Los discípulos del camino a Emaús

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Los discípulos camino a Emaús van confundidos por los acontecimientos de la crucifixión de Jesús y retornan a su vida cotidiana, pero El Señor se encuentra con ellos para hacerles volver.

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Los discípulos del Camino a Emaús

Lucas 24:13-18 Y he aquí, dos de ellos iban el mismo día a una aldea llamada Emaús, que estaba a sesenta estadios de Jerusalén. E iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido. Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos. Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen. Y les dijo: ¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes? Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días?

Introducción

Después de la pasión y resurrección de Cristo, había en Jerusalén un ambiente de confusión, la mayoría de los discípulos estaban decepcionados y confundidos, habían oído al Señor decir que Él era el Cristo, habían visto sus milagros, esperaban que se levantara contra Roma para liberar a Israel “Lucas 24:21 Pero nosotros esperábamos que Él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido.
Dos de ellos caminaban de Jerusalén a Emaús una aldea a 30 km, quizá volviendo a su vida anterior, pues para ellos todo había terminado. Emaús viene a simbolizar el abandono del propósito de Dios y el debilitamiento de la fe.

El razonamiento humano

Estos dos discípulos buscaban una respuesta lógica de lo que había acontecido con Jesús:
Creían que Jesús era profeta, poderoso en obra y palabra: “Lucas 24:19 Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo.
Pero les era difícil creer que Jesús fuera el Cristo, pues según su perspectiva no tuvo éxito su causa. A un principio lo creyeron, pero no podían entender porque fue crucificado y muerto. “Lucas 24:21 Pero nosotros esperábamos que Él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido.
Dudaban del testimonio de las mujeres y los discípulos que vieron a Jesús resucitado, preferían quedarse al margen.
Ellos no podían encontrar una respuesta porque la buscaban en el razonamiento humano.
Muchas veces sentimos que no hay respuesta, no hay salida ni solución porque únicamente lo vemos desde el punto de vista del razonamiento humano. Esto lleva a la desesperación, las malas decisiones, incluso a la muerte (por eso existen muchos suicidios).
El problema del ser humano es esperar que Dios obre según ellos quieren o entienden. “Isaías 55:8 Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.

Su encuentro con Jesús

Lucas 24:15 Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos.
El Señor podía haberles dejado en su ignorancia, pero por su grande amor es paciente y misericordiosos con nosotros y viene a nuestro encuentro cuando estamos débiles.
Estos discípulos no eran malas personas y tampoco tenían malas intenciones, solamente estaban confundidos. “Lucas 24:16 Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen.
El Señor viene a ellos para corregir el rumbo desviado que estaban tomando, ellos no debían abandonar su posición, debían seguir creyendo a pesar de lo confuso que parecieran las circunstancias.
Cuando nos sentimos desanimados y deseamos abandonar al Señor, Él viene a nosotros para hacernos volver. “Oseas 2:14 “Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón.” (Sus ojos estaban incapacitados para reconocerle).

La respuesta está en la Biblia

Lucas 24:25-27 Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.
El Señor les hace ver que la respuesta que buscan se encuentra en la Biblia, no en el razonamiento o lógica humana.
Cuando recibieron la Palabra entonces pudieron comprender el propósito de Dios: “Lucas 24:32 Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?
Hebreos 4:12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
Solamente en la Palabra de Dios encontramos la libertad del pecado y toda incertidumbre que agobia al ser humano. “Juan 8:32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.

Conclusión

Estos discípulos encontraron la paz cuando recibieron la Palabra, invitaron a Jesús entrar a su casa. “Lucas 24:29 Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos.
Cuando Cristo entró y tuvo comunión con ellos, entonces sus ojos fueron abiertos y le conocieron “Lucas 24:31 Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista.
Quizá hayas escuchado de Jesús pero aun no le conoces, abre la puerta de tu corazón y déjale entrar, de esa manera podrás conocerle. “Job 42:5 De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven.
Quizá estés pasando por un momento de confusión y angustia que han debilitado su fe, y has pensado volver a su Emaús, de donde saliste. Hoy El Señor te dice que solamente en su Palabra puedes encontrar la respuesta a tu situación, solo en Cristo puedes encontrar la satisfacción que tu alma anhela.
Luego que tuvieron este encuentro con el Señor, volvieron nuevamente a Jerusalén, al lugar donde Dios los quería, a testificar del Cristo resucitado. “Lucas 24:33-34 Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos, que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón.
No podemos callar el encuentro que hemos tenido con el Señor, debemos testificar a otros que Cristo vive y salva.
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