Perseverando en la carrera.

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Los creyente hebreos estaban bajo constante presión de parte de los grupos religiosos de la época (Fariseos y Saduceos) y seguramente de parte de familiares y amigos que no habían creído en Jesús a abandonar la fe que ahora proclamaban.
Ante tal presión, muchos se verían tentados a negar la fe o abandonar la carrera de la fe.
En la segunda parte del cap 10, el autor había comenzado a exhortarles a perseverar en ella, a mantenerse firmes en su profesión de fe:
Hebrews 10:19 NBLH
Entonces, hermanos, puesto que tenemos confianza para entrar al Lugar Santísimo por la sangre de Jesús,
Hebrews 10:22–23 NBLH
acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, teniendo nuestro corazón purificado de mala conciencia y nuestro cuerpo lavado con agua pura. Mantengamos firme la profesión de nuestra esperanza sin vacilar, porque fiel es Aquel que prometió.
En el cap 11, les habló del ejemplo de fe de muchos hombres del pasado, los héroes de la fe, conocidos así porque perseveraron en lo que habían creído.
En el cap 12, el escritor retoma la exhortación a perseverar.
Leer Hebreos 12
En estas palabras encontramos recomendaciones y elementos esenciales para no abandonar la carrera de la fe.

Recomendaciones esenciales para perseverar.

corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,” 1c
Esto nos insinúa que la carrera de la fe no es de corta duración, como los 100 m planos, sino larga, como un maratón. Una maratón debe ser corrida con “paciencia”
La paciencia (ὑπομονή) (traducida también como “perseverancia”) es la capacidad para continuar aguantando bajo circunstancias difíciles.
¿Como podemos hacerlo?

Observa a los corredores expertos.

tenemos en derredor nuestro tan grande nube de testigos,” 12:1a
Podríamos entender este verso como que muchos están observando nuestro correr; pero aun mejor, muchos nos dan dado testimonio de como corrieron la carrera. Esos muchos son los mencionados en el cap. 11
Con su vida, ellos dieron testimonio de que si es posible correr la carrera de la fe y terminar victoriosos.
Observemos la fe de Noe, el dar lo mejor de Abel, el sacrificio de la comodidad de Moisés, la esperanza y confianza de Abraham, y la obediencia de todos ellos, e imitémosles.

Corre sin cargas innecesarias.

despojemonos también de todo peso y del pecado que tan facilmente nos envuelve,” 12:1b
Este verso menciona dos cargas innecesarias. La primera es descrita como un peso.
Todo corredor sabe que para la competencia debe vestir lo más liviano posible. En esos tiempos, lo único que probablemente vestía el corredor, era un taparrabos. Aunque es muy posible que corriera desnudo, como lo indica la palabra “gymnazo” (desnudo). De allí viene la palabra “gimnasio”.
Imagínate que el corredor va a la competencia con pantalones, camisa, y abrigo. Las posibilidades de ganar serían mínimas porque todo eso le añadiría peso innecesario y le serían estorbo.
Muchas veces dejamos que las cargas de este mundo nos estorben en la carrera de la vida y por eso se nos hace difícil vivir la vida cristiana y no damos fruto:
Matthew 13:22 NBLH
»Y aquel en quien se sembró la semilla entre espinos, este es el que oye la palabra, pero las preocupaciones del mundo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se queda sin fruto.
No te olvides que llegamos a este mundo sin nada, y sin nada nos iremos. ¡No dejes que las cosas materiales te hagan estorbo!
La segunda carga innecesaria es el pecado:
“despojemonos de todo peso y del pecado que tan facilmente nos envuelve,
El pecado es otra cosa que nos impide correr con libertad. De por sí, el pecado ata, esclaviza, envuelve como la telaraña atrapa y envuelve al insecto que cae en ella.
Si a un corredor le atan las manos o los pies a la hora de correr, aunque sea el mejor corredor del mundo, no ganará la carrera.
Cristo murió para salvarnos y liberarnos de las cadenas del pecado. La vida en Cristo, la carrera, debe ser una vida en la cual Jesucristo es el modelo:
puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe,” 12:2
Muchos se han alejado del camino de Dios porque quitaron sus ojos de Cristo y los pusieron en otros cristianos, o en el pastor. Como pecadores, tarde o temprano, estos fallan a las expectativas de perfección que otros tienen de ellos. El diablo usa esa fallas para desanimarte de la carrera...
Creo que todos, en algún momento, hemos escuchado a alguien decir: “Ya no voy a la iglesia porque hay muchos hipócritas”. Tiene razón, hay hipócritas, mentirosos, ladrones, y quién sabe que más. Todos los que asisten a la iglesia son pecadores, hombres y mujeres imperfectas. Si ponemos nuestros ojos en ellos, por seguro que saldremos decepcionados.
Veamos el ejemplo de Jesús:
Consideren, pues, a Aquel que soportó tal hostilidad en los pecadores contra Él mismo, para que no se cansen ni se desanimen en su corazón.” 3
La hostilidad (oposición) de otros podría haber sido una razón para que los creyentes hebreos se desanimaran y se vieran tentados a dejar la carrera.
Considerar es pensar cuidadosamente. En este caso, piensen cuidadosamente en Jesús, comparen Su ejemplo, y eso les mantendrá animados.
Jesús nunca nos falla, si ponemos los ojos en Él, no abandonaremos la carrera de la fe. Es Su ejemplo el que debemos seguir, no el de los hombres.

