Debemos depender de Dios

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Debemos depender de Dios

Deuteronomio 8:1–3
1 Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que yo os ordeno hoy, para que viváis, y seáis multiplicados, y entréis y poseáis la tierra que Jehová prometió con juramento a vuestros padres.
2 Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.
3 Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.

Introducción

La tierra prometida era el objetivo anhelado de los israelitas, estaban deseosos de disfrutar de esa tierra que fluye leche y miel y dejar la incomodidad y escasez del desierto.
Sin embargo, Aunque el desierto les representaba el reto de creer y obedecer a Dios, confiar y permanecer el Él, la tierra prometida con sus abundantes bendiciones también representaba el mismo reto.
Esto nos enseña que, ya sea que padezcamos limitaciones o gocemos de abundancias, nunca debemos dejar de depender de Dios.

Obedecer los mandamientos

Moisés enfatiza constantemente al pueblo a obedecer los mandatos de Dios.
Deuteronomio 8:1Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que yo os ordeno hoy, para que viváis, y seáis multiplicados, y entréis y poseáis la tierra que Jehová prometió con juramento a vuestros padres.
Dios conociendo la condición humana rebelde, constantemente reitera el mandato de conocer su Palabra y ponerla por obra.
Quien así haga, recibirá sus promesas de bendición. Las cuales consisten principalmente en bendiciones intangibles como la paz, el gozo, la tranquilidad, la armonía y el bienestar familiar antes que la abundancia de bienes materiales.
Lucas 12:15Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.

Recordar

Deuteronomio 8:2Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.
Dios había llevado a su pueblo por el desierto para que aprendieran a conocerle, si ellos no conocían a Dios, fácilmente atribuirían su liberación a cualquier otra cosa.
Así que el desierto fue una escuela para conocerle.
Ahora les exhorta a no olvidarse de ese proceso, el cual los formó como el pueblo de Dios.
Debían ser probados constantemente para conocer las intenciones del corazón. (Las empresas prestigiosas hacen pruebas de control de calidad para garantizar que lanzan al mercado productos de buena calidad).

Aprendizaje

Deuteronomio 8:3Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.
Tenemos necesidad de cosas materiales pero no es la única necesidad que debemos saciar.
Hay una necesidad mayor, la cual es espiritual, y solamente la Palabra de Dios puede saciarla.
Y en ciertas ocasiones, debemos anteponer saciar las necesidades espirituales antes que las materiales. Jesús lo hacía:
Juan 4:31–34
31 Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come. 32 El les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis. 33 Entonces los discípulos decían unos a otros: ¿Le habrá traído alguien de comer? 34 Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.
Estas palabras las declaró Jesús cuando fue tentado en el desierto.
Mateo 4:3–4 Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. 4 El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Jesús sabía que su Padre lo sustentaba y que no lo dejaría morir pues debía primero cumplir su propósito.
Así que Satanás quiere hacerle dudar de los cuidados de Dios, diciéndole: “usa el poder que tu Padre te ha dado para alimentarte porque te ha abandonado”.
El Señor le hace ver que preferiría morir de hambre, antes que dejar de confiar en Dios.
Es por eso que debemos aprender a despojarnos de la dependencia a las cosas materiales y confiar en que Dios nunca nos desamparará.
Moisés le hace ver al pueblo que, aunque padecieron pruebas, Dios nunca los abandonó.
Deuteronomio 8:4Tu vestido nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado en estos cuarenta años.
Deuteronomio 29:5Y yo os he traído cuarenta años en el desierto; vuestros vestidos no se han envejecido sobre vosotros, ni vuestro calzado se ha envejecido sobre vuestro pie.

El riesgo de las bendiciones

Deuteronomio 8:11–14
11 Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy;
12 no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites,
13 y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente;
14 y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre;
Si el desierto presentaba un reto para permanecer en Dios, la tierra prometida también lo era.
Era un hecho que Dios entregaría a Israel la tierra prometida, así que Moisés les hace la advertencia a no poner su confianza en las bendiciones materiales y se olviden de Dios.
Pues la prosperidad enorgullece el corazón, y hace olvidar al hombre que de Dios viene la bendición.
Deuteronomio 8:14y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre;
Deuteronomio 8:17y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza.
Ese es el reto que debemos enfrentar cuando pedimos a Dios que nos prospere, cuando nos vemos con abundancia de bienes corremos el riesgo de poner nuestra confianza y corazón en ellos y nos olvidamos de Dios.
Dios quiere bendecirnos materialmente, pero lo hace de acuerdo a nuestra madurez espiritual, para que no caigamos en la trampa del diablo y neguemos a Dios.
Lucas 12:15Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.

Conclusión

Moisés exhorta a Israel a no olvidarse nunca de Dios y de lo que Él hizo por ellos. Esa es una de las razones porque instituyó a Israel la pascua (Éxodo 12)
Y para la iglesia la Santa Cena. (Lucas 22:7-23). Para que al celebrarla, siempre recordemos lo que Él hizo por nosotros, de dónde nos rescató y si estamos hasta aquí es por su misericordia.
Deuteronomio 8:18Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque Él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día.
Si eres bendecido en tu casa, estudios, negocio o trabajo, es porque Dios te da la capacidad para hacerlo.
A pesar de estas advertencias, cuando los israelitas se vieron prosperados se olvidaron de Dios, algunos reyes pagaban con oro a ejércitos extranjeros para que los defendieran de sus enemigos, olvidando que Dios siempre los defendió.
Ahora estas historias son una advertencia para nosotros, a no confiar en los abundantes recursos y conocimientos que Dios nos ha dado, pues si le damos la espalda a Él, seremos presa fácil del enemigo de nuestra alma.
Debemos aprender a depender de Él, tanto en la escasez como en la abundancia.
Proverbios 30:8-9Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; No me des pobreza ni riquezas; Manténme del pan necesario; No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, Y blasfeme el nombre de mi Dios.
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