LA RESPONSABILIDAD DEL CONOCIMIENTO

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El conocer la voluntad de Dios nos hace mas responsables ante El

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INTRODUCCION:

La biblia nos ensena que dios juzgara con mas severidad a aquellos que recibieron conocimiento el cual es su voluntad . el conocimiento de verdades espirituales pueden ser de bendicion o de desgracia .Una bendicion para el que aprovecha el conocimiento para hacer la voluntad de Dios. pero sera una desgracia para aquellos q teniendo el conocimiento pecan a conciencia.
tal era la situacion de Israel ellos se sentian satisfechosde ser el pueblo escogido de Dios, sin embargo pablo les replicaba que el conocimiento no hace mejor a nadie ante Dios si no el desea nuestra obediencia ala palabra que nos a dejado como guia
Es importante conocer la palabra pero para ponerla en practica en nuestro diario vivir
casi siempre aquellas personas que poseen mucho conocimiento religioso se llenan de orgullo y envanecimiento sin comprender que el conocer la voluntad de Dios nos hace mas responsable ante el vivir conforme nos indica la palabra.

ver 17

En el versículo 13, Pablo ha dicho que no se justifican los que oyen la ley, sino los que la cumplen. Aquí aplica esto, más directamente, y de modo más explícito, a los judíos.

1. Reconoce los privilegios del judío (vv. 17–20), para que vean que no les excusa la ignorancia, puesto que poseen todo lo necesario y conveniente para llevar una conducta, no sólo buena, sino santa.

(A) Son un pueblo escogido (v. 17), pues: (a) tiene un nombre lleno de honor «judío», pues la salvación procede de entre los judíos

(b) tiene un buen apoyo: te apoyas en la ley, una institución divina, antigua y santa, aunque ese apoyo sólo servía para hacerles más responsables de sus transgresiones. Es peligroso apoyarse en privilegios externos cuando no se vive al nivel de lo que esos privilegios exigen

y te glorías en Dios. Gloriarse en el Señor con fe, humildad, gratitud y obediencia, es el compendio de toda religión (v. 1 Co. 1:31), pero jactarse de la externa profesión de su nombre, por pertenecer al Israel de Dios (Jn. 8:41b) es el compendio de toda hipocresía. El orgullo espiritual es la clase más peligrosa de orgullo

Ver 18

Son un pueblo conocedor (v. 18): «y conoces su voluntad (de Dios)». Al tener de parte de Dios una ley clara y detallada, conocen bien lo que Dios quiere de ellos. No sólo eso, sino que «sabes apreciar cosas superiores por haber sido instruido constantemente en la ley» (NVI). Instruidos en la Ley, podían discernir fácilmente lo bueno de lo malo. Lo bueno y lo malo tienen a veces una línea de demarcación tan fina que no resulta fácil distinguirlos, pero los judíos disponían de una legislación tan perfectamente detallada y clasificada que nadie podía excusarse de no saber lo que estaba mandado. Pero la ley que proveía un conocimiento tan detallado del bien y del mal, no poseía fuerza para librar al hombre de caer en el mal al que, por naturaleza, está inclinado. Ya el pagano Ovidio decía: «Veo y apruebo lo mejor, pero sigo lo peor» (comp. con 7:15–19). El judío y fariseo Pablo va más allá: «Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso es lo que pongo por obra» (7:19).

VER 19-20

(C) Son un pueblo enseñador, docente (vv. 19, 20) o, al menos, así se creían ellos: «estás confiado en que eres guía de ciegos, esto es, de ignorantes». Los judíos, en general, se creían tan sabios que podían dar lecciones a todos los paganos del mundo. Todas las naciones debían acudir a la escuela de Israel a buscar la luz, pues todas ellas estaban en tinieblas, y eran como niños pequeños en comparación de la instrucción que daba la Ley (Torah significa, en primer término, una instrucción necesaria para una buena conducta). Los doctores judíos, o rabinos, estaban especializados en el estudio de esta Ley; por eso, tienen para ellos especial relevancia las palabras de Pablo. Pero, ¿de qué les servía tener en la ley la quintaesencia (gr. mórfosin) del conocimiento y de la verdad, si no era más que una apariencia (comp. con 2 Ti. 3:5, donde también dice el griego mórfosin), sin el poder que da una conducta acorde con lo que se conoce?

Henry, M., & Lacueva, F. (1999). Comentario Bı́blico de Matthew Henry (p. 1573). 08224 TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE.

ver 21-24

2. El apóstol pasa ahora a declararles con toda valentía que esos privilegios y conocimientos de los que disponían, sólo les servían para añadir mayor gravedad a los pecados que cometían (vv. 21–24), ya que:

(A) Pecaban contra lo que bien sabían, y hacían lo que prohibían a otros La enseñanza, como la predicación, debe comenzar por uno mismo. Los fariseos derribaban con su conducta lo que edificaban con su enseñanza. El mayor impedimento para el progreso del Evangelio lo constituyen aquellos cuyas malas obras hablan más alto que sus buenas palabras: los que en el púlpito hablan tan bien que da pena el que se bajen de él, y fuera del púlpito obran tan mal que es una pena el que suban a él. Pablo especifica (vv. 21, 22) tres pecados abundantes y notorios entre los judíos: hurto (especialmente, a Dios: Mal. 3:8, 9); adulterio (v. Jn. 8:9) y sacrilegio, aunque la íntima frase del versículo 22 parece indicar «saqueo de templos», conforme al griego. Dice Trenchard: «podría señalar el pecado de los judíos carnales que tenían pocos escrúpulos al comerciar en materiales relacionados con templos paganos, con tal de hacer buen negocio». Esta codicia es equivalente a la idolatría (Col. 3:5).

VER 27-29

(A) El apóstol declara que, si los incircuncisos paganos viven conforme a la luz que tienen, están al mismo nivel que los judíos: «Si el incircunciso guarda las ordenanzas de la ley (v. 26), cumple perfectamente la ley (v. 27), es decir, se somete sinceramente a lo que le dicta la luz de la conciencia, conforme a la ley escrita en su corazón, no sólo le será contada su incircuncisión como circuncisión (v. 26b), sino que él te juzgará a ti que, con la letra de la ley y con la circuncisión, eres transgresor de la ley»

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