Pérgamo - Cuidado con la tolerancia

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Pérgamo - Cuidado con la tolerancia

Apocalipsis 2:12-17 NTV

Revelation 2:12–17 NTV
12 »Escribe esta carta al ángel de la iglesia de Pérgamo. Este es el mensaje de aquél que tiene la espada aguda de doble filo: 13 »Yo sé que vives en la ciudad donde Satanás tiene su trono; sin embargo, has permanecido leal a mi nombre. Te rehusaste a negarme aun cuando mi fiel testigo, Antipas, murió como mártir en medio de ustedes allí en la ciudad de Satanás. 14 »Pero tengo unas cuantas quejas en tu contra. Toleras a algunos de entre ustedes que mantienen la enseñanza de Balaam, quien le enseñó a Balac cómo hacer tropezar al pueblo de Israel. Les enseñó a pecar, incitándolos a comer alimentos ofrecidos a ídolos y a cometer pecado sexual. 15 De modo parecido, entre ustedes hay algunos nicolaítas que siguen esa misma enseñanza. 16 Arrepiéntete de tu pecado, o de lo contrario, vendré a ti de repente y pelearé contra ellos con la espada de mi boca. 17 »Todo el que tenga oídos para oír debe escuchar al Espíritu y entender lo que él dice a las iglesias. A todos los que salgan vencedores, les daré del maná que ha sido escondido en el cielo. Y le daré a cada uno una piedra blanca, y en la piedra estará grabado un nombre nuevo que nadie comprende aparte de aquél que lo recibe.

Pérgamo

La tercera iglesia a la cual Jesús se dirige es a la de Pérgamo.
Pérgamo era otra ciudad importantísima en la región de Asía Menor. Estaba ubicada a unas 70 millas al norte de Esmirna.
Pareciera que el orden en que Juan escribe a las iglesias es el orden en que él estaba acostumbrado a visitarlas antes de su destierro, posiblemente utilizando un camino comercial de la época.
Pérgamo fue convertida por lo romanos en la capital de la región. Era una ciudad hermosa especialmente debido a la altura a la cual estaba ubicada, que eran unos 1,000 ft por encima del nivel del mar.
Debido a su altura daba la impresión de gobernar sobre toda aquella región.
¿Usted ha escuchado la frase que la necesidad es la madre de la invención?
Pues esta ciudad se hizo famosa en la antigüedad porque a causa de un embargo comercial, el cual les impidió adquirir productos de papiro, que era un tipo de papel que producían los egipcios, comenzaron a utilizar piel de animales para escribir.
Entonces la producción de estos pergaminos (de ahí el nombre de la ciudad) se convirtió en una gran industria.
En Pérgamo se construyó una biblioteca que llegó a contener sobre 200,000 rollos.
Pérgamo se destacó por ser un centro educativo y por ser una ciudad sumamente religiosa.
Se dice que la cantidad de templos paganos per capita superaba a cualquier otra ciudad. Zeus, Atenas, Dionisio, Asclepio...había un templo para todos.
El culto a Asclepio, por dar un ejemplo, fue muy significativo en esta ciudad. Este era el dios griego de la medicina y la curación. Se distinguía por tener una vara con una serpiente enrollada.
De hecho, ese es el símbolo que aún utilizan los médicos.
Imagine lo que pensaban los cristianos cuando veían su imagen. Asclepio no es el dios de la curación. Cristo es el Dios de la curación. Y cuando veían la serpiente enrollada en la vara, ¿qué ustedes creen que pensaban? No fue Satanás, sino Cristo quien fue levantado en una vara para nuestra salvación y para nuestra sanidad.
Esta ciudad no solo se conocía por el culto a muchos dioses. Aunque Éfeso y Esmirna competían con ella, se cree que Pérgamo era verdaderamente el centro del culto al emperador romano. Allí los romanos construyeron un templo que fue dedicado a la diosa Roma y al Emperador.

