hijo de Dios seguirán oponiéndose a Él y rechazándolo.
Hermanos, a lo largo de las Sagradas Escrituras vemos que no es suficiente con reconocer la grandeza de Dios. Hay que someternos también a su autoridad, a su soberanía, a su voluntad.
Faraón se vio obligado a reconocerse vencido ante el Dios de Israel ,tras las diez plagas, pero antes de llegar aquí mire su arrogancia.
Éxodo 5:1–2 RVR60
1 Después Moisés y Aarón entraron a la presencia de Faraón y le dijeron: Jehová el Dios de Israel dice así: Deja ir a mi pueblo a celebrarme fiesta en el desierto. 2 Y Faraón respondió: ¿Quién es Jehová, para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco a Jehová, ni tampoco dejaré ir a Israel.
Más adelante Dios responderá.
Éxodo 6:1–2 RVR60
1 Jehová respondió a Moisés: Ahora verás lo que yo haré a Faraón; porque con mano fuerte los dejará ir, y con mano fuerte los echará de su tierra. 2 Habló todavía Dios a Moisés, y le dijo: Yo soy JEHOVÁ.
Pasadas las diez plagas que trajo el Señor sobre Egipto, el Faraón conoció quien era Jehová y ya vencido dijo:
Éxodo 12:31 RVR60
31 E hizo llamar a Moisés y a Aarón de noche, y les dijo: Salid de en medio de mi pueblo vosotros y los hijos de Israel, e id, servid a Jehová, como habéis dicho.
Éxodo 12:32 RVR60
32 Tomad también vuestras ovejas y vuestras vacas, como habéis dicho, e idos; y bendecidme también a mí.
Los echaron de Egipto, tanto que todos en Egipto daban sus bienes, oro, plata y apuraban a los israelitas a salir de Egipto.
Pero el orgullo de Faraón era tan grande que aún después de ver y conocer a Jehová y su poder, ordenó de forma desafiante que su ejercito destruyera a los israelitas en el Mar Rojo, Ex 14.
Lo que él no se esperaba era que Dios le iba a dar la última estocada en el Mar Rojo.
Hermanos míos, conocer la existencia y el poder de Dios no es suficiente, cuando nuestro orgulloso corazón no nos permite rendir nuestras vidas ante Él.
Los israelitas que se maravillaron ante los milagros de Dios al dividir el Mar Rojo y darles de comer y preservar sus calzados y sus vestidos en el desierto, al final acabaron adorando a falsos dioses y no confiaron en que Dios les llevara a la tierra prometida.
Aquella nueva generación de israelitas que pasaron el Jordán en seco, y vieron caer las grandes murallas de Jericó y vieron caer a los gigantes y huir como gacelas perseguidas por fieras, cuando ya tomaron posesión de la tierra Se olvidaron de Jehová su Dios y no hicieron lo que Él les mandó.
Números 33:51–53 RVR60
51 Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando hayáis pasado el Jordán entrando en la tierra de Canaán, 52 echaréis de delante de vosotros a todos los moradores del país, y destruiréis todos sus ídolos de piedra, y todas sus imágenes de fundición, y destruiréis todos sus lugares altos; 53 y echaréis a los moradores de la tierra, y habitaréis en ella; porque yo os la he dado para que sea vuestra propiedad.
Esa generación que al ver a Jesús montado en el pollino colocaban palmeras alrededor del Él y coreaban todos bendito aquel que viene en el nombre del Señor Hosana, Hosana, bendice nuestro rey, serán los mismos que después van a gritar frente a Pilato, crucificale, crucificale.
Hermanos, no es suficiente con saber, conocer, haber visto y experimentado el poder y la bendición de Dios si después como ellos nos olvidamos de Dios y no le obedecemos.
A veces adoramos, alabamos y decimos amen a Dios en la Iglesia los Domingos, pero luego salimos y vivimos la vida con un estándar diferente el resto de la semana.
Dios no quiere nuestra adoración y atención un ratico los Domingos por la mañana o los Jueves por la tarde.
No es suficiente que digamos que le conocemos y vivimos nuestras vidas como si Él no existiera en nuestras vidas, nuestro hogar, nuestro matrimonio etc.
Grandes multitudes todavía le buscan por interés personal, decimos Señor bendíceme, Señor ayúdame, Señor proveeme, Señor esto, Señor aquello y después nos vamos otra ves a nuestra vida sin Dios, ni su Palabra.
El Señor repetidamente se enfrenta a esto, diciendo: No todo el que me dice Señor, Señor entrará en el reino de Dios, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mt. 7:21-22.
Y también hermanos, el Señor reprende a los que le aclamamos, adoramos y decimos amen Señor, pero después salimos y no hacemos lo que Él dice.
Lucas 6:46 RVR60
46 ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?
Nuevamente hermanos, reconocer la grandeza de Dios o servirle de boquilla, de labios hacia fuera no es lo mismo que amarle y servirle de verdad. Al Señor le seguía mucha gente de muchas regiones pero a la final Él sabía quienes estaban a su lado.
Hermanos, una auténtica relación con Dios requiere tanto fe, como obediencia.
Le crees, que bueno, hacemos bien si lo hacemos. Pero, los demonios también creen.
¿Sabes en que nos vamos a diferenciar? en si le obedecemos, si obedecemos los propósitos de Dios.
Si salimos de la Iglesia y hacemos lo que Él nos ha hablado.
Si después de haber leído su Palabra aplicamos y practicamos lo que Él nos dice.
Si después de escuchar el mensaje o la predicación, la pongo en mi corazón durante la semana y le digo Señor ayúdame a obedecer su Palabra.

CONCLUSIÓN

En dónde está usted querido hermano, entre la multitud que le sigue por interés, entre aquellos que se sientan y dicen amen y luego salen y viven una vida llena de vicios y mundanalidad.
Entre aquellos que salen enojados porque no se les hizo conforme a ellos querían.
Es usted uno como los demonios que creen solamente y luego se le oponen y desobedecen.
O es usted uno como Juan, Andres, Pedro Jacobo y otros que si, realmente están con Él.
O es usted uno que después de este mensaje va a inclinar su cabeza y decir Señor, ayúdame, te necesito, no quiero vivir una vida doble, quiero ser diferente, cámbiame, cambia mi corazón, cambia mi familia quiero seguirte y servirte de verdad. Oh Señor ayúdame a ser fiel, a amar su Iglesia y obedecer sus propósitos.
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