Pablo (Romanos 1.1)

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Pablo (Romanos 1.1)

Romanos
Una de las cartas mas desafiantes y profundas que existen en nuestras Biblias es la Carta de Pablo a los Romanos, de esta carta se desprenden textos muy conocidos como: “todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (3:23); y “la paga del pecado es muerte” (6:23); y “Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (5:8); y “si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.” (10:9).
Todo aquel que haya probado las bondades y la gloria de Dios en su gran evangelio, tiene en alta estima al libro de Romanos como precioso más allá de todo cálculo.
Asi como a nosotros la historia nos deja ver su amplia influencia a lo largo del tiempo y como impacto a varios lideres de la iglesia.
Martín Lutero era un monje alemán a quien le habían enseñado que Dios le exigía que viviera una vida justa para ser salvo. Por tal razón había llegado a odiar a Dios; en primer lugar, por exigirle algo que no podía hacer y, en segundo lugar, por dejar que fracasara en el intento.
Pero un día Lutero leyó y finalmente captó el significado de Romanos 1:17, que dice: “De hecho, en el evangelio se revela la justicia que proviene de Dios, la cual es por fe de principio a fin”. Lutero comenta: Trabajé de manera diligente y ansiosa para entender la palabra de Pablo […] la expresión “la justicia de Dios” bloqueaba el camino porque la tomé en el sentido de esa justicia por medio de la cual Dios es justo y trata justamente cuando castiga al injusto.
Aunque era un monje impecable, estaba delante de Dios como pecador […] Por lo tanto, no amaba a ese Dios justo y airado; más bien lo odiaba y murmuraba contra Él… Después comprendí que la justicia de Dios es esa justicia por medio de la cual, a través de Su gracia y Su pura misericordia, Él nos justifica por fe.
Acto seguido, sentí que volvía a nacer y que entraba al paraíso con las puertas abiertas […] Me abrí paso. Y de la manera en la que antes había odiado la expresión “la justicia de Dios”, ahora comenzaba a considerarla como mi palabra más querida y consoladora.
(Comentario a la Epístola a los Romanos)
El adelanto trascendental que hizo Lutero en Romanos 1 conduciría a la recuperación del evangelio en Alemania y en toda Europa, y así daría lugar a la Reforma Protestante.
Uno de los más grandes teólogos y pastores de esa Reforma, el francés Juan Calvino, que ministró en Ginebra, Suiza, habló de Romanos como su: entrada […] a todos los tesoros más escondidos de la Escritura […] El tema de estos capítulos se puede citar así: la única justicia del hombre es a través de la misericordia de Dios en Cristo que, al ser ofrecida en el evangelio, se comprende por fe.
(La Epístola a los Romanos, p. 16)
Tanto Lutero como Calvino utilizaron en muchas ocasiones los escritos de un líder de la iglesia anterior a ellos: Agustín, el obispo de Hipona (lo que hoy en día es Argelia) del siglo cuarto.
La madre de Agustín (Mónica) era cristiana, pero Agustín le dio la espalda a esa fe, buscó la verdad en otro lugar, decidió vivir como le venía en gana y procreó un hijo fuera del matrimonio.
Sin embargo, un día mientras vivía en Milán escuchó la predicación del Obispo Ambrosio, una figura destacada de la iglesia, y se dio cuenta que era incapaz de quitarse de encima lo que había escuchado.
Agustín dice: El caos de mi corazón me hizo salir al jardín donde nadie pudiera interferir con la lucha ardiente en la que estaba ocupado conmigo mismo […] Me estaba retorciendo en mis cadenas. De repente escuché de una casa cercana lo que parecía la voz de un niño o una niña cantando […] “Toma y lee; toma y lee”. [Tomé] el libro del apóstol [hablando de Romanos], lo abrí y en silencio leí el primer pasaje que se presentó ante mis ojos: “… no en orgías y borracheras, ni en inmoralidad sexual y libertinaje, ni en disensiones y envidias. Más bien, revístanse ustedes del Señor Jesucristo, y no se preocupen por satisfacer los deseos de la naturaleza pecaminosa” (Ro 13:13-14).
No quería ni necesitaba seguir leyendo. En seguida, con las últimas palabras de esta oración, sentí como si un rayo que me aliviara de toda ansiedad inundara mi corazón. Todas las tinieblas de duda se disiparon.
(Confesiones, Libro VIII, capítulo 12)

¿Cómo sucedió esto?