Una iglesia perseguida

Al igual que las demás iglesias del primer siglo, la iglesia de Pérgamo sufrió una terrible persecución.
Los romanos toleraban el culto a cualquier dios, menos a uno que pretendiera quitarle el trono al emperador. Para ellos el emperador era el señor y fuera de él no había otro.
Tú podías adorar al dios que tú quisieras, siempre y cuando también le rindieras culto al emperador.
Mientras tanto, los cristianos predicaban que todos aquellos dioses a los cuales el pueblo rendía culto en la ciudad eran falsos y que el emperador era un hombre más. Que solo había un Señor del universo y que ese era Cristo Jesús.
Sin embargo, algo comenzó a ocurrir en la iglesia que al Señor no le agradó. Y no le agradó porque lo que estaba permitiendo esta iglesia no solo deshonraba Su nombre, sino que si no se corregía terminaría destruyendo a aquella congregación.
Entonces el Señor les llama la atención. ¿Y de qué forma?
Jesús se presenta utilizando una de las ilustraciones más aterradoras que vemos en el primer capítulo. Se presenta como aquel que de su boca sale una espada aguda de doble filo. Aquel que tiene la última palabra. Quien por cuya boca salen por un lado palabras de salvación y por el otro palabras de juicio y condenación.
Jesús ya no se presenta como el bebé en un pesebre, ni como el hombre humilde y sencillo que caminó sobre esta tierra, ni como aquel que no tenía ni siquiera en donde recostar su cabeza, ni como aquel que lloró sobre la ciudad, no como uno que entra a la ciudad montado en un burrito y que luego terminó crucificado en una cruz.
Ahora se presenta como aquel sobre quien se ha depositado todo el poder y la autoridad, sobre lo que está en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra.
El emperador romano presumía de ser el único que tenía la autoridad de decidir quién vivía y quién moría. Pero Jesús se presenta a la iglesia; a su pueblo, como aquel que realmente tiene esa autoridad.

Antes de la corrección, una palabra de aliento

Jesús le hace una fuerte advertencia a esta iglesia, pero sin antes darle una palabra de aliento.
Mire si Jesús es tan bueno que hasta nos enseña a cómo llamarle la atención a la gente.
Antes de decirte lo que estás haciendo mal, déjame decirte lo que estás haciendo bien y de lo cual estoy orgulloso.
De esta manera vemos el gran amor de Jesús por la iglesia y su deseo de que se arrepientan de sus caminos y se vuelvan a Él.
Si Él no hubiese amado a esta iglesia la hubiese descartado y no les hubiese dirigido ninguna palabra. Los hubiese abandonado a su propia suerte o a su propia manera de pensar.
Cuando Jesús nos escribe es porque aún nos está dando la oportunidad de arrepentirnos y volvernos a Él. Por eso damos gracias por su Palabra porque:
2 Timothy 3:16–17 NTV
16 Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para enseñarnos lo que es verdad y para hacernos ver lo que está mal en nuestra vida. Nos corrige cuando estamos equivocados y nos enseña a hacer lo correcto. 17 Dios la usa para preparar y capacitar a su pueblo para que haga toda buena obra.
Jesús le recuerda a la iglesia que Él sabe muy bien por lo que ellos están pasando. Él conoce muy bien su sufrimiento. Él conoce muy bien las terribles circunstancias que esta iglesia tiene que enfrentar cada día. Él sabe lo difícil que es permanecer fiel en una ciudad como aquella y las tantas oportunidades que el enemigo les presenta para desviarlos del camino.
Jesús se refiere a aquella ciudad, nada más y nada menos, como el lugar donde Satanás tiene su trono. En otras palabras, el lugar donde él gobierna.
Y hay varias interpretaciones acerca de a qué se refería el Señor con que Pérgamo era el trono de Satanás:
Pérgamo era un centro de religión pagana
Para el viajero que llegaba del este, la acrópolis tenía el aspecto de un trono
El altar de Zeus parecía un trono
Asclepio se identificaba con la serpiente
Pérgamo era el centro del culto al emperador
En aquel lugar había una supuesta libertad religiosa pero no era real. Porque una libertad condicionada no es libertad.
Ustedes pueden adorar a su Dios, siempre y cuando también adoren al emperador. Si no lo hacen, o si siguen diciendo que Jesús es el Señor sufrirán las consecuencias.
Y ya las han sufrido. Todos fueron testigos de la muerte de Antipas por negarse a rendirle culto al emperador. Y a pesar de esa tragedia, ustedes han permanecido fieles a mí. Han mantenido la fe.
Jesús anima a la iglesia mostrándole su amor por ellos, recordándoles que Él conoce muy bien por lo que están pasando, que sabe muy bien las grandes dificultades que enfrentan en el lugar donde viven y con esto prepara sus corazones para lo que tiene que señalarles.

