Muchas piedras, un solo edificio

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Los hijos de Dios crecen y se edifican como iglesia

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Introducción:
Dios nos hizo renacer, pero no lo hizo para que fuéramos bebés por tiempo indefinido. Dios nos hizo renacer para el crecimiento.
Pero, ¿cómo se crece?
Biológicamente, todos crecimos sin proponérnoslo, pero contando con un equilibrio saludable en nuestra alimentación.
Necesitamos crecer espiritualmente, viviendo un proceso que no va a terminar hasta que veamos a Jesús cara a cara.
Desecha y desea
1 Pedro 2:1 RVR60
1 Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones,
1 Pedro 2:1 NVI
1 Por lo tanto, abandonando toda maldad y todo engaño, hipocresía, envidias y toda calumnia,
1 Pedro 2:1 NTV
1 Por lo tanto, desháganse de toda mala conducta. Acaben con todo engaño, hipocresía, celos y toda clase de comentarios hirientes.
1 Pedro 2:1 NBLA
1 Por tanto, desechando toda malicia, y todo engaño, e hipocresías, y envidias y toda difamación,
Presta atención a estas palabras. Acá no se está hablando de religión, de ritos de invocación ni liturgias. Estas palabras se refieren a tu vida diaria, a tu trato con los demás, a tus relaciones en tu hogar, en tu ámbito laboral, entre tus amigos, vecinos y conocidos. La Biblia tiene mucho más para decir de lo que sucede fuera de los templos de lo que ocurre dentro.
Toma la decisión consciente de abandonar estas cosas. En el mundo la maldad es moneda corriente, especialmente desde que han ido cayendo los principios y valores morales que por muchos años sostuvieron las relaciones entre miembros de una misma comunidad. El engaño es algo absolutamente normal, de tal manera que muchos padres le enseñan a los hijos a mentir, bajo el pretexto de que una pequeña mentira "no le hace mal a nadie" (cuando la realidad es que a la primera persona que le hace mal es a quien la pronuncia). ¿Hipocresía? ¡Vivimos fingiendo, cultivando una imagen para que los demás tengan un alto concepto de nosotros! Una cosa es la imagen que proyectamos y otra muy diferente quienes somos en realidad. Se nos enseña a hacerlo, y lo tomamos como si fuera todo un arte. Si se trata de envidias, el consumismo es la envidia transformada en ciencia. Hemos aprendido a utilizar la tecnología para poner constantemente delante de nuestros ojos lo que no tenemos y necesitamos querer tener, o lo que no somos y necesitamos anhelar ser. Y si solamente un veinte por ciento de las calumnias que se lanzan nuestros políticos en una campaña electoral fueran imitadas por la población ya estaríamos en problemas. Hablamos sin conocer, acusamos sin tener motivos o por razones egoístas.
Así que este versículo habla del estilo de vida de nuestra gente, lo que se considera normal y aceptable en la sociedad en que vivimos. Pero justamente aquí la Palabra de Dios nos exhorta a que nuestro estilo de vida establezca una diferencia con el de los demás. Abandona todas estas cosas. ¿Necesitas recordar los antónimos de las actitudes mencionadas en el versículo? Bondad, honestidad, sinceridad, humildad, amabilidad.
¿Te das cuenta que puedes hacer la diferencia en el lugar donde vives y en tus relaciones? No necesitas abrir tu boca para hablar de Dios para presentar un mensaje elocuente para cualquiera que se quiera tomar el trabajo de observar lo que haces.
1 Pedro 2:2 RVR60
2 desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación,
1 Pedro 2:2 NVI
2 deseen con ansias la leche pura de la palabra, como niños recién nacidos. Así, por medio de ella, crecerán en su salvación,
1 Pedro 2:2 NTV
2 Como bebés recién nacidos, deseen con ganas la leche espiritual pura para que crezcan a una experiencia plena de la salvación. Pidan a gritos ese alimento nutritivo
1 Pedro 2:2 NBLA
2 deseen como niños recién nacidos, la leche pura de la palabra, para que por ella crezcan para salvación,
Habiendo abandonado todo esto que el mundo maneja con tanta frecuencia, desea "la leche pura de la Palabra". En varias ocasiones, la Palabra de Dios es comparada con el alimento. Así lo hizo el propio Jesús cuando el diablo lo vino a tentar (Mat. 4:4). La idea es que así como los alimentos materiales fortaleces y le conservan la vida a nuestro cuerpo físico, y en el caso de los niños les proveen crecimiento, algo semejante ocurre con la Palabra de Dios y nuestras almas.
