Completa dedicación

Filipenses   •  Sermon  •  Submitted
0 ratings
· 49 views

Debemos escoger lo que más nos importa en la vida, y hacerlo conscientemente

Notes
Transcript

Filipenses 1:1 RVR60
1 Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos:
Filipenses 1:1 NVI
1 Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, junto con los obispos y diáconos:
Filipenses 1:1 NTV
1 Saludos de Pablo y de Timoteo, esclavos de Cristo Jesús. Yo, Pablo, escribo esta carta a todo el pueblo santo de Dios en Filipos que pertenece a Cristo Jesús, incluidos los ancianos gobernantes y los diáconos.
Filipenses 1:1 NBLA
1 Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús: A todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, incluyendo a los obispos y diáconos:
Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo...
En cualquier carta o comunicación de nuestro tiempo, a esto le llamamos “remitente”. ¿Quién o quiénes remiten esta carta?
Pablo y Timoteo.
Los receptores originales de la carta, los miembros de la iglesia en la ciudad de Filipos, los conocían. Habían estado allí algunos años atrás, cuando Timoteo era todavía bastante joven y cuando Pablo lideraba un grupo de misioneros que compartían el evangelio de ciudad en ciudad.
Es como cuando tú envías un correo electrónico, un mensaje de texto, una comuncación de cualquier tipo con una persona conocida. Los filipenses recibirían aquella comunicación con una expectativa emocionada: habían recibido una carta de sus conocidos y amados Pablo y Timoteo.
¿Añaden algo más a su presentación?
Sí, ellos son:
…siervos de Jesucristo…
Me gusta que se identifiquen así. Se presentan
Identificándose con Jesús.
Mencionando su relación con Jesús.
Especificando a qué dedican sus vidas.
No se presentaron como los apóstoles, líderes, pastores, autores, aunque eran todo eso. Pablo y Timoteo eran
SIERVOS
Su identidad estaba definida por su servicio a Jesucristo. Esa era su carta de presentación.
Las personas que te conocen, aquellos que tratas todos los días, los que reciben tus mensajes, ¿saben que sirves a Jesús? ¿Se nota que le sirves?
Sigue el ejemplo. Llega a ser conocido como una persona dedicada a servir a Jesús.
…a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos...
Pablo y Timoteo definen a quienes dirigen su carta.
¿Ya observaste quienes son?
Son creyentes, discípulos de Jesús. Pero los llaman…
…santos en Cristo Jesús…
Si Pablo y Timoteo enviaran una carta a tu iglesia, ¿crees que los llamarían de esta manera?
Santos… Los filipenses que recibieron la carta eran santos.
¿Tú y los hermanos y hermanas de tu iglesia son santos?
Generalmente no nos sentimos dignos de esa designación. ¿Por qué? Porque para nosotros el concepto de santos está cerca de la idea de la perfección. Y nosotros no somos perfectos, lo sabemos, lo anunciamos, lo aseguramos.
¿Santo? ¿Quién? ¿Yo? ¡No! ¡Estoy lejos de eso!
¿También lo sientes así?
La carta fue dirigida a todos los hermanos de la iglesia, no solamente a algunos. En el contenido de la carta se puede observar que no eran perfectos, tenían diferencias, cosas a corregir. Y sin embargo eran santos.
Perdón, no solamente santos sino…
…santos en Cristo Jesús…
Tal vez en eso consista la diferencia. Aquellos no eran santos por mérito propio, sino por los méritos de Jesucristo.
Eso es, justamente, lo que también nosotros somos.
En Jesús, llegamos a ser algo que ninguno de nosotros podría llegar a ser por sus propias acciones, obras, méritos, éxitos.
Los que hemos creído en Jesús, los discípulos de Jesús, somos santos en Cristo Jesús.
¡Qué bendición!
¡Gracias, Jesús!
En Jesús alcanzamos un nivel de pureza e incorruptibilidad que nunca alcanzaríamos por nuestros propios esfuerzos.
Pablo y Timoteo saludan a los creyentes de la iglesia en Filipos, los santos en Cristo Jesús, y sienten la necesidad de señalar que están con los obispos y diáconos.
Aquella iglesia se habia desarrollado y había establecido o reconocido los oficiales que la supervisaban.
¿Los obispos y diáconos son mejores o superiores a los demás?
No, no lo son. Son santos, como cada miembro de la iglesia, como cada discípulo de Jesús.
Aquella iglesia había nacido con Lidia, la vendedora de púrpura y su familia, el carcelero de la ciudad y su familia, tal vez alguno de los presos que hubieran llegado a ser liberados, y algunas personas más. Todos ellos habían creído en Jesús cuando Pablo, Silas, Timoteo, Lucas y algunos discípulos más les compartieron el mensaje del evangelio. Los misioneros habían estado en la ciudad pocas semanas, pero cuando se fueron habían dejado una iglesia establecida por Dios, edificada por Jesús. Años después se dirigen a ellos en esta carta, reconociendo que habían permanecido en Cristo y estaban organizados como una iglesia sana y vibrante.
