¿Qué evidencia das al oír?

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La palabra de Dios y su testimonio no causa reacciones neutrales

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Introducción

Mientras continuamos en este episodio donde la cuidad “que mata a los profetas” recibe una vez mas el testimonio del evangelio; en esta ocasión el testimonio es de parte de un perseguidor de la iglesia que ha sido regenerado.
Es interesante ver que siempre que éste mensaje es anunciado existen solamente dos reacciones, podría ser que las reaccionen tengan mas variedad en cuanto a la intensidad, pero el resultado de ellas son solo dos. O aceptas el mensaje o eres cambiado, o no lo aceptas y eres rechazado. No hay puntos medios, o grises en este caso.
Hay evidencias del corazón regenerado por Dios, o aquel que no lo está.
Delante de nuestros ojos pudiera ser que las diferencias entre estos dos tipos de personas son más que obvias, pero en realidad no es asi. En esta ocasión Pablo no esta hablando a hombres que a simple vista no eran considerados impíos, por el contrario bajo los estándares de piedad de esa época eran “justos”, ya que estaban cumpliendo un llamamiento de Dios de ir a Jerusalén en las fiestas; si lo s comparáramos con el montón, estamos seguros que sobresalieran.
Pero de acuerdo a los estándares de Dios estos hombres no escuchaban lo que Dios estaba haciendo, mas aún lo querían callar matando a los emisarios, según el testimonio del mismo Jesucristo era la ciudad donde mataban a los profetas.
Entonces cuales son esos signos que podemos ver a la luz de la palabra de que Dios está hablando y nosotros le estamos escuchando, las consecuencias de éste examen son de magnitud eterna, por eso la pregunta hoy es ¿Qué evidencias das al oír?
Al entender esto podemos ser escudriñados por la palabra y asi levantar nuestra oración a Dios y alcanzar misericordia para el oportuno socorro.
Hechos de los Apóstoles 22.17–30 RVR60
17 Y me aconteció, vuelto a Jerusalén, que orando en el templo me sobrevino un éxtasis. 18 Y le vi que me decía: Date prisa, y sal prontamente de Jerusalén; porque no recibirán tu testimonio acerca de mí. 19 Yo dije: Señor, ellos saben que yo encarcelaba y azotaba en todas las sinagogas a los que creían en ti; 20 y cuando se derramaba la sangre de Esteban tu testigo, yo mismo también estaba presente, y consentía en su muerte, y guardaba las ropas de los que le mataban. 21 Pero me dijo: Ve, porque yo te enviaré lejos a los gentiles. 22 Y le oyeron hasta esta palabra; entonces alzaron la voz, diciendo: Quita de la tierra a tal hombre, porque no conviene que viva. 23 Y como ellos gritaban y arrojaban sus ropas y lanzaban polvo al aire, 24 mandó el tribuno que le metiesen en la fortaleza, y ordenó que fuese examinado con azotes, para saber por qué causa clamaban así contra él. 25 Pero cuando le ataron con correas, Pablo dijo al centurión que estaba presente: ¿Os es lícito azotar a un ciudadano romano sin haber sido condenado? 26 Cuando el centurión oyó esto, fue y dio aviso al tribuno, diciendo: ¿Qué vas a hacer? Porque este hombre es ciudadano romano. 27 Vino el tribuno y le dijo: Dime, ¿eres tú ciudadano romano? El dijo: Sí. 28 Respondió el tribuno: Yo con una gran suma adquirí esta ciudadanía. Entonces Pablo dijo: Pero yo lo soy de nacimiento. 29 Así que, luego se apartaron de él los que le iban a dar tormento; y aun el tribuno, al saber que era ciudadano romano, también tuvo temor por haberle atado. 30 Al día siguiente, queriendo saber de cierto la causa por la cual le acusaban los judíos, le soltó de las cadenas, y mandó venir a los principales sacerdotes y a todo el concilio, y sacando a Pablo, le presentó ante ellos.

1. El corazón regenerado

a) Muestra una devoción real

Hechos de los Apóstoles 22.17 RVR60
17 Y me aconteció, vuelto a Jerusalén, que orando en el templo me sobrevino un éxtasis.
Salmo 63.1–2 RVR60
1 Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas, 2 Para ver tu poder y tu gloria, Así como te he mirado en el santuario.

b) Dios está presente en esa devoción

Hechos de los Apóstoles 22.18 RVR60
18 Y le vi que me decía: Date prisa, y sal prontamente de Jerusalén; porque no recibirán tu testimonio acerca de mí.

