¿Debemos Dar la Cena del Señor Virtual?

La Cena del Señor "online"  •  Sermon  •  Submitted
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Solicitud al pastor principal de la congregación, para no continuar celebrando la Cena del Señor online, presentando algunos argumentos bíblicos, con el fin de que el Señor sea honrado y glorificado

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Por: Wilfor Galindo Reyes, junio 04 de 2020
Amados hermanos en el Señor, a cada director de grupo de la Iglesia local AARF les saludo fraternalmente en el amor de nuestro Señor Cristo. Les extraño muchísimo, estoy deseoso de verlos pronto y poder estar en comunión compartiendo los unos con los otros. Doy gracias al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo por sus vidas hermanos, por los dones que el Espíritu ha dado a cada uno, para ser usados en la edificación de esta iglesia local; he notado en ustedes el amor y el esfuerzo por la obra del Señor, por trabajar en ella con diligencia y en sus vidas personales, he notado como Dios esta obrando produciendo en cada uno un mayor anhelo, fervor y sacrificio por Cristo y Su novia.
El motivo de esta escrito, como el titulo de la misma tiene, es con el fin de que, a la luz de las Sagradas Escrituras, podamos con diligencia y sinceridad considerar mi pregunta: ¿debemos celebrar o dar la Cena del Señor Virtual?, y leer los argumentos bíblicos que doy como respuesta negativa a la misma. Cabe aclarar mis amados hermanos, que NO hay en mi corazón interés de generar división con este tema, ni busco vana gloria, Dios me libre de ello, sino con el amor de Dios, hablar con verdad desde las Escrituras para que el nombre de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo sea glorificado y honrado. Mi deseo, inquietado por el Espíritu en este sentido, es que sea la Palabra de Dios la que traiga a nuestros corazones y mentes, por Su Espíritu, la claridad y Verdad de la realidad de la significancia de dar la Cena del Señor online o virtualmente.

I. ¿Es un tema secundario la Cena del Señor?:

Entiendo que la Cena del Señor, tal vez para alguien podría llegar a ser algo secundario, pero como bien lo sabemos, comparado con otros temas trascendentes del Evangelio y la doctrina bíblica, la solememnidad que implica este mandato de nuestro Señor Jesucristo, amerita las razones que expongo, y del por qué, a la luz de la Biblia, considero (y solicitó respetuosamente) que la Cena del Señor no sea dada virtualmente en adelante. Y aunque en apariencia podría resultar como secundario, es un tema que es muy importante para nosotros, al punto de considerarlo en uno primario, dado su significado para la vida del creyente, el cuál expondré en el otro punto, y que es posible que ustedes ya conozcan.

II. La Solemnidad y el significado de la Cena del Señor:

La Institución de la Cena del Señor tiene algunos significados muy solemnes:
Es recordar o hacer memoria de lo que nuestro Señor Jesucristo hizo por nosotros (Su iglesia) en la Cruz del Calvario (1 Cor 11.24-25), donde participamos en la sangre y el cuerpo de Cristo con la copa y el pan que partimos y compartimos (1 Cor 10.16-17).
Es la proclamación o anunciación de la muerte del Señor hasta Su regreso o venida, con la maravillosa promesa de que un día comeremos la Gran Cena de las Bodas del Cordero (Ap 19.9) en el reino de Dios Padre (1 Cor 11.25; Mat 26.29b).
Cuando celebramos la cena, estamos también recordando el nuevo pacto en Su sangre, que el Señor Jesucristo estableció para el perdón de nuestros pecados (Mat 26.28).
Es la comunión del cuerpo de Cristo (los santos [Hech 2.42]) reunidos y sentados a Su mesa (1 Cor 11.33, 10.21) con la Cabeza del cuerpo, que es el Señor Jesucristo, en la magnitud sublime de un vinculo Espiritual invisible.
La participación de la Cena del Señor, que es una sombra de la Gran Cena que un día será celebrada en el reino de Dios (Lc 14.15), es aceptar la invitación que Dios nos hace por medio de Su Hijo para realizar los numerales anteriores; este hecho le da al creyente un mayor grado de gozo, de gratitud, de confianza y de amor por Su Señor.
Al llevar a cabo estos significados, que tienen una importancia espiritual profunda, en la “cena virtual” en apariencia no vamos a tener ningún problema, pero creo que antes de llegar a dicha conclusión, debemos evaluar otros factores que presento, para mirar realmente la conclusión final, no basada en nuestra subjetividad o buena intención de corazón, sino lo que dice el Señor realmente en Su Palabra.