Así es que Dios obra en la iglesia, en tu iglesia. Eres parte de la inmensa y poderosa obra que Dios sigue haciendo en nuestro tiempo, así como lo hizo en el tiempo de Pablo.
1. El desafío del amor y la unidad
Filipenses 1:3–11 RVR60
3 Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros,4 siempre en todas mis oraciones rogando con gozo por todos vosotros,5 por vuestra comunión en el evangelio, desde el primer día hasta ahora;6 estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;7 como me es justo sentir esto de todos vosotros, por cuanto os tengo en el corazón; y en mis prisiones, y en la defensa y confirmación del evangelio, todos vosotros sois participantes conmigo de la gracia.8 Porque Dios me es testigo de cómo os amo a todos vosotros con el entrañable amor de Jesucristo.9 Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento,10 para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo,11 llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.
Filipenses 1:3–11 NVI
3 Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes. 4 En todas mis oraciones por todos ustedes, siempre oro con alegría, 5 porque han participado en el evangelio desde el primer día hasta ahora. 6 Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús. 7 Es justo que yo piense así de todos ustedes porque los llevo en el corazón; pues, ya sea que me encuentre preso o defendiendo y confirmando el evangelio, todos ustedes participan conmigo de la gracia que Dios me ha dado. 8 Dios es testigo de cuánto los quiero a todos con el entrañable amor de Cristo Jesús. 9 Esto es lo que pido en oración: que el amor de ustedes abunde cada vez más en conocimiento y en buen juicio, 10 para que disciernan lo que es mejor, y sean puros e irreprochables para el día de Cristo, 11 llenos del fruto de justicia que se produce por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.
Filipenses 1:3–11 NTV
3 Cada vez que pienso en ustedes, le doy gracias a mi Dios. 4 Siempre que oro, pido por todos ustedes con alegría, 5 porque han colaborado conmigo en dar a conocer la Buena Noticia acerca de Cristo desde el momento que la escucharon por primera vez hasta ahora. 6 Y estoy seguro de que Dios, quien comenzó la buena obra en ustedes, la continuará hasta que quede completamente terminada el día que Cristo Jesús vuelva. 7 Está bien que sienta estas cosas por todos ustedes, porque ocupan un lugar especial en mi corazón. Participan conmigo del favor especial de Dios, tanto en mi prisión como al defender y confirmar la verdad de la Buena Noticia. 8 Dios sabe cuánto los amo y los extraño con la tierna compasión de Cristo Jesús. 9 Le pido a Dios que el amor de ustedes desborde cada vez más y que sigan creciendo en conocimiento y entendimiento. 10 Quiero que entiendan lo que realmente importa, a fin de que lleven una vida pura e intachable hasta el día que Cristo vuelva. 11 Que estén siempre llenos del fruto de la salvación —es decir el carácter justo que Jesucristo produce en su vida— porque esto traerá mucha gloria y alabanza a Dios.
Filipenses 1:3–11 NBLA
3 Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de ustedes. 4 Pido siempre con gozo en cada una de mis oraciones por todos ustedes, 5 por su participación en el evangelio desde el primer día hasta ahora. 6 Estoy convencido precisamente de esto: que el que comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús. 7 Es justo que yo sienta esto acerca de todos ustedes, porque los llevo en el corazón, pues tanto en mis prisiones como en la defensa y confirmación del evangelio, todos ustedes son participantes conmigo de la gracia. 8 Porque Dios me es testigo de cuánto los añoro a todos con el entrañable amor de Cristo Jesús. 9 Y esto pido en oración: que el amor de ustedes abunde aún más y más en conocimiento verdadero y en todo discernimiento, 10 a fin de que escojan lo mejor, para que sean puros e irreprensibles para el día de Cristo; 11 llenos del fruto de justicia que es por medio de Jesucristo, para la gloria y alabanza de Dios.
Vivimos en la era de las comunicaciones. A diferencia de todas las generaciones, nos podemos comunicar en tiempo real, por escrito, enviando nuestra voz, nuestras fotografías o viéndonos directamente.
No hace tantos años, la comunicación entre una persona y otra que se encontrara lejos llevaría bastante tiempo. Pero la comunicación sigue teniendo ese impacto que nos toca tan particularmente.
Cuando nos comunicamos no compartimos solamente información, sino también sentimientos. Compartimos nuestra alma. La comunicación no es solamente un intercambio de datos sino también una experiencia de contacto con las otras personas.