Pedro nos insta a que deseemos algo diferente a lo que desea el mundo. Desea la Palabra de Dios. Y deséala con ansias, como un pequeño bebé desea la leche materna. ¿Has observado alguna vez a un bebé con hambre? No tiene vocabulario, no sabe cómo expresarse, pero te aseguro que se dará a entender cuando quiere la leche. Llorará y escucharás su voz. Esa es la actitud que se nos exhorta a imitar en este versículo.
No importa cuántos años hace que te congregas en una iglesia; necesitas crecer. La vitamina para el crecimiento de los cristianos es la Palabra de Dios. Búscala, anhélala, procura llenarte de ella. ¿Con cuánta frecuencia te alimentas? No es de extrañarse la falta de crecimiento en algunos cristianos. Dios quiere hablarte, quiere tocar tu corazón con su poderosa Palabra, quiere renovarte y llenar tu vida de su obra. Acércate a él humildemente cada día para escuchar su voz.
Observa que Pedro no habla de la Biblia, solo de la Palabra. Sí, encontrarás la Palabra de Dios en la Biblia. Pero hay ocasiones en las que puedes abrir la Biblia y no escuchar la voz de Dios. ¿Entiendes a qué me refiero? Lo importante aquí es tu actitud, la sed que tengas por escucharlo a Dios, por dejar que la voz de Dios haga la diferencia en tu día. No te limites a leer la Biblia. Escúchalo a Dios, deja que él agite tu interior y transforme tus pensamientos, tus actitudes, tu forma de ver las situaciones, tu sentir.
2. Crece
1 Pedro 2:4 RVR60
4 Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa,
1 Pedro 2:4 NVI
4 Cristo es la piedra viva, rechazada por los seres humanos pero escogida y preciosa ante Dios. Al acercarse a él,
1 Pedro 2:4 NTV
4 Ahora ustedes se acercan a Cristo, quien es la piedra viva principal del templo de Dios. La gente lo rechazó, pero Dios lo eligió para darle gran honra.
1 Pedro 2:4 NBLA
4 Y viniendo a Él, como a una piedra viva, desechada por los hombres, pero escogida y preciosa delante de Dios,
¿Tendría Pedro en mente aquella pregunta que respondió con tanta seguridad antes que todos los demás? Jesús había preguntado: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?" (Mat. 16:15-18). El primero en responder había sido Simón, afirmando sin temor que Jesús era el Cristo, el Salvador, el Hijo de Dios. Luego Jesús había dicho que sobre aquella roca edificaría su iglesia, palabras que fueron bastante mal interpretadas más adelante.
Aquí Pedro mismo enseña quien es la Roca, y por cierto que no es él. Jesús es la Piedra, y no cualquier piedra, sino la Piedra Viva. Este es el fundamento sobre el que Jesús edifica su iglesia, y Pedro lo vuelve a pronunciar aún con más convicción que antes.
Esta Piedra Viva ha sido - y es - rechazada por los seres humanos. Esta es la parte triste. Es asombroso ver la gran variedad de "piedras" que las personas escogen para apoyar sus vidas, y desechan la única que realmente les puede proveer seguridad. Esta es una de las tantas cosas en las que Dios y los humanos sin Cristo están en desacuerdo. Para Dios, esta Piedra es escogida y preciosa.
Aquí está nuestra decisión. Junto con Simón Pedro hemos elegido estar de acuerdo con Dios, por más que en el tiempo presente parezcamos estar en minoría. Jesús es el Hijo de Dios, el Salvador, la única fuente de apoyo firme y digno de toda confianza.
Cuando todo lo demás en tu vida, las personas, las situaciones, la salud o la economía, fallen, Jesús permanece firme, digno de toda confianza. Gracias a Dios por la inmensa seguridad que tenemos en Jesús.
1 Pedro 2:5 RVR60
5 vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.
1 Pedro 2:5 NVI
5 también ustedes son como piedras vivas, con las cuales se está edificando una casa espiritual. De este modo llegan a ser un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por medio de Jesucristo.
1 Pedro 2:5 NTV
5 Y ustedes son las piedras vivas con las cuales Dios edifica su templo espiritual. Además, son sacerdotes santos. Por la mediación de Jesucristo, ustedes ofrecen sacrificios espirituales que agradan a Dios.
1 Pedro 2:5 NBLA
5 también ustedes, como piedras vivas, sean edificados como casa espiritual para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.
