Jesus y la Mujer Samaritana 4
Introduccion
Nuestro Señor declara aquí que bajo el Evangelio ya no habría más distinción de lugares, como Jerusalén. La vieja dispensación, bajo la cual los hombres estaban obligados a ir hasta Jerusalén tres veces al año para asistir a las fiestas y adorar en el Templo, estaba a punto de desaparecer. Todos los debates acerca de la superior santidad de Samaria o Jerusalén tocarían a su fin. Muy pronto se fundaría una Iglesia cuyos miembros podrían acceder al Padre en todas partes y no precisarían de cultos en el Templo o de sacerdotes, sacrificios o altares para acercarse a Dios. Era, pues, una mera pérdida de tiempo hablar de las respectivas reivindicaciones de Samaria o Jerusalén.
Nuestro Señor declara aquí que bajo el Evangelio ya no habría más distinción de lugares, como Jerusalén. La vieja dispensación, bajo la cual los hombres estaban obligados a ir hasta Jerusalén tres veces al año para asistir a las fiestas y adorar en el Templo, estaba a punto de desaparecer. Todos los debates acerca de la superior santidad de Samaria o Jerusalén tocarían a su fin. Muy pronto se fundaría una Iglesia cuyos miembros podrían acceder al Padre en todas partes y no precisarían de cultos en el Templo o de sacerdotes, sacrificios o altares para acercarse a Dios. Era, pues, una mera pérdida de tiempo hablar de las respectivas reivindicaciones de Samaria o Jerusalén.