Una vida nueva

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La vida en Cristo es radicalmente diferente de la vida sin Él.

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Introducción:
Hemos recibido un regalo inmenso, algo que ni con cien millones de años viviendo hubiéramos podido alcanzar.
Hemos recibido la salvación — si es que hemos creído en Jesús.
¡Qué bien! ¿Verdad? Pero, ahora que creímos en Jesús y hemos sido salvados por creer en Él, ¿qué más? ¿Hay algo más?
A veces podríamos caer en el error de creer que alcanza con lo que hemos hecho, creer en Jesús y pedirle que sea nuestro Salvador. La obra ya está hecha, ¿no es así?
Luego de creer en Jesús, ¿qué tenemos que hacer? ¿Cómo tenemos que vivir?
¿Alcanza con ir a la iglesia?
La realidad es que creer en Jesús es solamente el comienzo, es cuando nacemos de nuevo. Nacer siempre implica el comienzo de la vida. ¿Cómo será esta nueva vida?
Considera lo que Pedro tiene para enseñarnos al respecto.

1. Cambia

1 Pedro 1:13–16 RVR60
13 Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado;14 como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia;15 sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;16 porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.
1 Pedro 1:13–16 NVI
13 Por eso, dispónganse para actuar con inteligencia; tengan dominio propio; pongan su esperanza completamente en la gracia que se les dará cuando se revele Jesucristo. 14 Como hijos obedientes, no se amolden a los malos deseos que tenían antes, cuando vivían en la ignorancia. 15 Más bien, sean ustedes santos en todo lo que hagan, como también es santo quien los llamó; 16 pues está escrito: «Sean santos, porque yo soy santo.»
1 Pedro 1:13–16 NTV
13 Así que piensen con claridad y ejerciten el control propio. Pongan su esperanza en la salvación inmerecida que recibirán cuando Jesucristo sea revelado al mundo. 14 Por lo tanto, vivan como hijos obedientes de Dios. No vuelvan atrás, a su vieja manera de vivir, con el fin de satisfacer sus propios deseos. Antes lo hacían por ignorancia, 15 pero ahora sean santos en todo lo que hagan, tal como Dios, quien los eligió, es santo. 16 Pues las Escrituras dicen: «Sean santos, porque yo soy santo».
1 Pedro 1:13 RVR60
13 Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado;
1 Pedro 1:13 NVI
13 Por eso, dispónganse para actuar con inteligencia; tengan dominio propio; pongan su esperanza completamente en la gracia que se les dará cuando se revele Jesucristo.
1 Pedro 1:13 NTV
13 Así que piensen con claridad y ejerciten el control propio. Pongan su esperanza en la salvación inmerecida que recibirán cuando Jesucristo sea revelado al mundo.
Teniendo en cuenta lo valiosa que es la salvación que hemos recibido, debemos tomar algunas medidas aplicables a nuestro diario vivir. Las que aparecen en este versículo y los siguientes son indicaciones que el Espíritu Santo inspiró a Pedro a transmitir en cuanto a cómo vivir la vida cristiana.
"...dispónganse a actuar con inteligencia...". Esto sería algo así como decir "Estén preparados para actuar inteligentemente". Son muchas las ocasiones en la vida en las que nos dejamos llevar. Hacia donde va la corriente, allí vamos; lo que hacen los demás, hacemos; lo que parece bien al sentido común de la sociedad, eso aplicamos. Eso no es actuar con inteligencia. Lo que Dios nos está diciendo es que Él nos capacitó para actuar de una manera diferente, teniéndolo a Él como referente más importante en nuestras vidas. Estando sin Cristo no puedes actuar con inteligencia; muchas veces eras llevado de aquí para allá por tus pasiones, por las opiniones de los demás y por las ambiciones. Prepárate para una nueva manera de vivir, actuando con inteligencia.