La carta que Pablo y Timoteo le enviaron a los filipenses demoraría bastante tiempo en llegar. Sin embargo, contenía ese poderoso contacto que se produce entre las personas cuando se comunican.
Así quedó expresado en aquella carta. Así también se habría sentido Pablo al recibir la visita de Epafrodito con los saludos, el afecto y las noticias de los filipenses.
Así que Pablo les expresa su sentir a los filipenses.
a. Gratitud y perseverancia (Filipenses 1:3-6)
Filipenses 1:3–6 RVR60
3 Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros,4 siempre en todas mis oraciones rogando con gozo por todos vosotros,5 por vuestra comunión en el evangelio, desde el primer día hasta ahora;6 estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;
Filipenses 1:3–6 NVI
3 Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes. 4 En todas mis oraciones por todos ustedes, siempre oro con alegría, 5 porque han participado en el evangelio desde el primer día hasta ahora. 6 Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús.
Filipenses 1:3–6 NTV
3 Cada vez que pienso en ustedes, le doy gracias a mi Dios. 4 Siempre que oro, pido por todos ustedes con alegría, 5 porque han colaborado conmigo en dar a conocer la Buena Noticia acerca de Cristo desde el momento que la escucharon por primera vez hasta ahora. 6 Y estoy seguro de que Dios, quien comenzó la buena obra en ustedes, la continuará hasta que quede completamente terminada el día que Cristo Jesús vuelva.
Filipenses 1:3–6 NBLA
3 Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de ustedes. 4 Pido siempre con gozo en cada una de mis oraciones por todos ustedes, 5 por su participación en el evangelio desde el primer día hasta ahora. 6 Estoy convencido precisamente de esto: que el que comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús.
¿Se acordaba de ellos? ¡Por supuesto!
Para Pablo, aquellas personas eran un testimonio vivo de la poderosa obra de Dios. Estaba bien claro que Dios había obrado de una manera poderosa y milagrosa para producir aquel fruto permanente en las vidas de ellos.
Es probable que Pablo recordara aquella revelación que recibió aquella noche en la que vió al varón madeconio rogándole que se dirigieran a Macedonia para ayudarles. Aquella había sido la revelación de Dios, dirigiéndoles a ir y predicar el evangelio primeramente en Filipos. Habían actuado en obediencia a aquella revelación, ¡y Dios había transformado las vidas de aquellas personas, y el fruto estaba a la vista hasta aquel día, luego de muchos años!
¿Cómo se sentía Pablo al pensar en ellos y lo que Dios había hecho? Se sentía agradecido, animado, maravillado por la obra de Dios.
Daba gracias por ellos (Filipenses 1:3)
Oraba por ellos con alegría (Filipenses 1:4)
Se maravillaba por su perseverancia (Filipenses 1:5)
Celebraba la obra de Dios en sus vidas (Filipenses 1:6)
Estas palabras del apóstol nos desafían en varios sentidos. Cuando Pablo había estado en Filipos se había establecido una conexión entre ellos que no se había roto con el correr de los años. Esa conexión, la comunión entre los hijos de Dios, es algo que nosotros también tenemos que experimentar.
¡Dale gracias a Dios por tus hermanos! ¡Ora a Dios frecuentemente por ellos, con alegría!
(Esta es la primera mención del gozo en la carta, en el versículo 3).
Pero observa como Pablo celebra la perseverancia de aquellos que habían creído en Jesús. Este es un desafío para nosotros, para que también perseveremos como ellos.
Habían creído en Jesús en medio de circunstancias especiales, difíciles, en medio de la oposición, ¡y habían perseverado!
Pase lo que pase, venga lo que venga, permanece unido a Jesús, porque
Mateo 24:13 RVR60
13 Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
Mateo 24:13 NVI
13 pero el que se mantenga firme hasta el fin será salvo.
Mateo 24:13 NTV
13 pero el que se mantenga firme hasta el fin será salvo.
Mateo 24:13 NBLA
13 »Pero el que persevere hasta el fin, ese será salvo.
Así como en ellos, Dios empezó también una obra en ti. Dios está perfeccionando y va a perfeccionar esa obra hasta el día de Jesucristo.
¿Creíste en Jesús? ¿Puedes decir con toda confianza que Él es tu Señor y Salvador?
Si tu respuesta es afirmativa, debes saber que Dios no va a dejar de obrar en ti hasta que estés en su presencia.
Esto apenas ha comenzado. Deja que la obra de Dios se perfeccione en tu vida.
b. Amor y unidad (Filipenses 1:7-8)
Filipenses 1:7–8 RVR60
7 como me es justo sentir esto de todos vosotros, por cuanto os tengo en el corazón; y en mis prisiones, y en la defensa y confirmación del evangelio, todos vosotros sois participantes conmigo de la gracia.8 Porque Dios me es testigo de cómo os amo a todos vosotros con el entrañable amor de Jesucristo.
