Y Él Mismo Constituyó

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El Cristo resucitado ha dotado especialmente a ciertos individuos dentro del cuerpo para establecer Iglesias, para ministrar la Palabra de Dios y formar a otros para el servicio en la Iglesia. Quienes ejercemos como oficio cualquiera de estos necesitamos entender que no nos pusimos, Él nos puso. Y si Él no nos puso lo mejor es que no inventemos.

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Efesios 4:11–16 RVR60
11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; 14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, 15 sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, 16 de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.

INTRODUCCIÓN

Esta sección de la carta de Pablo a los Efesios, está íntimamente relacionada con la anterior y el llamamiento que se nos hace en el versículo 1, “que andéis de una manera digna de la vocación con la que habéis sido llamados Ef. 4:1.
Este llamamiento que nos hace el Espíritu Santo por medio de su ministro, el apóstol Pablo, sirve de puente a la exhortación moral que Pablo comenzará en, Ef. 4:17.
Su preocupación aquí es explicar cómo es posible vivir el tipo de vida que Dios pide vivir a su pueblo.
Ahora bien, parte de la respuesta a esta pregunta se encuentra en considerar el actual ministerio del Señor resucitado en la comunidad de creyentes. Es dentro de esta comunidad donde los creyentes recibimos gracia para crecer y para madurar.
La idea principal sobre la cual vamos a trabajar en este mensaje es:
La comunidad cristiana en otras palabras, el cuerpo de Cristo que es la Iglesia, es esencialmente importante para crecer en madurez. Cristo no solo ha dado dones y su gracia a la Iglesia, sino que también ha dado hombres con una designación especial para cumplir su propósito con la Iglesia.
Dicho esto quiero dirigir su atención al versículo 11 de este capítulo.
Efesios 4:11 RVR60
11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,
Este es nuestro texto clave el día de hoy, memoricelo, apréndalo y guárdelo en su corazón.

Y ÉL MISMO

El Cristo resucitado ha dotado especialmente a ciertos individuos dentro del cuerpo para establecer Iglesias, para ministrar la Palabra de Dios y formar a otros para el servicio en la Iglesia.
Utilizando el pronombre intensificador AUTOS (Aftos) que se traduce: Y Él mismo. Con eso Pablo quiere dar énfasis en lo que va a decir.
Cristo que es el dueño y amo absoluto de la Iglesia la cual es su cuerpo y Él es la cabeza, constituyo a unos, note primeramente que dice unos, no dice todos, dice unos, porque sólo unos dentro del cuerpo son constituidos o llamados a realizar las labores que mencionará en el texto.
La palabra constituir, también se entiende como dar o conceder. El énfasis es que Cristo soberanamente da o concede a unos, oficios dentro del cuerpo.
Quienes ejercemos como oficio cualquiera de estos necesitamos entender que no nos pusimos, Él nos puso. Y si Él no nos puso lo mejor es que no inventemos.
Y la Iglesia necesita entender que sus oficiales no los llama la Iglesia, la Iglesia no constituye, la Iglesia no da, la Iglesia obedece la instrucción del Espíritu Santo que le dice apartadme a Bernabé y a Saulo para la Obra del Ministerio que los He Llamado.
Entonces es Cristo el que provee soberanamente sus siervos para la Iglesia.
Leamos nuevamente nuestro texto.
Efesios 4:11 RVR60
11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,
Ahora bien, no es mi intención, ni la intención del Espíritu Santo que me ha guiado a predicar este mensaje, centrarnos en todos los oficios aquí mencionados.
Solamente hablaremos brevemente de los pastores.

ÉL DIO PASTORES A LAS IGLESIAS

Él nos concedió el privilegio por su pura gracia soberana y nada más el ser los pastores de su Iglesia.

