El costo del verdadero discipulado

El camino de Cristo a la Gloria  •  Sermon  •  Submitted   •  Presented   •  27:21
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INTRODUCCIÓN
Saludo
Seguimos en nuestra serie del el camino a la gloria, el recorrido de Cristo hacia Jerusalén para cumplir el plan que el Padre había trazado para la salvación de sus escogidos, para morir, resucitar y ascender al cielo.
La primera parada en es Samaria, recordemos que Samaria era el territorio poblado por una mezcla de israelitas y gentiles que se dio durante el período de la deportación de Israel a Asiria. Tanto samaritanos como judíos eran enemigos, se disputaban, entre otras cosas, cuál debería ser el centro de la adoración a Dios. Los judíos defendían a Jerusalén, mientras que los samaritanos decían que era en el Monte Gerizim.
Buscando un lugar donde descansar, el Señor Jesucristo y sus discípulos fueron rechazados en una de las aldeas de los samaritanos, por los asuntos culturales y religiosos que ya hemos mencionado. En un ataque de ira y de aparente lealtad a su Señor, Jacobo y Juan ofrecen destruir la aldea haciendo llover fuego sobre ella, pero en un marcado contraste a la reacción de sus discípulo, Cristo mostró misericordia, lejos de buscar venganza (la cual llegará en su momento), mostró piedad, la piedad que lo motivó a morir por los que lo rechazaban.
Continuando por su recorrido por Samaria, por favor acompáñenme a Lucas 9.57 - 62
Lucas 9:57–62 RVR60
Yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré adondequiera que vayas. Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza. Y dijo a otro: Sígueme. Él le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre. Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios. Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa. Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.
Muchos dicen querer seguir a Jesús, pero la gran mayoría lo quieren hacer bajo sus propios términos y o bajo los términos que Cristo establece. vivimos en una época en la cual se le hace creer a la gente que seguir a Cristo da como resultado el cumplimiento de todos nuestros deseos por mundanos, superficiales, carnales y pecaminosamente ambiciosos que puedan parecer. La gente no quiere escuchar acerca de compromiso, perseverancia, arrepentimiento, juicio, disciplina, santidad. Ahora se rehúsa a predicar acerca de la perversidad y depravación de la humanidad y de ahí su necesidad de arrepentimiento, perdón y restauración, porque dicen que decir que la gente es pecadora, es ser ofensivo.
La gente quiere escuchar de un evangelio inclusivo, de masas, de promesas de prosperidad, riquezas, sueños terrenales cumplidos, deudas canceladas, el evangelio del éxito, de alcanzar el cielo sin esfuerzo, un evangelio que tolera el pecado, que rechaza la santidad y que en casos más extremos, le abre la puerta a pecadores no arrepentidos y no transformados, que dicen ser creyentes pero no están dispuestos a renunciar a su perversidad y a su vida de libertinaje…dicen que Dios es amor, pero rechazan tajantemente al Dios del juicio consumidor. Ellos solo creen en el Dios bondadoso, pero niegan a Dios Santo que condena le pecado. Pregonan solo la misericordia de Dios pero rechazan al Dios celoso y vengativo, que destruirá a los que se oponen a su justicia y están en abierta y deliberada rebeldía en contra de sus preceptos.
Esas ideas no bíblicas acerca del evangelio y la salvación han llegado al concepto del discipulado. en el afán de ser lo más inclusivo que podamos, estamos dispuestos a aceptar cualquier confesión de fe aun si esta no es acompañada con un testimonio firme, convincente y que refleje el respeto, y la reverencia a la autoridad de la Palabra de Dios como regla final para la vida y la fe…aceptamos a cualquiera que diga ser discípulo de Cristo aunque su vida no refleje una verdadera transformación. Y ojo, no hablamos de una vida perfecta, al fin y al cabo, somos pecadores redimidos espiritualmente a la espera de la redención de nuestros cuerpos…mientras ese momento llega, luchamos con el pecado y los deseos de la carne, pero hay una perspectiva diferente del pecado y de la santidad de Dios…aborrecemos el pecado y nos sentimos miserables cuando pecamos…anhelamos la santidad y agradar a Dios.
Qué nos dice este pasaje acerca de lo que representa verdaderamente seguir a Cristo…nos enseña tres cosas
Ser discípulo de Cristo:
I. Requiere la más alta determinación (v. 57 - 58)
II. Requiere la más alta prioridad (v. 59 - 60)
III. Requiere el más alto de los compromisos (v. 61 - 62)

