La Parábola de la gran cena

Lucas  •  Sermon  •  Submitted
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Dios en su infinito amor y en su generosidad, ha abierto la puerta a la salvación por medio del Señor Jesucristo y a convidado a todos los hombre. Sin embargo deliveradamente el hombre a escogido rechazar esta invatación poniendo siempre cualquier tipo de excusa absurdas. El resultado de estas excusas será la condenación eterna del pecador por su negativa a la oferta de Dios.

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Lc 14.15 Oyendo esto uno de los que estaban sentados con él a la mesa, le dijo: Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios. 16 Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos. 17 Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado. 18 Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que me excuses. 19 Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses. 20 Y otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir. 21 Vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Vé pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos. 22 Y dijo el siervo: Señor, se ha hecho como mandaste, y aún hay lugar. 23 Dijo el señor al siervo: Vé por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa. 24 Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustará mi cena.

INTRODUCCIÓN.

Aquella tarde durante la comida en casa de aquel fariseo, Jesús aprovecho toda oportunidad para confrontar la falsa religión de estos hombres, pero el no se quedo ahí simplemente, sino que abrió para ellos una luz de esperanza a sus perdidos corazones a través de la luz de Evangelio.
Sin lugar a dudas Jesús es el maestro por excelencia y en su conocimiento aún en medio de una atmósfera de cierta hostilidad contra el, siempre encontraba la forma precisa para enseñar a otros las verdades celestiales.
Mt 13:10 Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas? 11 El respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado. 12 Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. 13 Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden. (Los fariseos a pesar que tenían la palabra en sus manos estaban imposibilitados para ver a causa de la dureza de sus corazón.)
Parábola = Narración breve para ilustrar una verdad mediante una comparación extraída de la vida corriente.
Jesús terminó la enseñanza para con los invitados a la comida, haciendo referencia al la recompensa y a la resurrección de los justos, por lo que los fariseos entendieron claramente que Jesús estaba hablando de la vida eterna.
Para ellos, el ganar esa resurrección era su suprema esperanza. Creían que por soportar y llevar a cabo minuciosamente y con todo rigor las tradiciones y su sistema religioso, les permitiría acceder a esa resurrección.
Y es precisamente eso lo que llego a uno de los convidados de la mesa a manifestarse al respecto.
Lc 14.15 Oyendo esto (la resurrección de los muertos) uno de los que estaban sentados con él a la mesa, le dijo: Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios.
Es posible que este hombre era de aquellos que cuando escuchan el evangelio y se habla de cielos, son los primeros que se entusiasman y les gusta (oír predicaciones, ir a las iglesias, ayudar en las causas sociales), pero que no pasan de ahí.
Los fariseos habían visto en la Escrituras (AT), como hay una promesa de Dios que describe la resurrección de los justos como un magnifico banquete en la presencia de Dios.
Is 25.6 Y Jehová de los ejércitos hará en este monte a todos los pueblos banquete de manjares suculentos, banquete de vinos refinados, de gruesos tuétanos y de vinos purificados. 7 Y destruirá en este monte la cubierta con que están cubiertos todos los pueblos, y el velo que envuelve a todas las naciones. 8 Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho. 9 Y se dirá en aquel día: He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación.
Este hombre tenía en su mente, que con su religión muerta en si misma, le alcanzaría para llegar a participar del banquete del gran día del Señor.
Por ello ese hombre se dice a si mismo y a los que estaban con el en la mesa “Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios”.
La falsa seguridad que les otorgaban sus obras, los hacía creer que eran merecedores de participar en esa resurrección y de ocupar los primeros lugares.
Muchos al creer que son moralmente buenos (padres, esposos, hijos, ciudadanos, etc), piensan que cuando mueran irán al cielo. Que ahí recibirán la recompensa a todas sus buenas acciones que hicieron en la tierra.
Basan su seguridad en si mismo y en sus méritos propios y no en la obra de Jesús.
Ro 3.23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,
Sin embargo el evangelio, nos muestra claramente, que no importan nuestros méritos, recursos, obras, todos los hombres no pueden acceder a estar en la presencia de Dios (no hay justo ni aún uno) sin la obra de Cristo Jesús.
