Exhortación a la obediencia

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Moisés exhorta a los israelitas a permanecer en obediencia a la Palabra de Dios para que les vaya bien en la jornada que deben emprender.

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Exhortación a la obediencia

Deuteronomio 4:1–9
1 Ahora, pues, oh Israel, oye los estatutos y decretos que yo os enseño, para que los ejecutéis, y viváis, y entréis y poseáis la tierra que Jehová el Dios de vuestros padres os da. 2 No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordeno. 3 Vuestros ojos vieron lo que hizo Jehová con motivo de Baal-peor; que a todo hombre que fue en pos de Baal-peor destruyó Jehová tu Dios de en medio de ti. 4 Mas vosotros que seguisteis a Jehová vuestro Dios, todos estáis vivos hoy. 5 Mirad, yo os he enseñado estatutos y decretos, como Jehová mi Dios me mandó, para que hagáis así en medio de la tierra en la cual entráis para tomar posesión de ella. 6 Guardadlos, pues, y ponedlos por obra; porque esta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos, y dirán: Ciertamente pueblo sabio y entendido, nación grande es esta. 7 Porque ¿qué nación grande hay que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo está Jehová nuestro Dios en todo cuanto le pedimos? 8 Y ¿qué nación grande hay que tenga estatutos y juicios justos como es toda esta ley que yo pongo hoy delante de vosotros?
9 Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos.

Introducción

Basados en la experiencia de estos cuarenta años en el desierto, Moisés exhorta al pueblo a permanecer en obediencia a la Palabra de Dios para que tengan éxito en todo lo que emprenda.
Hasta este momento de la historia se comienza a escribir la Biblia, antes de Moisés la enseñanza de Dios se hacía por la tradición oral.
Pero ahora con Moisés, Dios lo inspira a escribir la Biblia, siendo Dios mismo quien escribe con su dedo los diez mandamientos en la roca: Deuteronomio 4:13Y Él os anunció su pacto, el cual os mandó poner por obra; los diez mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra.
Así como Israel fue exhortado a obedecer la Palabra de Dios, nosotros también debemos hacerlo porque:

Son poderosas

SON FUENTE DE VIDA

Deuteronomio 4:1Ahora, pues, oh Israel, oye los estatutos y decretos que yo os enseño, para que los ejecutéis, y viváis...
El hombre no vivirá sólo de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. El alimento da vida terrenal temporal, pero la Biblia da vida eterna.
Juan 6:63El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.

ASEGURAN UNA HERENCIA

Deuteronomio 4:1...y entréis y poseáis la tierra que Jehová el Dios de vuestros padres os da.
Es aferrándose a su promesa que el alma entra en la posesión de la herencia prometida.
Hechos 20:32Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la Palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados.
La obediencia a la Palabra de Dios nos garantiza vida eterna pero también una herencia asegurada.

La Palabra de Dios es perfecta

Deuteronomio 4:2No añadiréis a la palabra que yo os mando...
La Ley (Palabra) del Señor es perfecta. Está acabada. No podemos añadir más a la revelación de Dios que lo que podemos añadir a la obra consumada de Cristo o a la obra de la Creación, aunque el hombre, en su orgullo, haga muchos intentos para ello. Actuamos presuntuosamente añadiendo a la gracia de Dios cuando tratamos de establecer nuestra propia justicia.
Proverbios 30:5-6Toda palabra de Dios es limpia; El es escudo a los que en él esperan. No añadas a sus palabras, para que no te reprenda, Y seas hallado mentiroso.
Deuteronomio 4:2 “...ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordeno.
Apocalipsis 22:19Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.
La Escritura de verdad no puede ser quebrantada, no necesita de ninguna reparación. Añadir o disminuir solo lleva a ser expuestos a la ira de Dios.
Todo puede cambiar en esta vida, pero la Palabra de Dios no esta sujeta a épocas, modas ni culturas. Mateo 24:35El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

La Palabra de Dios es de gran precio

La Palabra de Dios es Fiel

Deuteronomio 4:4Mas vosotros que seguisteis a Jehová vuestro Dios, todos estáis vivos hoy.
Ellos mismos son testigos del que la Palabra de Dios había sido fiel. También Josué y Caleb confiaron en la Palabra del Señor, y eran testigos vivientes de su fidelidad inconmovible.
Pablo enfatiza frecuentemente la fidelidad de la Palabra: 2 Timoteo 2:11Palabra fiel es esta: Si somos muertos con Él, también viviremos con Él;” El Cristo viviente es la Palabra eterna. Él no te fallará; no seas infiel.

Iluminadora

La Palabra de Dios produce inteligencia y sabiduría. Deuteronomio 4:6Guardadlos, pues, y ponedlos por obra; porque esta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos, y dirán: Ciertamente pueblo sabio y entendido, nación grande es esta.
Salmo 19:7La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo.
La sabiduría de este mundo separada de la sabiduría de Dios es necedad.
Si su Palabra no mora en nosotros, también nosotros recaeremos como Israel, en un estado de necedad, como un pámpano sin fruto.

Conclusión

La Palabra de Dios es permanente.
Las palabras de Dios son permanentes para nosotros, y serán igual de eficaces para nuestros hijos creyentes, y para los hijos de nuestros hijos.
Deuteronomio 4:9Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos.
Timoteo conocía las Escrituras desde su niñez, y no tenemos que asombrarnos por ello, siendo que el amor a la Palabra de Dios moraba en su madre Eunice y en su abuela Loida (2 Ti. 1:5).
La Palabra del Señor permanece para siempre. Tiene una pureza, idoneidad y fidelidad permanentes. «El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna» (Jn. 5:24). ¿Crees esto?
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