Algo sucede en nuestras vidas cuando nos acercamos a Jesús: somos transformados a su semejanza, en piedras vivas. Lo que Pedro está dibujando es una definición de la iglesia. Si que habrían retumbado en su memoria aquellas palabras de Jesús.
Te acercas a Dios y te transformas, tú también, en una piedra viva. Contigo y con las demás piedras vivas que son los otros discípulos de Jesús está siendo construida una casa espiritual. Que te quede bien claro esto: no eres un toque aislado de la obra de Dios, abandonado en la soledad. Eres parte de un proyecto en conjunto, eres uno de los materiales siendo hechos parte de un todo que compone la Iglesia de Dios. El Señor nos salva y nos hace parte de su proyecto comunitario, todo al mismo tiempo.
Pedro cambia inmediatamente la figura y nos coloca las vestiduras sacerdotales. Llegamos a ser un sacerdocio santo. Estas palabras tendrían un peso significativo al ser pronunciadas por los labios de un judío. Los sacerdotes eran personas escogidas para una tarea muy especial: eran los encargados de acercarse personalmente a Dios y oficiar de mediadores entre él y las demás personas. Esta labor implicaba ese privilegio y esa responsabilidad tan especiales de estar en contacto directo con Dios y presentárselo a los otros.
¿Te das cuenta de lo que te está diciendo aquí la Palabra de Dios? Eres parte del edificio de Dios, junto con los demás discípulos. Y eres un sacerdote santo delante de Dios. Tienes el privilegio del trato directo con Dios, te presentas ante él como la mayoría de los mortales no pueden hacer. Eres un mediador entre Dios y nuestra raza.
Pedro define nuestra tarea como "ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por medio de Jesucristo". Esa es tu vida, en eso consisten tus días. Las cosas que haces, tus actos de servicio, el testimonio que das ante los demás, tus momentos de oración, todo eso son sacrificios espirituales recibidos por Dios. Este mismo momento de tratar con él lo es. Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote, valida lo que nosotros ofrecemos y lo hace agradable ante el Padre.
Aquí tienes el panorama completo, las piezas del rompecabezas cayendo en su lugar. Aquí es donde tu vida encuentra sentido. Y este es el momento de preguntarte: ¿qué tipo de sacrificios espirituales le estoy ofreciendo a Dios? ¿Qué recibe Dios de mi parte por medio de mi desempeño diario en mi trabajo, en casa, en mi trato con mis amigos, familiares, compañeros, conocidos, hermanos en la fe? Ser cristiano implica una vida al servicio de Dios, servicio este que no está reservado para unos pocos "líderes de la iglesia". En la Iglesia de Jesucristo, si no sirves, no sirves.
Pídele a Dios que siga mostrándote tu lugar, ahora específicamente, en el desarrollo de lo que él está haciendo en este tiempo a tu alrededor, para que le puedas ofrecer los sacrificios espirituales que él quiere recibir de ti.
1 Pedro 2:6 RVR60
6 Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; Y el que creyere en él, no será avergonzado.
1 Pedro 2:6 NVI
6 Así dice la Escritura: «Miren que pongo en Sión una piedra principal escogida y preciosa, y el que confíe en ella no será jamás defraudado.»
1 Pedro 2:6 NTV
6 Como dicen las Escrituras: «Pongo en Jerusalén una piedra principal, elegida para gran honra, y todo el que confíe en él jamás será deshonrado».
1 Pedro 2:6 NBLA
6 Pues esto se encuentra en la Escritura: «Yo, pongo en Sión una piedra escogida, una preciosa piedra angular, Y el que crea en Él no será avergonzado».
Pedro comienza una serie de citas del Antiguo Testamento para ilustrar el asunto de la Piedra, la Roca. La llegada de la Piedra sobre la cual somos edificados como casa espiritual ya había sido anunciada, muchos años antes. Esta primera cita es de Isaías 28:16.
La que se escucha es la voz de Dios, anunciando que va a colocar una piedra en Sion. La terminología es la corriente en la arquitectura, la construcción. Habla de colocar una piedra principal; se refiere a la piedra de cimiento que será punto de referencia para todo el edificio que será construido. Eso es Jesús, nuestro cimiento, nuestro punto de referencia, nuestro apoyo. En nuestro transitar por la vida vamos siendo edificados sobre Él, nuestra Piedra angular. ¿Todavía te queda la duda de si Pedro se consideraría la piedra sobre la que sería construida la iglesia? Pedro sabía perfectamente quién era la Piedra preciosa y escogida, la Piedra especial, la Piedra separada desde aquel entonces que escapa a nuestra comprensión.