Filipenses 1:7–8 NVI
7 Es justo que yo piense así de todos ustedes porque los llevo en el corazón; pues, ya sea que me encuentre preso o defendiendo y confirmando el evangelio, todos ustedes participan conmigo de la gracia que Dios me ha dado. 8 Dios es testigo de cuánto los quiero a todos con el entrañable amor de Cristo Jesús.
Filipenses 1:7–8 NTV
7 Está bien que sienta estas cosas por todos ustedes, porque ocupan un lugar especial en mi corazón. Participan conmigo del favor especial de Dios, tanto en mi prisión como al defender y confirmar la verdad de la Buena Noticia. 8 Dios sabe cuánto los amo y los extraño con la tierna compasión de Cristo Jesús.
Filipenses 1:7–8 NBLA
7 Es justo que yo sienta esto acerca de todos ustedes, porque los llevo en el corazón, pues tanto en mis prisiones como en la defensa y confirmación del evangelio, todos ustedes son participantes conmigo de la gracia. 8 Porque Dios me es testigo de cuánto los añoro a todos con el entrañable amor de Cristo Jesús.
Hay personas con las que se produce una conexión especial, desde el primer momento. ¿Te ha sucedido?
Hay personas con las que no importa la distancia ni el tiempo, la conexión permanece, pase lo que pase.
Eso es algo que ocurre particularmente entre los cristianos. Esa conexión entre los hijos de Dios se llama comunión. Era lo que Pablo sentía con los filipenses.
Considera particularmente estas dos frases:
...os tengo en el corazón...
...os amo a todos vosotros con el entrañable amor de Jesucristo.
Sí, definitivamente, había una profunda conexión entre Pablo y los filipenses. Pablo está hablando clara y sinceramente de lo que siente. Y es lo que tendríamos que sentir nosotros, unos por otros. Nos tendríamos que tener en el corazón, como Pablo a los filipenses. Y tendríamos que aprender a expresarlo.
¿Le has dicho a tus hermanos que ellos son importantes para ti? Aprendamos a hacerlo, como Pablo lo hizo con los filipenses.
La conexión entre Pablo y aquellos creyentes se manifestaba en la forma de una unidad. Pablo, en sus prisiones, y en la defensa y confirmación del evangelio, consideraba que aquellos discípulos estaban con él, que participaban con él de la misma gracia que él recibía y experimentaba. Los llevaba por donde iba, y eran un motivo de aliento para él.
Es interesante como Pablo les expresa su amor. Nosotros diríamos “¡Los quiero mucho!” o “¡Los amo!”. Pablo decía:
...os amo a todos vosotros con el entrañable amor de Jesucristo.
Pablo amaba a sus hermanos en la fe con un amor que no era suyo, que abarcaba el suyo pero que lo superaba. Los amaba con el amor de Jesús.
Este era un amor que le conmovía profundamente, como si brotara de lo más profundo de su ser, revolucionando sus entrañas, sus órganos más profundos.
Jesús oró para que sus discípulos fuéramos uno en Él.
Juan 17:20–21 RVR60
20 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, 21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.
Juan 17:20–21 NVI
20 »No ruego sólo por éstos. Ruego también por los que han de creer en mí por el mensaje de ellos, 21 para que todos sean uno. Padre, así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.
Juan 17:20–21 NTV
20 »No te pido sólo por estos discípulos, sino también por todos los que creerán en mí por el mensaje de ellos. 21 Te pido que todos sean uno, así como tú y yo somos uno, es decir, como tú estás en mí, Padre, y yo estoy en ti. Y que ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.
Juan 17:20–21 NBLA
20 »Pero no ruego solo por estos, sino también por los que han de creer en Mí por la palabra de ellos, 21 para que todos sean uno. Como Tú, oh Padre, estás en Mí y Yo en Ti, que también ellos estén en Nosotros, para que el mundo crea que Tú me enviaste.
Puede ser un desafío. Todos somos diferentes, tenemos diferentes intereses, diferente cultura, diferente situación, diferente educación. Pero tenemos lo más importante en común: hemos sido redimidos por la preciosa sangre de Jesucristo, el Hijo de Dios. Y eso nos hace uno en Él.
La comunión en Cristo Jesús nos hace más unidos que la familia, importantes los unos para los otros.
Amémonos así.
c. Buen entendimiento y fruto (Filipenses 1:9-11)
Filipenses 1:9–11 RVR60
9 Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento,10 para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo,11 llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.
Filipenses 1:9–11 NVI
9 Esto es lo que pido en oración: que el amor de ustedes abunde cada vez más en conocimiento y en buen juicio, 10 para que disciernan lo que es mejor, y sean puros e irreprochables para el día de Cristo, 11 llenos del fruto de justicia que se produce por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.
