Cantemos su gloria entre las naciones

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La alabanza es una manera de manifestar la gloria de Dios por lo que las personas puedan sentirse atraídas a Dios.

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Cantemos su gloria entre las naciones

Salmo 96:1-4 Cantad a Jehová cántico nuevo; Cantad a Jehová, toda la tierra. Cantad a Jehová, bendecid su nombre; Anunciad de día en día su salvación. Proclamad entre las naciones su gloria, En todos los pueblos sus maravillas. Porque grande es Jehová, y digno de suprema alabanza; Temible sobre todos los dioses.

Introducción

Este es un salmo que no se sabe su autor por muchos eruditos concuerdan en atribuirlo al rey David.
desde el “Salmo 95:1 Venid, aclamemos alegremente a Jehová; Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación.” hace una invitación a los redimidos a alabar y adorar al único Dios verdadero, quien nos rescató de la muerte y condenación eterna.
Así que nos revela que la alabanza es un medio para anunciar la grandeza de Dios, su amor y salvación.
El salmista insiste en que alabemos juntos porque de esa manera daremos a conocer a Dios a los que aun no le conocen y se convencerán por la sinceridad de nuestra alabanza.

Cántico nuevo

El salmista inicia invitándonos a elevar un cántico nuevo, una alabanza de gratitud sincera por lo que Dios ha hecho con nosotros.
Debemos dejar atrás los métodos, ritos y costumbres para elevar una alabanza que sale del corazón la cual será eficaz para convencer a los que aun no se ha convencido.
Si hay reconocimiento de la grandeza de Dios en nuestro corazón, y hay gratitud por lo que Él ha hecho por nosotros, entonces habrá una alabanza espontánea para Él “EN TODO TIEMPO”
Lucas 6:45 El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.
Si de nuestra boca sale un cántico nuevo para la gloria de Dios, entonces somos santificados, pero si sale palabras negativas, necedades, vanidades, palabras desagradables, queja, murmuración o burla, entonces somos contaminados con pecado.
Marcos 7:15 Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre.

Proclamar su gloria

Salmo 96:3 Proclamad entre las naciones su gloria, En todos los pueblos sus maravillas.
El mundo tiene un concepto distorsionado de lo que es Dios porque Satanás se ha encargado de confundir a las personas con opiniones humanas, filosofías o falsas doctrinas.
En la alabanza podemos proclamar su gloria para que todas las personas conozcan verdaderamente quién es Dios.
La alegría, la risa y la alabanza contagian, invitan a los demás a unirse cuando es sincera.
A través de nuestra alabanza los que aun no conocen a Cristo pueden venir rendidos a sus pies, glorificando su nombre juntamente con nosotros.
La evangelización encomendada a la iglesia en “Marcos 16:15 Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.” No debe ser aburrida y seria, debemos hacerlo con alegría para que contagiemos a otros.

Tributemos a Jehová

Salmo 96:7 Tributad a Jehová, oh familias de los pueblos, Dad a Jehová la gloria y el poder.
Estamos muy interesados a pedir a Dios.
Ahora el salmista nos invita a darle a Él.
Gloria y poder: en todos nuestros éxitos y bendiciones debemos reconocer el mérito a Dios, no ha nosotros. “Salmo 115:1 No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, Sino a tu nombre da gloria, Por tu misericordia, por tu verdad.
No caigas en el error de creer que es por tus méritos que has alcanzado ese éxito o bendición, siempre demos a Él toda la gloria y el poder.
Honra: “Salmo 96.8 Dad a Jehová la honra debida a su nombre...” Le damos honra a Dios con nuestra alabanza, servicio, buen testimonio, amor y servicio. Deshonramos cuando hacemos cosas indebidas, aun aquellas que hacemos en oculto pues de Dios no podemos ocultarnos.
A Ėl es quien debemos agradar no a nosotros ni al hombre y lo honramos cuando le agradamos.
Ofrenda y asistencia: “Salmo 96.8 ...Traed ofrendas, y venid a sus atrios.” Le damos nuestras ofrendas, fruto de sus bendiciones y se las traemos a su casa cada vez que nos congregamos pues sus bendiciones son cada día sin cesar.
El rey David reconocía esto cuando ofrendó para la construcción del templo: “1 Crónicas 29:14 Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos.” David declara que su ofrenda no es una limosna a Dios sino un reconocimiento de que todo lo pertenece a Él y estamos obligados a aportar para el avance de su obra.
No ofrendamos para que Dios nos bendiga sino porque ya fuimos bendecidos.

Conclusión

Meditemos en Dios, su grandeza y lo que Él ha hecho por nosotros, de esta manera tendremos el entendimiento para darle a Él la alabanza que se merece.
Con una actitud sincera de alabanza a Dios, los que aun no le conocen quedarán conmovidos y convencidos de que deben unirse en nuestra alabanza al Dios verdadero.
Vengamos siempre a la congregación de su pueblo con actitud de dar más que de recibir.
Si aun no perteneces a la congregación de los redimidos, te invitamos a que vengas a los pies de Cristo.
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