Observa la promesa que Dios te está extendiendo en estas palabras: "el que confíe en ella no será jamás defraudado". Existen puntos de apoyo que se ven bien, y a veces uno deja caer su peso sobre ellos para descubrir que eran solo apariencia. ¿Nunca te ha sucedido? Te apoyas porque parece que aquello es firme, capaz de sostenerte, pero cuando reciben todo tu peso ceden para dar lugar a tu caída. Jesús jamás será así. Cuando depositas tu confianza en Jesús tienes la garantía de que nunca te va a defraudar. Confía en él.
1 Pedro 2:7 RVR60
7 Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, La piedra que los edificadores desecharon, Ha venido a ser la cabeza del ángulo;
1 Pedro 2:7 NVI
7 Para ustedes los creyentes, esta piedra es preciosa; pero para los incrédulos, «la piedra que desecharon los constructores ha llegado a ser la piedra angular»,
1 Pedro 2:7 NTV
7 Así es, ustedes, los que confían en él, reconocen la honra que Dios le ha dado; pero para aquellos que lo rechazan, «La piedra que los constructores rechazaron ahora se ha convertido en la piedra principal».
1 Pedro 2:7 NBLA
7 Este precioso valor es, pues, para ustedes los que creen; pero para los que no creen, «La piedra que desecharon los constructores, Esa, en piedra angular se ha convertido,”
Claro que hay una diferencia entre el efecto que nuestra valiosa Piedra produce en unos y en otros. Para nosotros es la Piedra preciosa, pero para otros es lo que dice Salmos 118:22.
Esto ocurre a nuestro alrededor todos los días. Conocemos a las personas que hoy en día rechazan a Jesús, por diferentes motivos, pero con el resultado de que se apoyan en otras "piedras" y tratan de vivir la vida a su manera, siguiendo sus propios intereses. Ellos desechan a Jesús, y resulta que él es justamente lo más importante en la vida. Lo mismo sucedió en Belén cuando no hubo lugar para su nacimiento en el hostal. Lo mismo le sucedió a los que tuvieron frente a ellos al Salvador de la humanidad y terminaron crucificándole.
Que Dios nos de la gracia que hace falta para abrirle los ojos a muchos, para que sean menos los que lo rechazan. No quiero ser uno de los motivos para que dejen a Jesús de lado; al contrario. Sé un testimonio de él.
1 Pedro 2:8 RVR60
8 y: Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados.
1 Pedro 2:8 NVI
8 y también: «una piedra de tropiezo y una roca que hace caer.» Tropiezan al desobedecer la palabra, para lo cual estaban destinados.
1 Pedro 2:8 NTV
8 Además, «Él es la piedra que hace tropezar a muchos, es la roca que los hace caer». Tropiezan porque no obedecen la palabra de Dios y por eso se enfrentan con el destino que les fue preparado.
1 Pedro 2:8 NBLA
8 y, «Piedra de tropiezo y roca de escándalo». Pues ellos tropiezan porque son desobedientes a la palabra, y para ello estaban también destinados.
Esta última cita es de Isaías 8:14. ¿Te ha sucedido alguna vez haber dado un consejo que fue rechazado y que luego se dieran las consecuencias que habías anticipado? La tentación inmediata es decirle a la persona: "¿Ves lo que sucede? ¡Yo te lo había dicho!". Va a llegar un día en el que vamos a tener argumentos para usar esas palabras, pero que tal vez estemos tan alegres por nuestra salvación y tan tristes por la condenación de los que lo rechazaron que no las pronunciaremos.
Hay solo dos alternativas: te apoyas en Jesús con toda tu confianza, o tarde o temprano tropiezas con él. ¿A quién está poniendo Dios en tu corazón en este momento? ¿Quién necesita volver a escuchar estas palabras? ¿Quién ha rechazado el mensaje de salvación y sientes esa carga de darle otra oportunidad para que lo acepte? Deja que Dios te lleve. Esa persona que ahora está rechazando podría estar tropezando con esta misma Piedra dentro de no mucho tiempo. Vuelve a intentar hacérselo saber, y que Dios use tu testimonio.
3. Encaja con los demás
1 Pedro 2:9 RVR60
9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;
1 Pedro 2:9 NVI
9 Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.
1 Pedro 2:9 NTV
9 Pero ustedes no son así porque son un pueblo elegido. Son sacerdotes del Rey, una nación santa, posesión exclusiva de Dios. Por eso pueden mostrar a otros la bondad de Dios, pues él los ha llamado a salir de la oscuridad y entrar en su luz maravillosa.
