Sermón sin título

Juan: sermones expositivos  •  Sermon  •  Submitted
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La vida Cristiana consiste en una constante cominión con Cristo. Es necesario permanecer en Cristo para poder dar fruto en abundancia que glorifique a Dios.

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INTRODUCCIÓN

En estos tiempos, donde el hombre es levantado como capaz de hacer todo lo que se proponga, cada vez más se anima a los hombres a ser independientes. ‘No necesito a nadie; no tengo que depender de nadie, al único que necesito es a mi mismo’, es el común denominador en el pensar del hombre actual. Para los hombres es vergonzoso tener que reconocer que necesitan de alguien para poder salir adelante.
Tristemente este pensamiento se ha colado en la iglesia. Muchas iglesias - y personas dentro de las iglesias- quieren vivir un cristianismo independiente. ‘Podemos hacer todo cuanto nos propongamos’, se dicen a sí mismos. Para estas personas, Jesús lejos de ser vital pasa a ser opcional; Jesús es una de las opciones que les puede servir cuando las demás han fallado. Jesús no es más que otra de las herramientas que tienen a mano para cumplir sus propósitos. Para estas personas la comunión con Cristo, diaria y constante, no es importante. Ellos buscan la comunión con Cristo únicamente cuando encuentran provechoso para sus fines lo que Cristo puede ofrecerles. Ellos no sientes la necesidad de tener una permanente comunión con el Señor. Piensan “buscaré a Dios cuando lo necesite”.
Oh, hermanos, quiera el Señor que no caigamos en ser de estos ‘cristianos’ independientes. Antes bien, es mi propósito en esta mañana despertarnos a la realidad de nuestra grande necesidad de permanecer en una comunión continua y constante con nuestro buen salvador Jesucristo. Espero poder mostrar en primer lugar, cuán lamentable es no tener comunión con Cristo y, en segundo, cuan hermoso es tener comunión con Cristo. Estos serán nuestros dos grandes puntos en este sermón. Pasemos a estudiar nuestro texto y veamos, en primer lugar, cuan lamentable es no tener comunión con Cristo.

CUÁN LAMENTABLE ES NO TENER COMUNIÓN CON CRISTO

Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará… ” ()
“…Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.” ()
“…porque separados de mí nada podéis hacer.” (, RVR60)
El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.” (, RVR60)
Antes de poder entender lo que este texto nos enseña acerca de lo triste que es la condición de aquellos que no tienen comunión con Dios debemos entender la analogía por la cual el Señor Jesús explica a sus discípulos el mensaje.
El Señor expresa la enseñanza haciendo referencia a la vid. En los tiempos bíblicos la vid era muy importante ya que fruto era de mucha utilidad para la gente de aquella época, así que no es de extrañar que Jesús usará la vid como imagen didáctica para sus discípulos.
Sin embargo, hay una razón más profunda por la cual Jesús usa la imagen de la vid al enseñar a sus discípulos acerca de sí mismo. En el Antiguo Testamento la nación Israelita era identificada como una vid que Dios sembró. Israel era la vid de Dios, a la cual los hombres debían unirse para estar en relación con el Señor del Pacto. Apartados de Israel los hombres estaban apartados de Dios (cf. ).
Ahora, Israel no era la vid verdadera. Era una sombra de Jesús que es la vid verdadera. Es por que eso que en casi todos los textos donde se nos habla de Israel como una vid, vemos que lo que se remarca de ella es que no dio los fruto que Dios esperaba de ella.
: “Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña. Tenía mi amado una viña en una ladera fértil.La había cercado y despedregado y plantado de vides escogidas; había edificado en medio de ella una torre, y hecho también en ella un lagar; y esperaba que diese uvas, y dio uvas silvestres. Ahora, pues, vecinos de Jerusalén y varones de Judá, juzgad ahora entre mí y mi viña. ¿Qué más se podía hacer a mi viña, que yo no haya hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo que diese uvas, ha dado uvas silvestres? Os mostraré, pues, ahora lo que haré yo a mi viña: Le quitaré su vallado, y será consumida; aportillaré su cerca, y será hollada. Haré que quede desierta; no será podada ni cavada, y crecerán el cardo y los espinos; y aun a las nubes mandaré que no derramen lluvia sobre ella. Ciertamente la viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta deliciosa suya. Esperaba juicio, y he aquí vileza; justicia, y he aquí clamor.” (, RVR60)
Israel es esa vid (o viña) que el Señor plantó, cuidó y preparó para que diese fruto, pero en vez de dar el fruto que el Señor esperaba dio un fruto indeseable para Él.
Cuando Jesús afirma ser la Vid verdadera (o genuina) es porque quiere que sus discípulos entiendan que no es por estar unidos a la nación israelita que ellos gozan de comunión con Dios. El Mesías quiere enseñarles que es por medio de estar unidos a Él que pueden gozar de comunión con Dios. Es Jesús, y no la nación de Israel, la vid verdadera a la que debemos estar unidos.
Sírvame de paso, una vez más, animarnos a no ser deslumbrados por las sectas judaizantes que gustan de hacerse pasar por judíos por medio de repetir palabras hebreas y vestirse como uno de ellos. Hermanos, no es los judíos a quienes debemos imitar y a quienes debemos parecernos, es a Cristo. Jesús es la vid verdadera, no Israel.
Que Jesús es la verdadera vid de Dios queda contado por lo que se dice después en el verso uno. El Padre es el labrador. ¿De cual vid se encarga el Padre? de la vid verdadera que es Jesús.
Es aquí donde inicia la descripción de la lamentable condición de aquellos que no tienen comunión con Dios por medio de la fe en Jesucristo. A aquellos pámpanos o ramas que no llevan fruto el labrador los quitará (v. 2). No hay necesidad ni justificación para tenerlas en la vid.
Debo hacer una aclaración. Estos pámpanos no representan a cristianos verdaderos que no dieron fruto y por eso perdieron su salvación. Estos pámpanos que no dan fruto representan a los falsos cristianos. Son aquellos que se llaman a sí mismo creyentes pero que en realidad no tienen la fe salvífica.
A estos, Dios mismo se encargará de quitarlos de su vid. No permanecerán eternamente en la vid. Serán arrancados para que se haga evidente que no pertenecen a ella. Este pámpano infructuoso puede engañar a los demás pámpanos pero no al labrador. Hermanos, Dios no puede ser burlado (). Al que diere fruto en Cristo, Dios lo quitará, porque ha demostrado ser un falso.
Aunado a esto, en los versos 4 y 5 Jesús enseña cuan inútiles son los hombres sin Dios cuando dice “…Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.” () y mucho más enfáticamente diciendo“…porque separados de mí nada podéis hacer.” (, RVR60).
“…porque separados de mí nada podéis hacer.” (, RVR60)
Notemos que para poder ser útil y hacer lo útil el hombre necesita estar ligado a Cristo y en comunión con Él. De otra manera el hombre es incapaz de hacer cualquier cosa buena y realmente valiosa.
Muchas veces podemos caer en el terrible error -y orgullo- de pensar.
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