QUÉ NOS DEMANDA SER DISCÍPULO DE CRISTO

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Luc. 14:25-27 NVI
Lucas 14.25–27 NVI
Grandes multitudes seguían a Jesús, y él se volvió y les dijo: «Si alguno viene a mí y no sacrifica el amor a su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun a su propia vida, no puede ser mi discípulo. Y el que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.

INTRODUCCIÓN.

No todo el que sigue a Jesús es su discípulo. Multitudes, tal vez millares le siguieron, cuando resucitó se les apareció como a 500 hermanos y el día del Pentecostés solo había como 120 esperando la promesa del Espíritu Santo. Esto demuestra que no todo el que sigue al maestro es su discípulo, ¿por qué? Por causa del interés personal que se tiene al seguir a Jesús: Unos le seguían porque les daba de comer, otros le seguían porque los sanaba, algunos le acompañarían por mera curiosidad o por cualquier otro interés, otros le seguían porque verdaderamente creían que Él era el Cristo, el Mesías anunciado por los profetas, el Salvador de Israel.
Jesús conoce los corazones, y al ver los intereses de quienes le seguían tuvo que hacer algunas aclaraciones: «Si alguno viene a mí y no sacrifica el amor a su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun a su propia vida, no puede ser mi discípulo. La palabra discípulo aparece 270 veces en los evangelios y el libro de los hechos para describir a los creyentes.
Un discípulo es aquel que se pone bajo la tutela de otro a fin de aprender un arte u oficio. Para el cristianismo un discípulo es quien sigue las enseñanzas de Jesús, por lo tanto el discípulo es un creyente que ha decidido seguir a Cristo, pero también está dispuesto aprender de Él cada día; un discípulo es quien está dispuesto a sacrificar su vida por sus creencias y a la vez actúa para cumplir la máxima obligación del discipulado, que es hacer otros discípulos (Mt. 28:19).
Mateo 28.19 RVR60
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
Algunos esperarían que el Señor les dijera: Si alguno viene a mí para ser mi discípulo, tendrá riqueza y honores en abundancia. Pero Cristo les expuso con toda claridad lo que demanda de aquellos que nos llamamos discípulos y cualquiera que desea seguirle…

I. NOS DEMANDA FIDELIDAD. Jn.8:31

Juan 8.31 NVI
Jesús se dirigió entonces a los judíos que habían creído en él, y les dijo: —Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos;
1. El Discipulado Es Como El Matrimonio, Es Fácil Casarse, Lo Difícil Es Mantenerse Fiel
a) Muchos se casan pero pocos entienden que es hasta que la muerte los separe.
b) Es fácil aceptar a Cristo, pero a partir de allí tenemos que caminar en su palabra.
2. Jesús Dijo Que Seguirlo Implicaría Sacrificio, Y Esto No Sería Fácil.
a) Sacrificar el amor a la familia
i. Él está antes que cualquier tipo de amor familiar.
ii. Él debe ser la principal prioridad en nuestra vida.
b) Sacrificar la comodidad y el amor propio.
3. Para Ser Fieles a Sus Enseñanzas Necesitamos Conocerlas
a) Que la Palabra sea una constante influencia en nuestra vida
b) No lo que diga la gente y los distintos medios de comunicación.
El discípulo está dispuesto amar a Cristo más que a nadie y más que a nada en este mundo. Cuando nuestro deber hacia los padres entra en competición con nuestro deber hacia el Señor, hemos de dar a Cristo la preferencia. Esto lo hayamos en la Palabra de Dios y si usted no está aprendiendo de ella y creciendo en la fe diariamente, no puede llamarse discípulo y difícilmente permanecerá fiel a las enseñanzas de Jesús.

II. NOS DEMANDA COMPAÑERISMO. Jn.13:34-35

Juan 13.34–35 NTV
Así que ahora les doy un nuevo mandamiento: ámense unos a otros. Tal como yo los he amado, ustedes deben amarse unos a otros. El amor que tengan unos por otros será la prueba ante el mundo de que son mis discípulos».
1. La cruz provee dos cosas en relación con el mandato de amar:
a) Revela la calidad de amor que se exige (como yo los he amado)
b) Provee la motivación para obedecer el mandato (prueba ser discípulos)
Tertuliano comentaba que los paganos, al referirse a los seguidores de Jesús, decían: “Mirad como se aman”.
2. Amar puede ser una cruz muy pesada. (v. 27):
a) Amar a nuestros enemigos, bendecir a los que nos maldicen
b) Si esto es hacia los perversos, cuánto más a nuestros hermanos
A los discípulos de Cristo no nos distingue el poder militar, ni la acumulación de bienes materiales, las posiciones de autoridad, ni milagros hechos a través de nosotros, ni la precisión doctrinal; no nos distingue la elocuencia de palabra, ni el crecimiento numérico. A los discípulos de Cristo nos distingue la práctica consecuente de amarnos unos a otros, amarnos hasta la cruz.

III. NOS DEMANDA SER FRUCTIFERO. Jn. 15:8

Juan 15.8 NTV
Cuando producen mucho fruto, demuestran que son mis verdaderos discípulos. Eso le da mucha gloria a mi Padre.
Una variante en el texto puede ser “llegaran a ser verdaderamente mis discípulos”. El discípulo no es pasivo, ni estático, sino dinámico y creciente. Por eso el nuevo convertido es un discípulo que da sus primeros frutos:
1. Dar frutos dignos de arrepentimiento.
a) Sin arrepentimiento no hay perdón de pecados.
b) Muchos quieren ser discípulos de Cristo viviendo una vida de vergüenza
c) Renunciando a su vieja manera de vivir.
2. Da frutos de crecimiento en la gracia del señor Jesucristo
a) Va creciendo en la fe, se ve en su carácter
b) Cada vez se parece más al maestro y su ministerio es eficaz
Ignacio de Antioquía en camino a Roma para el martirio, dijo: “Ahora estoy llegando a ser un discípulo”.

CONCLUSIÓN.

¿Es duro lo que Jesús ha dicho? El evangelio del reino no oculta sus demandas. Jesús pide que se piense seriamente antes de tomar la decisión de seguirle. ¡Seguir a Jesús cuesta mucho, no hacerlo cuesta más!
Hoy hemos facilitado tanto la entrada al reino de Dios que quienes “entran” no aborrecen a nadie ni a nada por causa de Cristo. Renunciar a las posesiones no significa eliminarlas, sino administrarlas adecuadamente en función de la prioridad de Jesús como Señor, y en función de las necesidades de la obra.
Todo lo que somos, tenemos y hacemos, debe estar al pleno servicio del reino de Dios y su justicia, en todo tiempo. No se puede ser leal a Cristo y al mismo tiempo vivir como los que no lo conocen. ¡El reino de Dios no se negocia!
Ahora te pregunto ¿eres discípulo o un simple seguidor de Jesús?
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