III. La Ordenanza Especifica de la Institución de la Cena del Señor

Amados hermanos, quiero que consideremos algo de suma importancia en lo referente a las ordenanzas específicas que el Señor nos ha mandado por medio de Su Palabra, no sólo en cuanto a la Institución de la Cena del Señor, sino también en otras ordenanzas.
Como iglesia y cristianos, cuando el Señor manda algo, nosotros nos sentimos con la libertad o el derecho de modificar la Palabra de Dios a nuestra conveniencia, y luego creemos sinceramente que estamos obedeciendo al Señor; pero en realidad lo que estamos haciendo, es obedecer la modificación que nosotros voluntariamente estamos haciendo al mandamiento del Señor, y pensamos que si no lo hacemos así, entonces no estamos obedeciendo. Las ordenanzas dadas por Dios a Su Iglesia reveladas en Su Palabra, debemos obedecerlas de forma especifica. Como seres humanos imperfectos, tenemos una tendencia de modificar las ordenanzas especificas de Dios para luego obedecer aquellas modificaciones que hemos hecho a las ordenanzas.
Quiero pues, que recordemos la manera en que el Sacramento de la Cena del Señor, fue dada a la iglesia por parte del mismo Señor Jesucristo y subsanado por el apóstol Pablo a la iglesia de los Corintos.

A. Instituida por Nuestro Señor Jesucristo

Como sabemos amados, la Cena del Señor fue instituida por Cristo la noche de la pascua antes de morir (Lc 22.7-16). Podemos encontrar este relato en los evangelios de Mat 26.26-30; Mar 14.22-26; Lc 22.19-20 y como lo mencione en el punto II, este hecho glorioso tiene todos estos significados solemnes para cada creyente que participa en la mesa del Señor. Ahora, la celebración de la Pascua recordaba a los israelitas que sus padres habían sido esclavizados en Egipto y que Dios los había librado constituyéndose en su Salvador. En el N.T la liberación se pone en relación con el pecado y sus consecuencias (Lc. 2:38; 24:21). El pecado es una grave forma de esclavitud (Jn. 8:34; Ro. 6:7, 16, 19), de la que Cristo ha venido a liberar a la humanidad (Jn. 8:36). Mediante su muerte, Cristo destruye el pecado y libera a sus cautivos (Lc. 4:18; Is. 61:1).
Ahora, noten que la institución de la Cena del Señor se da en el contexto de la cena pascual, donde el Maestro es quien prepara la cena, lo hace con Cristo como cabeza y los 12 discípulos están sentados en la mesa del Señor de manera física y en compañía o en comunión íntima los unos con los otros (leer Mat 26.17-20; Mar 14.12-18; Lc 22.7-14). Aquí vemos un principio que debe ser obedecido de forma especifica por la iglesia al momento de hacer memoria del Señor en la Cena, y es el hecho de que la iglesia se debía reunir físicamente para celebrar la Eucaristía, juntos en comunión con Cristo como cabeza de la mesa. Este principio se pierde completamente en la cena virtual, porque cada hermano que participa desde su casa está sentado en su propia mesa (hablo de casa) y no de la mesa del Señor tenida en común físicamente en el lugar que se reúne nuestra iglesia local, donde Cristo está en cabeza de ella.