Filipenses 1:9–11 NTV
9 Le pido a Dios que el amor de ustedes desborde cada vez más y que sigan creciendo en conocimiento y entendimiento. 10 Quiero que entiendan lo que realmente importa, a fin de que lleven una vida pura e intachable hasta el día que Cristo vuelva. 11 Que estén siempre llenos del fruto de la salvación —es decir el carácter justo que Jesucristo produce en su vida— porque esto traerá mucha gloria y alabanza a Dios.
Filipenses 1:9–11 NBLA
9 Y esto pido en oración: que el amor de ustedes abunde aún más y más en conocimiento verdadero y en todo discernimiento, 10 a fin de que escojan lo mejor, para que sean puros e irreprensibles para el día de Cristo; 11 llenos del fruto de justicia que es por medio de Jesucristo, para la gloria y alabanza de Dios.
¿Has orado por mí? ¿Qué le pides al Señor para mi vida?
¿Cómo oras cuando le pides a Dios por tu familia?
¿Oras por tus hermanos de la iglesia? ¿Qué le pides?
Seamos honestos: generalmente oramos por bienestar, solución para los problemas, sanidad o fortaleza frente a las dificultades. Pero nos falta orar por esto, por lo que Pablo oraba por los filipenses.
Necesitamos orar por estos motivos:
Amor creciente. (Filipenses 1:9)
Filipenses 1:9 RVR60
9 Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento,
Mayor entendimiento (Filipenses 1:9-10)
Filipenses 1:9–10 RVR60
9 Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento,10 para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo,
Una vida aprobada para el día del juicio (Filipenses 1:10)
Filipenses 1:10 RVR60
10 para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo,
Fruto abundante (Filipenses 1:11)
Filipenses 1:11 RVR60
11 llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.
¿Tomaste nota de estos motivos de oración?
No te limites a orar para que Dios solucione problemas. Dios quiere obrar más allá de eso; quiere traer crecimiento espiritual, quiere traer crecimiento espiritual.
El crecimiento en la fe no se produce solamente cuando nos llenamos de conocimiento. Se produce cuando el Espíritu Santo revoluciona nuestros sentimientos (amándonos más), agita nuestros pensamientos y nuestro discernimiento (tomando buenas decisiones por inspiración de Él), cuando vivimos vidas dignas de Él, de tal manera que lleguemos aprobados ante su presencia (siendo puros e irreprensibles), y cuando damos fruto abundante para su honra y gloria.
Ora, por favor, para que este tipo de crecimiento espiritual se produzca en la iglesia. Sí, necesitamos crecer en número, que más y más personas reciban la salvación en Cristo Jesús.
Ora de esta manera, porque esta es una oración que Dios responde poderosamente, así como lo hizo en los filipenses.
2. La dedicación a una sola cosa (Filipenses 1:12-26)
a. Que Cristo sea predicado
Filipenses 1:12–14 RVR60
12 Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio,13 de tal manera que mis prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio, y a todos los demás.14 Y la mayoría de los hermanos, cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor.
Filipenses 1:12–14 NVI
12 Hermanos, quiero que sepan que, en realidad, lo que me ha pasado ha contribuido al avance del evangelio. 13 Es más, se ha hecho evidente a toda la guardia del palacio y a todos los demás que estoy encadenado por causa de Cristo. 14 Gracias a mis cadenas, ahora más que nunca la mayoría de los hermanos, confiados en el Señor, se han atrevido a anunciar sin temor la palabra de Dios.
Filipenses 1:12–14 NTV
12 Además, mis amados hermanos, quiero que sepan que todo lo que me ha sucedido en este lugar ha servido para difundir la Buena Noticia. 13 Pues cada persona de aquí —incluida toda la guardia del palacio— sabe que estoy encadenado por causa de Cristo; 14 y dado que estoy preso, la mayoría de los creyentes de este lugar ha aumentado su confianza y anuncia con valentía el mensaje de Dios sin temor.
Filipenses 1:12–14 NBLA
12 Quiero que sepan, hermanos, que las circunstancias en que me he visto, han redundado en un mayor progreso del evangelio, 13 de tal manera que mis prisiones por la causa de Cristo se han hecho notorias en toda la guardia pretoriana y a todos los demás. 14 La mayoría de los hermanos, confiando en el Señor por causa de mis prisiones, tienen mucho más valor para hablar la palabra de Dios sin temor.
¿Cómo evalúas las cosas que te suceden?
¿Cómo hablas de las cosas que te han sucedido?
Hoy en día, por medio de las redes sociales muchas veces accedemos a los comentarios que todos hacemos de lo que nos pasa. Cuando nos enfermamos, cuando perdemos a un ser querido, cuando enfrentamos la dificultad, expresamos nuestro sentir.