"...tengan dominio propio...". Vivimos en una sociedad en la que, cada vez más, parece haberse perdido esta cualidad. Es más, parecen animarnos por todos los medios a abandonar el dominio propio, a dejarnos llevar. El problema es que cuando renunciamos al dominio propio, cuando nos dejamos llevar, caemos bajo el dominio de fortalezas que nos esclavizan utilizando nuestras propias pasiones y compulsiones. Escucha la voz de Dios y activa tu dominio propio. No te dejes llevar. Dios te dio el dominio propio como fruto del Espíritu Santo en tu vida. Ejercítate a decir que no, porque tienes la autoridad para hacerlo. Tú eliges el destinatario de tu confianza. Nadie tiene mayor autoridad que nuestro Creador para decirnos como debemos vivir. Préstale atención y ejerce tu dominio propio.
"...pongan su esperanza completamente en la gracia que se les dará cuando se revele Jesucristo". ¿Existen otras alternativas? Sí, claro. El mundo te ofrece toda una gama de opciones. Dedícale tu esperanza al dinero, y vivirás en función de él. Pon tu esperanza en el gobierno o un sistema político, y tendrás algo por lo que luchar. Pon tu esperanza en tus propios recursos, fuerzas y capacidades, pero ten en cuenta que tarde o temprano descubrirás tus limitaciones. Lo cierto es que la única fuente confiable de esperanza es aquella gracia, aquella inmensa herencia de la que Pedro ya nos ha hablado, que va a quedar claramente a la vista cuando Jesús regrese. Aquello en lo que pones tu esperanza determina como vas a vivir e influye en tus decisiones de todos los días. Apóyate con confianza en la gracia que recibirás, no porque te hayas hecho merecedor de ella sino porque Jesucristo pagó el precio por ti (por eso es gracia y no recompensa), y tu vida encontrará un equilibrio que de otra manera no tendría.
1 Pedro 1:14 RVR60
14 como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia;
1 Pedro 1:14 NVI
14 Como hijos obedientes, no se amolden a los malos deseos que tenían antes, cuando vivían en la ignorancia.
1 Pedro 1:14 NTV
14 Por lo tanto, vivan como hijos obedientes de Dios. No vuelvan atrás, a su vieja manera de vivir, con el fin de satisfacer sus propios deseos. Antes lo hacían por ignorancia,
"...no se amolden a los malos deseos...". No necesitas hacer un análisis demasiado profundo de tu corazón para descubrir que muchas veces surgen malos deseos en ti. El hecho de que surjan no es el problema principal, porque la realidad es que surgen en el corazón de todos nosotros. Surgen en nosotros y nos invitan. Son deseos, ganas, de mayor o menor intensidad, y nos invitan a seguirlas con la promesa del placer, la diversión, una nueva experiencia, alguna medida de satisfacción.
Pero escucha lo que Dios te está diciendo: no te metas en ese molde. Es el molde en el que la mayoría está cayendo, es cierto, y eso determina los principios morales y los valores de la sociedad en que vives. Pero tú tienes otra fuente de valores y principios. No te amoldes a esas ganas, no las sigas, sencillamente diles que no. Si estás en Cristo ya no vives en la ignorancia sino a otro nivel. Tienes otra autoridad sobre tu propia vida, y el Espíritu Santo que está en ti te lo confirma. Levántate con esa autoridad que recibiste de Jesús y no te amoldes a aquellos deseos.
1 Pedro 1:15–16 RVR60
15 sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;16 porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.
1 Pedro 1:15–16 NVI
15 Más bien, sean ustedes santos en todo lo que hagan, como también es santo quien los llamó; 16 pues está escrito: «Sean santos, porque yo soy santo.»
1 Pedro 1:15–16 NTV
15 pero ahora sean santos en todo lo que hagan, tal como Dios, quien los eligió, es santo. 16 Pues las Escrituras dicen: «Sean santos, porque yo soy santo».
Dios te ha invitado a ser como él, Santo, diferente, apartado del molde de los demás. Dios es distinguible de la multitud, y así tienes que serlo tú, porque Dios te ha invitado a serlo. Los miembros de la familia de Dios somos una honrosa minoría, y eso se nota en nuestra manera de vivir. Nuestro Padre Dios nos ha llamado a ser santos en todo lo que hagamos, así como él lo es. Son los genes de Dios en nosotros los que vamos a reflejar. Tenemos el poder de ser diferentes y dejar que Dios obre en nosotros.