I. Requiere la más alta determinación

Tenemos este primer acercamiento. El caso particular de dicho acercamiento es que fue esta persona que de manera entusiasta ofreció seguir a Cristo a “donde quiera que Él vaya”. Para cualquiera podría resultar admirable la actitud de esta persona, sin embargo para Cristo no…y la respuesta podría resultar desalentadora y confusa para nosotros…pero hay que entender la situación cultural de aquél entonces. Con frecuencia, las personas buscaban algún maestro o guía, y comúnmente cuando se encontraba a un maestro que se ganara la admiración de la persona, esta se ofrecía para seguirlo y ser su discípulo. Pero también era la costumbre que los maestros pusieran expectativas elevadas y difíciles para probar la determinación de la persona que pretendía seguirles. Así que el Señor Jesucristo solamente hizo uso de esa costumbre…pero con una enorme diferencia…Él no era cualquier maestro.
Él es el Dios encarnado, y sabemos que la Escritura nos dice que Él es omnisciente y sabe todo lo que hay en nuestros corazones y no cabe duda que Cristo conocía la verdadera motivación de este aparente entusiasta seguidor. En su infinita sabiduría Cristo podía ver más allá de las palabras de este ofrecimiento y podía saber si la determinación de esta persona no solo era sincera, sino que fueran por las razones correctas.
La respuesta de Cristo parece apuntar al hecho que lo que motivaba a esta persona era la fama que creía podría adquirir por seguir a Cristo. Por eso la respuesta del Señor apunta al sacrificio y a las limitaciones que representaba ser su discípulo. Cristo es el Hijo de Dios, propietario legítimo de toda la creación…y sin embargo, Él aceptó las limitaciones que venían asociadas a su ministerio terrenal, y todos aquellos que quieren seguirlo, tienen que tener la misma visión determinación para el auto-sacrificio. La determinación que se requiere para seguir a Cristo tiene que ver con la invitación de Cristo cuando dijo:
Mateo 16:24 RVR60
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.
Eso es lo que debía entender este entusiasta seguidor y todos aquellos que pretenden seguir a Cristo…seguir a Cristo es renunciar al propio yo y que Cristo sea la prioridad principal de nuestra vida…es la determinación de estar dispuestos a padecer persecución, escases, rechazo, incomodidad, todo…por la causa de Cristo.