Un problema de tolerancia

Pero tengo una pocas cosas contra ti.
Una vez más vemos el amor de Jesús por esta iglesia.
Solo unas pocas cosas. No significa que no sean súper importantes, pero son pocas.
Son cosas críticas, pero yo sé que ustedes pueden corregirlas. Yo sé que ustedes pueden identificarlas, reconocerlas, arrepentirse y volverse a mí.
Aún no he perdido mi esperanza en ustedes.
La iglesia de Pérgamo tenía un problema de tolerancia, pero no en el buen sentido de la palabra.
El imperio demandaba que el pueblo le rindiera culto al emperador y la mayoría en la iglesia se oponían tenazmente a esto, sabiendo que esto era una gran ofensa al Señor. Incluso muchos estuvieron dispuestos a morir.
Pero ciertamente la presión sobre la iglesia era enorme. Nosotros no tenemos ni idea. Y el problema con la presión es que si no estamos firmes en lo que creemos comenzamos a ceder y terminamos justificando nuestras acciones.
Debido a esta presión departe del estado y de la sociedad, algunos en la iglesia comenzaron a ceder y a aceptar la enseñanza de unos que afirmaban tener una varita mágica para resolver el problema de la persecución.
Parece que siempre ha existido alguien que predique la filosofía: Pare de sufrir
Había un grupo en la iglesia que había aceptado una filosofía muy común de la época que decía que el cuerpo y el alma son dos cosas aparte. Que lo que tu haces con tu cuerpo no afecta tu alma y viceversa, lo que haces con tu alma no afecta tu cuerpo.
Porque el cuerpo, según ellos, es corruptible por naturaleza, es malo y no tiene remedio. Al cuerpo lo que hay es que satisfacerlo y ya. O sea, tu puedes creer en Cristo y hacer con tu cuerpo lo que tú quieras y Cristo no se va a ofender por eso porque Él sabe que en el fondo tú crees en Él.
¿Recuerdan el eslogan de aquella cerveza que decía: El Cuerpo te la pide?
Pues algo así.
Entonces fundamentados en esta filosofía ellos le decían a la iglesia:
Miren, el Señor sabe que nosotros le amamos, que le servimos y que nunca vamos a negarle en nuestro corazón. Si el emperador quiere que nosotros le quememos incienso pues lo hacemos para que nos deje tranquilos. Nosotros estamos claros. Nosotros sabemos que él no es el verdadero Señor.
Si para que la sociedad nos acepte, demandan de nosotros que vayamos al templo de Zeus y participemos del culto y de la fiesta y quememos ofrendas y nos sentemos a la mesa a comernos la carne sacrificada a los ídolos, y si viene una prostituta y quiere tener sexo con nosotros para adorar a Zeus, pues mira, lo hacemos y ya. Nosotros estamos claros. Nosotros sabemos que Cristo es el único Dios.
Entonces Jesús les dice: ¿Ustedes ya olvidaron lo que le pasó a los israelitas en el desierto cuando fueron engañados por Balaam con esta misma filosofía? ¿Ustedes no aprenden del pasado?
Balaam era un vidente/adivino el cual fue contratado por Balac, que era el rey de Moab, para que maldijera al pueblo de Dios.
Moab fue uno de esos pueblos enemigos que Israel tuvo que enfrentar en su travesía por el desierto.
El Señor no permitió que Balaam maldijera a su pueblo. Pero más adelante Balaam utilizó una estrategia un poco más solapada y altamente efectiva.
Este le dijo al rey Balac, manda mujeres al campamento de los israelitas para que tú veas cómo caen redonditos. Y así pasó. Los hombres de Israel se dejaron seducir por las mujeres moabitas a tal grado que no solamente se acostaron con ellas sino que terminaron ofreciendo sacrificio a sus dioses.
Entonces Jesús le dice a la iglesia de Pérgamo: ¿Ustedes no recuerdan cómo se encendió mi ira ante tal pecado de los israelitas y cómo 24,000 solados murieron en el desierto? Si ustedes cometen el mismo pecado, ¿qué les hace pensar que yo voy a actuar diferente con ustedes? Yo sigo siendo el Dios celoso que no comparte su gloria con nadie. Yo sigo demandando de mi pueblo que no tenga otros dioses fuera de mí. Yo sigo condenando el adulterio y la fornicación. Yo soy el mismo ayer, hoy y por los siglos.