¿Cómo la más importante obra teológica cristiana escrita vino de un ex-fariseo que odiaba el cristianismo (Hch 9:1) y colaboró en el asesinato del primer mártir cristiano (Hch 7:58; 8:1), y persiguió a la iglesia primitiva con pasión (1 Tim 1:13)? ¿Cómo este hombre escribió una carta de 22 páginas y 7100 palabras que “siglo tras siglo… ha sido la llama en la que un líder cristiano tras otro… ha atizado su propia antorcha para el avivamiento de la iglesia y el enriquecimiento de la cristiandad”
La respuesta comienza en Romanos 1:1, en las primeras tres frases del libro:
Romanos 1:1 LBLA
1 Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios,
Tómelas una a la vez y medite en sus significados para este hombre, para su carta y para su Dios. En las tres frases el aspecto crucial no es quien es Pablo, sino de quién es Pablo. Y esto será, en fin de cuentas, lo que haga su vida significante o no, no quién usted sea, sino de quién es usted.

Sus Credenciales

En la antigüedad el escritor de una carta siempre la comenzaba dando su nombre. Pero es posible que hubiera muchos hombres llamados Pablo en aquel tempo, así que el escritor tenía que identificarse enseguida y convencer a los lectores que tenía derecho de enviar la carta. ¿Cuáles son las credenciales de Pablo?
Es siervo de Jesucristo (1:1a). La palabra siervo que Pablo usa sería significativa para los romanos porque en griego es la palabra “esclavo”. Se estima que había unos tres millones de esclavos en el imperio romano; y el esclavo era considerado como un objeto y no como una persona. En devoción amorosa Pablo se hizo esclavo de Jesucristo para ser su siervo y obedecer su voluntad.
En primer lugar, Pablo, el escritor de esta carta, dice que es un “siervo de Jesucristo”. Nosotros somos confrontados inmediatamente con una opción: ¿Es este hombre un loco engañado? Jesús, llamado el Cristo, había muerto por el año 30 a.C. por un gobernador romano llamado Pilato.
Tenemos muchos testimonios históricos seculares del hecho. Él estaba muerto. Ahora, aquí está Pablo diciendo que este hombre Jesucristo no está muerto, sino que es su maestro y que es esclavo de Jesucristo. ¿Son estos 16 capítulos de una falsa ilusión? Usted debe decidir.
La propia afirmación de Pablo no es que él esté engañado sino que él ha sido comprado, pertenece y es gobernado por su contemporáneo, quien murió y se levantó de entre los muertos, Jesucristo.
Yo digo “comprado y perteneciente”, porque eso es lo que implica ser un siervo. Pablo dice,
1 Corintios 7:23 LBLA
23 Comprados fuisteis por precio; no os hagáis esclavos de los hombres.
En otras palabras, los cristianos somos esclavos de Cristo porque él nos compró muriendo por nosotros, y por tanto nos posee.
1 Corintios 6:19–20 LBLA
19 ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? 20 Pues por precio habéis sido comprados; por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
Pablo es el siervo de Cristo Jesús, porque Cristo le compró y ahora le posee.
Esto también significa que este Cristo viviente le gobierna.
Gálatas 1:10 LBLA
10 Porque ¿busco ahora el favor de los hombres o el de Dios? ¿O me esfuerzo por agradar a los hombres? Si yo todavía estuviera tratando de agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo.
En otras palabras, ser un siervo de Cristo implica someterse a lo que a Él le agrada, no a lo que agrada a los hombres.
Entonces Pablo mismo comprende que fue comprado, obtenido y gobernado por Cristo Jesús, un hombre que fue muerto como criminal quizás unos 25 años antes de que esta carta fuera escrita, y quien, Pablo dice en el versículo 4, fue levantado de entre los muertos y fue declarado único y absoluto Hijo de Dios con poder.
En otras palabras, aquí en esta carta que hace historia no estamos tratando con un hombre y su ingenio, sino que estamos tratando con un hombre y su dueño, gobernador y Dios. Esto comienza a explicar porque la carta no es una carta ordinaria.
Es apóstol (1:1b). Esta palabra significa uno que es enviado con autoridad a una comisión. Se aplicaba en ese tiempo a los representantes del emperador o a los emisarios del rey. Uno de los requisitos para ser apóstol era haber visto al Señor resucitado (1 Corintios 9:1–2). Pablo vio a Cristo en el camino a Damasco (Hechos 9:1–9), y fue entonces que Cristo lo llamó a ser apóstol a los gentiles. Pablo recibió revelaciones divinas de Cristo que tenía que compartir con las iglesias.
Llamado a ser Apóstol
Segundo, Pablo dice que él es “[no solo] siervo de Cristo Jesús, [sino también] llamado a ser apóstol.” Él no solo es comprado, obtenido y gobernado; también es llamado. Lo trascendente de Pablo no está primariamente en lo que él ha hecho, sino en lo que ha sido hecho en él: ha sido comprado y obtenido; ha sido llamado y apartado.
