El pecado de Acán

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El pecado de Acán nos enseña que no hay nada oculto para Dios, y el pecado tiene consecuencias para todos.

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El Pecado de Acán

Josué 7:1 (RVR60)
Pero los hijos de Israel cometieron una prevaricación en cuanto al anatema; porque Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la tribu de Judá, tomó del anatema; y la ira de Jehová se encendió contra los hijos de Israel.

Introducción

Los Israelitas al mando de Josué iniciaban el proceso de conquista de la tierra prometida.
El primer objetivo fue Jericó, una ciudad amurallada difícil de atacar.
Dios le da instrucciones a Josué para derrotarla. Josué obedecieron fielmente cada instrucción de Dios.
Israel obtiene una victoria impresionante sobre Jericó.
Dios ordena a Josué no tomar nada de Jericó pues siendo la primicia, todo el oro le pertenecía al servicio del tabernáculo, y todas las demás cosas, personas y animales debían ser destruidas a excepción de Rahab.
Pero vosotros guardaos del anatema; ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, no sea que hagáis anatema el campamento de Israel, y lo turbéis. Josué 6:18
Anatema es apartado para destrucción.
Pero un hombre, cuyo nombre significa perturbador, desobedeció esta orden de Dios y trató de ocultar su pecado.

El Pecado de Acán

Acán de la tribu de Judá, mientras tomaban posesión de Jericó, vio, codició y tomo un buen manto babilónico, 200 monedas de plata, un lingote de oro de medio kilo.
El manto debía ser destruido, el oro y la plata entregado al tesoro del templo, pero Acán los codició, los tomó y escondió bajo tierra en su tienda (Josué 7:21),
Erróneamente pensó que nadie lo descubriría. “Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta. Hebreos 4:13
Acán transgredió el décimo mandamiento: “no codiciarás”
La codicia conduce a otros pecados: El adulterio, robo, corrupción, asesinato, envidia, en este caso a la desobediencia, la mentira y el engaño.
Mientras Acán ocultaba su pecado, el pueblo celebraba la victoria contra Jericó, y se disponían a atacar el próximo pueblo: Hai.
Confiados de su victoria, no consultan a Dios, envían solo un pequeño grupo de hombres, creyendo que en ellos consistía la victoria.
Grande fue su decepción cuando fueron derrotados por los pocos pobladores de Hai. Murieron 36 israelitas en esta batalla.

Una oración de reclamo

Josué 7:7–9 (RVR60)
7 Y Josué dijo: ¡Ah, Señor Jehová! ¿Por qué hiciste pasar a este pueblo el Jordán, para entregarnos en las manos de los amorreos, para que nos destruyan? ¡Ojalá nos hubiéramos quedado al otro lado del Jordán! 8 ¡Ay, Señor! ¿qué diré, ya que Israel ha vuelto la espalda delante de sus enemigos? 9 Porque los cananeos y todos los moradores de la tierra oirán, y nos rodearán, y borrarán nuestro nombre de sobre la tierra; y entonces, ¿qué harás tú a tu grande nombre?
la oración de Josué era más un reclamo que una oración, y mostró desconfianza en las promesas de Dios.
Muchas veces nuestra actitud ante la adversidad es tratar de culpar a Dios por nuestras derrotas, sin considerar antes examinarnos a nosotros.
Dios en numerosas ocasiones había prometido darles la victoria sobre sus enemigos, y sus promesas son firmes.
Debemos confiar en sus promesas, y si las cosas no salen bien, el problema está en nosotros y no en Dios.
Josué oraba a Dios para que le diera la victoria, pero no hay respuesta cuando hay pecados no confesados, Dios le dice … el pueblo ha pecado» (vv. 10, 11).
Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios, y hace su voluntad, a ése oye. Juan 9:31
En ese caso Dios no puede cumplir su promesa hasta que confiese su pecado.

El pecador descubierto

Josué 7:19 (RVR60)
Entonces Josué dijo a Acán: Hijo mío, da gloria a Jehová el Dios de Israel, y dale alabanza, y declárame ahora lo que has hecho; no me lo encubras.
El pecado de un hombre había perturbado todo el pueblo, “Pero los hijos de Israel cometieron una prevaricación” La culpa del pecado de Acán cayó sobre el pueblo entero así como Adán perjudicó a la humanidad entera “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. Romanos 5:12
Quizá Acán pensara: ¡Qué daño puede causar mi pecado!
Así Satanás hace creer al que peca que su ofensa no afecta a nadie, pero vemos en el ejemplo de Acán que no es así.
El pecado de Acán provocó que todo el pueblo se desanimara, que 36 hombres inocentes murieran, tu pecado afecta a otros.
El pecado de Acán hizo tropezar al pueblo, provocó que el pueblo murmurara: “Dijo Jesús a sus discípulos: Imposible es que no vengan tropiezos; mas ¡ay de aquel por quien vienen! mejor le fuera que se le atase al cuello una piedra de molino y se le arrojase al mar, que hacer tropezar a uno de estos pequeñitos. Lucas 17:1–2.
Así que aquellos que son mal ejemplo influencian a otros a la rebeldía, a la lascivia con su vestimenta provocativa, con su arrogancia hace sentir menospreciado a otro, estan haciendo caer a uno de los pequeñitos.

Conclusión

Aunque El Daño que ya había causado el pecado de Acán era irreversible, debía confesarlo para que Dios perdonara al pueblo y se detuviera la maldición.
Josué 7:20 (RVR60)
Y Acán respondió a Josué diciendo: Verdaderamente yo he pecado contra Jehová el Dios de Israel, y así y así he hecho.
Acán tuvo que confesar su pecado: «Vi … codicié … tomé … escondí …» (v. 21).
El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia. Proverbios 28:13
Este acontecimiento nos enseña:
No debemos emprender nada sin antes buscar la dirección de Dios, si Josué hubiese orado a Dios antes de ir a la batalla, Dios le habría revelado el pecado de Acán.
No pretendamos engañar a Dios cometiendo pecado y creyendo que no tendrá consecuencias. “¿Qué ocurrirá cuando descubra lo que hacen? ¿Creen que pueden engañarlo tan fácilmente como lo hacen con la gente? Job 13:9
Tú pecado puede afectar también a tu familia, iglesia y comunidad.
Aléjate de la codicia.
Si estas en una situación de pecado, recuerda que siempre puedes encontrar perdón en Cristo: “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. 1 Juan 2:1
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