El Evangelio de Dios (Romanos 1.2)

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El Evangelio de Dios (Romanos 1.2)

Romanos 1:1–4 NBLA
1 Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios, 2 que Él ya había prometido por medio de Sus profetas en las Sagradas Escrituras. 3 Es el mensaje acerca de Su Hijo, que nació de la descendencia de David según la carne, 4 y que fue declarado Hijo de Dios con un acto de poder, conforme al Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos: nuestro Señor Jesucristo.
Vimos en el verso 1 la semana pasada que Pablo es un siervo de Cristo Jesús, que significa que fue comprado, poseído y gobernado por Cristo.
Él vive para complacer a Cristo. Y, a menos que tomemos la errónea idea de que Cristo de alguna manera está siendo dependiente de la iniciativa y de la labor del esclavo Pablo, notaremos que Pablo depende de Cristo para todo lo que el mismo Pablo hace en el servicio a Cristo:
Romanos 15:18 NBLA
18 Porque no me atreveré a hablar de nada sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, en palabra y en obra,
En otras palabras Pablo sirve a Cristo en el poder con que Cristo sirve a Pablo.
Marcos 10:45 NBLA
45 »Porque ni aun el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir, y para dar Su vida en rescate por muchos».
1 Corintios 15:10 NBLA
10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y Su gracia para conmigo no resultó vana. Antes bien he trabajado mucho más que todos ellos, aunque no yo, sino la gracia de Dios en mí.
Torceríamos todo el significado de Romanos desde el comienzo si no vemos que Pablo sirve a Cristo en el poder que Cristo suple, de manera que Cristo recibe la gloria por el servicio de Pablo.
1 Pedro 4:11 NBLA
11 El que habla, que hable conforme a las palabras de Dios; el que sirve, que lo haga por la fortaleza que Dios da, para que en todo Dios sea glorificado mediante Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén.
A este soberano, dador de todo, Cristo, es a quien encontramos en la próxima frase, “llamado a ser apóstol”.
Cristo llamó a Pablo en el camino a Damasco y le comisionó para ser su representante autoritario en el establecimiento de la iglesia con enseñanzas verdaderas.
Entonces vemos al Dios soberano, todo-planificador pasar a la próxima frase, “apartado para el evangelio de Dios”.
Dios separó a Pablo desde antes que naciera, lo dice Gálatas 1:15. Dios está tan celoso por la venida y revelación de su evangelio que no deja nada para la casualidad.
Antiguo y Nuevo Testamento
Romanos 1:2 NBLA
2 que Él ya había prometido por medio de Sus profetas en las Sagradas Escrituras.
Este pasaje es, por cierto, muy importante. Nos muestra cómo Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, quiere que consideremos al Antiguo Testamento.
El ve claramente que la antigua y la nueva dispensaciones van juntas. El considera (a) el Antiguo Testamento y (b) las buenas nuevas de salvación, tal como son proclamadas por Jesús y sus mensajeros, como una unidad.
Hablando en términos generales, podemos decir que el Antiguo Testamento contiene las promesas; el Nuevo Testamento muestra cómo estas promesas habían sido, estaban siendo, e iban a ser cumplidas.
Cuando Pablo dice “sus profetas” él se refiere no sólo, desde luego, a hombres tales como Isaías, Jeremías, etc., sino también a Moisés, Samuel, David, etc. Para hablar en lenguaje que hasta los niños entienden:
El Antiguo testamento es explicado en el nuevo.
El Nuevo testamento es el cumplimiento del Antiguo Testamento.
Lo que Pablo escribe aquí es exactamente lo que Jesús también proclamó: y esto no sólo en esos bien conocidos pasajes:
Lucas 24:25–32 NBLA
25 Entonces Jesús les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! 26 »¿No era necesario que el Cristo padeciera todas estas cosas y entrara en Su gloria?». 27 Comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les explicó lo referente a Él en todas las Escrituras. 28 Se acercaron a la aldea adonde iban, y Él hizo como que iba más lejos. 29 Y ellos le insistieron, diciendo: «Quédate con nosotros, porque está atardeciendo, y el día ya ha declinado». Y entró a quedarse con ellos. 30 Al sentarse a la mesa con ellos, Jesús tomó pan, y lo bendijo; y partiéndolo, les dio. 31 Entonces les fueron abiertos los ojos y lo reconocieron; pero Él desapareció de la presencia de ellos. 32 Y se dijeron el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón dentro de nosotros mientras nos hablaba en el camino, cuando nos abría las Escrituras?»
Lucas 24:44–48 NBLA
44 Después Jesús les dijo: «Esto es lo que Yo les decía cuando todavía estaba con ustedes: que era necesario que se cumpliera todo lo que sobre Mí está escrito en la ley de Moisés, en los profetas y en los Salmos». 45 Entonces les abrió la mente para que comprendieran las Escrituras, 46 y les dijo: «Así está escrito, que el Cristo padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día; 47 y que en Su nombre se predicará el arrepentimiento para el perdón de los pecados a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. 48 »Ustedes son testigos de estas cosas.