Podemos decir cosas como “He tenido un día difícil”, y pedimos el apoyo de otros en oración. Recibimos con agrado las palabras de ánimo que otros nos comparten.
Pero, ¿has observado que Pablo no hace eso?
Pablo les escribe a los filipenses, que sabían que él estaba (una vez más) en prisión y les comparte que se alegra porque Jesús está siendo predicado.
Es más, cuando les habla de sus problemas les anuncia que se goza y se gozará aún.
¿Cómo se hace para deleitarse o alegrarse en medio de las dificultades como lo hacía Pablo?
Lo que a Pablo más le importaba en la vida no era “ser libre”. ¿Te das cuenta de eso?
Si estuviéramos en su lugar, muchos de nosotros le pediríamos a otros que oraran por nosotros para que seamos liberados.
Pablo no solamente estaba en prisión, encadenado a un soldado romano, sino que también enfrentaba la posibilidad de ser ejecutado, probablemente decapitado, luego de ser sometido a juicio. ¿Y se alegra? ¿Cómo lo hace?
Había algo que a Pablo le importaba más que seguir viviendo. ¡Qué fuerte que suena esto! A Pablo le importaba más que Jesús y el evangelio fueran predicados que su propia vida y liberación.
El progreso del evangelio era más importante para él que su propia vida.
¿Te das cuenta de lo limitada que es nuestra experiencia con Jesús a veces? ¡Necesitamos más de este compromiso!
Esto me recuerda aquellas palabras de Jesús:
Lucas 14:25–27 RVR60
25 Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les dijo:26 Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo.27 Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.
Lucas 14:25–27 NVI
25 Grandes multitudes seguían a Jesús, y él se volvió y les dijo: 26 «Si alguno viene a mí y no sacrifica el amor a su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun a su propia vida, no puede ser mi discípulo. 27 Y el que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.
Lucas 14:25–27 NTV
25 Una gran multitud seguía a Jesús. Él se dio vuelta y les dijo: 26 «Si quieres ser mi discípulo, debes aborrecer a los demás —a tu padre y madre, esposa e hijos, hermanos y hermanas— sí, hasta tu propia vida. De lo contrario, no puedes ser mi discípulo. 27 Además, si no cargas tu propia cruz y me sigues, no puedes ser mi discípulo.
Lucas 14:25–27 NBLA
25 Grandes multitudes acompañaban a Jesús; y Él, volviéndose, les dijo: 26 «Si alguien viene a Mí, y no aborrece a su padre y madre, a su mujer e hijos, a sus hermanos y hermanas, y aun hasta su propia vida, no puede ser Mi discípulo. 27 »El que no carga su cruz y me sigue, no puede ser Mi discípulo.
Los hijos de Dios somos llamados a tener una “mente sencilla”, una actitud de reconocimiento de la grandeza de Dios por sobre todas las cosas, como en aquel mandamiento:
Mateo 22:37–38 RVR60
37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38 Este es el primero y grande mandamiento.
Mateo 22:37–38 NVI
37 —“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente”—le respondió Jesús—. 38 Éste es el primero y el más importante de los mandamientos.
Mateo 22:37–38 NTV
37 Jesús contestó: —“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”. 38 Este es el primer mandamiento y el más importante.
Mateo 22:37–38 NBLA
37 Y Él le contestó: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38 »Este es el grande y primer mandamiento.
Gran parte de lo que Dios nos enseña en el evangelio tiene que ver con que muchas veces nos equivocamos a la hora de establecer nuestras prioridades. Dios tiene que ser tu mayor prioridad, lo más importante, tu mayor amor tiene que ser dedicado a Él.
A Pablo le importaba más su servicio a Dios y el fruto de su llamado que su propia permanencia en esta vida.
¿Y a ti? ¿Qué es lo que más te importa?
b. Que Jesús sea honrado
Filipenses 1:19–26 RVR60
19 Porque sé que por vuestra oración y la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación, 20 conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte. 21 Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. 22 Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger. 23 Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; 24 pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros. 25 Y confiado en esto, sé que quedaré, que aún permaneceré con todos vosotros, para vuestro provecho y gozo de la fe, 26 para que abunde vuestra gloria de mí en Cristo Jesús por mi presencia otra vez entre vosotros.
Filipenses 1:19–26 NVI
19 porque sé que, gracias a las oraciones de ustedes y a la ayuda que me da el Espíritu de Jesucristo, todo esto resultará en mi liberación. 20 Mi ardiente anhelo y esperanza es que en nada seré avergonzado, sino que con toda libertad, ya sea que yo viva o muera, ahora como siempre, Cristo será exaltado en mi cuerpo. 21 Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia. 22 Ahora bien, si seguir viviendo en este mundo representa para mí un trabajo fructífero, ¿qué escogeré? ¡No lo sé! 23 Me siento presionado por dos posibilidades: deseo partir y estar con Cristo, que es muchísimo mejor, 24 pero por el bien de ustedes es preferible que yo permanezca en este mundo. 25 Convencido de esto, sé que permaneceré y continuaré con todos ustedes para contribuir a su jubiloso avance en la fe. 26 Así, cuando yo vuelva, su satisfacción en Cristo Jesús abundará por causa mía.
