Cuando no es una cosa es otra

La vida y la muerte  •  Sermon  •  Submitted
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Lo que halló Jesús

Que que amigo Lázaro estaba en el sepulcro hacía cuatro día. Al menos ya había llegado de Forense.
Las dos amigas de Jesús entendían muy bien la realidad de la muerte. Estaban en una red inescapable y dolorosa cuando su hermano Lázaro cayó víctima de una enfermedad terminal. Este relato conmovedor queda registrado en el capítulo 11 de Juan. Ello revela toda la variedad de la emoción humana. Sin embargo, vemos cómo Jesús nos ayuda en tiempos difíciles.
No había risas en la antigua población de Betania. El temor, el enojo y las dudas se habían robado cualquier semejanza de estabilidad y paz que una vez hubo allí.
Aquel escenario era uno triste. Aquella nube venía cargada y con ella arrastraría la vida de Lázaro.
Juan 11.1 RVR60
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.
Lázaro era el amigo de Jesús, hermano de Marta y María. Aquel día la enfermedad fue más que las fuerzas de resistencia de Lázaro. La enfermedad se negó a ceder. Tal vez los médicos dijeron “ya no podemos hacer nada”. “Hicimos lo que podíamos hacer”. Ya no queda en nuestras manos, sino en las del Creador, de un milagro, de cualquier cosa menos en nuestras manos. Si todavía quedaba algún remedio no serviría de nada.
Ante la realidad toman una desición:
Juan 11.3 RVR60
Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo.
Ningún amigo verdadero necesita invitación para ver un ser querido que se está muriendo. Estaban seguras que si lo decían a Jesús dejaría lo que estaba haciendo para acudir a ver a su amigo.
Extraña, pero deliberadamente Jesús decidió no ir de inmediato a Betania. No fue al día siguiente, ni al otro, ni al otro. Se quedó donde estaba. Tal como las hermanas temían, Lázaro murió.
Aquel día se nubló en el corazón de las hermanas. Ese fue un momento de muchos sentimientos, de enojo contra Jesús por demorarse en venir. Su desilusión no conocía límites. Se desesperaron y mandaron avisos, pero el Señor nunca se asomó.
La fe sufre la prueba máxima cuando la muerte destroza la esperanza de la sanidad.
El juego de la culpa
Las noticias de la muerte de Lázaro finalmente llegaron hasta Jesús.
¿A dónde vino?
Betania que estaba cerca de Jerusalén. (como quince estadios)
Muchos Judíos habían venido (no solo Jesús).
El propósito fue consolarlas por su hermano.
Finalmente Jesús decidió visitar a sus amigos.
Marta Oyó que Jesús venía, salió a encontrarle
María se quedó en casa.
Expresión del dolor
Marta dijo a Jesús: “Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto”. Su tono acusador es elocuente y poderoso. Marta estaba deilusionada porque tenía claro que el único que podía hacer algo por su hermano era Jesús. ¿Dónde había estado él?
Esas son preguntas que realizamos constantemente en medio de nuestros dolores. Toda emoción sale a la superficie en medio del dolor y la muerte.
Quizás es usted quien está haciendo muchas preguntas hoy. Tiene temor, confusión, dolor, angustias, etc. Incluso de sentirse solo o sola. Tal vez se pregunte por qué su hijo pasó por ese proceso, por qué razón su hija se fue, por qué su papá hizo lo que hizo, etc.
Todos sabemos que Dios puede hacer lo imposible posible. Todos sabemos que no hay imposible para Dios. Lo que no tenemos muy claro es que el Plan de Dios no siempre es como el plan de nuestra preferencia. Los caminos de Dios y los nuestros no son iguales.
Lo que sí no podemos olvidar es nuestra esepranza
Juan 11.35 RVR60
Jesús lloró.
Es el momento en que Jesús es revelado como frágil ante la muerte de uno de sus amigos.
Jesús es la esperanza de hoy:
Juan 11.26 RVR60
Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?
Juan 11.
Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.
Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero.
Marta llora, María llora, Jesús llora, todos están llorando.
Respuesta divina
¿Quién nos podrá consolar?
Ante la realidad de un país que vive en contantes tiroteos.
Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.
El ser humano ha sido creado para vivir y es por ello que hay un anhelo profundo de seguir viviendo. Nos pasamos la vida luchando por vivir. Nos agarramos a la ciencia, a la medicina para prolongar esta vida biológica, pero llega un momento en que nos dicen “ya no más”.
Promesa:
Nos puede consolar en medio de eso que he llamado desde un libro de Charles Swindoll “si no es una cosa es otra”, aquel que mira más allá de lo que nosotros podemos mirar.
Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?
Cuando Jesús determina llegar:
Respuesta de Marta
Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.
Juan 11.37 RVR60
Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera?
La duda se levanta cuando la fe se sostiene sobre bases endebles. Es nuestra incredulidad la que no nos permite ver lo que Jesús es capaz de hacer.
Juan 11.3
Juan 11.39 RVR60
Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días.
Juan 11.38 RVR60
Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima.
¿Quitar la piedra? Como diría un joven de hoy ¿“es enserio”? Eso de abrir tumbas es un tanto desagradable y cruel. ¿Qué piedra? ¿Qué era lo que quería decir?
Los comentarios no terminan “Señor, hiede ya, porque es de cuatro días”. Lo que Jesús pidió no parece lógico ni a María ni Marta ni a ningunos.
La respuesta de Jesús:
Juan 11.40–42 RVR60
Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído.Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado.
-
Juan 10.40–42 RVR60
Y se fue de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde primero había estado bautizando Juan; y se quedó allí. Y muchos venían a él, y decían: Juan, a la verdad, ninguna señal hizo; pero todo lo que Juan dijo de éste, era verdad. Y muchos creyeron en él allí.
La proxima orden de Jesús era más absurda:
Juan 11.
La proxima orden de Jesús era más absurda:

43Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera!

Hubo silencio y los llantos comenzaron a reducirse. ¿Qué pretende Jesús? Aquel momento de dolor pasó a ser un momento de curiosidad y asombro. Un momento de incredulidad y expectativa. Para aquella familia fue el momento del temor a la fe.
La gente debía estar afirmando que si Lázaro hubiese resucitado no tenían por qué estar allí. Si Lázaro hubiese estado vivo él mismo hubiese movido la piedra. Sin embargo, si hubiese tenido una resurrección final no necesitaban remover la piedra.
Jesús quería que quitaran la piedra para que Lázaro saliera vivo.
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