Diluir la predicación para hacerla más atractiva para las personas, es deshonrar a Dios y su palabra.
Jesús nunca alentó ni permitió que quienes le escuchaban, albergaran falsas esperanzas en las cosas que les producían “seguridad” (moralidad, religión, obras, legalismo, etc.).
Uso una parábola, para enseñarles a los oyentes, quienes son aquellos que participaran de la resurrección de los justos.
16 Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos.
Una cena es un evento muy importante en la sociedad del siglo I. (presidente de Mexico hiciera una cena muy grande he invitara a muchos)
El hombre que hizo la invitación, era un hombre poderoso económicamente, porque Jesús nos dice que hizo un “gran cena”, (abundancia de comida, bebida, comodidad) y la hizo para un gran numero de personas. Esto muestra su generosidad como anfitrión.
El hombre de la parábola representa a Dios, el ya ha preparado un gran cena.
Ap 19.9 Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios.
Dios ha preparado la Bodas donde la novia (iglesia), se unirá por la eternidad con el esposo (Cristo). Debemos ver la generosidad de Dios, pues la invitación a participar de sus gracia es amplia.
DHH Tit 2.11 Pues Dios ha mostrado su bondad, al ofrecer la salvación a toda la humanidad.
1 Ti 2.3 Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, 4 el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.
La generosidad de Dios para con los hombres esta extensa, que el quiere que nadie se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento.
Solo el evangelio tiene todo lo que el pecador necesita para ser salvado. La paz para con Dios, el perdón de todos nuestros pecados, el que la Justicia de Jesús nos sea imputada, y el la seguridad sobre la muerte que Cristo ha vencido, es la abundante provisión que Dios nos ha dado, con su gracia.
17 Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado.
Una invitación a un evento de esta importancia, se hacía en dos etapas; la primera se hacía con mucha antelación, para que se dijera si se aceptada.
Como no se daba la hora (como en la invitaciones de ahora); cuando llegaba el día y estaba todo preparado, entonces en una segunda etapa se volvía a llamar a los invitados otra vez por medio de los siervos de la casa.
Cuando los invitados llegaban a la cena ya no había nada más que hacer, ya todo estaba listo, ya solo tenían que gozar de la invitación.
Dios había escogido al pueblo de Israel, para que por medio de ellos, el mensaje de la llegada del Mesías fuera anunciada a otros pueblos. Los israelitas eran representaban a esos convidados a la mesa.
Los primeros que fueron invitados a participar de la salvación de Dios. Ellos no tenían que ganarse nada, no tenía que seguir sus rigurosas reglas y tradiciones como si ese fuera el camino a la salvación, simplemente ellos tenía que poner su fe para salvación y perdón de pecados en Cristo, para recibir la gracia de Dios.
Es Dios quien nos invita a participar de su Salvación. Es el quien nos invita, nos llama, es quien nos invita a participar de la gracia de su Salvación.
Jn 6.37 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.
No se trata de que nosotros hagamos esto, o lo otro para ser más agradables a Dios, para que el nos vea mejor, Dios nos acepta por medio de la obra de Su Hijo, el Señor Jesucristo, no hay obras adicionales que hacer.
Cuando Jesús dijo en el calvario “Consumado es”, estaba diciendo que el pago completo por nuestra salvación estaba efectuado, que la provisión de gracia para el pecador era más que suficiente para su salvación, Cristo es nuestra suficiencia.
18 Y todos a una comenzaron a excusarse.
Sin embargo, y a pesar de que haber aceptado la invitación en primera instancia, luego la rechazaron todos al unísono. (era un grave insulto contra el anfitrión).
Todas excusas son absurdas, ninguna de ellas justificaba el insulto que representaba dejar una mesa servida.
¿Quien en su sano juicio rechazaría ir a un evento de tanta importancia? ¿Usted lo haría si el presidente lo invitara?
Nos muestra que fácil es entrar excusas para rechazar aun la bondad más grande.
Excusa = Razón o argumento que se da para justificar una cosa, en especial una falla, un error o una falta o para demostrar que alguien no es culpable o responsable de algo.
Simplemente estos hombres encontraron la forma de inventar evasivas. Los judíos recibieron la invitación de parte del Señor a la salvación y simplemente la rechazaron.
