Honra la vida

Notes
Transcript
Pregunta 1:
Piensa en tres razones por las que tu vida es
importante.
IDEA CENTRAL
El Señor valora cualquier
vida humana, sin
excepciones

APLICACIÓN PARA LA VIDA

Mi madre me mostró una foto muy antigua de una joven y me dijo: «¡Esa es tu bisabuela!». Miré la foto con detenimiento y esa joven desconocida se fue haciendo familiar. Me imaginé que ella amó y cuidó a mi abuela y también a mi madre cuando eran pequeñas. Mi bisabuela fue el instrumento de Dios para preservar esas vidas con amor y cuidado. Luego, en su momento, ellas lo harían con otros en una larga cadena de amor que aun continúa. La vida humana es frágil pero sumamente valiosa. Es un regalo de Dios, quien la valora sobremanera y ha dispuesto que sea preservada. Desde las múltiples características de nuestro planeta hasta el sencillo e íntimo cuidado maternal, todo nos muestra el inmenso valor que tenemos para el Señor. Si Dios considera valiosa toda vida humana, sin excepciones, nosotros debemos hacer lo mismo, y no aceptar que se diga que algunas personas no merecen vivir.
¿QUÉ DICE LA BIBLIA?
Éxodo 20.13 RVR60
No matarás.

SEXTO MANDAMIENTO, UNA ORDEN DADA POR DIOS

«No matarás» es otro de los mandamientos dedicados a las relaciones. Este precepto señala que toda vida humana es un regalo de Dios. Después del primer deber de honrar a nuestros padres para que nuestros «días se alarguen en la tierra» (Ex. 20:12), ahora ese mismo deseo de Dios se extiende a nuestro prójimo, para lo cual Dios establece el valor que tiene al prohibirnos destruir la vida de nuestros semejantes.
¿Dónde radica el carácter sagrado de la vida? Es sagrada por su origen. Los seres humanos no tienen vida en sí mismos, su vida es un regalo de Dios.
La Biblia dice que la creación del ser humano, su consciencia y vitalidad fueron una decisión de Dios:
«Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente» (Gén. 2:7). Esta poderosa declaración establece el origen de nuestra vida y también nuestro valor. La vida, sin excepciones, es un regalo divino y debemos percibirla como tal.
En el mismo sentido, el Señor se encargó de establecer el sustento abundante para la vida, las normas para cuidarla y también la posibilidad de multiplicarse. Todo eso es un regalo precioso de Dios, el cual le da valor a toda vida humana sin distinción porque todos tenemos el mismo origen y dependemos del mismo cuidado.
Pregunta 2:
¿Cómo se infringe en la
actualidad este mandamiento?
«No matarás» es un mandamiento fundamental porque, en sentido positivo, «respetarás la sagrada vida sin excepciones» forma parte del plan original de Dios para la humanidad.
Jesucristo fue muy tajante con respecto al valor esencial de la vida humana (Mat. 5:22-23). Él buscó fortalecer el mandamiento al mostrarnos que uno no solo lo quebranta cuando asesina a otra persona, sino que basta con que se denigre, insulte o maltrate para que ya el mandamiento, en esencia, se quebrante.
Es importante que reconozcamos que los cristianos no solo estamos «a favor de la vida» en general, sino que estamos a favor de la vida de nuestro prójimo, de nuestros vecinos, de aquellos a los que reconocemos por nombre; creemos que la vida de Roberto y sus defectos, Juana y su enfermedad, la anciana Carmen y la de Luis con síndrome de Down son sagradas y merecen todo nuestro respeto y ayuda para su bienestar.
Dios nos ha diseñado de tal manera que solo prosperaremos cuando nos cuidemos mutuamente.
«No matarás» también es una advertencia.
Este mandamiento es como una señal luminosa que muestra nuestra separación de Dios y nuestra pecaminosidad. La razón es simple: Este es uno de los mandamientos más quebrantados por cada sociedad humana primitiva o desarrollada en todos los tiempos.
Por medio de estas sencillas pero poderosas palabras, el Señor nos advierte que cada vida humana es preciosa en Sus manos y que no pasará por alto nuestra falta de respeto hacia ella. Como dice Lewis Smedes: «Para Dios los seres humanos son preciosos, sean amigos o enemigos, productivos o dependientes, elegidos o reprobados.
Ninguna cualidad, ni la carencia de ella, puede descalificar a alguien para hallar refugio bajo este mandato moral de respeto a la vida humana».