Es interesante que el apóstol baje el concepto de santidad al nivel de las acciones. No se trata de una concepción intelectual, de una fórmula filosófica a la que mostramos nuestro asentimiento conceptual. Se trata de nuestros hechos, lo que hacemos cada día. La diferencia en tu vida no va a consistir en que vayas a la reunión los domingos. Se va a notar en la ocasión en que todos le den la espalda al rechazado, todos menos tú. Se va a ver cuando todos consideren aceptable e incluso digno de destaque algún acto corrupto o inmoral, todos menos tú. ¿Por qué? Porque tú eres santo, como Dios nuestro Padre.
¿Sientes que te queda grande ser considerado santo? ¿No te llamarías santo a ti mismo? Estoy enteramente de acuerdo y me ocurre lo mismo. Nosotros sabemos cuáles son nuestros pensamientos, conocemos cuáles han sido nuestras palabras, acciones y aún nuestras intenciones profundas, y no le llamaríamos santo a alguien como nosotros. Pero Dios nos propone aquí una nueva manera de vivir, una en la que aceptamos su invitación a ser santos, a actuar de una forma diferente a la de los demás. No se trata de hacer algo o dejar de hacerlo porque "la religión no me permite" ni porque "en la iglesia me enseñaron que no lo hiciera". Tienes una relación viva con Dios, y el Espíritu Santo en tu interior te habla claramente en cuanto a tu comportamiento, tus decisiones, y está obrando en ti. Simplemente camina con Dios, escucha su voz y respóndele: "Sí, Padre, quiero ser santo como tú en todo lo que haga".

2. Teme

1 Pedro 1:17–21 RVR60
17 Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación;18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata,19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,20 ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros,21 y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios.
1 Pedro 1:17–21 NVI
17 Ya que invocan como Padre al que juzga con imparcialidad las obras de cada uno, vivan con temor reverente mientras sean peregrinos en este mundo. 18 Como bien saben, ustedes fueron rescatados de la vida absurda que heredaron de sus antepasados. El precio de su rescate no se pagó con cosas perecederas, como el oro o la plata, 19 sino con la preciosa sangre de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin defecto. 20 Cristo, a quien Dios escogió antes de la creación del mundo, se ha manifestado en estos últimos tiempos en beneficio de ustedes. 21 Por medio de él ustedes creen en Dios, que lo resucitó y glorificó, de modo que su fe y su esperanza están puestas en Dios.
1 Pedro 1:17–21 NTV
17 Recuerden que el Padre celestial, a quien ustedes oran, no tiene favoritos. Él los juzgará o los recompensará según lo que hagan. Así que tienen que vivir con un reverente temor de él mientras sean «extranjeros en la tierra». 18 Pues ustedes saben que Dios pagó un rescate para salvarlos de la vida vacía que heredaron de sus antepasados. Y el rescate que él pagó no consistió simplemente en oro o plata 19 sino que fue la preciosa sangre de Cristo, el Cordero de Dios, que no tiene pecado ni mancha. 20 Dios lo eligió como el rescate por ustedes mucho antes de que comenzara el mundo, pero ahora él se lo ha revelado a ustedes en estos últimos días. 21 Por medio de Cristo, han llegado a confiar en Dios. Y han puesto su fe y su esperanza en Dios, porque él levantó a Cristo de los muertos y le dio una gloria inmensa.
1 Pedro 1:17 RVR60
17 Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación;
1 Pedro 1:17 NVI
17 Ya que invocan como Padre al que juzga con imparcialidad las obras de cada uno, vivan con temor reverente mientras sean peregrinos en este mundo.
1 Pedro 1:17 NTV
17 Recuerden que el Padre celestial, a quien ustedes oran, no tiene favoritos. Él los juzgará o los recompensará según lo que hagan. Así que tienen que vivir con un reverente temor de él mientras sean «extranjeros en la tierra».
