Creer sobre todo

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Booker Washington

Hubo un joven llamado Booker Washington, que a la edad de 16 años, él se propuso entrar a la universidad, sin embargo, su trasfondo, en la época que él vivía no le favorecía nada.
Él era un hombre de color moreno y en la época del siglo 19 en los Estados Unidos, este tipo de personas tenían las puertas totalmente cerradas, porque no podían ser otra cosa que esclavos, sirvientes, era la época de la discriminación racial y ese era el pan de cada día.
Lo extraordinario era que Booker tenía el anhelo de entrar a la universidad y de ser un médico.
Todos le decían que dejara de soñar con tonterías. Que no olvidara que era negro y que jamás podría estudiar pero él se habia propuesto estudiar y por eso fue diligente en los estudios.
El habia nacido como resultado de una violación. Jamás conoció a su padre, sin embargo, no se desanimaba sino que decía, yo quiero ser alguien, yo quiero saber, yo quiero conocer, yo quiero llegar a ser un gran médico.
Así que termina sus estudios primarios y determina ir a la universidad. Muchas universidades tenían las puertas cerradas pero había una que era la excepción.
Era universidad era la Universidad de Hampton en Virginia en los los Estados Unidos. Era la única que recibía gente de color, pero como no tenía dinero para el pasaje, tuvo que caminar alrededor de 800 Km a pie. Mientras caminaba y avanzaba oraba de una manera muy peculiar. él oraba mirándose a sí mismo como un estudiante, se veía en las aulas, se veía con los libros, se veía entregando sus trabajos, se veía como un estudiante destacado y al final decía, Dios permite que esto sea así, permite que sea un estudiante. Permite que me acepten y durante todo el camino que duró varios días, el seguía diciéndole a Dios permite que así como lo estoy viendo suceda y era como algo tan real para él que al llegar a la universidad se entrevistó con el rector y cuando el rector lo ve lo barrió de arriba a bajo, lo examinó y como no había tenido oportunidad de bañarse, pues su aroma era desagradable. El rector le preguntó ¿qué es lo que tú quieres?
Quiero estudiar en esta universidad. He venido desde lejos con la finalidad de estudiar. El rector al verlo, sabiendo que era un joven de color, solo quiso deshacerse de él.
Lo llevó a uno de los salones más grandes y le dijo “limpia este salón hasta que yo vuelva a buscarte”. Le entregó un trapo, una escoba, un mapo y lo puso a limpiar.
El con mucha alegría comenzó a limpiar. Su actitud era de devoción. Mientras estaba limpiando, oraba, cantaba alabanzas, y mientras pensaba “yo voy a ser un alumno de esta universidad”. El tiempo pasaba y limpiando, así lo hizo toda la noche y el rector no regresó. Sin embargo, el lo seguía haciendo y mientras oraba el Espíritu Santo le dijo: “limpia también los pasillos”. Así que comenzó a limpiar los pasillos y lo dejó todo impecable.
A la mañana siguiente, la gente se preguntaba quién había dejado tan limpio aquel lugar. En ese momento el rector recordó al joven y fue a buscarlo donde lo había dejado. Se dio cuenta que era un joven diligente responsable y comprometido. Como no le quedó más remedio, el rector lo aceptó para formar parte de esa universidad.
Años más tarde, este hombre, Booker Washington se convirtió en rector de la misma universidad. Abrió dos universidades más para que más gente de color pudiera estudiar y dejó una marca imborrable en la historia de los Estados Unidos como “una persona diligente que puede hacer un cambio”. “Una persona comprometida que puede generar una transformación”.
Hoy en día aquellas personas que tienen una meta, un sueño, un anhelo en que arde en su corazón y persisten insistentemente en la oración son aquellas que pueden lograr grandes cambios. A pesar de que tengan contrariedades, de negativas, de obstáculos inmensos, porque cuando te comprometes, eres capaz de avanzar porque lo que tienen en el corazón es el sueño, es el llamado, es la meta, a pesar de lo que sus ojos puedan ver. Es posible lograr un cambio, es posible creer sobre todo.
Génesis 13.14 RVR60
Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente.