Dios escoge lo más bajo y necio de este mundo para cumplir con sus propósitos.
En aquel memorándum irónico de un comité de “pericia” en el que participaron un grupo de personas muy dadas a la critica señalaban los errores y las razones por las cuales habían rechazado a un grupo de pastores que según ellos no eran dignos del llamado.
Noé (ningún convertido en 120 años), predica y nadie se convierte, le falta la unción, Moisés (problemas para hablar en público; pierde la compostura en ocasiones y el temperamento), Abraham (huyó a Egipto en los momentos complicados; mintió para evitar meterse en problemas), David (cometió adulterio y mató a Urías Eteo), Oseas (tuvo una vida familiar caótica), Jeremías (era demasiado emotivo y alarmista, era un llorón cuando predicaba, busca manipular a la gente y eso lo hace el Espíritu Santo), Amós (un pueblerino), Pedro (de mal genio, negó a Cristo, y muy impulsivo, parece que no tiene amor, Pablo (le falta tacto, de mal aspecto, hace predicaciones demasiado largas, por eso muchos se duermen y terminan no regresando a la Iglesia, e incluso Jesucristo (cuestiona a los que tienen autoridad espiritual y predica muy duro en contra del pecado y la religión, suele ofender a los que pensamos distintos).
El comité finalmente eligió a Judas Iscariote, ya que “parece ser una persona práctica, amorosa, cooperadora, buena con el dinero, se preocupa de los pobres, tiene estilo, tiene elegancia y viste muy bien.
Dios escoge a lo que el mundo rechaza, a los más débiles, a los más bajos para avergonzar a los que se creen sabios y fuertes, a fin de que nadie se jacte en su presencia.
A Dios no le impresiono y no le impresiona ningún hombre por muy habilidoso que pueda ser.
Él ha prometido dar pastores a su pueblo y a llamado como ya hemos visto a unos.
Jeremías 3:15 RVR60
15 y os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con ciencia y con inteligencia.
Ahora bien, detrás de ese llamado irrevocable que Él nos hace hay una responsabilidad y un compromiso serio con el Señor y dueño de la Iglesia.
Y ni hablar de los requisitos que usted puede leer en 1 Tim. 3.

Los pastores tenemos la responsabilidad de: pastorear, alimentar y cuidar la Iglesia.

1 Pedro 5:1–4 RVR60
1 Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: 2 Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; 3 no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. 4 Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.
La palabra apacentad la grey de Dios habla del cuidado, el pastoreado de la Iglesia.
Un pastor cuida, pastorea y alimenta a sus ovejas con la Palabra de Dios, nuestro alimento espiritual.
Y no solamente eso sino que también:

Los pastores debemos predicar la Palabra de Dios.

debemos redargüir, reprender, exhortar con toda paciencia y doctrina.