Filipenses 1:19–26 NTV
19 porque sé que la oración de ustedes y la ayuda del Espíritu de Jesucristo, darán como resultado mi libertad. 20 Tengo la plena seguridad y la esperanza que jamás seré avergonzado, sino que seguiré actuando con valor por Cristo, como lo he hecho en el pasado. Y confío en que mi vida dará honor a Cristo, sea que yo viva o muera. 21 Pues, para mí, vivir significa vivir para Cristo y morir es aún mejor. 22 Pero si vivo, puedo realizar más labor fructífera para Cristo. Así que realmente no sé qué es mejor. 23 Estoy dividido entre dos deseos: quisiera partir y estar con Cristo, lo cual sería mucho mejor para mí; 24 pero por el bien de ustedes, es mejor que siga viviendo. 25 Al estar consciente de esto, estoy convencido de que seguiré con vida para continuar ayudándolos a todos ustedes a crecer y a experimentar la alegría de su fe. 26 Y cuando vuelva, tendrán más razones todavía para sentirse orgullosos en Cristo Jesús de lo que él está haciendo por medio de mí.
Filipenses 1:19–26 NBLA
19 Porque sé que esto resultará en mi liberación mediante las oraciones de ustedes y la provisión del Espíritu de Jesucristo, 20 conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado, sino que con toda confianza, aun ahora, como siempre, Cristo será exaltado en mi cuerpo, ya sea por vida o por muerte. 21 Pues para mí, el vivir es Cristo y el morir es ganancia. 22 Pero si el vivir en la carne, esto significa para mí una labor fructífera, entonces, no sé cuál escoger. 23 Porque de ambos lados me siento apremiado, teniendo el deseo de partir y estar con Cristo, pues eso es mucho mejor. 24 Sin embargo, continuar en la carne es más necesario por causa de ustedes. 25 Y convencido de esto, sé que permaneceré y continuaré con todos ustedes para su progreso y gozo en la fe, 26 para que su profunda satisfacción por mí abunde en Cristo Jesús a causa de mi visita otra vez a ustedes.
¿Eres consciente de que vas a morir?
¿Has reflexionado en la realidad de que un día vas a dejar este mundo?
¿Cuál es tu actitud al pensar en tu muerte?
Cuando escribió estas palabras, existía la posibilidad de que Pablo muriera pronto, y de una manera violenta. Sin embargo, sus palabras son de ánimo y fortaleza.
Una vez más, Pablo está reafirmando, muy claramente, la verad de que su relación con Jesús y el avance del evangelio le importaban más que su propia vida.
A Pablo le importaba más el avance del plan de Dios que su propia permanencia en la tierra.
¿Y a ti?
Pablo confiaba en que Dios iba a obrar poderosamente en respuesta a la oración de sus amigos. Pero todavía no confirmaba con toda certeza de qué manera Dios iba a responder.
Lo que sí sabía era que...
...en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte.
Ya fuera que Pablo fuera ejecutado o que siguiera viviendo, le llenaba la seguridad de que Jesús sería honrado.
¡Gloria a Dios por esa bendita esperanza!
Esta seguridad la tienen los que le consagran su vida a Jesús, los que se dedican a su servicio, los que le ponen por sobre todo lo demás.
Para muchos, Jesús es un nombre que se escucha en la iglesia, que se lee en la Biblia, pero nada más que eso.
La meta de todo discípulo de Jesús tiene que ser que Él sea nuestra vida. Ni más ni menos.
Deja que tu mente y tu corazón repitan estas palabras:
Para mí el vivir es Cristo...
Para muchos, su trabajo es su vida, su familia es su vida, su deporte es su vida.
Para unos pocos, el vivir es Cristo.
Te pueden quitar el dinero, las posesiones, la salud, pero nadie te puede arrebatar a Jesús de tu corazón. Aférrate a lo eterno, a lo que permanece, a lo que verdaderamente vale más que todo lo demás.
¿Te has puesto a pensar que para nosotros también el morir es ganancia?
Nos espera una vida sin lágrimas, sin preocupaciones, mansiones celestiales donde disfrutaremos de la presencia eterna de nuestro Salvador.
Pablo pesa sus opciones y no sabe con qué quedarse. Disfruta de su servicio al Señor entre sus hermanos, y al mismo tiempo se siente alentado por la vida después de la muerte. Pero por encima de todo, prefiere vivir conforme a la voluntad de Dios, y servirle en el cuerpo mientras el Señor así lo determine.
