SANADOS PARA SERVIR (Marcos 1:29-34)

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1 EN EL LECHO DE MUERTE (29-30)
2 SANADOS POR CRISTO (31a)
3 SANADOS PARA SERVIR (31b-34)
INTRODUCCIÓN
Mark 2:17 LBLA
17 Al oír esto, Jesús les dijo*: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.
¿Quién nació sano espiritualmente? ¿Quién no tiene necesidad del médico de la almas? ¿Quién no tiene necesidad de Cristo?
Bien, con este versículo que comenzamos es bastante claro, y nos sitúa muy en el contexto del pasaje que nos corresponde.
Jesús vino con un propósito, y veremos que este pasaje nos representa bastante bien.
¿Aún no ha sido sanado por Cristo? Y si has sido sanado, ¿Qué te corresponde hacer?
Comenzamos con nuestro punto de partida, también como la de todo ser humano en su naturaleza.

1. EL LECHO DE MUERTE (29-30)

¶29 Inmediatamente después de haber salido de la sinagoga, fueron a casa de Simón y Andrés, con Jacobo y Juan.

30 Y la suegra de Simón yacía enferma con fiebre; y enseguida le hablaron* de ella.

Normalmente, quitando algunas excepciones, nacemos con buen salud físicas, en la medida que vamos creciendo, aunque tengamos alguna gripe, infección, etc, cosa que nuestro organismo puede vencer con ayuda de medicina, gozamos de buena salud física.
¿Pero qué pasa espiritualmente? La realidad es otra, y este pasaje, aunque hablamos de una enfermedad física, representa muy bien lo que es nuestra salud espiritual por naturaleza.
Nuestro estado es:
a) Enfermo de muerte
Como el estado de la suegra de Pedro, estamos en un lecho espiritual, en un estado de enfermedad de muerte, desangrandose nuestra alma camino de la muerte eterna, debido al pecado. De cierto modo, nuestro estado es aún peor, es un estado de muerte espiritual.
De ahí el pasaje de Pablo a los Efesios
Ephesians 2:1–3 LBLA
1 Y Él os dio vida a vosotros, que estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo según la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, 3 entre los cuales también todos nosotros en otro tiempo vivíamos en las pasiones de nuestra carne, satisfaciendo los deseos de la carne y de la mente, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
Ephesians 2:4–5 LBLA
4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos amó, 5 aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia habéis sido salvados),
También en
Romans 8:6 LBLA
6 Porque la mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta en el Espíritu es vida y paz;
Por lo tanto, si estamos es nuestro lecho muertos espiritualmente, somos incapaces:
b) Incapaces por nosotros mismos.
Así se encontraba la suegra de Pedro, postrada en una cama, incapaz por si sola de sanarse, camino de la muerte.

6 Cuando éramos totalmente incapaces de salvarnos, Cristo vino en el momento preciso y murió por nosotros, pecadores.

Incapaces! incapaz como estaba la suegra de Pedro, incapaz de levantarse del lecho, y ni siquiera poder caminar.
Muchas veces llevado por nuestra propia ceguera, pensamos que somos capaces de hacer todo lo que nos propongamos dejando fuera de la ecuación a Dios, así es la humanidad caída, así éramos nosotros, que aunque en este mundo físico, podamos caminar, correr incluso poder batid record, espiritualmente, si no viene el verdadero Remedio de fuera estamos postrado en una cama, con una emorragia interna que se desangra.
Por eso tengamos claro:
Romans 9:16 LBLA
16 Así que no depende del que quiere ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.
Entonces hermanos podemos vernos muy identificado con la suegra de Pedro.
Y ese estado si no se remedia… es un estado:
c) Sin esperanza.
Como la suegra de Pedro, postrada en la cama, sin esperanza, así divagamos por el mundo antes de tener a Cristo.
Nacemos, y al no tener esperanza eterna, nos llenamos de cosas vanales, mundanas, seculares, intentando alargar una agonía que nos lleva a la muerte eterna.
Cada hálito es un paso más al precipicio, al desenlace falta.
Ephesians 2:11–12 LBLA
11 Recordad, pues, que en otro tiempo vosotros los gentiles en la carne, llamados incircuncisión por la tal llamada circuncisión, hecha por manos en la carne, 12 recordad que en ese tiempo estabais separados de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel, extraños a los pactos de la promesa, sin tener esperanza, y sin Dios en el mundo.
Necesitamos desesperadamente le médico del alma, Aquel que sólo puede revertir esta situación; Cristo.