2 Timoteo 4:1–5 RVR60
1 Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, 2 que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. 3 Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, 4 y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. 5 Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.
De manera que, los pastores tenemos el encargo más solemne porque es delante de Dios y del Señor Jesucristo quién nos juzgará en su manifestación y en su reino. De predicar la Palabra de Dios, exhortar, redargüir y de reprender con paciencia y doctrina a la Iglesia.
Para hacer esto se requiere estudiar la Palabra de Dios, vivir en comunión intima y personal con Él por medio de la lectura y la oración diaria.
Por eso mi querido y apreciado hermano, cuando su pastor actué en el ejercicio de sus funciones no se enoje, ni se moleste en hacerlo. Porque él esta actuando en el ejercicio de sus funciones, en otras palabras él esta haciendo lo que corresponde con su trabajo, que es su deber. Y más me vale a mi hacer lo que es mi deber.
No vengo al púlpito con un mensaje buscado en google el sábado en la noche, ni vengo aquí a contarles teología histórica basada en lo que otros han creído y han dicho. Ni me dirijo a usted con ánimos de hacerlo sentir mal ni que se ofenda en lo absoluto.
Le predico, le exhorto, le enseño le animo, le redargüllo, porque le amo y debo cuidarlo, porque el amor a Cristo me constriñe y como Él, quiero verlo madurar, quiero verlo crecer y que su vida espiritual sea lo que Dios quiere que sea.
Porque hace trece años atrás el Señor me llamó y yo decidí obedecer su llamado y por su pura gracia estoy delante de ustedes.
Con miedo muchas veces, con certidumbres, con una carga y deseo en mi corazón de ver a Cristo formado en ustedes.
En debilidad porque soy humano igual que usted y con temor y reverencia pero confiado, porque Él, el que me puso, es mi confianza, Él es mi fuerza, Él es mi sabiduría, Él es mi ayuda, Él es mi proveedor, Él es mi guía, Él es mi amigo, Él es mi compañero, Él es mi Consolador, Él es todo lo que necesito y lo que pueda necesitar.
Así que yo, con el mayor placer gastaré lo mio y aún yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas, aunque amándoles más sea amado menos.
Porque como dijo Salomón:
Proverbios 27:6 RVR60
6 Fieles son las heridas del que ama; Pero importunos los besos del que aborrece.
Proverbios 12:1 RVR60
1 El que ama la instrucción ama la sabiduría; Mas el que aborrece la reprensión es ignorante.
Proverbios 15:12 RVR60
12 El escarnecedor no ama al que le reprende, Ni se junta con los sabios.
Por último, quiero que veamos dos pasaje más.
Jeremías 50:6 RVR60
6 Ovejas perdidas fueron mi pueblo; sus pastores las hicieron errar, por los montes las descarriaron; anduvieron de monte en collado, y se olvidaron de sus rediles.
Ningún pastor sensato y con un corazón sincero quiere hacer errar a sus ovejas.
Israel, el pueblo de Dios se perdió porque sus pastores las hicieron errar, y cuando vino el Pastor de los pastores, lo rechazaron.
Yo no quiero ser el responsable de que usted erre y ande por el mundo perdido y a la ves creyendo que Dios se agrada de usted.
Yo no quiero que usted ande errante por falta de pastor y que usted sea una presa para la fieras que satanás ha desplegado allá afuera y aún sus mensajeros deshonestos dentro de las Iglesias, que están listos para devorar a sus hijos, a su esposa, a su familia y a su misma vida. Como dijo el profeta Ezequiel.
Ezequiel 34:5 RVR60
5 Y andan errantes por falta de pastor, y son presa de todas las fieras del campo, y se han dispersado.
Porque este versículo es para mi y para todos los pastores.
Jeremías 23:1 RVR60
1 ¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mi rebaño! dice Jehová.
No habrá impunidad para nosotros sino cumplimos nuestro trabajo.
La palabra dispersar habla de ser inducido a ser separado o a ir en diferentes direcciones.
Si usted erra y anda descarriado y perdido no será porque su pastor es un vago que no estudia, ni pasa tiempo con Dios, ni cuida la Iglesia, sera por su desobediencia a la predicación expositiva de la Palabra de Dios que quebranta nuestros huesos y nuestro necio corazón.
Y le recomiendo mi querido hermano y amigo que me escucha, cuando usted venga a la Iglesia y a través de un mensaje de la Palabra de Dios usted se siente aludido no se confunda, yo no me puse a predicarle a usted, a mi Él dueño de la Iglesia, Cristo me puso aquí para predicar en esta Iglesia a la cual Dios lo trajo a usted.
Él tiene un propósito de edificar y santificar Su Iglesia y va a usar a su pastor para cumplir su propósito.
Así que si Dios le habla, que es lo más seguro que puede ocurrir en un servicio donde se predica la Biblia, lo más sensato que debemos hacer es recibir la instrucción y decir Señor, cambieme.
Lo más fácil es hacer lo que todos hacen. ¿Sabe que es? Enojarse con el Siervo de Dios. Usted no será diferente si hace lo que todos hacen. Usted será diferente cuando hace lo que otros no hacen, ni están dispuestos a hacer.
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