UNA RESPUESTA PARA EL ENOJO

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UNA RESPUESTA PARA EL ENOJO

Comunicación: La clave para su matrimonio:
Las causas de las raíces de enojo
El enojo es lo que llamamos una emoción secundaria. Es un sistema de mensajes que le avisan que algo más está sucediendo dentro de usted. El enojo es producido por el temor, el dolor o la frustración. Eso es: temor, dolor o frustración.
Temor
El temor Puede tener temor de que su cónyuge lo subyugue, lo controle, le grite, sea irracional, no le dé lo que usted desea, lo ataque verbalmente, se retraiga, no le preste atención y demás. Para protegerse contra el temor, su ataque es el enojo.
Cada vez que comience a experimentar enojo, pregúntese a sí mismo: ¿Tengo miedo de algo en este momento? ¿Qué es lo que siento? Puede descubrir la causa en el momento. Trate de decirle a su cónyuge: «Siento un poco de temor en este momento. ¿Podemos hablar al respecto? Preferiría hacer eso en lugar de enojarme».
Dolor
El dolor viene por muchas causas: una palabra áspera, cocinar una comida especial y que no se den cuenta, pintar la casa y no recibir ningún comentario de aprecio, recibir un golpe, descubrir que lo engañan con otra persona y demás. Para liberar nuestro dolor nos enojamos. Queremos que la otra persona pague. Queremos un empate; pero herir a la gente no nos hace empatar. Cuando nos han herido, no siempre deseamos admitir hasta qué punto nos han herido, entonces lo cubrimos con enojo.
Cuando se enoje, pregúntese: ¿Me siento herido? ¿De dónde proviene este dolor? En lugar de enojarse, trate de decirle a su cónyuge: «En este preciso momento me siento muy herido. Deseaba que lo supieras para hablar acerca de esto y no dejar que se convierta en enojo
Frustración
La frustración se encuentra en la raíz de muchos de nuestros enojos. La palabra «frustración» proviene del Latín frustra, que significa «en vano». Nos sentimos frustrados cuando confrontamos un problema pero no podemos encontrar una solución. La frustración es la experiencia de caminar por callejones sin salida y no llegar a ninguna parte.
Un mito corriente dice que la frustración siempre nos tiene que molestar. ¡No es así! Si su cónyuge habla o actúa de una manera que a usted le molesta, puede sentirse frustrado, pero puede controlar su respuesta tanto interior como exteriormente
Acepte las respuestas emocionales de su cónyuge
En su propia mente, dele permiso a su cónyuge para que se enoje contra usted. No hay problema en que él o ella se enoje. No es el fin del mundo, y usted puede manejarlo sin convertirse en un espejo que refleje ese enojo. Dígase a sí mismo: No hay problema que (nombre del cónyuge) esté enojado o enojada. Puedo manejarlo.
Sea consciente de su propia respuesta
Identifique las cosas que le dan pie al enojo. Es importante determinar cómo y cuándo expresará enojo. ¿Qué es lo que lo trae a flote? ¿Qué es lo que hace para crear la ira y mantenerse en ese estado? (Concéntrese solo en su parte; no le eche ninguna culpa a su cónyuge.)
Una manera de lograrlo es llevar un diario de comportamiento. Cada vez que surja el enojo, cada cónyuge debe anotar lo siguiente:
1. Las circunstancias que rodean al enojo, tales como quién estaba allí, cuándo ocurrió, qué fue lo que lo desencadenó, etc.
2. Las maneras específicas en las que actuó y las cosas que dijo.
3. Las reacciones de la otra persona ante su comportamiento y las cosas que dijo.
4. Cómo se resolvió finalmente el conflicto (si es que se resolvió).jejeje
Unas respuestas bíblicas para el enojo
43Y el rey de Israel se fue a su casa triste y enojado, y llegó a Samaria.
1º Reyes 21.1-4
Acab y la viña de Nabot
4 Y vino Acab a su casa triste y enojado, por la palabra que Nabot de Jezreel le había respondido, diciendo: No te daré la heredad de mis padres. Y se acostó en su cama, y volvió su rostro, y no comió.estaba como nino recentido..no comio jejeje
(1 Re 20.43–Pr 25.23).
¿Sabe lo que en realidad hace este proceso? Lo ayuda a poner en práctica un poco de sabiduría que puede cambiar sus relaciones con los demás. La Biblia nos da varias instrucciones y pensamientos acerca de esta emoción llamada enojo.
Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira [pasión, furia, mal carácter], gritería [peleas, animosidades] y maledicencia [palabras ofensivas, abusivas o blasfemas], y toda malicia [rencor, inquina, vileza de cualquier clase]» (Efesios 4:31) [Enfasis del autor].
En este versículo, Pablo se refiere al enojo como una emoción turbulenta que hierve dentro de nosotros.
El cristiano también debe dejar de lado el enojo que es permanente y habitual, la clase de enojo que busca venganza:
Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca (Colosenses 3:8).
La Escritura nos enseña a no provocar a otros al enojo:
Como rugido de cachorro de león es el terror del rey; el que lo enfurece peca contra sí mismo (Proverbios 20:2).
Las Biblia nos indica que debemos ser «lentos para la ira» (es decir, que debemos controlar nuestro enojo) y que debemos tener cuidado de relacionarnos estrechamente con otros que están constantemente enojados o que son hostiles.
El hombre iracundo promueve contiendas; mas el que tarda en airarse apacigua la rencilla (Proverbios 15:18).
Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad (Proverbios 16:32).
No te entremetas con el iracundo, ni te acompañes con el hombre de enojos, no sea que aprendas sus maneras, y tomes lazo para tu alma (Proverbios 22:24, 25).
La Escritura también habla del enojo justificado. Encontramos un ejemplo en la vida del Señor Jesús:
Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana (Marcos 3:5).
En Efesios 4:26, el apóstol Pablo habla de dos clases de enojos y de cómo tratar con cada uno de ellos:
Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo.
Al decir «airaos, pero no pequéis», Pablo describe la clase de enojo que es una actitud estable y permanente en contra del pecado y de las cosas pecaminosas. Uno se da cuenta de que está enojado y puede controlar su enojo. En este versículo, en realidad, Dios nos está enseñando a enojarnos por los motivos correctos. El enojo es una emoción creada por Dios; Él nos creó como seres emocionales. La frase «no pequéis» es una advertencia para no ir demasiado lejos. La clase de enojo que tiene justificación porque está en contra del pecado y de las cosas pecaminosas y totalmente bajo nuestro control es la clase de enojo que Dios aprueba.
En la frase «no se ponga el sol sobre vuestro enojo», Pablo habla de otro significado del enojo. Aquí une al enojo con la irritación, la exasperación y la amargura. Como nos dice Efesios 4:31 y Colosenses 3:8, se supone que debemos dejar esta clase de enojo de lado. Si nos enojamos en este sentido negativo, deberíamos tratar con él rápidamente, antes de que se ponga el sol. La Escritura nos aconseja no llevarnos nunca la irritación o la amargura a la cama. Si lo hacemos, seguro perderemos el sueño (y ni que hablar de la paz, los amigos y hasta la salud)
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JUAN HERNANDEZ AMEN
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