Una vida de fe.

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Las últimas palabras del cap. 10 fueron:
Hebrews 10:38–39 NBLH
Mas Mi justo vivira por la fe; y si retrocede, mi alma no se complacera en el. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para la preservación del alma.
El problema del pueblo Hebreo fue que dejaron de enfocarse en la fe y se enfocaron en las buenas obras (o sea el cumplimiento de la Ley). Pusieron “el caballo antes que la carreta”. dejaron el caballo para ir por la carreta y cuando regresaron con la carreta, el caballo ya no estaba.
El caballo vendría a representar la fe y la carreta las obras. El caballo es el que hala la carreta, no la carreta al caballo.
¿Qué quiero decir con esto? Que la verdadera fe en Dios produce buenas obras, pero las buenas obras no producen fe en Dios.
Quizás preguntes, ¿Pero que no las buena obras demuestran que tenemos fe? ¡Buena pregunta!
Bueno, consideremos el caso de un ateo que hace buenas obras. Como ateo, no tiene fe en Dios; entonces ¿Fe en quién demuestran sus buenas obras? Talvez en sí mismo o en la Humanidad, pero no en Dios.
“Entonces, ¿Qué es esa fe de la que hablas?
Si esa pregunta se la hacemos a cristianos, seguramente responderán citando las palabras de Hebreos 11:1. Pero sin recurrir a esas palabras, ¿Cómo responderías tú a la pregunta, ¿Qué es la fe? … “creer”, “confiar”
El autor dedica un capítulo completo para responder a esa pregunta con definición y muchos ejemplos.
Leer Heb 11
El tema es la fe y la vida de fe.

¿Qué es la fe?

La esencia de la fe.

“la fe (πίστις) es la certeza (ὑπόστασις) de lo que se espera” 11:1
La fe es una palabra relacionada con creer, pero ambos conceptos siempre van juntos, no se pueden separar.
La fe (πίστις) es creer al grado de completa confianza y dependencia. (Louw-Nida)
La certeza (ὑπόστασις) es aquello que provee la base para dicha confianza y dependencia.
ὑπόστασις también significa “substancia” “esencia”, por eso, cuando se habla de la encarnación de Cristo, se habla de la unión hipostática, o sea la unión de la substancia divina con la substancia humana.
Los Hebreos no creyentes, aquellos que insistían en la Ley o las obras de la Ley, no tenían la certeza o seguridad que sus obras les salvarían.
Las religiones se distinguen precisamente por eso, sus adeptos nunca están seguros si se salvaran, siempre viven con esa duda.
Pero si la fe es la plena seguridad de algo sucederá, entonces podemos vivir una vida sin ansiedad por lo que el futuro depara a nuestra alma.
la convicción de lo que no se ve. 11:b
Si lo crees por que lo ves, eso no es fe, eso es conocimiento.
Fe nos hace creer que Dios hizo el Universo por Su Palabra, no de cosas visibles.

El honor de la fe.

Porque por ella recibieron aprobación los antiguos.” 11:2
Es parte natural del hombre el buscar aprobación. Unos buscan la de sus padres, otros la de su jefes, otros las de sus amigos, etc.
Por su fe, los antiguos creyentes recibieron honor o aprobación.
El verso 6 dice, “sin fe es imposible agradar a Dios” o dicho de otra manera, “sin fe es imposible recibir la aprobación de Dios”.
La palabra “aprobación” es la traducción del verbo griego “martureo”, de donde viene “testigo”, y “testimonio”.
El honor o aprobación que recibierno, no vino de los hombres sino de Dios. El mismo texto lo dice:
Hebrews 11:4 NBLH
Por la fe Abel ofreció a Dios un mejor sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó el testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y por la fe, estando muerto, todavía habla.
Hebrews 11:39 NBLH
Y todos éstos, habiendo obtenido aprobación (testimonio) por su fe, no recibieron la promesa,
¿A quién tratas de agradar?
La única aprobación que realmente importa es la de Dios. Si Dios me aprueba, ¿qué importa que otros me desaprueben?
Galatians 1:10 NBLH
Porque ¿busco ahora el favor de los hombres o el de Dios? ¿O me esfuerzo por agradar a los hombres? Si yo todavía estuviera tratando de agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo.

Resultados de la fe.

La fe produce acción.