II. Requiere la más alta prioridad (V. 59 - 60)

El segundo acercamiento tiene que ver con una persona que a diferencia del anterior, Cristo le invitó a seguirlo. La respuesta que dio este segundo hombre podría indicar que mostró cierto interés…pero ante la invitación desafiante de Cristo, el hombre titubeó. Para entender la expresión “Señor, déjame que primero vaya entierre a mi padre” y la posterior respuesta del Señor también tenemos que entenderla a la luz de la situación cultural de aquél momento.
Habían dos posibilidades…que el padre no hubiera muerto. En ese caso, el hombre debía esperar un tiempo indefinido hasta que el padre muriera. Esta espera y no estar dispuesto a seguir a Cristo por ello podría denotar un interés material por la herencia que podría corresponderle. De ser este el caso, la ambición por la posesión de una herencia material le resultaba un serio obstáculo para entregarse a Cristo. Su corazón no estaba dispuesto a renunciar a esa herencia y por lo tanto la idea de seguir a Cristo podría esperar. La otra posibilidad es que el padre ya hubiera muerto, pero las costumbres fúnebres de aquel entonces podrían postergar esa decisión (la de seguir a Cristo) hasta un mes. Cualquiera que sea la situación de este hombre con respecto a lo de enterrar a su padre, indicaba que probablemente Cristo lo haya cautivado…pero no estaba dispuesto o a renunciar a su herencia o a a faltar a sus deberes como hijo. Esto denota que para él, Cristo no era prioridad.
La respuesta de Cristo apunta a eso…a que la persona que estuviera dispuesto a seguirle, debía establecer los objetivos de su ministerio y el anuncio del Reino de los Cielos como su más alta prioridad. Además, conociendo el contexto de la historia, esto se dio mientras Cristo iba camino a Jerusalén…en pocas semanas Cristo enfrentaría el Calvario…no había tiempo de esperar. Es por eso que la invitación de Cristo a este hombre tiene dos sentidos:
El sentido espiritual: “deja que los muertos entierren a sus muertos”. Deja que los que están muertos espiritualmente entierren a sus muertos…las costumbres, tradiciones y afanes de la vida terrenal no deben estorbar las prioridades del reino
El sentido de urgencia: “y tú ve, y anuncia el Reino de Dios”. Siempre la predicación del evangelio tuvo, tiene y tendrá un sentido de urgencia. El Hijo de Dios pronto iría a la Cruz, ese era el momento adecuado para anunciar buenas nuevas de salvación, no dentro de un mes, o dentro de un año…era en ese momento…la predicación del arrepentimiento y la verdad de que en Cristo el Reino de los cielos se había acercado…era un anuncio de extrema urgencia.

III. Requiere el más alto de los compromisos (v. 61-62)

Finalmente, el tercer encuentro en el cual, una persona responde a la invitación de Cristo con una respuesta que denota que no tenía el compromiso requerido para seguir a Cristo. Para nosotros podría resultar algo duro de parte del Señor al no permitirle despedirse de su familia…pero no olvidemos que la respuesta de Cristo se basa en su omnisciencia, Cristo va más allá de la respuesta que dio e hombre. Cristo vio un corazón dividido que siempre estaría viendo hacia atrás. Cristo toma la figura de la agricultura, de como el agricultor tenía que tener su mirada puesta hacia e frente, tomando el arado, para poderlo manejar adecuadamente. De otra forma, no habría manera de trazar un surco correcto para la siembra. Cristo indicaba con estas palabras que una persona con intereses divididos es ineficaz para el Reino de Dios.
CONCLUSIÓN
De la misma manera que en el tiempo en el que se dieron estos acontecimientos, las demandas para ser un discípulo auténtico de Cristo no han variado.
Pero al igual que aquél entonces, se siguen repitiendo las mismas circunstancias:
Hay gente que se acerca a Cristo en busca de fama, riqueza, satisfacción y bienestar material …para ellos Cristo les dice que se requiere la más alta determinación para seguirle, una determinación asociada al sacrificio, a renunciar a sus prioridades y establecer las prioridades del reino en su vida, la determinación de tomar su cruz y seguir a Cristo
Hay gente que le fascina las enseñanzas de Cristo, que les gusta las prédicas de tal o cual predicador, que les emocionan las alabanzas, pero que sus prioridades están en este mundo. Trabajo, familia, diversión, dinero, estudios, tienen sus prioridades y compromisos divididos…todo es más importante que Cristo, más importante que la Palabra, más importante que la piedad, más importante que congregarse, m´s importante que la adoración…para ellos, las palabras de Cristo son…dejen las cosas del mundo…y vayan y anuncien el Reino de Dios…ser discípulo de Cristo está asociado al hecho de que Cristo y su agenda…debe ser nuestra más alta prioridad.
La pregunta clave es:
¿Es usted un verdadero discípulo de Cristo?
¿Es Él y su agenda de anunciar el Reino de los cielos su prioridad?
¿Es el estudio de la Palabra de Dios, la oración, el congregarse, la adoración, la piedad…sus más altas prioridades?
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