Algo que no debemos olvidar es el hecho de que nuestro Padre celestial es el Juez de todos los mortales: "...juzga con imparcialidad las obras de cada uno". No somos los protegidos de un superhéroe que nos defiende hagamos las cosas bien o no. Nuestro amparo y fortaleza es también el Juez eterno e imparcial, y eso nos incluye. Dios será también nuestro juez, y será imparcial. En su condición de Juez justo no manifestará favoritismos, por más ocasiones que hayamos pisado los atrios del edificio que lleve su nombre.
Este versículo no es un burdo intento de manipulación con el uso de la religión, para que la gente "se porte bien". Es una cruda realidad. No vivas con miedo ante Dios, como si él fuera un ser arbitrario, caprichoso y cruel. No se trata de eso. Él es el Dios de amor, quien ES amor y no puede dejar de serlo porque esa es su esencia (1 Juan 4:8). Pero Él también es el Juez ante quien todos nos tenemos que presentar. Vive tus días en esta vida con temor ante Él, respetándole profundamente, considerando con cuidado donde pisas, andando como quien sabe que un día tendrá que rendir cuenta por sus acciones.
1 Pedro 1:18 RVR60
18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata,
1 Pedro 1:18 NVI
18 Como bien saben, ustedes fueron rescatados de la vida absurda que heredaron de sus antepasados. El precio de su rescate no se pagó con cosas perecederas, como el oro o la plata,
1 Pedro 1:18 NTV
18 Pues ustedes saben que Dios pagó un rescate para salvarlos de la vida vacía que heredaron de sus antepasados. Y el rescate que él pagó no consistió simplemente en oro o plata
De nuestros padres y abuelos heredamos un estilo de vida absurdo, basado en el egoísmo, la hostilidad, la mentira. Al creer en Jesús fuimos rescatados de ese estilo de vida, y ya no lo necesitamos más. No tenemos por qué seguir viviendo de aquella manera y somos libres para caminar con Jesús y establecer con él nuestro estilo de vida. Esto puede parecer una doctrina, pero es una realidad perceptible y experimentable en tu vida. Fuiste rescatado de un estilo de vida opresivo y frustrante, para una vida nueva y diferente.
Jesús pagó el rescate por ti, y no lo hizo con moneda corriente.
1 Pedro 1:19 RVR60
19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,
1 Pedro 1:19 NVI
19 sino con la preciosa sangre de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin defecto.
1 Pedro 1:19 NTV
19 sino que fue la preciosa sangre de Cristo, el Cordero de Dios, que no tiene pecado ni mancha.
Jesús pagó con su propia sangre por tu vida. Hizo lo que nadie más ha hecho y posiblemente no hará por ti: entregó su vida por la tuya.
Los judíos habían recibido la Ley de parte de Dios. De acuerdo a ella se presentaban una vez por año en su presencia y era sacrificado un cordero por los pecados del pueblo, un cordero sin mancha y sin defecto. Aquel cordero lo representaba a Jesús, era una manera de expresar la manera en que Dios finalmente nos salvaría, por medio de un sustituto. En realidad ningún cordero puede pagar el precio por tu alma, pero el Cordero de Dios, Jesús, sí lo hizo.
Aquel estilo de vida que habías recibido de tus antepasados te llevaba a la condenación. No había escapatoria. Pero Dios envió a Jesús, y aquella condenación que era para ti cayó sobre Jesús en la cruz. Jesús no merecía morir, y menos como un condenado a la pena máxima, como si hubiera cometido los peores delitos. Ese era tu lugar, y él lo tomó. Derramó su preciosa sangre pagando el precio por tu alma, por tu salvación, por tu libertad de aquel estilo de vida opresor y frustrante. Ahora eres libre por él. Y la maravilla es que no se quedó confinado a la tumba para nunca más salir, sino que hoy camina a tu lado garantizándote seguridad, dirección, sabiduría, fortaleza y paz. Él es tu Salvador.
1 Pedro 1:20 RVR60
20 ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros,
1 Pedro 1:20 NVI
20 Cristo, a quien Dios escogió antes de la creación del mundo, se ha manifestado en estos últimos tiempos en beneficio de ustedes.
1 Pedro 1:20 NTV
20 Dios lo eligió como el rescate por ustedes mucho antes de que comenzara el mundo, pero ahora él se lo ha revelado a ustedes en estos últimos días.
