La oracion de Jesus
Juan 17.1-5
Introduccion
Comenta Agustín: “Cristo nos dio a conocer la oración que hizo por nosotros. Al ser un Maestro tan grande, no solo edifica a los discípulos por medio de sus sermones, sino a través de lo que dice al Padre en oración por ellos”.
Afirma Melanchton: “Jamás se oyó en el Cielo o en la Tierra voz más sublime, exaltada, santa, fructífera y elevada que la de esta oración”.
Afirma Lutero: “A pesar de que esta oración parezca clara y sencilla, en realidad es tan profunda y rica que es imposible llegar hasta el fondo de ella”.
Señala Stier: “Estas palabras demuestran que el Hijo es igual que el Padre en lo referente a su divinidad. ¿Qué criatura podría presentarse ante su Creador y decir: ‘Glorifícame para que te glorifique a ti’?”.
El Hijo solo entrega la “vida eterna” a los que le fueron “dados” según los designios eternos de la Trinidad. El hombre no puede saber quiénes son. “Hay muchos de estos que le fueron dados —dice Traill— que no lo saben durante mucho tiempo”. Se invita a todos sin distinción a creer y arrepentirse. Nadie tiene derecho a decir: “No fui dado a Cristo y no puedo salvarme”. Lo que sí está claro es que en el último día se verá que solo se salvarán aquellos que el Padre dio a Cristo.
En resumen, la vida eterna consiste en conocer a Dios y a Cristo correctamente. “Conocer a Dios sin Cristo —dice Newton— es no conocerle de forma salvadora”.