B. La Celebración de la Cena es Corregida por Pablo a los Corintios

El apóstol Pablo en 1 Cor 10.14-22; 11.17-34, se dirige a la iglesia de los Corintos debido a que ellos estaban llevando la celebración de la Cena del Señor de una forma desorganizada e indigna o irreverente. Pablo ve aquí varias problemas que los Corintios tenían al momento de celebrar la Cena y los exhorta puesto que:
Debían huir de la idolatría (1 Cor 10.14)
No debían participar de lo sacrificado a los demonios (1 Cor 10.20-21)
Se estaban reuniendo o congregando para lo malo o lo peor al momento de tomar la Cena (1 Cor 11.17)
Habían divisiones sociales en la iglesia al momento de tomar la Cena, donde existía egoísmo en los corazones de los Corintios (1 Cor 11.18, 22)
El participar de la Cena según los numerales 1 al 4, es considerado tomar la Cena de manera inapropiada o irreverentemente (indignamente - [1 Cor 11.27]), lo cual los hace culpables del cuerpo y la sangre del Señor.
Debían examinarse o probarse cada uno antes de tomar la Cena (1 Cor 11.28), lo cual nos habla de la actitud correcta con la que cada uno debe participar. Esto habla de que cada uno debe hacer una evaluación cuidadosa de su vida para abandonar lo descrito en los numerales 1 al 5 y muchos otros pecados que hay en la vida del creyente; de esta manera cada uno se juzga para luego no ser juzgado o comer y beber juicio para sí (1 Cor 11.29, 31)
No había una comunión íntima presencial/física ni en el Espíritu de todos los creyentes en la iglesia a la hora de celebrar la Cena del Señor (1 Cor 11.20-22, 33).
El Señor los disciplinaba debido a que estaban ignorando estas problemáticas mencionadas, con lo cual Dios los estaba debilitando, enfermando e incluso algunos estaban ya muertos o durmiendo (1 Cor 11.30, 32).
De todas las problemáticas que describí en los pasajes de 1 Cor 10.14-22; 11.17-34, quiero centrarme en el 6 y en el 7 para los efectos de mis argumentos.

6. Debía Examinarse o Probarse Cada Uno...

Cada uno de nosotros como directores de culto, al inicio, o el intermedio o al final del momento de compartir el pasaje con el que rememoramos a Cristo para la Cena, siempre hacemos hincapié en este aspecto. Esto es imprescindible y es menester que lo hagamos delante de Dios como diáconos o ministros de Su iglesia. Sé que en la cena virtual el director hace las mismas exhortaciones que hizo Pablo (mencionadas en los numerales 1 al 6) y otras que son necesarias, pero ignoramos el numeral 7 donde debe haber una comunión íntima presencial y en un mismo Espíritu de todos los creyentes para participar de la Cena apropiadamente, considerando el mismo principio de comunión íntima que nuestro Señor dio al momento de instituir este glorioso sacramento.

7. No había una comunión íntima presencial ni en el Espíritu...

Debido a las divisiones de clases sociales que habían entre ellos (numeral 4) y también de que algunos seguían a Cefas, otros a Apolos, otros a Pablo y otros de Cristo (1 Cor 1.10-13), entre los Corintios no había esa comunión íntima presencial, y mucho menos una unidad Espiritual. Simplemente las personas más adineradas comían primero, se embriagaban y dejaban sin alimento a los que no tenían nada (1 Cor 11.22); no se esperaban los unos a los otros, lo que indica que unos comían primero (1 Cor 11.33) y no había esa unidad física o presencial en amor fraternal que ellos debían tener como un sólo cuerpo, al ser participes del pan y del vino que partían y compartían en común (1 Cor 10.15-17). Esto como lo vemos es una violación al mandato del Señor de que la Cena no sólo debía comprender las solemnidades mencionadas en el punto II., del presente escrito, sino que también debía comprender el principio bíblico dado por Cristo en la cena pascual-que se convirtió en la Cena del Señor- donde debe haber esa unidad física en íntima comunión, todos en un mismo Espíritu, sentados en la mesa del Señor, con la cabeza de la mesa presente.
Con este comportamiento, ellos estaban cometiendo un agravio contra la Ordenanza del Señor, puesto que debían no existir diferencias o divisiones sociales por maestros, y en cambio sí debía existir esa unidad en amor fraternal todos reunidos presencialmente y unidos en un mismo Espíritu. En la cena virtual, es probable que la unida en un mismo Espíritu se llegue a dar, pero la unidad en amor fraternal reunidos fisicamente no se obedecerá.
Ignorar esto nos lleva, como lo mencione en la introducción de este punto III., a sentirnos con el derecho de modificar los mandatos de Dios voluntariamente, y luego creer que al celebrar la cena virtual, de la manera en que se está haciendo, estamos obedeciendo al Señor.