Hay aspectos de lo que ha ocurrido en el ambiente espiritual que se escapan a nuestra humana comprensión. Pablo explicó que hay cosas que por el momento comprendemos en forma parcial, pero que llegará un momento en que entenderemos todo con claridad (1Cor. 13:9-12). Una de esas cosas difíciles de entender es esta elección de Jesús previa a la creación. Lo que sí queda claro es que el entendimiento de Dios deja al nuestro como una mota de polvo frente al universo. Dios lo sabe todo, y su conocimiento supera por lejos nuestras fantasías más audaces.
Pero Pedro cumplía con presentar a Jesús, el Salvador. Aquel que existía desde antes que el tiempo fuese se manifestó ante él y los que vivieron en su momento. Jesús no fue una persona común y corriente. Fue una intervención divina en la historia de la humanidad, y el Creador pisó la tierra y convivió con su propia creación. ¿Por qué? ¿Cómo parte de un experimento, para ver cómo se sentía? No; "en beneficio de ustedes", explica Pedro.
1 Pedro 1:21 RVR60
21 y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios.
1 Pedro 1:21 NVI
21 Por medio de él ustedes creen en Dios, que lo resucitó y glorificó, de modo que su fe y su esperanza están puestas en Dios.
1 Pedro 1:21 NTV
21 Por medio de Cristo, han llegado a confiar en Dios. Y han puesto su fe y su esperanza en Dios, porque él levantó a Cristo de los muertos y le dio una gloria inmensa.
Jesús fue quien nos llevó a la relación que ahora tenemos con Dios. Creemos en Dios por medio de él, en el Dios que "lo resucitó y glorificó". ¿Cuál fue la meta de todo eso? "...que su fe y esperanza están puestas en Dios". Jesús es quien le da equilibrio a tu vida. Cuando lo consideras, cuando contemplas lo que hizo por ti, le dedicas tu confianza a quien se la tienes que dedicar, a Dios.
Nosotros somos el cumplimiento del plan original de Dios para la humanidad. Dios quería que todos los seres humanos viviéramos así, en una relación de confianza con él. Pero el pecado entró en nuestras vidas y nuestra historia y estableció la separación que tantas consecuencias negativas ha traído. Por medio de Jesús, volvemos a aquella relación en la que vivimos conforme al propósito para el que fuimos creados.
Gracias, Jesús. Por ti mi fe y mi esperanza están puestas en Dios.

3. Ama

1 Pedro 1:22–25 RVR60
22 Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; 23 siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. 24 Porque: Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; 25 Mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.
1 Pedro 1:22–25 RVR60
22 Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; 23 siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. 24 Porque: Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; 25 Mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.
1 Pedro 1:22–25 RVR60
22 Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; 23 siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. 24 Porque: Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; 25 Mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.
1 Pedro 1:22 RVR60
22 Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro;
1 Pedro 1:22 NVI
22 Ahora que se han purificado obedeciendo a la verdad y tienen un amor sincero por sus hermanos, ámense de todo corazón los unos a los otros.
1 Pedro 1:22 NTV
22 Al obedecer la verdad, ustedes quedaron limpios de sus pecados, por eso ahora tienen que amarse unos a otros como hermanos, con amor sincero. Ámense profundamente de todo corazón.
Aquí hay dos conceptos que no son muy populares en nuestro tiempo. No se habla mucho de purificación, ¿verdad? Parece como si nadie quisiera purificarse, como si nadie reconociera que necesita ser purificado. Eso quedó atrás, como un concepto obsoleto extraído de algún rincón oscuro de la Edad Media. Pero es exactamente eso lo que obtenemos los que nos acercamos a Jesús, y justamente lo hicimos porque reconocimos nuestra corrupción, nuestra suciedad, nuestra necesidad de purificación.
El otro concepto impopular es el de la obediencia. Lo que se escucha por todas partes es que nadie tiene derecho de imponernos nada, que todos tenemos derechos de conducir nuestro propio destino, que nada ni nadie nos puede exigir obediencia. Pero nosotros, cuando creímos en Jesús reconocimos nuestra desobediencia, reconocimos que la Verdad, en la persona de nuestro Salvador, sí tenía autoridad para demandar obediencia, y le obedecimos.