Todos los mencionados en este cap. actuaron en base a la fe que tenían.
Esa es una fe que no te permite quedarte de brazos cruzados; al contrario te impulsa a hacer algo para agradar o servir a aquel en quien has creído.
A eso se refería Santiago cuando escribió:
James 2:14 NBLH
¿De qué sirve, hermanos míos, si alguien dice que tiene fe, pero no tiene obras? ¿Acaso puede esa fe salvarlo?
James 2:17 NBLH
Así también la fe por sí misma, si no tiene obras, está muerta.
y Pablo a los Efesios:
Ephesians 2:8–10 NBLH
Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no procede de ustedes, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura Suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.
Por esa fe, Abel ofreció lo mejor de sus ovejas; Abraham ofreció lo mejor que tenía, su hijo Isaac; Jacob bendijo a los hijos de José y dio instrucciones acerca de sus huesos; Moisés dejó la vida de placer y prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios; el pueblo pasó el Mar Rojo; el pueblo rodeó a Jericó. ¿Que vemos en todos ellos? ¡Fe y acción!
¡Si tu fe no te lleva a la acción, no es una fe verdadera!

La fe produce obediencia.

Por la fe Abraham, al ser llamado, obedeció… y salió sin saber adónde iba.” 8
Cuando realmente tienes fe, no se te hace difícil obedecer.
No sabía, no entendía, pero creía en aquel que le mandaba a hacer algo; en este caso, a salir.
A Noé, Dios le ordenó construir el arca para salvarse del diluvio, algo que nunca había visto ni entendía como sería. Tenía fe en Dios, por lo tanto, obedeció lo que Dios la mandaba.
Todas nuestras desobediencias están relacionadas con nuestra falta de fe en Dios. Adán y Eva no creyeron la advertencia de Dios y comieron del árbol prohibido.
No le damos a Dios porque no creemos que Él proveerá. No le hablamos a otros de Cristo porque seguramente no creemos en la existencia del Infierno.

La fe aumenta la confianza.

Confianza es la esperanza firme que se tiene de alguien o algo. (RAE)
La fe aumenta nuestra confianza o esperanza en Dios y lo que Él promete.
Abraham estuvo dispuesto a vivir como nómada en tierra extraña porque tenía una gran esperanza en lo que Dios le daría:
Hebrews 11:10 NBLH
porque esperaba la ciudad que tiene cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.
Contra todos los pronósticos, Sara, su esposa recibió fuerza para concebir por su fe en Dios le dio esa confianza:
Hebrews 11:11 NBLH
También por la fe Sara misma recibió fuerza para concebir, aun pasada ya la edad propicia, pues consideró fiel a Aquél que lo había prometido.
¡Si Él lo prometió, Él lo cumplirá!
Abraham estuvo dispuesto a ofrecer a Isaac, como Dios se lo pidió, porque su fe le daba la confianza que Dios se lo devolvería. Observa sus palabras a los siervos que le acompañaban:
Genesis 22:4–5 NBLH
Al tercer día alzó Abraham los ojos y vio el lugar de lejos. Entonces Abraham dijo a sus criados: “Quédense aquí con el asno. Yo y el muchacho iremos hasta allá, adoraremos y volveremos a ustedes.”
Hebrews 11:19 NBLH
El consideró que Dios era poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde también, en sentido figurado, lo volvió a recibir.
¡Su fe le dio esa confianza! Cada promesa que Dios cumple nos aumenta la confianza. ¿Cómo no habría de confiar aún más después de ese evento?
La fe de Moisés le hizo abandonar la vida de lujos que tenía en Egipto y confiar que, aunque el Faraón quisiera matarlo, Dios le protegería, le proveería, y le sostendría:
Hebrews 11:27 NBLH
Por la fe Moisés salió de Egipto sin temer la ira del rey, porque se mantuvo firme como viendo al Invisible.

La fe nos enfoca en la patria celestial.

Hebrews 11:13 NBLH
Todos éstos murieron en fe, sin haber recibido las promesas, pero habiéndolas visto desde lejos y aceptado con gusto, confesando que eran extranjeros y peregrinos (expatriados) sobre la tierra.
Hebrews 11:16 NBLH
Pero en realidad, anhelan una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo cual, Dios no se avergüenza de ser llamado Dios de ellos, pues les ha preparado una ciudad.
La fe en la promesa de que tenemos una morada celestial nos hace recordar que estamos de paso por este mundo, que somos peregrinos; que este mundo no es nuestra tierra, somos extranjeros; que vamos de camino hacia la patria celestial.
Hemos creído la promesa de Jesús y por lo tanto, no hay razón para temer lo que en este mundo pueda pasar:
John 14:1–3 NBLH
“No se turbe su corazón; crean en Dios, crean también en Mí. “En la casa de Mi Padre hay muchas moradas; si no fuera así, se lo hubiera dicho; porque voy a preparar un lugar para ustedes. “Y si me voy y les preparo un lugar, vendré otra vez y los tomaré adonde Yo voy; para que donde Yo esté, allí estén ustedes también.
y como nos lo recuerda el apóstol Pablo, no somos de aquí:
Philippians 3:20 NBLH
Porque nuestra ciudadanía (patria) está en los cielos, de donde también ansiosamente esperamos a un Salvador, el Señor Jesucristo,
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