Salmo 27

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En el salmo 27 encontramos tres necesidades, tres deseos y tres privilegios.

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Tres necesidades, tres deseos y tres privilegios

Salmo 27:1–5
1 Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré?
Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?
2 Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos,
Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron.
3 Aunque un ejército acampe contra mí,
No temerá mi corazón;
Aunque contra mí se levante guerra,
Yo estaré confiado.
4 Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré;
Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida,
Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.
5 Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal;
Me ocultará en lo reservado de su morada;
Sobre una roca me pondrá en alto.

Introducción

Este salmo es considerado de lamento, pero también es una oración en la que confiesa su confianza y seguridad en Dios y presenta sus peticiones ante Dios.
Encontramos pensamientos agrupados en tres en este salmo.
El tres en la Biblia representa perfección divina, lo esencial para lo sustancial.
Los pensamientos en este Salmo tan precioso parecen ir en tríadas:

Una triple necesidad (v. 1).

1. LUZ. «Jehová es mi luz.» El mundo necesita luz. Cristo es la luz del mundo. Satanás ha cegado las mentes de los hombres. Necesitamos la luz para ver la verdad.
2. SALVACIÓN. «Jehová es… mi salvación.» Él ha tenido misericordia y me ha sacado del pozo de la desesperación, del pecado y la condenación eterna.
3. FORTALEZA. «Jehová es la fortaleza de mi vida.» Refugio fuerte, nadie podrá hacernos daño si estamos en Él.
Romanos 8:35–39 35¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? 36 Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. 37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

Un triple deseo (v. 4).

4 Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.
El salmista desea estar en la presencia de Dios, contemplar su hermosura y aprender de Él.
1. «REPOSE yo en la casa de Jehová.» Reposar en su casa es «permanecer en Él». Estos es anhela estar en su presencia, “Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, Que habitar en las moradas de maldad. Salmo 84:10
2. «CONTEMPLAR la hermosura de Jehová.» No hay nada más hermoso que la gloria y presencia de Dios, nos da paz, descanso, gozo y tranquilidad. Ésta era la buena parte que María escogió, cuando se sentó a los pies de Jesús (Lc. 10). Aprender de Él es contemplar su gloria.
3. «INQUIRIR en su templo.» Inquirir es averiguar, aprender, deseos de saber, principalmente a través de preguntas.
Si alguien tiene falta de sabiduría, pídesela a Dios. La puerta del templo de las Sagradas Escrituras está siempre abierta a los indagadores. No entres en consejo con los impíos (Sal. 1:1).

Un triple privilegio (v. 5).

1. ESCONDIDOS EN SU TABERNÁCULO. En el tiempo de angustia, refugiados en el gran tabernáculo de su especial providencia (Ro. 8:28).
2. RESERVADOS EN SU MORADA. En el secreto de Su presencia, así como de su poder, nos oculta de la soberbia de los hombres.
La vida escondida en Dios nunca será atrapada por sus enemigos.
3. PUESTOS SOBRE UNA ROCA. Sus pies, o caminos, están establecidos sobre un cimiento seguro.
Su vida no está erigida sobre las arenas movedizas de las teorías humanas.

Conclusión

No hay nada mejor que confiar en Dios, en Él encontramos refugio, seguridad, respuesta, descanso, atención, paz, etc.
No pongamos nuestra mirada y esperanza en las cosas materiales perecederas, sigamos confiando y esperando en Dios.
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