IV. Lo Físico y Espiritual de la Cena en una Naturaleza Corporativa o Congregacional:

Este es un punto importante a considerar. Quiero que veamos la implicación que tienen estos dos aspectos en la Cena del Señor, los cuales fueron ordenados por Dios. Les hablo como a hombres sabios, juzgén por favor lo que digo. El Señor, por medio del Apóstol Pablo nos enseña y ordena que:

A. La Cena debe ser comprendida en una Unidad Física y Espiritual:

En 1 Cor 10.16 Pablo por inspiración del Espíritu Santo, dice que hay una sóla copa de bendición que se comparte y que hay un único pan partido y compartido entre los creyentes”. Podemos observar que la celebración de la Cena del Señor, refleja una unidad de la copa y una unidad del pan (elementos físicos ordenados por el Señor Jesús en la pascua [Mar 14.22-26]). Está unidad física e invariable dada por el Señor Jesús, se transgrede totalmente en una cena virtual, puesto que cada familia en sus casas, toma su propio pan y su propio jugo de uva/vino, cuando vemos que debe ser el mismo vino compartido y el mismo pan partido para compartir entre todos; así como lo hizo el Señor en la institución de la Cena.
Ahora, sabemos que la celebración de la Cena no se limita meramente a lo físico de sus elementos, sino que dichos elementos contienen las propiedades de la realidad Espiritual en la unión con Cristo mediante la participación de Su sangre y cuerpo por medio de la copa y del pan, donde rememoramos simbólicamente por medio de los elementos, su cuerpo molido y su sangre derramada para el perdón de nuestros pecados. La idea de la mesa en común, del pan en común, de la copa en común, del mismo vino; estas cosas son centrales precisamente porque somos miembros de un mismo cuerpo; y este cuerpo local, llamado iglesia local AARF, sus miembros deben estar allí tanto físicamente como en una unidad en el Espíritu. Esto es lo que el Señor hizo y ordeno con sus discípulos la noche antes de ser entregado (Mat 26.26-30). Les pregunto: ¿será que nosotros pudiéramos decir-por citar un ejemplo-, aquí esta el cuerpo vivo de Sebastián?, alguien pude preguntar: ¿¡dónde!, a bueno un riñón en Villas, un brazo en la calle 80, un pie en Bolivia? Claro que no, pues estaríamos diseminando miembros del cuerpo de Sebastián por toda la ciudad. Pero alguien podría decir, no se preocupen, porque en espíritu estamos unificado a un mismo cuerpo; pero esto no es la realidad, porque estamos hablando de un cuerpo desmembrado. Debe estar el cuerpo unido físicamente, y unido en el Espíritu, vivamente unido.
Debe estar allí unificado no sólo en apariencia, sino en Espíritu vivificado. El sacramento, no es principalmente, para nuestra satisfacción. El sacramento es para darle gloria a Dios, haciendo memoria de lo que Cristo hizo para glorificar a Dios, uniéndonos a Él para la adoración al Padre. Y en ese contexto, nosotros estamos unificados como miembros de ese cuerpo, que es de Cristo, señalando aquella muerte de Cristo y su pronto regreso por supuesto.