2. SANADOS POR CRISTO (31a)

31 Jesús se le acercó, y tomándola de la mano la levantó, y la fiebre la dejó

Pero hubo un día cuando no teníamos esperanza, Dios se acercó a nosotros por medio de Cristo.
a) Muestra del amor y misericordia de Dios
Fijaros que Dios usa sus medios para bendecirnos, en el caso de la suegra de Pedro, fueron otros que le hablaron de Jesús, que intercedieron por ella.
Si, Dios ya tenía predestinado esto, sabe quien y como se salvará, pero esto no está en conflicto con que Dios también usa por medio de su providencia el contexto y momento de la sanidad, de la regeneración.
Tomemos importancia de esto, y seamos agradecido a Dios por haber usado a las personas que nos llevaron a los pies de Cristo, que fueron instrumentos de Dios, que interceden por nosotros, que oran por nosotros aún. Esto es de valiosa importancia, y lo vemos en el pasaje.
Dios es el que motiva la acción de que unos le hablen a Cristo de la suegra, Cristo siendo plenamente Dios y plenamente hombre, tiene amor y misericordia para restaurar la vida de esta mujer.
Dios es el que se acerca a nosotros, nos ama primero.
1 John 4:19 LBLA
19 Nosotros amamos, porque Él nos amó primero.
b) Sanados por la obra de Cristo.
La suegra de Pedro fue sanada, y vemos que ella no hizo nada para que así fuera, es más su destino era seguir psotrada en esa cama, como si fuera una cadena, hasta su muerte.
Pero Cristo, mostrando su amor y misericordia, la tomó de la mano, hay vemos un gesto de amor y cercanía, y la fiebre la dejó.
Una fiebre que era incurable, no dice que al fiebre bajará o se mejorará, sino que literalmente fue sana.
Verdaderamente sana
Hermano lo mismo sucede con nosotros, por la obra de Cristo en la cruz, por su muerte y resurreción somos sanados de nuestra enfermedad, muerte espiritual que nos lleva a la muerte entrena. Ya nuestra alama no está necrosada.
Isaiah 53:4–5 LBLA
4 Ciertamente Él llevó nuestras enfermedades, y cargó con nuestros dolores; con todo, nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y afligido. 5 Mas Él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre Él, y por sus heridas hemos sido sanados.
Aquí el profeta habla de los padecimientos de Cristo, y habla de la enfermedad mortal del pecado.
La puerta de las demás enfermedades, por el cual, gracias a Cristo y su obra, somos sanados, liberados y capacitados para la comunión con Dios…

3. SANADOS PARA SERVIR (31B-34)

y ella les servía.

¡Que maravilloso! No dice, se mejoró, esperó a recomponerse, estaba debilitada, no. Dice, y ella les servía.
a) Como la suegra de Pedro, No esperó al furuto, fue de inmediato.
No esperó más tiempo, esto es la obra de Dios, la salvó, la sanó y ya tenía capacidades para servile a él y a sus compañeros.
Dios nos salva, y con la salvación nos capacita para comenzar a servirle, servir a Dios y a la iglesia.
Aquél que experimenta en su vida el milagro de la salvación del alma, que es levantado por el Señor del lecho de muerte, anhela desde el primer día a servir, a ser un cristiano activo y proactivo, no un cristiano pasivo.
Es egoista, haber recibido este milagro, y no servir a Dios, y no servir a los demás, es egoista esconder lo que has recibido y sólo ser alguien que recibe, ¿Sabes a que me recuerda? A la parabaola de los talentos.
(Mateo 25:14-30)
Uno recibe 5 y los multiplicó en 5 más
El de dos, hizo lo mismo
Pero el de uno, fue un egoista y no hizo su deber de servicio.
Este fue castigado, fue llamado siervo malo y perezoso.
Hermanos, esto es serio, si realmente has sido sanado, sigue el ejemplo de la suegra de Pedro, no seas pasivo, no te acomodes, debes servir, pues Dios quiere usarte para bendición y su gloria, como antes usó a otros para bendecirte a ti y mostrarte la gloria de Dios.
Pero claro, esto requiere sacrificios humanos… como lo vemos en en la suegra de Pedro:
b) Puso a Cristo en primer lugar
Imaginaros cuantas cosas dejó de hacer esta mujer mientras estaba postrada en su cama.
Imaginaros los afanes que podría provocar en su alma.
Imaginaros el deseo de ver a la familia, amistades, seres queridos.
Imaginaros las ganas de salir de esa casa…
Creo que esto es el deseo humano de cualquira.
Pero no, esta mujer es un ejemplo. Dejo todos sus posibles deseos carnales, y se enfocó en servir al Señor.
Esto sucede cuando somos salvos y realmente somos concientes, lo que era para nsootros un primer plano, pasó a ser segundo, porque queremos, anhelamos servir a Cristo en lo cotidiano.
Aunque puede que seamos negligente en esto. Cuando debemos aprender de esta mujer.
Poner a Cristo el primero, es un alama agradecida con su Señor.
Y vamos más allá, seguro que sirvió a todos los que se acercaban al Señor.
c) Sirvamos a los que aun están enfermos en la puertas de Cristo (32-34)

