La justicia de Dios
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· 25 viewsDios confirma su promesa de heredar la tierra de Canaán a Israel, sin embargo les advierte sobre su rebelión y debilidad.
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La justicia de Dios
La justicia de Dios
Deuteronomio 9:1–5 (RVR60)
1 Oye, Israel: tú vas hoy a pasar el Jordán, para entrar a desposeer a naciones más numerosas y más poderosas que tú, ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo;
2 un pueblo grande y alto, hijos de los anaceos, de los cuales tienes tú conocimiento, y has oído decir: ¿Quién se sostendrá delante de los hijos de Anac?
3 Entiende, pues, hoy, que es Jehová tu Dios el que pasa delante de ti como fuego consumidor, que los destruirá y humillará delante de ti; y tú los echarás, y los destruirás en seguida, como Jehová te ha dicho.
4 No pienses en tu corazón cuando Jehová tu Dios los haya echado de delante de ti, diciendo: Por mi justicia me ha traído Jehová a poseer esta tierra; pues por la impiedad de estas naciones Jehová las arroja de delante de ti.
5 No por tu justicia, ni por la rectitud de tu corazón entras a poseer la tierra de ellos, sino por la impiedad de estas naciones Jehová tu Dios las arroja de delante de ti, y para confirmar la palabra que Jehová juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.
Introducción
Introducción
La semana ante-pasada vimos que que Dios había declarado a Israel como su pueblo especial por sobre todos los pueblos de la tierra. No por mejores que los demás, sino porque Dios los amó.
Deuteronomio 7:6-8 “Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra. No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos;sino por cuanto Jehová os amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres, os ha sacado Jehová con mano poderosa, y os ha rescatado de servidumbre, de la mano de Faraón rey de Egipto.”
Moisés les insiste reiteradamente que son un pueblo especial porque Dios así lo decidió y no porque ellos fueran mejores que los demás.
Es más, les declara que son los más insignificantes, sin atributos o capacidad especial. Pero inexplicablemente Dios los ha amado.
Identidad equilibrada
Identidad equilibrada
Moisés instruye a los israelitas a tener un pensamiento correcto de su identidad.
Primero les hace ver que son un pueblo especial para Dios, y no importa si para nadie más es especial, si lo es para Dios es más que suficiente.
Segundo les aclara que si son un pueblo especial no es por que sean mejores, sino porque Dios les amó.
Ahora les dice que serán un instrumento útil en las manos de Dios para castigar a las naciones Cananeas, los cuales son pueblos invencibles.
Deuteronomio 9:1-2 “Oye, Israel: tú vas hoy a pasar el Jordán, para entrar a desposeer a naciones más numerosas y más poderosas que tú, ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo; un pueblo grande y alto, hijos de los anaceos, de los cuales tienes tú conocimiento, y has oído decir: ¿Quién se sostendrá delante de los hijos de Anac?”
Ahora Moisés les exhorta a que entiendan que será así porque Dios va delante de ellos.
Deuteronomio 9:3 “Entiende, pues, hoy, que es Jehová tu Dios el que pasa delante de ti como fuego consumidor, que los destruirá y humillará delante de ti; y tú los echarás, y los destruirás en seguida, como Jehová te ha dicho.”
Entender esto les da la seguridad de que no pelearán por su fuerza, sino porque Dios pelea por ellos.
También comprender de que el crédito de la victoria será para Dios.
Les hace ver que tendrán la victoria no por su justicia sino porque los cananeos lo merecen.
Deuteronomio 9:4-5 “No pienses en tu corazón cuando Jehová tu Dios los haya echado de delante de ti, diciendo: Por mi justicia me ha traído Jehová a poseer esta tierra; pues por la impiedad de estas naciones Jehová las arroja de delante de ti. No por tu justicia, ni por la rectitud de tu corazón entras a poseer la tierra de ellos, sino por la impiedad de estas naciones Jehová tu Dios las arroja de delante de ti, y para confirmar la palabra que Jehová juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.”
Desde la época de Abraham 400 años atrás Dios declara que los Cananeos serán destruidos por su pecado, pero espera todo ese tiempo para darle oportunidad al arrepentimiento. Génesis 15:16 “Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí.”
Ahora la maldad de este pueblo había llegado al colmo de la paciencia de Jehová, por tanto, Israel sería el instrumento de justicia para castigarles. Así que, la victoria sobre ellos no tenía que ver con Israel sino con Dios.
Piensa de ti mismo con cordura, equlibradamente, no eres despreciado sino que amado, pero no es por tu justicia sino por el amor de Dios.
Romanos 12:3 “Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.”
Recuerda tu rebeldía
Recuerda tu rebeldía
Deuteronomio 9:6–7 (RVR60)
6 Por tanto, sabe que no es por tu justicia que Jehová tu Dios te da esta buena tierra para tomarla; porque pueblo duro de cerviz eres tú.
7 Acuérdate, no olvides que has provocado la ira de Jehová tu Dios en el desierto; desde el día que saliste de la tierra de Egipto, hasta que entrasteis en este lugar, habéis sido rebeldes a Jehová.
Moisés recuerda al pueblo su rebeldía desde que salieron de Egipto.
Cómo provocaron al Señor en Horeb al erigir un becerro de oro.
Deuteronomio 9:8 “En Horeb provocasteis a ira a Jehová, y se enojó Jehová contra vosotros para destruiros.”
Dios perdona nuestros pecados y no está interesado en recordarlos más, pues han sido borrados. Isaías 43:25 “Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados.”
Nosotros no debemos tampoco acordarnos de nuestros pecados para vivir acusados o mortificados por ellos, pues hemos sido perdonados, somos salvos y aceptados como hijos. Isaías 43:18 “No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas.”
Pero si es importante nunca olvidarnos de como Dios tuvo misericordia de nosotros cuando eramos rebeldes, estábamos condenados a la muerte eterna, pero Dios nos rescató y ahora tenemos la esperanza de la salvación.
En la cena del Señor, hacemos memoria de nuestra antigua condición de pecado y de lo que Cristo hizo por nosotros.
Lucas 22:19 “Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí.”
Que nunca se nos olvide que por la misericordia de Dios es que fuimos rescatados de nuestra naturaleza de pecado.
Teme a Jehová
Teme a Jehová
Deuteronomio 10:12-13 “Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad?”
Conociendo de que si somos rescatados no es por nuestra capacidad sino por el amor de Dios, y que si estamos en victoria es porque Dios pelea por nosotros.
Entonces tendremos la actitud correcta ante Dios. Nos conduciremos con agradecimiento, temor e humildad.
Eso es lo que Dios pide de nosotros.
Que andemos en sus caminos
Que le amemos
Le sirvamos con todo nuestro corazón y con toda nuestra alma.
que guardemos sus mandamientos.
De esa manera seremos prosperados.
Conclusión
Conclusión
Vemos pues que la prosperidad de los hijos de Dios es el resultado de nuestra fidelidad y obediencia a Dios.
Por tanto, nuestro objetivo no es buscar la prosperidad sino agradar, amar y obedecer a Dios, de esa manera el fruto será la prosperidad.
Cuida de no confiar en tu justicia, sino que condúcete con temor y obediencia a Dios todos los días de tu vida.
Corrige tus pasos si no estas caminando bajo estos principios.
Salmo 139:23-24 “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.”