B. La Santa Cena sólo es dada en la Reunión Congregacional:

El apóstol Pablo en 1 Cor 10.16-17 habla acerca de la participación de la sangre y el cuerpo de Cristo. Esta palabra participación en el idioma original esta como koinonia (κοινωνία), revisando algunos léxicos del Griego al Español, esta palabra significa “comunión, relación estrecha, unión, confraternidad”. Con estos significados, estamos hablando que debe haber una relación estrecha/íntima en unión y confraternidad física de los creyentes para participar del pan y del vino. Esta palabra aparece 20 veces en todo el N.T y el sentido principal, en estos pasajes, es el hecho de realizar un participación fraternal, la cual sólo es dada en el contexto de una reunión de adoración congregacional. La acción de bendecir la copa y de partir el pan (verbos en presente, activo, indicativo-es decir, una acción real física que incluso Pablo realiza en primera persona-) es representada por el sustantivo koinonia (κοινωνία), que hace referencia al grupo de creyentes que se reúnen en una sola unidad congregacional para participar de la copa de bendición y del pan que partimos. La Cena debe ser celebrada, en el acto unido de una iglesia reunida que parte y comparte un único pan y un sólo vino/jugo. Claramente esto, no podría ser obedecido en una “cena virtual”, ya que no hay koinonia o una relación estrecha/íntima física al hacerlo desde la casa de cada creyente; la comunión o unión espiritual “podría llegar” a estar, mas no la física.
Luego en 1 Cor 11.17-34 notamos que la celebración de la Santa Cena debe ser realizada sólo al momento de reunirse la iglesia. La palabra “congregáis o reunís”, que aparece 5 veces en estos versículos, en el griego es synerchomai (συνέρχομαι), significa “reunirse, juntarse, acompañar, cohabitar conyugalmente (por eje. en Mat 1.18; 1 Cor 7.5)”. En otras palabras, la palabra synerchomai es la acción en que la iglesia debe reunirse/juntarse/cohabitar físicamente para un propósito especifico, en este contexto el de celebrar la Cena del Señor de manera apropiada en koinonia o una relación estrecha en confraternidad unos con otros. La palabra synerchomai aparece en 1 Cor 11.17 donde Pablo los amonesta diciendo que se reunían para lo peor o lo malo; también aparece en 1 Cor 11.18 donde el apóstol dice que hay divisiones entre ellos al momento de reunirse a tomar la Cena; en 1 Cor 11.20 Pablo les dice que se reunían ya no a comer la cena porque cada uno tomaba su propia cena, otros se embriagaban y terminaban avergonzando a los que no tenían nada (los pobres [1 Cor 11.21-22]); de la misma manera en 1 Cor 11.33 Pablo les dice que cuando se reúnan para comer, se esperen unos a otros, y por último en 1 Cor 11.34 él les dice que si ellos tenían hambre, que comieran en su casa, para que al momento de estar reunidos no comieran para sí juicio.
No es solamente una unidad en el espíritu, es una unidad visible . Este mandamiento es una ordenanza dado una Iglesia visible. Entendemos que hay una Iglesia invisible a la cual pertenecemos con solamente tener fe en Cristo, y no por participar de la Santa Cena. Pero a la Iglesia visible, a las iglesias locales se nos han dado mandamientos para que se practiquen de manera visible. Estos mandamientos que se practican de manera visible, son para: 1). la gloria del Señor, 2). para la reprensión y exhortación de la Iglesia, y 3). para el crecimiento de la Iglesia mientras participamos visiblemente de estas ordenanzas.
Es posible, que algunos piensen que no debemos darle tanto valor a la forma y elementos físicos de la Cena, principalmente con las razones que acabo de mencionar en este punto, y lo que ellos representan; ya que lo más importante es examinar cómo está mi corazón con el Señor, cómo está mi comunión con Él, mi conducta y transformación constante y cómo me estoy preparando durante la semana para el domingo tomar la Cena. Estas afirmaciones son loables y brotan de un corazón que busca la piedad, y por sí solas estas afirmaciones las comparto y son bíblicas; pero, con todo, estas buenas intenciones no deben pormenorizar las implicaciones ya expuestas, pues Dios nos ordena celebrar la Cena con: un mismo pan y una misma copa en el contexto Congregacional, de compartir físicamente reunidos como un cuerpo y que en dicho acto se encuentre la Cabeza del Cuerpo, el Señor Cristo.