Por eso, considera que permanecerá.
¿Le dedicaste también tu vida al Señor? Él te quiere usar. Quiere ser tu motivaicón, tu máximo valor, tu vida.
Esta es la razón por la que Pablo podía gozarse, llenarse de alegría en sus situaciones límites: Jesús era su todo, su relación con Él y su servicio a Él eran su razón de vivir.
¿Quieres el gozo de Dios? Dedícate a Él sin límites.
3. Un estilo de vida digno del evangelio
Filipenses 1:27–30 RVR60
27 Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio, 28 y en nada intimidados por los que se oponen, que para ellos ciertamente es indicio de perdición, mas para vosotros de salvación; y esto de Dios. 29 Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él, 30 teniendo el mismo conflicto que habéis visto en mí, y ahora oís que hay en mí.
Filipenses 1:27–30 NVI
27 Pase lo que pase, compórtense de una manera digna del evangelio de Cristo. De este modo, ya sea que vaya a verlos o que, estando ausente, sólo tenga noticias de ustedes, sabré que siguen firmes en un mismo propósito, luchando unánimes por la fe del evangelio 28 y sin temor alguno a sus adversarios, lo cual es para ellos señal de destrucción. Para ustedes, en cambio, es señal de salvación, y esto proviene de Dios. 29 Porque a ustedes se les ha concedido no sólo creer en Cristo, sino también sufrir por él, 30 pues sostienen la misma lucha que antes me vieron sostener, y que ahora saben que sigo sosteniendo.
Filipenses 1:27–30 NTV
27 Sobre todo, deben vivir como ciudadanos del cielo, comportándose de un modo digno de la Buena Noticia acerca de Cristo. Entonces, sea que vuelva a verlos o solamente tenga noticias de ustedes, sabré que están firmes y unidos en un mismo espíritu y propósito, luchando juntos por la fe, es decir la Buena Noticia. 28 No se dejen intimidar por sus enemigos de ninguna manera. Eso les será por señal a ellos de que serán destruidos, mientras que ustedes serán salvos, aun por Dios mismo. 29 Pues a ustedes se les dio no sólo el privilegio de confiar en Cristo sino también el privilegio de sufrir por él. 30 Estamos juntos en esta lucha. Ustedes han visto mi lucha en el pasado y saben que aún no ha terminado.
Filipenses 1:27–30 NBLA
27 Solamente compórtense de una manera digna del evangelio de Cristo, de modo que ya sea que vaya a verlos, o que permanezca ausente, pueda oír que ustedes están firmes en un mismo espíritu, luchando unánimes por la fe del evangelio. 28 De ninguna manera estén atemorizados por sus adversarios, lo cual es señal de perdición para ellos, pero de salvación para ustedes, y esto, de Dios. 29 Porque a ustedes se les ha concedido por amor de Cristo, no solo creer en Él, sino también sufrir por Él, 30 teniendo el mismo conflicto que vieron en mí, y que ahora oyen que está en mí.
¿Cómo te comportas? ¿Qué es lo que determina tu estilo de vida?
Acepta la exhortación de Dios en estas palabras:
Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo...
La palabra “comportéis” en este pasaje es una referencia a la manera en que uno administra su vida como ciudadano del Reino de Dios.
¿Cómo administras tu vida?
Eres llamado a vivir y comportarte como es digno del evangelio de Cristo.
¿Cómo es esto?
...que estáis firmes… Propónte en tu corazón permanecer firme, cultivar cada día tu relación con Jesús, obedecerle y honrarle hasta que Él te llame o hasta que regrese en las nubes.
...en un mismo espíritu… Sí, el Señor una vez más nos lo señala: importa mucho nuestra relación con nuestros hermanos y hermanas en la fe. Cultiva la unidad con los discípulos de Jesús.
...combatiendo unánimes por la fe del evangelio… El servicio a Dios y la predicación del evangelio on un combate, una lucha, una guerra. ¿Por qué? Porque este mundo está bajo el maligno, que se opone a la voluntad de Dios. La guerra espiritual se enfrenta en unanimidad con nuestros hermanos. No lo olvides.
...en nada intimidados por los que se oponen… La oposición del mundo y los que no quieren creer en Jesús podría intimiarnos. No lo permitamos. Es más poderoso el que está en nosotros que el que está en el mundo (1 Juan 4:4).
Vive para Jesús. Te puede tocar sufrir, pero será un privilegio y traerá bendición.
Elige vivir para tu Salvador y dar fruto abundante para Él.
Ten una mente sencilla, procurando solo una cosa en tu vida: que los propósitos de Dios se cumplan y que Jesús sea enaltecido como merece.
Da fruto para tu Salvador.
Related Media
See more
Related Sermons
See more