AUNQUE LAS RELACIONES SEAN COMPLICADAS “NO MATARAS”

1º Samuel 26.7–11 RVR60
David, pues, y Abisai fueron de noche al ejército; y he aquí que Saúl estaba tendido durmiendo en el campamento, y su lanza clavada en tierra a su cabecera; y Abner y el ejército estaban tendidos alrededor de él. Entonces dijo Abisai a David: Hoy ha entregado Dios a tu enemigo en tu mano; ahora, pues, déjame que le hiera con la lanza, y lo enclavaré en la tierra de un golpe, y no le daré segundo golpe. Y David respondió a Abisai: No le mates; porque ¿quién extenderá su mano contra el ungido de Jehová, y será inocente? Dijo además David: Vive Jehová, que si Jehová no lo hiriere, o su día llegue para que muera, o descendiendo en batalla perezca, guárdeme Jehová de extender mi mano contra el ungido de Jehová. Pero toma ahora la lanza que está a su cabecera, y la vasija de agua, y vámonos.
La relación entre el rey Saúl y David era complicada. Saúl era un hombre temperamental que había sido desechado por Dios por su desobediencia. Por el contrario, el joven David era talentoso, valiente y piadoso.
Entró a la corte de Saúl como músico, pero luego se destacó como un guerrero valiente al matar a Goliat. Esto produjo profundos celos en el rey, quien intentó quitarle la vida (1 Sam. 18:11). Sus celos se convirtieron en un odio tan profundo que llegó al punto de ordenar «… a todos sus siervos, para que matasen a David…» (1 Sam. 19:1).
Pregunta 3:
¿Qué nos enseña David con
respecto a la vida humana?
David no tuvo más remedio que huir de Saúl. Este nunca cesó en su deseo de acabar con David. Lo hacía buscar y ante cualquier informe acerca de su ubicación, Saúl salía con sus siervos para atraparlo y matarlo. David tuvo que huir y refugiarse en cuevas, desiertos y hasta en las ciudades de sus enemigos, los filisteos.
En su ensañamiento contra David, Saúl llegó a eliminar aun a un grupo de sacerdotes que fueron acusados de ayudar a David (1 Sam. 22:6-23). Su ira desbocada lo hizo ordenar una gran matanza (1 Sam. 22:18-19). Saúl perdió todo respeto por la vida humana.
Saúl se enteró de que David estaba en el desierto de Zif y salió en su búsqueda. David se acercó al campamento del rey con un grupo de sus hombres, pero se negó a tocarlo. Abisai, un futuro general de David, llegó a decirle que Dios mismo había entregado al rey en su mano y le pidió permiso para matarlo (1 Sam. 26:8). Sin embargo, para David la vida de Saúl era preciosa porque era el «ungido de Jehová» (1 Sam. 26:9).
David dejó en claro que la vida de Saúl no estaba ni nunca estaría en sus manos. No lo mataría porque tuviera la oportunidad de hacerlo, ni tampoco sentiría que podía hacerlo como consecuencia de los actos de Saúl en su contra. David estableció que su corazón estaba dispuesto a guardar el mandamiento y por eso dijo: «Vive Jehová, que si Jehová no lo hiriere, o su día llegue para que muera, o descendiendo en batalla perezca, guárdeme Jehová de extender mi mano contra el ungido de Jehová» (1 Sam. 26:10-11).