V. Riesgos Implícitos en Mantener la Cena del Señor Virtual

El mantener la celebración de la cena virtual, tiene unos riesgos implícitos que como diáconos de la iglesia del Señor podemos estar indirectamente trasladando a nuestros hermanos. A continuación mencionaré algunos que considero relevantes:

A. Irreverencia al tomar la cena debido a las muchas distracciones

Al conectarnos desde nuestras casas para poder ver la cena desde nuestros dispositivos, sea un PC, celular o tablet inherentemente encontraremos varias distracciones que al momento de celebrar la Santa Cena, harán que la participación de los creyentes resulte irreverente para el Señor. Cómo ya mencione, la Cena es de gran relevancia y de una solemnidad profunda, es el tiempo en el que debemos meditar acerca de su significado (mencionados en el punto II.), rememorar la obra de Cristo a nuestro favor en la cruz, examinar nuestros corazones y ponernos a cuentas con el Señor para poder participar de la Cena de una manera digna o discerniendo correctamente el cuerpo del Señor (1 Cor 11.28-29), este acto debe ser acompañado de suma reverencia y temor hacía el Señor, y no puede ser considerado livianamente.
Ahora bien, la reverencia, el temor y la solemnidad del acto pueden ser afectadas por las muchas distracciones que los hermanos pueden tener en casa, por ejemplo piensen en las familias que tienen niños pequeños, o por ejemplo que llego un mensaje de WhatsApp, FB, o entro una llamada; o quizás llego en ese momento una visita o tal vez alguien de esa familia que no es creyente interrumpa el momento, o justo en esos minutos el internet fallo o la transmisión fue interrumpida. Son varias cosas que podrían suceder, y estas cosas harán que la Cena la tomemos livianamente. Por el contrario, en la comunión física reunidos en la congregación, estas distracciones son suprimidas casi que en su totalidad.

B. No se puede garantizar que todos los creyentes tengan acceso a la cena

Otro riesgo inherente es que no podemos garantizar que todos los creyentes que deben participar de la Cena puedan tener acceso a la transmisión. Por ejemplo pensemos en las personas de la tercera edad, algunos de ellos no tienen cuenta en FB para conectarse a la transmisión, o tal vez tengan cuenta pero el internet les falla ese día o está muy lento y se traba mucho, o el dispositivo que vienen usando ese domingo les fallo minutos antes. También son varias circunstancias las que se pueden presentar y que no permitirían que el hermano pueda participar de la cena virtual.

C. Cualquiera la puede tomar en casa después de la pandemia

Qué va a pasar más adelante cuando alguien después de la pandemia simplemente quiera normalizar el quedarse en su casa y ver por internet los servicios, porque cree ahora que se está congregando de esa manera, porque se conecta en directo con la iglesia, ya que hemos normalizado este asunto. Y bueno, podríamos decir: “no la estamos normalizando, es una situación de excepción”. Bien, y qué si un hermano(a) podría decir: “bueno quiero quedarme en esta situación de excepción, porque al fin y al cabo, sigue estando bien y no estoy haciendo nada contra la Palabra del Señor y cuando vayamos a participar de la Cena, lo voy a hacer desde mi casa y lo hago desde aquí, porque de igual manera estoy conectado en espíritu con ustedes allá y la forma no es tan importante”.
El mantener estas práctica, sin prestarle atención, no sólo podría hacer que un hermano vea normal el congregarse y tomar la cena desde casa virtualmente, sino que también hará que muchas otras personas, que no pertenecen a esta iglesia local, puedan llegar a participar de la cena, aún cuando les digamos que sólo los creyentes o personas que han entregado su vida a Cristo pueden y deben participar, pero dichas personas no son miembros de nuestra iglesia local.