Estos conceptos que nuestra cultura está descartando por considerarlos obsoletos, imprácticos, contrarios al bienestar que uno puede encontrar en la vida, son pilares de nuestra fe y nuestra vida. No te avergüences de haber sido purificado, ni de haber obedecido la verdad y hacerlo cada día. La paz que tenemos como resultado de esta actitud nuestra realmente escasea por todas partes.
Uno de los resultados de nuestro encuentro con Jesús es el amor por nuestros hermanos, los que como nosotros han decidido ser sus discípulos. Ese amor lo tienes, surge espontáneamente en tu corazón como fruto de la obra del Espíritu Santo en tu vida. Y Pedro se encarga de animarnos a que le demos rienda suelta a ese amor: "ámense de todo corazón los unos a los otros".
Detente un momento a pensar en tus hermanos cristianos. ¿Puedes ponerle rostro a las palabras de este versículo? ¿Puedes ponerle nombre? Pon tu amor por tu hermano o hermana en una oración en este momento, y proponte manifestarle tu amor con un gesto, una palabra, una llamada telefónica, un regalo, un abrazo. Siembra ese amor que Dios puso en tu corazón por obra del Espíritu Santo, y te sorprenderás de los resultados.
1 Pedro 1:23 RVR60
23 siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
1 Pedro 1:23 NVI
23 Pues ustedes han nacido de nuevo, no de simiente perecedera, sino de simiente imperecedera, mediante la palabra de Dios que vive y permanece.
1 Pedro 1:23 NTV
23 Pues han nacido de nuevo pero no a una vida que pronto se acabará. Su nueva vida durará para siempre porque proviene de la eterna y viviente palabra de Dios.
No sé si te ocurre lo mismo que a mí. Estas descripciones de lo que sucedió en nuestra vida espiritual, en el proceso de nuestra vida al encontrarnos con Jesús y dar inicio a nuestra relación con Dios, realmente hacen algo especial en mi interior.
Sí, es cierto, nacimos de nuevo. Es lo que Jesús le decía a Nicodemo (Juan 3:5) aquella noche que se acercó a él en busca de la verdad. Por más largo que haya sido el camino desde que te sucedió a ti, seguro que algo salta de alegría en tu interior al leer esta afirmación de Pedro.
Y no naciste como el producto de una semilla que se eche a perder con el tiempo, sino como resultado de la que permanece. Y aquí menciona la intervención de la Palabra de Dios en nuestra vida. La Palabra llegó a tu vida y produjo un impacto en ti, te movió a reaccionar y despertó tu fe. Esa Palabra no es de las que se lleva el viento, no es palabra de hombre. Esta "vive y permanece". Dios cumple sus promesas. Cada palabra que Dios te ha dicho es firme y se cumple.
Gracias a Dios por su Palabra y por la obra que ha hecho y está haciendo en nuestras vidas.
1 Pedro 1:24–25 RVR60
24 Porque: Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; 25 Mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.
1 Pedro 1:24–25 NVI
24 Porque «todo mortal es como la hierba, y toda su gloria como la flor del campo; la hierba se seca y la flor se cae, 25 pero la palabra del Señor permanece para siempre.» Y ésta es la palabra del evangelio que se les ha anunciado a ustedes.
1 Pedro 1:24–25 NTV
24 Como dicen las Escrituras: «Los seres humanos son como la hierba, su belleza es como la flor del campo. La hierba se seca, y la flor se marchita. 25 Pero la palabra del Señor permanece para siempre». Y esta palabra es el mensaje de la Buena Noticia que se les ha predicado.
Pedro cita aquí Isaías 40:6-8, y nos aclara que esta es la Palabra del evangelio que nos ha sido predicado. Los mortales somos y pasamos. Nuestra vida es efímera, pasajera, como la de las flores del campo. Pero aquella palabra del evangelio que recibimos permanece y se cumple, aún más allá de los límites de nuestra vida terrenal. Dios es fiel, y su Palabra poderosa y eterna.
¡Gracias, Dios nuestro, por tu poderosa Palabra!
Conclusión:
Cambia
Teme
Ama
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