Oraciones no contestadas

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Oraciones no contestadas

Los cristianos creemos que Dios nos escucha y responde a nuestras oraciones conforme a su bondad y soberanía. En la oración podemos abrir nuestro corazón delante del Dios que lo sabe todo sobre nosotros. Él siempre desea lo mejor para sus hijos, y por eso en las Escrituras aprendemos que hay oraciones que Dios contesta y otras que no, porque Él nos ama.
Existen otras razones por las cuales Dios no responde algunas de nuestras peticiones.
Santiago 4:3 LBLA
3 Pedís y no recibís, porque pedís con malos propósitos, para gastarlo en vuestros placeres.
El pastor sudafricano Andrew Murray —comenta haciendo referencia de Santiago 4:3— lo expresó así: “si pedimos y no recibimos, es porque no hemos aprendido a orar”.
Romanos 8:26 LBLA
26 Y de la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; porque no sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles;
Pablo afirmó que el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra incapacidad de orar y que Cristo intercede a nuestro favor, pero debemos entender que existen actitudes erróneas de nuestra parte que son de tropiezo para que Dios responda a nuestras peticiones.

1) Dios no responde cuando oramos con propósitos egoístas

En nuestra naturaleza humana es muy común pensar que sabemos lo que necesitamos. Pero la realidad es que nuestras oraciones son incorrectas cuando tienen como objetivo una gratificación egoísta:
Santiago 4:3 LBLA
3 Pedís y no recibís, porque pedís con malos propósitos, para gastarlo en vuestros placeres.
Podríamos evaluar nuestras intenciones al orar y encontrar que en ocasiones atesoramos donde la “polilla y la herrumbre destruyen”
Mateo 6:19–21 LBLA
19 No os acumuléis tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre destruyen, y donde ladrones penetran y roban; 20 sino acumulaos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre destruyen, y donde ladrones no penetran ni roban; 21 porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.
Santiago señala que Dios no responde a la oración impulsada por una actitud egocéntrica del corazón.

2) Dios no responde cuando oramos fuera de Su voluntad

“Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo”. Esta frase forma parte del Padrenuestro. Al igual que Cristo, debemos pedir que la voluntad del Padre se cumpla en nosotros sin ninguna resistencia de nuestra parte. Cerca de morir, Jesús oró en el Getsemaní: “… que no sea como yo quiero, sino como tú quieras” (Mt. 26:39).
Nuestro Padre lo sabe todo y sus “caminos y pensamientos” son más altos que los nuestros (Is. 55:9). Entonces, la oración bíblica está centrada en quién es Dios y en su perfecto plan para nosotros. La voluntad de Dios es buena, aceptable, y perfecta (Ro. 12:2). Por eso podemos descansar en que Él sabe lo que es mejor para nosotros.

3) Dios no responde cuando oramos por peticiones erróneas

Nadie está exento de las dificultades en la vida de fe. Pero en ocasiones, estamos tan enfocados en resolver los problemas que hacemos de esto una meta en nuestras oraciones.
Cuando insistimos en resolver nuestros problemas y hacemos de eso la meta principal en nuestras oraciones, revelamos nuestro deseo de controlarlo todo. Son esos momentos cuando queremos una solución a los problemas, pero no pedimos sabiduría para encontrar lo que Dios desea que aprendamos
Santiago 1:2–5 LBLA
2 Tened por sumo gozo, hermanos míos, el que os halléis en diversas pruebas, 3 sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia, 4 y que la paciencia ha de tener su perfecto resultado, para que seáis perfectos y completos, sin que os falte nada. 5 Pero si alguno de vosotros se ve falto de sabiduría, que la pida a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.
Por el contrario, cuando descansamos en la sabiduría de nuestro Padre, renunciamos a nuestra autosuficiencia mientras aprendemos a confiar en la guía de Dios para dirigir nuestros pasos.
Dios no ha prometido resolver todas nuestras dificultades en este lado de la gloria, pero Él prometió estar con nosotros para siempre (Mt. 28:20; Jn. 14:16). Por eso Él puede proveernos su gracia, paz, y sabiduría para sobrellevar las dificultades.