a los cuales se hace referencia muchas veces en relación con esto, sino ciertamente también en
Lucas 4:16–30 NBLA
16 Jesús llegó a Nazaret, donde había sido criado, y según Su costumbre, entró en la sinagoga el día de reposo, y se levantó a leer. 17 Le dieron el libro del profeta Isaías, y abriendo el libro, halló el lugar donde estaba escrito: 18 «El Espíritu del Señor está sobre Mí, Porque me ha ungido para anunciar el evangelio a los pobres. Me ha enviado para proclamar libertad a los cautivos, Y la recuperación de la vista a los ciegos; Para poner en libertad a los oprimidos; 19 Para proclamar el año favorable del Señor». 20 Cerrando el libro, lo devolvió al asistente y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en Él. 21 Y comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que han oído». 22 Todos hablaban bien de Él y se maravillaban de las palabras llenas de gracia que salían de Su boca, y decían: «¿No es este el hijo de José?» 23 Entonces Él les dijo: «Sin duda me citarán este refrán: “Médico, cúrate a ti mismo; esto es, todo lo que oímos que se ha hecho en Capernaúm, hazlo también aquí en Tu tierra”». 24 Y Jesús añadió: «En verdad les digo, que ningún profeta es bien recibido en su propia tierra. 25 »Pero en verdad les digo, que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses y cuando hubo gran hambre sobre toda la tierra; 26 sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta, en la tierra de Sidón. 27 »Muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio». 28 Y todos en la sinagoga se llenaron de ira cuando oyeron estas cosas, 29 y levantándose, echaron a Jesús fuera de la ciudad, y lo llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad para tirar a Jesús desde allí. 30 Pero Él, pasando por en medio de ellos, se fue.
Lucas 22:37 NBLA
37 »Porque les digo que es necesario que en Mí se cumpla esto que está escrito: “Y con los transgresores fue contado”; pues ciertamente, lo que se refiere a Mí, tiene su cumplimiento».
Considere estas tres cosas del versículo 2.
Romanos 1:2 NBLA
2 que Él ya había prometido por medio de Sus profetas en las Sagradas Escrituras.
1) El evangelio de Dios es el cumplimiento de las promesas del Antiguo Testamento.
No es una nueva religión. Es el cumplimiento de una vieja religión. El Dios del Antiguo Testamento es el Dios del Nuevo Testamento. Lo que estuvo preparando y prometiendo entonces, lo cumplió en la venida de Jesús.
2) Dios mantiene sus promesas.
Cientos de años pasaron. Los judíos se preguntaban si el Mesías alguna vez vendría. Ellos pasaban por horribles angustias. Entonces Dios actúa y la promesa es cumplida. Eso significa que se puede confiar en Dios.
Esto puede verse como que él ha olvidado sus promesas, pero él no olvida. Por tanto el verso 2 no es solo una declaración sobre el contenido del evangelio, sino que también es una razón para creerlo.
Si podemos ver que Dios prometió a Cristo siglos antes de que viniera y que en muchos detalles Él cumple estas promesas, nuestra fe es entonces fortalecida.
3) Estas son Escrituras Santas e inspiradas que deberíamos reverenciar y creer.
Note las tremendamente importantes implicaciones del verso dos para nuestra doctrina de las Escrituras.
Primero está Dios, entonces hay una promesa que Dios desea hacer; entonces están los profetas “por medio” quienes (fíjese bien no por quienes, sino “por medio” de quienes, Dios mismo permanece como el que habla) Él dice su promesa; entonces existen las Escrituras, y estas Escrituras son llamadas Santas.
¿Por qué son Santas, apartadas de todos los otros escritos y vistas como únicas y preciosas? Porque es Dios quien habla en ellas. Lea cuidadosamente el verso: Él [Dios] había prometido antes a través de sus profetas en las Santas Escrituras”. Dios prometió en las Escrituras.
Dios está hablando en las Escrituras. Eso es lo que las hace Santas. Esto es lo que Pablo entiende como Escrituras y es lo que nosotros debemos entender. Si usted se ha preguntado alguna vez, por qué nuestras Biblias dicen “Santa Biblia” en la carátula, Romanos 1:2 es la respuesta.
Y para que no perdamos la inmediata relevancia de esto para nuestra exposición de Romanos, recuerde tres cosas:
(1) Pablo se ve a sí mismo en 1:1 como un apóstol de Cristo Jesús, hablando y escribiendo con autoridad en representación de Cristo como establecedor de la iglesia, en otras palabras, como uno de los profetas de antaño (Efesios 2:20).
(2) Pablo dijo en 1ra a los Corintios 2:13, “hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu”. En otras palabras, Pablo reclama una inspiración especial para sus enseñanzas.
(3) En otras palabras, Pablo reclama una inspiración especial para sus enseñanzas. (3) En 2da de Pedro 3:1-3, Pedro dice que algunos “tuercen [los escritos de Pablo] como también las otras Escrituras”, así que Pedro pone los escritos de Pablo en la misma categoría con las Santas Escrituras sobre las que leemos aquí.
Es por esto que predicar es tan importante en nuestra vida juntos. Creemos que la Carta de Pablo a los Romanos es la Palabra de Dios, no simplemente la palabra de un hombre.
El evangelio fue prometido en Santas Escrituras inspiradas por Dios; y el evangelio es explicado y preservado para nosotros en Santas Escrituras inspiradas por Dios.
Esto es lo que creemos, y esto hace una gran diferencia en la manera que vemos la verdad y la doctrina y predicamos y adoramos y todo lo demás en el mundo.
Así que lo primero que Pablo dice acerca del evangelio de Dios es que fue planeado y predecido mucho antes (1:2). Es el evangelio “que él había prometido antes a través de sus profetas en las santas Escrituras”.
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