La vara que florece

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Dios respalda el llamado y ministerio de Aarón en medio de un pueblo rebelde en incrédulo, con personas que deseaban robar el ministerio de Aarón y sus hijos.

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La vara que florece

Números 17:1–5
1 Luego habló Jehová a Moisés, diciendo: 2 Habla a los hijos de Israel, y toma de ellos una vara por cada casa de los padres, de todos los príncipes de ellos, doce varas conforme a las casas de sus padres; y escribirás el nombre de cada uno sobre su vara. 3 Y escribirás el nombre de Aarón sobre la vara de Leví; porque cada jefe de familia de sus padres tendrá una vara. 4 Y las pondrás en el tabernáculo de reunión delante del testimonio, donde yo me manifestaré a vosotros. 5 Y florecerá la vara del varón que yo escoja, y haré cesar de delante de mí las quejas de los hijos de Israel con que murmuran contra vosotros.

Introducción

El capítulo 16 narra la rebelión del levita Coré y los rubenitas Datán, Abiram y On, contra la autoridad de Moisés y de Aarón.
Dios trata con los rebeldes cortándolos del campamento para que no siguieran contaminando al pueblo.
Sin embargo, del versículo 41 en adelante se narra que el pueblo aún seguía murmurando contra los líderes, culpándolos de la muerte de Coré y sus aliados.
Este pecado trae enfermedad mortal sobre los israelitas, la cual cesa por la intervención de Aarón. El total de muertos en el campamento fue de 14,600 personas.

La Señal de Dios

Dios se anticipa a con una señal para respaldar el llamado y ministerio de Aarón.
Ordena que cada Jefe de tribu lleve su vara a Moisés, de Leví es llamado Aarón, cada vara es identificada con sus nombres y puestas delante del arca del pacto.
Al día siguiente la vara de Aarón fue la única que reverdeció, dio brotes, frutos y flores de almendra.
Con esta señal Dios confirmaba la sucesión del linaje sacerdotal, los cuales son los hijos de Aarón, previene conflictos de los líderes por reclamar el puesto sacerdotal después de la muerte de Aarón.

El temor de los líderes

Esta señal les causó temor:
Números 17:12–13
12 Entonces los hijos de Israel hablaron a Moisés, diciendo: He aquí nosotros somos muertos, perdidos somos, todos nosotros somos perdidos. 13 Cualquiera que se acercare, el que viniere al tabernáculo de Jehová, morirá. ¿Acabaremos por perecer todos?
Esta señal no fue tan imponente como la manifestación de Dios en el monte Sinaí, pero tuvo el mismo efecto de temor en el pueblo.
Éxodo 20:18–19
18 Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos. 19 Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos.
Cumplió el propósito de Dios, los israelitas no irrespetarían más a Aarón y sus hijos.
Es interesante que este respaldo fue únicamente para Aarón, pues Moisés no tenía promesa de que su descendencia tuviera un sucesor, Dios llamó a Josué de la tribu de Efraín, no era ni su hijo ni de la tribu de Leví.
Pero la sucesión sacerdotal fue dada para la descendencia de Aarón.
Esto lo respetaron por algún tiempo, en Jueces 17 Micaías de Efraín nombra a sus hijos sacerdotes y posteriormente a un levita.

Responsabilidades asignadas

Números 18:2–3
“2Y a tus hermanos también, la tribu de Leví, la tribu de tu padre, haz que se acerquen a ti y se junten contigo, y te servirán; y tú y tus hijos contigo serviréis delante del tabernáculo del testimonio. 3Y guardarán lo que tú ordenes, y el cargo de todo el tabernáculo; mas no se acercarán a los utensilios santos ni al altar, para que no mueran ellos y vosotros.
Ante el temor del pueblo (principalmente de los levitas), Dios les vuelve a recordar las responsabilidades asignadas a hijos de “Gersón, Merari y Coat” (Números 8), si las respetaban todo estaría bien.
Así como cada profesional tiene autorizado realizar tareas específicas a su profesión, más aun los hijos de Dios como cuerpo de Cristo debemos ocuparnos de las responsabilidades que Dios nos ha dado sin meternos a otras a las que no nos ha llamado.

Conclusión

El milagro del florecimiento de la vara de Aarón tiene mucho significado para nosotros.
Números 17:8
Y aconteció que el día siguiente vino Moisés al tabernáculo del testimonio; y he aquí que la vara de Aarón de la casa de Leví había reverdecido, y echado flores, y arrojado renuevos, y producido almendras.
Somos como esas varas secas que de ninguna manera es posible volver a tener vida, pero cuando venimos a la presencia del Señor volvemos a nacer.
La vara de Aarón había reverdecido = tener vida nuevamente
Echado flores = La belleza del reflejo de Cristo en el cristiano.
Dado fruto = El fruto del espíritu es la evidencia del nuevo nacimiento. Gálatas 5:22-23 “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.”
Los renuevos o brotes = son las almas que viene a Cristo por nuestro testimonio.
Juan 15:5 “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.”
Entremos a la obediencia a Dios, llevemos a cabo con entusiasmo las responsabilidades que Dios nos a delegado sin envidiar la posición de otros, si somos fieles seremos promocionados. Mateo 25:21 “Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.”
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