Un alma sedienta de Dios

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La queja de un alma necesitada, el enojo por la impotencia, la nostalgia de días mejores, el consuelo en las promesas de Dios.

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Un alma sedienta de Dios

Salmo 42:1–5
1 Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía.
2 Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?
3 Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?
4 Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mí; De cómo yo fui con la multitud, y la conduje hasta la casa de Dios, Entre voces de alegría y de alabanza del pueblo en fiesta.
5 ¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.

Introducción

El autor de este salmo presenta de una forma poetica la angustia y necesidad que sufría su alma al encontrarse en una situación difícil de su vida.
Este salmo es atribuido a los hijos de Coré, levitas que ministraban en el tabernáculo; quizá este salmo fue inspirado en algun momento de aflicción que sufría Israel, o quizá hasta el mismo rey David.
Muestra La queja de un alma necesitada, el enojo por la impotencia, la nostalgia de mejores días pasados, el consuelo en las promesas de Dios.

El ciervo que brama

Ciervo = venado, aunque suena igual que siervo, no es lo mismo.
Es un animal que vive en constante alerta por el peligro de los depredadores, debe siempre estar listo para correr.
El salmista presenta un ciervo en gran necesidad, quizá porque ha sido perseguido, y ahora peligra su vida por la necesidad de agua,
Esta sediento y cansado, y solamente el vital liquido puede saciar su necesidad.
Así el salmista presenta su necesidad de Dios, nada más puede saciarle, Los conflictos que enfrentaba habían desgastado sus fuerzas.
El hecho que tenga necesidad es señal de vida, un muerto no tiene necesidad.

El acoso de los enemigos

3 Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?
Rabsaces, comandante de Senaquerib rey de Asíria, reto a Dios cuando le mandó a decir a rey Ezequías que Jehová no podría librarlo de su mano. El Ángel de Jehová mató a 185,000 soldados asirios en una noche. (2 Reyes 19)
No estamos libres de las aflicciones de los enemigos, de aquellos que quieren vernos destruidos, pero debemos recordar que la única manera en la que alcanzaremos la victoria es aferrados a nuestro Dios.
No importa si el enemigo cree que Dios está contigo, lo importante es que tú creas que Dios no te ha abandonado.
No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. Isaías 41:10.
Así como un padre hace promesas a sus hijos para calmar sus temores, así Dios nos da promesas para calmar nuestros temores y confiemos en Él.
Aun cuando la aflicción venga sobre nosotros, aprendamos a confiar y a esperar en Él.

Nostalgia de los días pasados

4 Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mí; De cómo yo fui con la multitud, y la conduje hasta la casa de Dios, Entre voces de alegría y de alabanza del pueblo en fiesta.
En su angustia el salmista recuerda con nostalgia aquellos buenos tiempos, en los que disfrutaba la libertad de estar en la casa de Dios alabando al pueblo. Debido a que son cantores los autores, recuerdan cuando dirigian los cantos en alabanza, cosa que ahora no puede hacer.
Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde.
vivimos quejandonos de lo que no tenemos, que no apreciamos las bendiciones que Dios nos da.
Las pruebas también nos hacen apreciar las bendiciones que tenemos. Aprovechemos al máximo las bendiciones y oportunidades que Dios nos dá, porque llegará el día en el que no las tendremos más.
Derrame su alma delante de Dios agradeciendo por lo que le dió, tiene y le dará.

Conclusión

En medio de su soledad y tristeza, el salmista levanta la vista al cielo, y reconoce que no está solo, y que tiene una esperanza en Dios: 5 ¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.
¿cómo podríamos saber que Dios es nuestro ayudador, nuestro defensor… si no es a traves de las pruebas?
Aunque los días lluviosos son tomados como días tristes, y los días soleados como días alegres,
necesitamos tanto de los días soleados como de los lluviosos, pues ambos son necesarios para producir frutos.
Las pruebas a nuestra vida son necesarias para corregirnos e instruirnos.
Si ponemos nuestra confianza en Dios, no importa lo que pase, nuestro final sera feliz.
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