1 Pedro 2:9 NBLA
9 Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anuncien las virtudes de Aquel que los llamó de las tinieblas a Su luz admirable.
Una preciosa definición de la identidad de los cristianos y la Iglesia de Jesucristo. Tú eres quien dice este versículo que eres, y eres parte de la comunidad de los que creyeron en Jesús y disfrutan de este mismo privilegio.
Linaje escogido. En la antigüedad, cuando un rey conquistaba otro reino, seleccionaba a los nobles, los más capacitados, mejor preparados, para llevarlos a su reino y formar parte de su corte. El Rey de reyes, en el avance del Reino de los cielos conquistó el lugar donde estábamos y nos escogió para llevarnos a su Reino, formar parte de su corte, servirle. Esto nos hace especiales, al tiempo que nos declara integrantes de una familia. No estás solo en tu tránsito por esta vida; eres parte de un linaje especial. Alégrate de que Dios te escogió en Cristo Jesús.
Real sacerdocio. Los sacerdotes más especiales e influyentes eran los que tenían acceso directo al rey de la nación. Esos somos nosotros. Dios nos dio acceso a su Lugar Santísimo al rasgar el velo del templo en el momento de la muerte de Jesús por nosotros. Somos intermediarios entre Dios y los que aún no han establecido una relación con Él por la fe en Jesús. Somos los destinatarios de inmensos privilegios y grandes responsabilidades, y Dios está con nosotros para que cumplamos con nuestra labor.
Nación santa. Los judíos consideraban que este título le correspondía al pueblo de Israel. Es significativo el hecho de que un judío haya escrito estas palabras. Dios levantó una Nación santa, cuyos ciudadanos llevan escrita su ley en el corazón (Jer. 31:33). Dios estableció la fe como la regla para la obtención de esta ciudadanía del Reino de los cielos, e hizo de nosotros una nación especial, esparcida por todos los rincones de este planeta y sirviendo a nuestro Rey como embajadores.
Pueblo que pertenece a Dios. Él pagó el precio por ti, y tú le perteneces. Somos el pueblo de los que hemos sido comprados por el precio de la sangre de Jesús. Hemos reconocido nuestra necesidad, hemos sentido nuestra culpa y nos hemos arrepentido, y hemos creído que Jesús es el Camino. Y Dios nos amó, y nos hizo su pertenencia. Dios se deleita en cuidar de nosotros (Is. 43:1-4).
Como linaje, sacerdocio, nación y pueblo tenemos una tarea en común: la de dar a conocer las obras de Dios, el que nos llamó a salir de la oscuridad para caer bajo su clara luz. Si eres parte de este linaje, eres un testigo de las obras de Dios. El amor con el que Dios te amó, el perdón que recibiste de Él, son un poderoso testimonio para que otros puedan encontrar esta luz en la que nosotros ahora vivimos. No es una tarea que vamos a realizar por nuestra propia cuenta ni siguiendo nuestro propio proyecto, sino que es su obra, orquestada, coordinada y dirigida por su Espíritu Santo.
Tienes identidad y tienes un propósito en la vida. Eso es más de lo que muchos tienen. Y tu identidad y propósito son de lo mejor. No dejes que tus pensamientos acepten nada que no sea esta valoración de parte de Dios. El Creador del universo te ha mirado, ha considerado tu vida, ha visto tu fe, y hoy está obrando en ti y en los que recorren esta vida tomados de la mano de Jesús. Nunca dejes de darle gracias.
1 Pedro 2:10 RVR60
10 vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.
1 Pedro 2:10 RVR60
10 vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.
1 Pedro 2:10 RVR60
10 vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.
1 Pedro 2:10 NBLA
10 Ustedes en otro tiempo no eran pueblo, pero ahora son el pueblo de Dios; no habían recibido misericordia, pero ahora han recibido misericordia.
Antes no teníamos nada en común. Los cristianos pertenecemos a todas las naciones bajo el sol, venimos de diferentes trasfondos sociales, culturales y económicos, y sin Jesús no había nada que nos hiciera identificarnos unos con otros. Pero en Cristo se cayeron nuestras fronteras y ahora somos un pueblo, minoritario pero tremendamente poderoso.
Sin Jesús no éramos objeto de la misericordia de Dios. Al creer en Jesús fuimos alcanzados por el inmenso caudal del amor de Dios, que ha afectado cada aspecto de nuestra existencia.
Gracias, Dios nuestro, por tanta misericordia.