4) Dios no responde cuando oramos con arrogancia

En 1 Pedro 3:7 leemos que los maridos deben convivir
1 Pedro 3:7 LBLA
7 Y vosotros, maridos, igualmente, convivid de manera comprensiva con vuestras mujeres, como con un vaso más frágil, puesto que es mujer, dándole honor como a coheredera de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no sean estorbadas.
Este pasaje, con aplicación a todos los creyentes, es una invitación a cultivar un espíritu humilde. Pedro nos motiva a mostrarnos compasivos, amorosos, y misericordiosos, mientras nos recuerda que no hay compatibilidad entre el orgullo y las oraciones atendidas por Dios
1 Pedro 3:12 LBLA
12 Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra los que hacen el mal.
Algo que también el salmista tenía claro:
Salmo 138:6 LBLA
6 Porque el Señor es excelso, y atiende al humilde, mas al altivo conoce de lejos.

Nuestras oraciones equivocadas por cosas

Todos hemos orado por cosas importantes en el pasado y hemos descubierto que nuestras oraciones no fueron contestadas; Dios no hizo lo que pensamos que debió haber hecho. Cuando vemos la oración como una petición y nada más, y no recibimos lo que pedimos, con frecuencia empezamos a dudar. Nos preguntamos por qué deberíamos molestarnos en orar en primer lugar.
Aunque las preguntas son honestas, este tipo de pensamiento no entiende el punto de la oración. El punto de la oración no es solo hacer que Dios haga cosas.
Observa que Jesús dice en
Mateo 6:7–8 LBLA
7 Y al orar, no uséis repeticiones sin sentido, como los gentiles, porque ellos se imaginan que serán oídos por su palabrería. 8 Por tanto, no os hagáis semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes que vosotros le pidáis.
Si Dios ya sabe lo que tú necesitas aún antes de que se lo pidas, ¿cuál es el punto? Él ya lo sabe, ¿por qué se lo pides? Puedes pensar que Dios está en el cielo tomando notas, como si nuestras oraciones le estuvieran informando de las cosas que Él no conoce de antemano.
No, Él ya sabe lo que tú necesitas, y por eso el punto principal de la oración no es realmente conseguir algo, sino conocer a Alguien.

El corazón de la oración: conocer a Dios

Ese entendimiento cambiará tu vida de oración: el punto principal de la oración no es conseguir algo, es conocer a Alguien. Cuando vayas a tu habitación, cierres la puerta, y ores a tu Padre en secreto, hay una recompensa que te espera: intimidad con tu Padre celestial a través de la oración. El corazón de la oración es lo que pasa cuando estás a solas con tu Padre.
Por favor escucha esto: lo más importante en tu vida no es tu familia, tu pareja, tus hijos, tu trabajo, tus finanzas, o tu salud. Lo más importante en tu vida es tu intimidad personal con Dios, porque eso afecta todo lo demás.
Tu familia depende de tu intimidad personal con Dios en tu corazón. Tus hijos necesitan esto de ti más de lo que ellos necesitan que pongas comida en la mesa; esta realidad cambiará la manera en que crias a tus hijos. Tu matrimonio, tu trabajo, tus finanzas, y las personas alrededor de ti necesitan esto de ti. Todo fluye de esto.

La oración es acerca del carácter de Dios

Orar a Dios no es como tirar una moneda al fondo de una fuente esperando recibir lo que pedimos. Cuando oramos nos acercamos al Padre Celestial que nos ama. Él desea lo mejor para sus hijos, por eso cumple su perfecta voluntad en nosotros.
Es verdad, a veces la espera por una respuesta no es fácil, pero conocer el carácter de Dios nos provee paz. La oración no es acerca de nuestra capacidad, sino acerca del carácter bondadoso de Dios. Por lo tanto, esta verdad transforma nuestras oraciones: los creyentes no debemos orar con una mala actitud y por peticiones que estén fuera de la voluntad de Dios. Esa voluntad de Dios que es buena, aceptable, perfecta y que nos conduce a la santificación (1 Tes. 4:3).
Entonces, cuando oramos y no recibimos lo que pedimos, podemos tener la certeza que Dios siempre desea lo mejor para nosotros. Mientras tanto, seguimos esperando y confiando en que Dios responderá a su tiempo y perfeccionará Su voluntad en nosotros
Colosenses 4:2 LBLA
2 Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias;
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