El Aprendiz Absoluto
Cada creyente debería ser un aprendiz absoluto debido a las hermosas promesas que da Cristo.
Jesús da la promesa de aceptación a aquel quien viene a Él, vs: 28.
Este pasaje muestra claramente que “venir” a Jesús significa “creer” en él. Esa fe es conocimiento, asentimiento y confianza, todo al mismo tiempo.
Acudir a Él es venir con la condición personal sin intento alguno de modificarla y entregarse en los brazos del Salvador que invita al descanso.
La referencia es a todos los que están oprimidos por la pesada carga de reglas y reglamentos puestos sobre sus hombros por los escribas y fariseos, como si una persona pudiera ser salva solamente cuando en su vida la obediencia a todas estas tradiciones sobrepasa a sus actos de desobediencia. Cuando en la mente y el corazón de alguien se arraiga la creencia de que así, y solamente de este modo, el hombre debe ganarse el camino a la vida eterna, el resultado, en el mejor de los casos, era una penosa incertidumbre; con más frecuencia algo peor, a saber, un terror que esclaviza, una ansiedad que corroe, una desesperación sin un rayo de esperanza
La expresión tiene una relación muy directa con la situación de las gentes en tiempos de Cristo, agobiados y fatigados por un lado a causa de su propia condición pecadora y por otro a causa de las cargas legalistas que los líderes religiosos de la nación habían puesto sobre ellos. Como define el Dr. Lacueva, “la fatiga denota un esfuerzo prolongado; la carga, el peso de algo que nos abruma”. Los maestros religiosos de entonces procuraban que las gentes consiguiesen la justicia con sus propios esfuerzos, para lo cual habían hecho gravitar sobre ellos pesadas cargas legales que eran imposibles de soportar
La referencia es a todos los que están oprimidos por la pesada carga de reglas y reglamentos puestos sobre sus hombros por los escribas y fariseos, como si una persona pudiera ser salva solamente cuando en su vida la obediencia a todas estas tradiciones sobrepasa a sus actos de desobediencia. Cuando en la mente y el corazón de alguien se arraiga la creencia de que así, y solamente de este modo, el hombre debe ganarse el camino a la vida eterna, el resultado, en el mejor de los casos, era una penosa incertidumbre; con más frecuencia algo peor, a saber, un terror que esclaviza, una ansiedad que corroe, una desesperación sin un rayo de esperanza
La expresión tiene una relación muy directa con la situación de las gentes en tiempos de Cristo, agobiados y fatigados por un lado a causa de su propia condición pecadora y por otro a causa de las cargas legalistas que los líderes religiosos de la nación habían puesto sobre ellos. Como define el Dr. Lacueva, “la fatiga denota un esfuerzo prolongado; la carga, el peso de algo que nos abruma”. Los maestros religiosos de entonces procuraban que las gentes consiguiesen la justicia con sus propios esfuerzos, para lo cual habían hecho gravitar sobre ellos pesadas cargas legales que eran imposibles de soportar
Jesús da la promesa de descanso a aquel quien aprende de Él, vs: 29-30.
Tomar el yugo es una expresión del lenguaje semita que expresa la idea de asumir las demandas de un maestro, su doctrina o sus exigencias en cuanto al modo de actuar.
Pero, realmente, lo que Jesús les está diciendo es más bien una invitación a un cambio radical como si dijese: “Estáis cansados y fatigados con vuestro yugo, probad ahora el mío”. Una frase del Dr. Lacueva es muy elocuente: “Es un yugo de Cristo; Él lo ha designado; como buen carpintero, Él lo ha hecho; como buen maestro, Él lo ha llevado primero, aprendiendo obediencia mediante el sufrimiento (He. 5:8); y nos ayuda a llevarlo mediante su Espíritu, el cual nos ayuda en nuestra debilidad
Por lo tanto, lo que está diciendo en realidad es que la sencilla confianza en él y la obediencia a sus mandamientos nacida de nuestra gratitud por la salvación ya impartida por él, es placentera. Trae paz y gozo. La persona que vive este tipo de vida ya no es esclavo. Ha llegado a ser libre. Sirve al Señor espontánea, ansiosa y entusiastamente. Hace lo que él (el “nuevo hombre” en él) quiere hacer
Por lo tanto, lo que está diciendo en realidad es que la sencilla confianza en él y la obediencia a sus mandamientos nacida de nuestra gratitud por la salvación ya impartida por él, es placentera. Trae paz y gozo. La persona que vive este tipo de vida ya no es esclavo. Ha llegado a ser libre. Sirve al Señor espontánea, ansiosa y entusiastamente. Hace lo que él (el “nuevo hombre” en él) quiere hacer