Alguien más es el protagonista aquí, no Pablo. No estamos tratando en esta carta solo con el trabajo de un hombre, sino con el trabajo de Dios en un hombre.
En la mente de Pablo, ser un apóstol era ser una persona que ha visto a Jesús levantado de entre los muertos de manera que pudiera dar testimonio de primera mano, y quien ha sido comisionado y autorizado por Cristo para representarle y hablar en su lugar y proveer fundamento para su iglesia a través de una enseñanza verdadera y autoritativa.
Pablo vio a Jesús en el camino a Damasco. Y allí Jesús le llamó a su ministerio apostólico.
1 Corintios 15:7–8 LBLA
7 después se apareció a Jacobo, luego a todos los apóstoles, 8 y al último de todos, como a uno nacido fuera de tiempo, se me apareció también a mí.
Allí Jesús le dijo,
Hechos de los Apóstoles 26:16 LBLA
16 »Pero levántate y ponte en pie; porque te he aparecido con el fin de designarte como ministro y testigo, no solo de las cosas que has visto, sino también de aquellas en que me apareceré a ti;
Con esta comisión se convirtió en uno de los fundadores del cristianismo como dice en
Efesios 2:20 LBLA
20 edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular,
Si preguntamos hoy ¿dónde está el fundamento de los apóstoles para la iglesia, su vida y ministerio?
La respuesta es: en el grupo de cartas que ellos dejaron atrás. Y entre todos esos escritos apostólicos no hay ninguno como la Carta a los Romanos.
Es simplemente el gran sumario bíblico del gran evangelio y es, por tanto, preminentemente el fundamento de la Iglesia, con Cristo como piedra angular.
Pablo dice que él es “llamado a ser apóstol” así que la iglesia, nosotros, recibiremos el libro de Romanos como el mensaje no solo de un hombre, sino de Cristo.
Romanos no es grande por la palabra de un genio, sino porque es la Palabra de Dios (vea 1ra a los Tesalonicenses 2:13; 1ra a los Corintios 2:13). Eso es lo significativo de ser llamado a apóstol.
Apartado para el Evangelio de Dios.
Finalmente, Pablo dice que él no solo es un “siervo de Jesucristo, [y no solo] llamado a ser apóstol, [sino que también fue] apartado para el evangelio de Dios.”
¿Cuándo fue apartado para el evangelio de Dios?
Gálatas 1:15 LBLA
15 Pero cuando Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien
Esto significa que antes que Pablo hubiera sido comprado como siervo, y antes que fuera llamado en el camino de Damasco, y antes que hubiera nacido, Dios le apartó para el evangelio de Dios.
Lo que significa que Dios no buscó a alguna persona que cumpliera con los requisitos del rol apostólico. Dios preparó a Pablo desde el vientre de su madre para servir el evangelio.
Es inquietante cuando usted descubre la vereda que le guía desde el vientre hasta el camino de Damasco, entiéndase la incredulidad de Pablo y su persecución a la iglesia.
Esto significa que en el primer versículo de este gran libro podemos saborear algo de la magnitud de la sabiduría inescrutable de Dios que Pablo adora en
Romanos 11:33–36 LBLA
33 ¡Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos! 34 Pues, ¿quién ha conocido la mente del Señor?, ¿o quién llego a ser su consejero?, 35 ¿o quién le ha dado a Él primero para que se le tenga que recompensar? 36 Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas. A Él sea la gloria para siempre. Amén.
Dios no dejó nada a la casualidad en el establecimiento de su iglesia a través de los escritos de sus apóstoles. Él le separó desde antes de nacer; le compró con la muerte de su Hijo y le llamó de manera impresionante en el camino a Damasco.
Romanos trata sobre Dios
Entonces el verso uno pudiera aparentar tratar sobre el autor de la carta; pero detrás de cada frase está Alguien mucho mayor. Dios le compró por la muerte de su Hijo, Dios le llamó a ser apóstol
Gálatas 1:15 LBLA
15 Pero cuando Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien
1 Corintios 1:1 LBLA
1 Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y Sóstenes, nuestro hermano,
Dios le apartó desde antes que naciera. E hizo todo eso “para el evangelio de Dios”, En otras palabras, aun en el primer verso escuchamos a
Romanos 11:36 LBLA
36 Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas. A Él sea la gloria para siempre. Amén.
Ciertamente no hay nada como esto en ninguna otra parte. Es por esto que la epístola ha tenido el efecto que ha tenido. Es de Dios, a través de Dios y para Dios. Dios escogió el autor antes que naciera.
Dios compró su libertad por la muerte de su Hijo. Dios le llamó a ser apóstol. Y entonces Dios le dio un evangelio, el evangelio de Dios mismo. Así que Dios está en la base, en la cima y en el medio.
Creo que Dios nos ha escogido, nos ha llamado y apartado para esto mismo. Ore conmigo para que su Palabra corra y triunfe en la salvación de muchos y edifique su iglesia para la gloria de su nombre.
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