Jn5.40 y no queréis venir a mí para que tengáis vida.
Dios llama en cada oportunidad al pecador a que se arrepienta de sus pecados y se vuelva a el, pero es simplemente las personas las que rechazan el mensaje del evangelio.
18b… El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que me excuses.
¿No era de Noche?, ¿No podía ir a la cena y después ir a ver la haciendo, no se iba a mover? ¿Quien compra algo sin ver?
Era un hombre acaudalado, porque había comprado una hacienda, ¿no podía enviar a alguno de sus siervos por él a la hacienda si tanto le urgía verla?
Su excusa es absurda, simplemente no quiso ir.
Esto sucede cuando dejamos que los negocios, los afanes y lo que el mundo nos ofrece se establezca por encima de Dios.
¿Cuantas veces dijiste, no voy a la reunión hoy porque tengo trabajo, porque ahora tengo un negocio nuevo que no puedo cerrar. Tu matrimonio no anda muy bien, pero nunca viniste al taller porque estabas muy ocupado. Tan ocupado que no te queda tiempo ni para Orar, para leer tu Biblia, para involucrarte activamente en la asamblea, etc.
19 Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses.
En ese tiempo no había energía eléctrica, ¿como Iba ir al campo a arar con sus bueyes sin luz?
Tener una yunta de bueyes era como tener un tractor, entonces no tenía ni 1 ni dos no tres sino 5 yuntas que acababa de comprar, eso quiere decir que tenía recursos.
¿Porque no mando a alguno de sus siervos a probar las yuntas de bueyes, y el asistir a la cena?, ¿No sabía si los animales era buenos para trabajar y aún así los compro?.
Debemos tener cuidado que lo novedoso no tome el lugar de Jesús en nuestra vida. Cuando llega algo nuevo a nuestra vida (un auto, un trabajo, una relación sentimental, etc.) nos ocupa tanto que nos olvidamos de Jesús.
Antes venías a la reunión los domingos, pero ahora te vas a la playa con la familia, porque hay que aprovechar el único día que tienes de descanso con ese trabajo nuevo.
No hay nada de malo que con que lleguen cosas nuevas legitimas a nuestra vida, pero hay un peligro de quedar atrapado en ellas, de tal forma que dejemos a un lado el lugar que Jesús debe tener en nuestra vida.
20 Y otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir.
A diferencia de los otros dos, la negativa del tercer es más tajante y grosera. Una recién casado estaba por ley autorizado a no trabajar el 1er año de matrimonio para complacer a su esposa, pero eso no le impedía cumplir con eventos sociales.
Que esposa no hubiera estado encantada de asistir a esa tan importante cena a la cual habían invitado a su esposo.
Se había casado recientemente, y el matrimonio es algo bueno, es el diseño de Dios para el hombre y la mujer.
Nunca debemos perder de vista que las cosas buenas son un favor de Dios, y estas no deberían llevarnos a olvidarnos de el.
El reino de Dios no es algo coercitivo, no es represor, al contrario, deberíamos verlo como una celebración de alegría y gozo. El cristiano no tiene prohibido ningún placer sano, su vida una constante celebración de alegría y gozo.
La familia es maravillosa, es un regalo de Dios, el matrimonio, los hijos, todas estas cosas son bendiciones de Dios, pero poner todas estas cosas por encima de Dios de tal forma que nos olvidemos de el, es una tragedia.
Mt 10:37 El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; 38 y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.
Un creyente verdadero encontrar oposición en el hogar, cuando haya no creyentes en casa. La lealtad y el compromiso con Cristo no debe estar supeditado a quedar bien con la familia.
El costo de ser discípulo de Jesús es que habrá momentos de tensión lucha, y cierta hostilidad aun con la propia familia.
Ninguna de las excusas resulto validad al final, solamente fueron argumentos con el fin de justificarse. No fueron simplemente por la falta de voluntad de ellos de participar de aquella cena.
Lc 13.34 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste!
No es que la gente no conozca del evangelio, no es que no le hayan hablado no no haya escuchado, sino es la falta de voluntad de aceptar la invitación de Dios a participar de su mesa.
