Jesus purifica el templo 2
Introduccion
Lo que Jesús hizo allí está en perfecta armonía con su naturaleza y carácter. Hay quienes piensan que todo lo que puede decirse de El es que es un Jesús “benigno, manso y apacible”. Es verdad que El es amoroso y perdonador. El mismo se describe como “manso y humilde de corazón” (Mt. 11:29). Pero es más que eso y en este incidente uno puede ver otro aspecto de su naturaleza. Su trato con el mal no es tranquilo ni liviano. El es una luz que brilla en las tinieblas (Jn. 1:5).
De esta manera Jesús, la Fuente de luz, de justicia, de lo bueno y de la integridad, se enfrentó a los malos. Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos. La palabra traducida “echó” es un término enérgico que significa “El los arrojó del templo”. Esto ha sido descrito como “una escena violenta, con la figura de los mercaderes que se agachan agarrándose desesperadamente de las mesas mientras eran arrojadas de una parte a otra, o corriendo tras su dinero disperso, mientras rodaba de aquí para allá, o encogiéndose ante el látigo que no tuvo misericordia hasta dejar limpio el lugar santo”.