El valor de un alma para El Señor

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Enforcar el tema de la oveja perdida a la actitud de la iglesia hacia los pecadores, confrontándola con la actitud religiosa de los fariseos.

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El valor de un alma para El Señor

Lucas 15:1–7 (RVR60)
1 Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle, 2 y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come.
3 Entonces él les refirió esta parábola, diciendo: 4 ¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? 5 Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso; 6 y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles: Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido. 7 Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.

Introducción

El ministerio de Jesús se caracterizó por la importancia que le daba a las personas, nunca despreció a nadie que se acercara a Él, desde leprosos hasta doctores de la ley.
El trabajo y ministerio del Señor Jesús fue muy diferente al de los grupos religiosos y políticos, pues predicó del establecimiento del Reino de Dios, un tema que involucraba a los dos aspectos, desde el punto de vista de la sociedad.
Existían tres grupos de personas que buscaban a Jesús.
Los líderes religiosos que le tenían envidia y buscaban alguna falta para acusarle y desacreditar su ministerio.
Los israelitas y judíos que buscaban algun beneficio de Él, sanidad o alimento (Juan 6).
Los publicanos y pecadores que le buscaban para oírle. (Lucas 15:1)

La murmuración de los religiosos

Los escribas, los encargados de escribir copias de la Biblia, se consideraban muy conocedores de la ley, creían que podían juzgar a los demás.
Los fariseo eran maestros de la ley, pero añadían sus propias doctrinas. Mateo 23.
Estos dos grupos murmuraban del Señor porque recibía a los publicanos y pecadores y convivía con ellos.
Estos grupos religiosos debían ser los pastores de Israel, pero al contrario, los despreciaban. “Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza, y di a los pastores: Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿No apacientan los pastores a los rebaños? Ezequiel 34:2
Estos religiosos criticaban a Jesús porque no actuaba como ellos, en su ceguera creían que la forma arrogante y discriminatoria de actuar era la correcta.
Pero el Señor Jesús vino a mostrar de nuevo el verdadero propósito de Dios: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. Lucas 19:10

Dios busca los excluidos

El Señor les cuenta esta corta parábola y los presenta a ellos como pastores: 4 ¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?
Marcos 6:34 (RVR60): Y salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas.
Los publicanos y pecadores buscaban a Jesús para oírle porque habían sido excluidos de las sinagogas. Los que debieran de ser sus pastores ya los había condenado al infierno. “El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; Lucas 18:11
Muchos pecadores hoy día no van a la iglesia porque no encuentra un lugar para ellos, son discriminados. Iglesia El Discípulo, cuidémonos de no ser como ellos.
El Señor Jesús es el pastor de las ovejas, y ejerce su obra pastoras a través de la iglesia, somos su cuerpo, sus manos, sus pies.

Ovejas

Es interesante que El Señor compare a los justos y los perdidos como ovejas. Entre la oveja perdida y las 99 no había ninguna diferencia. La única diferencia que 99 estaban bajo la protección del pastor y la 1 estaba sola y perdida.
El racismo, la discriminación, el orgullo es una fantasía, no hay diferencia entre seres humanos, la única diferencia es Cristo.
La ropa, las riquezas, los apellidos, títulos, raza no definen al hombre, sin Cristo son igualmente pecadores y van al mismo destino.
La oveja no puede regresar sola al redil, debe buscarla el pastor. Es Dios que busca al hombre, no el hombre a Dios: “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero. Juan 6:44

Conclusión

Cristo no nos escoge por nuestras cualidades sino por su misericordia. Por lo tanto, cada uno de nosotros valemos para Dios.
Estoy seguro que si solamente una persona necesitara salvación, por esa persona hubiese muerto Cristo, porque cada alma vale.
Por eso hay fiesta en los cielos, por eso hubo fiesta en en el redil, en la cada de la mujer que encontró la moneda y en la casa del hijo prodigo.
Como iglesia procuremos ser esas manos y pies del pastor que buscan a la perdida.
Como iglesia debemos regocijarnos también por las almas que vienen a Cristo.
Y como ovejas debemos regocijarnos que Cristo está al pendiente de nosotros, y nos ama abundantemente, al punto que estuvo dispuesto a dejar su trono para buscarme.
Demos gracias al Señor.
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