Cuidado con la tolerancia

Podríamos decir que nosotros no vivimos en un contexto donde el gobierno imponga una religión al pueblo. Donde nos obliguen a adorar a un dios o a un gobernante, como ocurría en Pérgamo o como aún ocurre hoy día en otros países como la China y Correa del Norte.
Aunque ciertamente con todo los movimientos que estamos viendo tanto en el gobierno local como en el federal, pareciera que solapadamente quieren imponerle al pueblo una religión o una ideología.
No podemos ignorar que hay ideas o filosofías que abundan en nuestra sociedad que si no las identificamos y las combatimos, terminamos tolerándolas y aceptándolas. Unas son muy obvias. Pero otras son muy solapadas.
Tan obvias para nosotros como la imposición de la mal llamada perspectiva de género, o el mal llamado derecho a quitarle la vida a una criatura en el vientre.
Pero tan solapadas como mentir en una solicitud para recibir las ayudas del gobierno o para que el reintegro de las planillas sea mayor. O la de darle rienda suelta a mis deseos sexuales porque están ahí para satisfacerlos como yo quiera, ardiendo en lujuria con mi novia, o acostándome con alguien que no es mi esposa, o viendo pornografía.
Jesús le dice a la iglesia, ustedes no pueden caer en ese engaño, ni pueden tolerar a aquellos que pretenden vivir bajo esa filosofía y a la misma ver ser parte de su comunidad de fe. Yo los llamé a ser luz y sal de esta tierra. Yo los llamé a distinguirse. Yo los llamé a sorprender al mundo con su manera de vivir.

Nuestra solución sigue siendo el arrepentimiento

La solución al pecado de la tolerancia sigue siendo el arrepentimiento. Porque sabemos que Jesús nunca tolerará el pecado y siempre lo combatirá con su justicia.
Pero el que se arrepienta saldrá vencedor. Y el vencedor, no solo podrá comer del árbol de la vida, no solamente será librado de la muerte segunda, sino que podrá comer del maná escondido y recibirá una piedra blanca con un nombre nuevo.
El maná fue aquel alimento que bajó del cielo para alimentar a los israelitas en el desierto. Nadie sabe cómo lucía. Pero el texto bíblico dice que lucía como el bedelio que era una resina blanca producida por un árbol. El bedelio parece una piedra blanca y era de mucho valor.
Una porción de aquel maná fue guardado en el arca del pacto para que las futuras generaciones de Israel recordaran la fidelidad de Dios en el desierto. Pero aquel maná escondido representaba mucho más que eso.
En una ocasión Jesús declaró:
John 6:35 NTV
35 Jesús les respondió: —Yo soy el pan de vida. El que viene a mí nunca volverá a tener hambre; el que cree en mí no tendrá sed jamás.
John 6:54–55 NTV
54 pero todo el que coma mi carne y beba mi sangre tendrá vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final. 55 Pues mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.
La solución para el pecado de la tolerancia es comer a Cristo cada día. Porque Él es único alimento nutritivo para nuestra alma. Él es quien único puede satisfacer todos nuestros anhelos y deseos.
Si no nos alimentamos de Él cada día pasaremos hambre y terminaremos comiendo cualquier cosa; hasta carne sacrificada los ídolos.
Mantengamonos fiel a Él. No cedamos al peso de las filosofías de este mundo. No neguemos su nombre y un glorioso día recibiremos nuestra piedrecita blanca con un nombre nuevo. Lo que significa que nuestra lucha un día acabará y todo será hecho nuevo.
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