Arrepentíos o pereceréis

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La vida cristiana consiste en una continua auto-evaluación para verificar que vive conforme al propósito de Dios.

Notes
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Arrepentíos o pereceréis

Lucas 13:1–5
1 En este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos.
2 Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos?
3 Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.
4 O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén?
5 Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.

Introducción

En la época de Jesús Israel era gobernado por Roma, los gobernantes tenían cierta libertad de oprimir al pueblo, por tanto era común escuchar de masacres a grupos de personas que se resistían a la autoridad, algunas de ellas injustamente.
En Mateo 2 relata la masacre de niños inocentes por parte del rey Herodes.
Libros históricos fuera de la Biblia relatan de otras masacres realizadas por reyes o gobernantes romanos.
En esta ocasión los discípulos comentan a Jesús la última noticia, la masacre de unos galileos por parte de Pilato cuando presentaban sacrificios en el templo. Los galileos eran conocidos por rebelarse contra el gobierno romano.
Pero también el Señor menciona la muerte de 18 judíos aplastados por la torre de Siloé.
Los judíos tenían la costumbre de creer que se a alguien le sucedía una desgracia se debía al pecado. Juan 9:2Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?
Al Señor no le sorprendió la noticia, pero aprovechó la oportunidad para enseñarles a no confiarse en su propia justicia.

Ojos hacia dentro

Jesús les hace entender a los discípulos, “¿Creen ustedes que estos galileos o estos judíos eran más pecadores de ustedes? no se confíen, examínense constantemente y arrepiéntanse, no sea que ustedes sean más pecadores que estos galileos”
Cuidémonos de cometer pecado de murmuración contra nuestro hermano, pues al hacerlo nos condenamos. Romanos 2:1Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo.
Apocalipsis 4:8Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos; y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir.
Menciona seres vivientes que están cubiertos de ojos por dentro y por fuera.
Así como debemos tener ojos para corregir las faltas de nuestros hermanos en amor, también debemos tener ojos hacia dentro para corregir las nuestras.
Debe existir una camaradería entre nosotros, apoyarnos mutuamente a mejorar, si no podemos ver nuestros errores, escuchemos atentamente a los que nos corrigen, examinemos nuestra vida y dirijámonos para mejorar.

Arrepentimiento

El Señor los lleva más allá del reconocimiento de sus falta, los exhorta a arrepentirse.
Lucas 13:5Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.
El arrepentimiento lo podemos ver ilustrado en el hijo pródigo: Lucas 15:17Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!
Entró en razón, recapacitó, se dio cuenta de su condición… Este es el primer paso en el arrepentimiento, darse cuenta de su condición deplorable y que necesita de la ayuda del Padre.
Esto produce dolor por su condición, pero no puede quedarse solo en dolor pues vemos que Judas sintió dolor por traicionar a Jesús pero no acudió a pedir perdón. (Mateo 27:3).
El hijo pródigo reconoció su condición, sintió dolor por haber abandonado al Padre, se despojó del orgullo y acudió a él.
Una vez en casa del Padre, no estaba dispuesto a volver atrás, pues había comprendido que, a pesar de los placeres que el mundo ofrece, es más la miseria y el dolor que se experimenta.
Así que, debemos reconocer nuestra condición, nuestras faltas y acudir arrepentidos a los brazos del Padre con toda sinceridad.
Si no reconoces tu necesidad, tu arrepentimiento no será sincero.

Velar

Cuando hemos tenido un genuino arrepentimiento, no seremos tan ligeros en señalar a otros, tendremos compasión de los que andan perdidos, pues una vez también nosotros estuvimos así.
El apóstol Pablo amonesta a la iglesia de Corinto a no relajarse en su vida espiritual, a aprendamos de la arrogancia de los Israelitas, que por haber visto la gloria de Dios creían que podían hacer lo que quisieran (codiciaron, murmuraron, fornicaron, tentaron al Señor) y por eso les vino la desgracia.
Así que nos exhorta
1 Corintios 10:12Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.
Hebreos nos advierte de descuidar nuestra salvación
Hebreos 2:3¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron
Las parábolas de Jesús y el apóstol Pablo nos declaran que la salvación de Dios es un tesoro preciso depositado en recipientes de barro. Por tanto no debemos darle más importancia al recipiente sino al tesoro. Pues si descuidamos ese tesoro, ¿Qué cuentas daremos a nuestro Señor cuando Él venga?
No te confíes, no digas, más adelante corrijo mis pasos, mientras más descuidas tu salvación, más serás desviado del propósito de Dios, y cuando te des cuenta no podrás retornar, te sucederá lo que le sucedió a Esaú. Hebreos 12:17Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas.
No digas esto lo dicen por fulano, toma esta palabra para ti, ten temor del Señor y ten una actitud de humildad y temor a Dios, pídele que examines tu vida y te muestre los errores que debes corregir.

Conclusión

Algunas personas sufren por sus pecados, pero a nosotros no nos compete juzgar quien si y quien no.
No te afanes el poner la mirada en los demás y murmurar de ellos.
Lo que nos compete es examinarnos a nosotros mismos y arrepentirnos para poder escapar del juicio de Dios.
Presentémonos continuamente delante de Dios, y digamos como el salmista: Salmo 139:23-24Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.
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