Las consencuencias de la codicia

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La confesión mentirosa del Amalecita le costó la vida.

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Las consecuencias de la codicia

2º Samuel 1:11–16 (RVR60)
11 Entonces David, asiendo de sus vestidos, los rasgó; y lo mismo hicieron los hombres que estaban con él. 12 Y lloraron y lamentaron y ayunaron hasta la noche, por Saúl y por Jonatán su hijo, por el pueblo de Jehová y por la casa de Israel, porque habían caído a filo de espada. 13 Y David dijo a aquel joven que le había traído las nuevas: ¿De dónde eres tú? Y él respondió: Yo soy hijo de un extranjero, amalecita. 14 Y le dijo David: ¿Cómo no tuviste temor de extender tu mano para matar al ungido de Jehová? 15 Entonces llamó David a uno de sus hombres, y le dijo: Ve y mátalo. Y él lo hirió, y murió. 16 Y David le dijo: Tu sangre sea sobre tu cabeza, pues tu misma boca atestiguó contra ti, diciendo: Yo maté al ungido de Jehová.

Introducción

El contexto de estos versículos es la muerte de Saúl primer rey de Israel y la de sus hijos. La dinastía de Saúl era cortada como Dios lo había profetizado por Samuel muchos años antes. (1 Samuel 15)
Saúl tuvo la oportunidad por largos años de humillarse delante de Dios y clamar misericordia pero no lo quiso.
En esta historia vemos que Dios es lento para la ira y grande en misericordia (Salmo 103.8)
El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. 2 Pedro 3:9
Pero enfocaremos la atención en la acción de este joven Amalecita.

Los amalecitas

Descendientes de Esaú hermano de Jacob (Israel). Aunque eran parientes, siempre fueron enemigos de Israel, fueron los primeros en atacarlos en el desierto rumbo la tierra prometida (Ex. 17), de ahí en adelante se registran en la Biblia varios encuentros.
Por eso Dios ordenó a Saúl destruirlos completamente (1 Samuel 15), a lo cual Saúl no cumplió totalmente la orden de Dios y por eso fue desechado por Dios.
Este joven Amalecita posiblemente su padre era esclavo de algún comandante israelita para estar en el campo de batalla, o quizá Israelita solo de madre.
Lo importante es que conocía la situación de Israel y por ende sus leyes.

La mentira

El amalecita se presenta ante David para anunciar la muerte de Saúl y confesar ser el asesino del rey:
2 Samuel 1:6–10
6 El joven que le daba las nuevas respondió: Casualmente vine al monte de Gilboa, y hallé a Saúl que se apoyaba sobre su lanza, y venían tras él carros y gente de a caballo. 7 Y mirando él hacia atrás, me vio y me llamó; y yo dije: Heme aquí. 8 Y me preguntó: ¿Quién eres tú? Y yo le respondí: Soy amalecita. 9 El me volvió a decir: Te ruego que te pongas sobre mí y me mates, porque se ha apoderado de mí la angustia; pues mi vida está aún toda en mí. 10 Yo entonces me puse sobre él y le maté, porque sabía que no podía vivir después de su caída; y tomé la corona que tenía en su cabeza, y la argolla que traía en su brazo, y las he traído acá a mi señor.
La verdadera historia: “3 Y arreció la batalla contra Saúl, y le alcanzaron los flecheros, y tuvo gran temor de ellos. 4 Entonces dijo Saúl a su escudero: Saca tu espada, y traspásame con ella, para que no vengan estos incircuncisos y me traspasen, y me escarnezcan. Mas su escudero no quería, porque tenía gran temor. Entonces tomó Saúl su propia espada y se echó sobre ella. 5 Y viendo su escudero a Saúl muerto, él también se echó sobre su espada, y murió con él. 1 Samuel 31:3–5
Este joven quiso congraciarse con David sabiendo que sería el próximo rey, y quizá inventó esta historia para congraciarse con David y le diera alguna recompensa o alguna posición.
Quien busca honor por medio de mentiras y lisonjas, acarrea para si condenación, pues Dios aborrece la mentira y al que busca por medio de lisonjas la gloria del hombre.

El poder de las Palabras

Pero su propia boca dictó su sentencia, pues confesó que había asesinado al rey.
2 Samuel 1:16 Y David le dijo: Tu sangre sea sobre tu cabeza, pues tu misma boca atestiguó contra ti, diciendo: Yo maté al ungido de Jehová.
No fue necesario hacerle un juicio pues con sus propios labios estaba confesando su pecado.
La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos. Proverbios 18:21
Seamos prudentes con las palabras, pues aunque no haga lo dice, solo por el echo de confesarlo con sus labios trae juicio sobre usted.
Controle su boca cuando se enoja: No digas que odias, no le desees la muerte a nadie, que ya no le vas hablar a alguien, que vas a dejar los caminos de Dios, etc.
Eclesiastés 5:6 No dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante del ángel, que fue ignorancia. ¿Por qué harás que Dios se enoje a causa de tu voz, y que destruya la obra de tus manos?

Conclusión

El joven amalecita por codiciar una promoción y fama encontró la muerte.
Tenía la oportunidad de renunciar a su origen amalecita y abrazar la promesa de Dios para Israel, como lo hizo Rut la moabita, pero prefirió seguir en su origen pagano, pues ningún israelita hubiera levantado su mano contra Saúl. (ver Doeg el edomita que mató a 85 levitas familia del sacerdote Ahitob 1 Samuel 22)
No actúe de la misma manera amando el mundo y el pecado y queriendo justificarse ante Dios.
El hombre que se aparta del camino de la sabiduría Vendrá a parar en la compañía de los muertos. Proverbios 21:16.
Seamos prudentes, humildes, honestos para hablar, no busques tu propia gloria: “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará. Lucas 9:24
Deja que Dios te exalte: “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo. 1 Pedro 5:6
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