21 Vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor. (Mira Señor, todos los invitados decidieron no asistir) Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Vé pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos.
Aquel generoso hombre, fue groseramente despreciado por todos sus invitados. Todos encontraron algo mejor que asistir a la cena.
Estos primero invitados representan al pueblo de Israel, a quienes en primera instancia las nuevas del evangelio les fueron presentadas, pero que decidieron rechazarlas.
Jn 1.11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.
Los líderes de la nación, fueron los primeros en rechazar a Jesús, en no aceptar el mensaje, Ellos rechazaron el Evangelio. Ellos quienes debían enseñar al pueblo sobre el Mesías lo rechazaban, e intentaron asesinarlo, hasta conseguirlo.
Quien decide rechazar el mensaje del evangelio, simplemente esta despreciando la invitación directa del Creador del universo y esta trayendo condenación sobre si mismo.
Jn 3.18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
Hay indagación de Dios para con aquellos que rechazan el evangelio, aquellos que desprecian su bondad y longanimidad. El abuso de la misericordia de Dios dará como fruto la Ira del Cordero sobre los pecadores.
Ya la mesa estaba lista, los preparativos estaban todos completados, ¿acaso había de desperdiciarlo el amo?, de ninguna manera, si los invitados no quisieron venir, habría que traer a otros.
Vé pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos.
Hay un sentido de urgencia en la invitación. “Ve pronto, … trae acá”, hay ese mismo sentido de urgencia de parte de Dios para con nosotros, debemos ir a llevar las nuevas de salvación a otros que quizá nunca lo han escuchado.
Si lo invitados no quisieron venir, llama a los que están necesitados, a los que sufren a los que están imposibilitados y tráelos.
Venir a una fiesta de ese tipo donde no fueron invitados, no era fácil de aceptar para aquellos hombres porque generaría muchas dudas sobre la sinceridad del acto.
La generosidad del hombre de la parábola, muestra la generosidad de Dios, no solo es ve y diles, sino tráelos acá.
Dios desea que Todos los hombres se arrepienta, que ninguno perezca, que todos se salven, su generoso amor alcanza para invitar a aquellos que no estaban considerados por los judíos.
Los pobres, los mancos los cojos, los ciegos, eran para los líderes de Israel la gente que no valía nada.
Los pecadores que reconocen su pobreza espiritual, sus necesidades y su pecado, y se reconocen indignos de asistir a tan sublime invitación.
22 Y dijo el siervo: Señor, se ha hecho como mandaste, y aún hay lugar. 23 Dijo el señor al siervo: por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa.
La generosidad de Dios es tan abundante que las bodas que ha preparado, tienen suficiente lugar para todos los hombres. Hoy hay +7 mil millones de personas en todo el mundo; para todos ellos hay espacio en la mesa que Dios a preparado.
Aquí hay un frase que debemos tener cuidado al interpretar “fúerzalos a entrar”. Y es que esto no tiene nada que ver con argumentos de obligarlos o torturamos para que crean el evangelio.
Los convertidos a punta de violencia en la escuela (testimonio de Javier Casillas)
Fúerzalos = gr 315 anankason =convencer , instar, obligar por medio de argumentos. Mediante persuasión
NTV Lc 14.23 Entonces su amo dijo: “Ve por los senderos y detrás de los arbustos y a cualquiera que veas, insístele que venga para que la casa esté llena.
Cuando llevamos el mensaje no lo hacemos por medio de amenazas o violencia, sino a manera de insistirles por medio de las Escrituras la necesidad de la salvación.
Es el amor que Dios tiene por los perdidos lo que nos lleva a nosotros a amarles para predicarles, para insistirles.
24 Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustará mi cena.
Cuando los judíos rechazaron el evangelio, ellos perdieron la primera oportunidad de participar del banquete celestial.
Pero de la misma forma, quienes desprecian la invitación de Dios a la salvación, también están bajo el juicio de Dios.
Jn 3.36 El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.
La invitación por parte del Padre sigue vigente, aun hay tiempo, sin embargo también las excusas para participar de la cena siguen presentes hoy en día.
No hay excusa valida, si no aceptas las invitación de Dios, simplemente quedaras excluido de su mesa, y expuesto por la eternidad a su ira en el infierno.
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