¶32 A la caída de la tarde, después de la puesta del sol, le trajeron todos los que estaban enfermos y los endemoniados.

33 Y toda la ciudad se había amontonado a la puerta.

34 Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y expulsó muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque ellos sabían quién era Él.

Una sanidad, una salvación, siempre tiene testigos, y estos testigos hablaron las Buenas Noticias, y en poco tiempo, muchos, aquellos que Dios había predestinado para sanación, estaban esperando en las puertas, viendo en su necesidad que Cristo era el Único que podía salvarlos.
Esta mujer pasó de estar postrada en su cama, a ser una sierva del Señor, que recibía a los necesitados de Cristo en su casa. Por lo tanto, su vida era una vida involucrada al más alto exponente al llamado cristiano.
Fue de bendición, porque puso en el centro de su vida a Cristo.
CONCLUSIÓN
Que gran ejemplo vemos en este pasaje. La mujer postrada, desaucidad, fue sanada por nuestro Señor Jesucristo, y pasó al servirle desitentesadamete. Como agradecimiento y siendo bendición para los demás.
Si de algo debe caracterizarnos nuestra vida cristiana es por AGRADECIMIENTO a Dios. Y ese agradecimiento nos tiene que mover a servir, a no mirar nuestros propios intereses, nuestro propio ombligos, dejemos de ser egoistas y miremos los intereses del Reino.
Hemos recibido el mayor de los regalos, milagro, hemos recibido la gloria. Tenemos un tesoro hermoso. Seamos agradecidos, vivamos en consecuencia de esto, vivamos en consonancia con la fe recibida, con este galardón.
- Hay mucho pueblo que necesita de los santos del Señor, y al igual que esta mujer, tu si has sido sanado, eres un santo del Señor.
Vive para Él y grandes cosas verás en tu vida. Cosas que has empezado a esprimentar en el momento que el Señor te levantó de esa cama.
Vive con agradecimiento a Dios.
Gracias Señor.
Que el Dios Trino sea glorificado.
ORACIÓN FINAL
Concedenos, Padre Santo, al igual que nos diste la salvación, nos sanastes, nos levantastes de nuestro lecho de muerte, que podamos ser agradecidos contigo, sirviendote cada día con nuestra vida, que seamos de bendición para los demás. Que nuestros intereses sena los intereses de tu Reino. Señor, no permitas que bajemos nuestra mirada a nuestro propio ombligo, sino que vivamos en amor, gracia y misericordia tal como TÚ nos enseñas en tu Palabra.
Queremos levantar nuestra voz en agradecimiento por este año que ya pasa, gracias por todo lo que hemos vivido, ya sean acontecimientos agradables para nosotros, como aquellos no tan agradables, gracias por las pruebas, gracias por los desafíos, gracias por los retos vividos. Gracias por este año en el cual hemos crecido. Concedemos comenzar con buen pies el siguiente año, procurando lo ya mencionado en esta oración, servirte como tan excelente vocación. Por Jesucristo Nuestro Señor. ¡Amén!
Apelamos a tu bendición
24 “El Señor te bendiga y te guarde; 25 el Señor haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; 26el Señor alce sobre ti su rostro, y te dé paz”».
Porque tuyo Señor, es el reino y el poder y la gloria por los siglos de los siglos. Amén».
Que la Bendición de Dios Trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo sea con todos vosotros. amén
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