I. Dios esta presente en autoridad

Hechos de los Apóstoles 16.6–7 RVR60
6 Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; 7 y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió.

II. Existe un diálogo

Salmo 139.23–24 RVR60
23 Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; 24 Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.
Hechos de los Apóstoles 22.19–20 RVR60
19 Yo dije: Señor, ellos saben que yo encarcelaba y azotaba en todas las sinagogas a los que creían en ti; 20 y cuando se derramaba la sangre de Esteban tu testigo, yo mismo también estaba presente, y consentía en su muerte, y guardaba las ropas de los que le mataban.

III. Dios da un propósito eterno

Hechos de los Apóstoles 22.21 RVR60
21 Pero me dijo: Ve, porque yo te enviaré lejos a los gentiles.
Génesis 22.18 RVR60
18 En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.
Lucas 2.29–32 RVR60
29 Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, Conforme a tu palabra; 30 Porque han visto mis ojos tu salvación, 31 La cual has preparado en presencia de todos los pueblos; 32 Luz para revelación a los gentiles, Y gloria de tu pueblo Israel.

2. El corazón no regenerado

a) Muestra una devoción limitada

Hechos de los Apóstoles 22.22 RVR60
22 Y le oyeron hasta esta palabra; entonces alzaron la voz, diciendo: Quita de la tierra a tal hombre, porque no conviene que viva.
Escucha solo hasta donde puede, por lo tanto obedece a su gusto.

b) La decadencia humana está presente

I. La autoridad son ellos mismos

Isaías 29.13 RVR60
13 Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado;
Isaías 58.1–2 RVR60
1 Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado. 2 Que me buscan cada día, y quieren saber mis caminos, como gente que hubiese hecho justicia, y que no hubiese dejado la ley de su Dios; me piden justos juicios, y quieren acercarse a Dios.

II. Existe la gritería

Hechos de los Apóstoles 22.22–25 RVR60
22 Y le oyeron hasta esta palabra; entonces alzaron la voz, diciendo: Quita de la tierra a tal hombre, porque no conviene que viva. 23 Y como ellos gritaban y arrojaban sus ropas y lanzaban polvo al aire, 24 mandó el tribuno que le metiesen en la fortaleza, y ordenó que fuese examinado con azotes, para saber por qué causa clamaban así contra él. 25 Pero cuando le ataron con correas, Pablo dijo al centurión que estaba presente: ¿Os es lícito azotar a un ciudadano romano sin haber sido condenado?

III. El propósito eterno es juicio

Romanos 10.18–20 RVR60
18 Pero digo: ¿No han oído? Antes bien, Por toda la tierra ha salido la voz de ellos, Y hasta los fines de la tierra sus palabras. 19 También digo: ¿No ha conocido esto Israel? Primeramente Moisés dice: Yo os provocaré a celos con un pueblo que no es pueblo; Con pueblo insensato os provocaré a ira. 20 E Isaías dice resueltamente: Fui hallado de los que no me buscaban; Me manifesté a los que no preguntaban por mí.
Jerusalem e Israel ves tras ves han desechado a Dios, la idolatría está disfrazada de judaísmo, pero en el trono del corazón de ellos están ellos mismos.
Ellos pensaban haber ganado y generado temor pero solamente estaban cumpliendo la palabra de Dios.
Isaías 6.9–13 RVR60
9 Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis. 10 Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad. 11 Y yo dije: ¿Hasta cuándo, Señor? Y respondió él: Hasta que las ciudades estén asoladas y sin morador, y no haya hombre en las casas, y la tierra esté hecha un desierto; 12 hasta que Jehová haya echado lejos a los hombres, y multiplicado los lugares abandonados en medio de la tierra. 13 Y si quedare aún en ella la décima parte, ésta volverá a ser destruida; pero como el roble y la encina, que al ser cortados aún queda el tronco, así será el tronco, la simiente santa.

3. ¿Qué haremos?

a) Sigue escuchando ya que eso es señal que Dios aun te habla.

b) No hay atajos, ve a la palabra

Hebreos 4.12 RVR60
12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
A mi me puedes decir, Dios conoce mi corazón, la palabra parte en dos.

c) Arrepentimiento y conversión

Hechos de los Apóstoles 2.38 RVR60
38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.

d) Entiende que no hay puntos medios

Apocalipsis 2.4–5 RVR60
4 Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. 5 Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.
Apocalipsis 3.14–18 RVR60
14 Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto: 15 Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! 16 Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. 17 Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. 18 Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.

e) Entiende que Dios te ama

Apocalipsis 3.20–22 RVR60
20 He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. 21 Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono. 22 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
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