Las caracteristicas de un verdadero discipulo

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Cuando Dios nos da mandatos a seguir, El no trata de engañarnos o despistarnos en cuanto a sus propósitos. El es claro sobre lo que requiere, y nos equipa y empodera para tener éxito. Si seguimos sus instrucciones, podemos estar seguros de que estamos viviendo un estilo de vida de discipulado.

Notes
Transcript

Galatas 5.25

Gálatas 5:25 RVR60
25 Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.

INTRODUCCION

Hay descripciones claras en las Escrituras de los que significa ser un seguidor de Cristo.

El fundamento de estas es una comunión cercana y personal, edificada sobre la fe y la sumisión a Dios.

Tal comunión se describe claramente en las Sagradas Escrituras.

En la lección de hoy estudiaremos las señales de un verdadero discípulo.

1. SON GUIADOS POR EL ESPIRITU SANTO

A. Escucha y obedece Galatas 5.16-18

Gálatas 5:16–18 RVR60
16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. 17 Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. 18 Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.

B. Las raices producen frutos Galatas 5.19-26

Gálatas 5:19–26 RVR60
19 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. 22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. 24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. 25 Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. 26 No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.
La carne
adulterio
fornicación
inmundicia: se refiere a todo tipo de suciedad ya sea física como moral. Se entendía que para llegar a Dios había que ser limpios de espíritu y de físico. En aquellos tiempos se daba una cierta importancia a la higiene personal, y alguien con una inmundicia elevada era más que suficiente para echarlo de un recinto religioso. Lev. 5.3
lascivia: Una persona con lascivia mira al prójimo de manera morbosa o con intenciones sexuales.
idolatría
hechicería: medicación («farmacia»), magia, espiritismo
enemistades
pleitos
celos
iras
contiendas
disensiones: se refiere a aquello que lleva oposición o contrariedad de varias personas con los pensamientos o propósitos de otras personas. 1 Cor. 3.1-3, 11.19
herejías: “la creencia, la enseñanza, o la defensa de opiniones, dogmas, propuestas o ideas contrarias a las enseñanzas de la Santa Biblia”
envidias: Es el deseo de obtener algo que posee otra persona y que uno carece. Se trata, por lo tanto, del pesar, la tristeza o el malestar por el bien ajeno. En este sentido, la envidia constituye el resentimiento (el sujeto no quiere mejorar su posición sino que desea que al otro le vaya peor). Prov. 14.30; 23.17
homicidio
borracheras
orgias: se refiere a un desenfreno
Marcos 7:21–22 RVR60
21 Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, 22 los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez.

2. DEJE DE PECAR

A. Actue como su Padre 1 Juan 3.1-6

1 Juan 3:1–6 RVR60
1 Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. 2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. 3 Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro. 4 Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley. 5 Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él. 6 Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido.

B. Que nadie los engañe 1 Juan 3.7-10

1 Juan 3:7–10 RVR60
7 Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo. 8 El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. 9 Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. 10 En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.

3. AMEMONOS UNOS A OTROS

A. El gran a mor de Dios 1 Juan 4.7-12

1 Juan 4:7–12 RVR60
7 Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. 8 El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. 9 En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. 10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. 11 Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. 12 Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros.

B. Viviendo confiadamente 1 Juan 4.13-21

1 Juan 4:13–21 RVR60
13 En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu. 14 Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo. 15 Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. 16 Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. 17 En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo. 18 En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. 19 Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. 20 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? 21 Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.

CONCLUSION

Dios no espera que vivamos piadosamente en nuestra propia fuerza.

El Espíritu Santo nos guía a toda verdad y a la victoria sobre la tentación.

A través de la obra del Espíritu verán los demás en nosotros una imagen fiel de Dios.

Esto es evidente en el fruto de una vida piadosa.

Escuche la voz del Espíritu Santo y no use su libertad espiritual como excusa para pecar.

Muestre el amor de Dios a alguien en su iglesia o comunidad.

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