Elementos esenciales para perseverar.

Determinación.

Porque todavía, en vuestra lucha contra el pecado, no habéis resistido hasta el punto de derramar sangre.” 4
La determinación a sufrir, si es necesario, para acabar la carrera es lo que este verso insinúa.
Todo atleta sabe que hay un precio que pagar para permanecer en la carrera. En este caso, está hablando de la determinación a morir en lucha contra el pecado, la lucha por vivir en santidad, a seguir adelante a costa de todo.
Acts 20:24 NBLH
»Pero en ninguna manera estimo mi vida como valiosa para mí mismo, a fin de poder terminar mi carrera y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio solemnemente del evangelio de la gracia de Dios.
En otras palabras, “si tengo que morir para acabar la carrera, gustosamente lo haré”. ¡Eso es determinación!
Hay una meta que el creyente debe alcanzar, y por lo tanto, no puede desistir o echarse para atrás,
Philippians 3:13–14 NBLH
Hermanos, yo mismo no considero haberlo ya alcanzado. Pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, prosigo hacia la meta para obtener el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

Disciplina.

Al hablar de la disciplina del que corre la carrera, el autor parece hablar de dos tipos: Disciplina de parte de Dios y disciplina personal.
Acerca de la disciplina de parte de Dios, dice:
Hebrews 12:5–6 NBLH
Además, han olvidado la exhortación que como a hijos se les dirige: «Hijo Mío, no tengas en poco la disciplina del Señor, Ni te desanimes al ser reprendido por Él. »Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo».
Esta es la disciplina que Dios aplica cuando no estamos corriendo conforme a Sus reglas.
Tal disciplina es una demostración de Su amor y su propósito es corregirnos:
Es para vuestra corrección que sufrís” 7a
La παιδεία (disciplina) se refiere al castigo que tiene como propósito mejorar la conducta.
Paideia viene de “pais” (niño, esclavo, siervo); por lo tanto, es una prueba de que somos Sus hijos legítimos:
porque ¿qué hijo hay a quien su padre no discipline? Pero si estáis sin disciplina… entonces sois hijo ilegítimos y no hijos verdaderos.” 7b-8
Los vers. 11-13 parecen indicar la disciplina personal de un atleta fortaleciendo las partes débiles de su cuerpo:
Hebrews 12:11 NBLH
Al presente ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de tristeza. Sin embargo, a los que han sido ejercitados por medio de ella, después les da fruto apacible de justicia.
ejercitados” (perfecto de γυμνάζω): Hacer ejercicio desnudos, experimentar entrenamiento vigoroso y control, con la implicación de un augmento de la fortaleza física y moral.
Por eso dice:
Hebrews 12:12–13 NBLH
Por tanto, fortalezcan las manos débiles y las rodillas que flaquean, y hagan sendas derechas para sus pies, para que la pierna coja no se descoyunte, sino que se sane.
El propósito es estar o ser más fuerte en la carrera. Las manos y las rodillas son clave para caminar, cuanto más para correr.
Las manos podrían ser sinónimo del servicio y las piernas de la proclamación del evangelio. Las sendas derechas podrían ser sinónimo de vivir con rectitud.

Intención de vivir en santidad.

Él nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de Su santidad.” 10
La exhortación es a “buscar la paz y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.” 14
En la vida o carrera de fe no hay lugar para corredores inmorales ni profanos (16) ni amargados, porque la amargura contamina a otros.
Si clamamos ser hijos de Dios, debemos vivir en santidad:
1 Peter 1:15–17 NBLH
sino que así como Aquel que los llamó es Santo, así también sean ustedes santos en toda su manera de vivir. Porque escrito está: «Sean santos, porque Yo soy santo». Y si invocan como Padre a Aquel que imparcialmente juzga según la obra de cada uno, condúzcanse con temor durante el tiempo de su peregrinación.
La santidad de Dios no es algo para tomarse a la ligera.
Si Moisés estaba aterrado y temblando al acercarse al monte Horeb y presenciar la santidad de Dios, cuanto más temor deben tener aquellos que se han acercado al Dios vivo y Juez de todos.
Por lo tanto, dice:
Hebrews 12:25 NBLH
Tengan cuidado de no rechazar a Aquel que habla. Porque si aquellos no escaparon cuando rechazaron al que les amonestó sobre la tierra, mucho menos escaparemos nosotros si nos apartamos de Aquel que nos amonesta desde el cielo.
Nuestro Dios es amor, pero también “es fuego consumidor.” 29
En algunos momentos, la carrera será difícil, cuesta arriba, pero después de cada cuesta hay una bajada, donde la carrera será más fácil.
En su bondad, Dios nos ha hecho herederos de un reino inconmovible: seamos agradecidos, sirvámosle con temor y reverencia.
La carrera de la fe no es una competencia de “quien llega primero gana” sino de “quienes llegan al final”.
El asunto no es cómo comenzamos, sino cómo terminamos.
¡Persevera! ¡No te des por vencido! Para que, al finalizar, puedas decir como el apóstol Pablo:
2 Timothy 4:7–8 NBLH
He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe. En el futuro me está reservada la corona de justicia que el Señor, el Juez justo, me entregará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman Su venida.
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