D. Transferir la ordenanza de la Cena dada a la iglesia, a la familia

Amados directores de culto, finalmente el mantener la virtualidad de la cena hará que la ordenanza de la celebración de la Santa Cena, dada a la iglesia para ser impartida por el liderazgo varonil de la misma, sea transferida a las familias. Como cada uno de ustedes saben, Dios ha establecido mandamientos u ordenanzas especificas en cada área o esfera de autoridad que Él tiene en nuestras vidas. Por ejemplo Dios ha ordenado en el área de autoridad que Él tiene sobre mi familia, mandatos específicos que deben ser obedecidos en ese contexto y por los miembros que hacen parte de esa esfera; el Señor ha ordenado que los hijos deben honrar a sus padres, que los padres no deben provocar a ira a sus hijos, o que los esposos no deben negarse íntimamente salvo por mutuo acuerdo para el Señor, entre otros.
Así mismo en el área de autoridad que Dios tiene sobre la iglesia, el Señor ha ordenado mandatos específicos para Su iglesia, los cuales no deben ser transferidos a la familia. Un ejemplo sería que un día un miembro de la iglesia le dijera a nuestro pastor que él va a bautizar a un familiar en su casa; claramente William se opondría a esto porque el mandamiento del bautismo ha sido dado a la iglesia y no a la familia, y lo debe llevar a cabo alguien del liderazgo de la iglesia, con todas las implicaciones que esto demanda para el creyente. De la misma manera el mandato de la celebración de la Cena del Señor ha sido ordenado y conferido por Dios a la iglesia para ser practicado bajo los principios que ya he mencionado anteriormente. Mantener la cena virtual, nos podría llevar a que como lo dije en el numeral anterior (C), que un hermano decida celebrar y dirigir la cena del Señor en su casa con su familia; lo cual es un agravio contra el mandato del Señor dado a la iglesia.
Claramente si la iglesia local se reuniera en una casa, es menester que dichas familias que se reunen en esa casa, celebren la Cena, pero en nuestro caso sabemos que nuestro lugar de reunión o congregarnos no es en las casas; aunque podría esto llegar a variar temporalmente para llevar a cabo la Cena, si todos los que van a participar de la Cena nos reuniéramos en una sola casa.

VI. CONCLUSIÓN

Como conclusión mis amados hermanos, luego de este largo estudio, el cual quise hacer un poco exhaustivo, dada la importancia que tiene la Cena del Señor, podríamos finalizar con esta pregunta: ¿Debemos desobedecer el mandato de Dios por no celebrar la literalidad del mandamiento de la Cena como el Señor la instituyo? La respuesta directa es: “No es una desobediencia a Dios, al contrario es procurar obedecerle, pero obedecerle verdaderamente”.
No, no es desobedecer a Dios. Abstenernos de tomar la cena cómo Dios la ordeno, no es desobedecer a Dios, al contrario, es obedecer al Señor. Porque si queremos tomar la Cena del Señor, debemos tomarla como Él la mandó. Y si no tenemos las condiciones para hacerlo como Él la mandó, entonces nos detenemos para no modificar el mandamiento del Señor. Porque Él nos ha mandado hacerlo de una manera, por qué habríamos de ofrecerlo de otra manera y pensar que con eso le agradamos.
Hermanos, el seguir tomando la cena virtual, es obedecer aquella modificación que le hemos hecho a lo que Dios nos ha ordenado, y nos estamos obedeciendo a nosotros mismos y no al Señor. Lo que yo estoy proponiendo no es desobedecer al Señor al no tomar la cena virtual, lo que digo, en realidad, es que yo anhelo que se tome la Cena del Señor, pero quiero que la tomemos como Dios la mandó y no modificando los principios que Dios estableció para llevar este acto de adoración. Lo cual nos llevaría a no celebrar la cena sino hasta que nos podamos volver a congregar fisicamente.
Por lo pronto, les manifiesto mi decisión de no participar del grupo de directores de culto, para dar la Cena virtualmente, al menos hasta que nos podamos volver a congregar. Les pido por favor a cada uno que podamos estudiar este tema con profundidad y agradezco, antes de dar una respuesta o hacer sus comentarios, que puedan leer detenidamente todo lo que he escrito, así mismo leer los pasajes bíblicos citados de manera precisa para que con la ayuda del Espíritu Santo poder llegar a un consenso, luego de escuchar sus opiniones.
Mi intención en hacer este estudio, no es con el animo de causar división, ni pretender venir delante de ustedes con arrogancia, orgullo o prepotencia, tampoco mi propósito es rebelarme en contra de la autoridad delegada del Señor en la iglesia, nuestro pastor William, ya que es mi deber respetarlo y también sujetarme bajo la autoridad de la Palabra de Dios por medio de él; así que más bien, vengo delante de nuestro Señor Jesucristo con temor reverente, con una dependencia en Su Espíritu y con amor para que todos podamos examinar con atención este asunto tan relevante, y del por qué, según lo que la Palabra del Señor nos enseña, debemos no continuar con la Cena del Señor “virtual”.
Gracia y paz en Cristo mis hermanos,
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