EL OBEDECER EL MANDAMIENTO DE NO MATAR TRAE BENDICIÓN DE DIOS

1º Samuel 26.22–25 RVR60
Y David respondió y dijo: He aquí la lanza del rey; pase acá uno de los criados y tómela. Y Jehová pague a cada uno su justicia y su lealtad; pues Jehová te había entregado hoy en mi mano, mas yo no quise extender mi mano contra el ungido de Jehová. Y he aquí, como tu vida ha sido estimada preciosa hoy a mis ojos, así sea mi vida a los ojos de Jehová, y me libre de toda aflicción. Y Saúl dijo a David: Bendito eres tú, hijo mío David; sin duda emprenderás tú cosas grandes, y prevalecerás. Entonces David se fue por su camino, y Saúl se volvió a su lugar.
Pregunta 4:
¿Cómo tenemos que ver la vida
de nuestros semejantes?
David no tocó la vida de Saúl, pero, una vez más, tomó algo que le pertenecía para demostrarle su buena voluntad. Llegó a tenerlo muy cerca, pero lo trató con respeto. David se alejó a prudente distancia y levantó la voz. Cuando Saúl lo escuchó volvió a sentir remordimientos al reconocer algo que David había estado manifestando una y otra vez. Saúl le dijo: «… mi vida ha sido estimada preciosa hoy a tus ojos…» (1 Sam. 26:21).
Saúl vio en David un respeto por su vida que él había perdido. La fidelidad de David le permitió ese chispazo de sabiduría al rey. Lamentablemente, no actuamos así y muchas veces pagamos mal por mal. La Escritura nos enseña que cuando tratamos a nuestros prójimos con justicia, dignidad y valor, conforme al mandamiento de Dios, ellos lo percibirán. El apóstol Pablo dice: «No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor» (Rom. 12:19). Toda vida está en las manos de Dios y el Señor hará justicia tarde o temprano. Pero Pablo busca que, como David, manifestemos de una forma práctica el respeto a la vida humana que el Señor nos demanda.
La vida de Saúl era valiosa para David porque ese valor no dependía de los actos de Saúl ni tampoco del trato que él recibía. David había entendido que todas las vidas son valiosas delante de Dios y, por eso, la vida de Saúl solo la podía tomar el Señor. Por eso no buscó que el rey actuara de forma recíproca con él. No le dijo: «ya que he considerado preciosa tu vida, espero que tú también consideres valiosa mi vida». David no creía que el valor de la vida surgía de un acuerdo en una mesa de negociaciones. Él no esperaba que la evaluación de su vida fuera establecida por otro hombre, así fuera el rey de Israel. Lo que le dijo a Saúl fue: «Y he aquí, como tu vida ha sido estimada preciosa hoy a mis ojos, así sea mi vida a los ojos de Jehová, y me libre de toda aflicción» (1 Sam. 26:24).
David trató la vida de Saúl con respeto y temor porque su Dios es el dueño de la vida y le había ordenado que, sin excepciones, tratara toda vida con respeto.
Pregunta 5:
¿En qué nos basamos para
defender el valor de la vida?

PONLO EN PRÁCTICA

Recuerda meditar y poner en práctica estos principios que son fundamentales para manifestar, sin excepciones, nuestro respeto por la vida, porque es un regalo de Dios:
Mi vida es un regalo de Dios, también la de mi prójimo.
No solo quebranto el mandamiento si mato a otro ser
humano, también lo quebranto cuando lo denigro, insulto o
maltrato.
Respetar a mi prójimo es respetar y honrar la vida de las
personas que conozco y con las que convivo.
La sociedad contemporánea quebranta este mandamiento,
debo condenar el pecado, promover el respeto por la vida
y orar por nuestra sociedad. La vida no está en nuestras
manos, el único con autoridad para quitarla es el Señor.
Nuestro respeto por la vida del prójimo no depende de
lo que ellos hagan sino es porque para Dios toda vida es
valiosa.
Nunca dejaré que el valor de mi vida lo establezcan los
seres humanos. El valor de mi vida y la de mi prójimo está
establecido por Dios.

Discusión de Grupo

APRENDIENDO A MEDITAR PARA HONRAR AL SEÑOR.
Analiza cómo hemos incumplido este mandamiento en forma activa o pasiva en estos contextos:
(1) Familia
(2) Iglesia/Comunidad
(3) Sociedad en general
Establece metas para respetar la vida en estos entornos.
«Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y
cualquiera que matare será culpable de juicio.
Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra
su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera
que diga: Necio, a su hermano, será culpable
ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo,
quedará expuesto al infierno de fuego».
Mateo 5.21–22 RVR60
Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.
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