Génesis 13.15 RVR60
Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre.
Hay un obrar de Dios que se pone en acción cuando miramos con detenimiento una meta, un objetivo. Cuando creemos, cuando hacemos nuestro ese sueño, ese llamado, eso mismo que ves, será parte de ti. Es ese momento en que eso que vemos es arrastrado hacia nosotros y nuestros pasos, creyendo nos hacen uno con ese sueño.
Cuando tenemos comunión con el Señor, vivimos una vida que le agrada y caminanos en fe, pero con los pies sobre lo que nos ha llamado hacer es posible. Es posible si puedes creer. El creer a Dios no está condicionado a lo que vemos. Tampoco el alcanzar nuestros sueños se debe a los obstáculos, sino que son los obstáculos los que hacen posible nuestros sueños.
La tarea más importante es creer, pero hay que colocarle entusiasmo, compromiso, lealtad, pero sobre todo hay que saber a qué Dios nos ha llamado y si eso está claro es mejor que alcemos los ojos y mires.
Hoy la gente está frustrada, cansada, sin ánimo, sin compromiso, pero es porque no tienen claro este principio. No han entendido que es importante creer. Alzan los ojos y miran pero sin discernimiento, sin fe, sin esperanza. Solo alzan los ojos y ya. No hay pasión en su mirada. Esa es la razón de su frustración. Cada tarea que se le da la ven como una carga y no como un principio, como un paso, como una oportunidad para que ese sueño se cumpla. Entonces, cualquier asignación dada se convierte en una depresión, en una carga, pero no en un motivo.Eso pasa porque no creen, porque no miran a lo que Dios les ha llamado adecuadamente.
La primera persona que se paró, que se detuvo a mirar fue Eva. La serpiente siempre estará para engañar. El problema es que te detengas a mirar sin discernimiento. Miró y contempló el pecado y entonces y se concibió en ella. Ahora solo quedaba que ejerciera lo que se sembró en su corazón.
Génesis 3.4 RVR60
Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis;
Génesis 3.5 RVR60
sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.
Génesis 3.6 RVR60
Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.
Lo importante es que la mujer se detuvo a ver. NO una vez a mirar, sino que lo contempló, lo meditó, y eso que estaba mirando, sin saberlo, vino a formar parte de ella. A tal punto, que ella no puedo tener otra cosa que caer en ese pecado.
Hay algo de lo que no estamos pendientes, pero de lo que siempre debemos estar atentos. Es que nuestro interior siempre está concibiendo ideas, pensamientos, mentalidades, y sino somos cuidadosos con lo que estamos contemplando con los ojos espirituales, entoces, vamos a concebir el pecado, la frustración y la derrota.
Salmo 7.14 RVR60
He aquí, el impío concibió maldad, Se preñó de iniquidad, Y dio a luz engaño.
Ese es el proceso:
Concibió la maldad - la miró tanto, estuvo tanto tiempo ahí que solo hizo eso.
Se preñó de iniquidad - cuando se vive la maldad en el corazón se crea también la iniquidad. Se pierde la sensibilidad espiritual.
Finalmente dio a luz el engaño - es un resultado natural y lo peor en este caso es que es un proceso natural.
Es que eso vino a ser parte de su vida, se contempla, se mira, se detiene en eso y solo tiene un resultado. Se convertirá en nuestra realidad.
Los hijos e hijas de Dios miramos con mucho cuidado, debemos contemplar lo que Dios nos ha llamado a hacer. Eso que Dios te ha puesto en el corazón es lo que debes tener como meta, es lo que debes contemplar, es lo que debes soñar.
Utilice bien el principio de creer. No lo vea como un acto simplista de fe sino como una acción real de sus movimiento.
Abraham se apartó de su sobrino y cuando quedó solo le tocó mirar a dos lugares: al suelo y al cielo, pero en ese hubo palabra de Dios.
Génesis 13.14 RVR60
Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente.
Génesis 13.15 RVR60
Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre.
Mirar hacia la tierra nos deprime pero mirar al cielo nos da esperanza. Este es nuestro princpio que nos debe guiar. El principio de creer sobre todas las cosas en el Dios de los cielos. Si miramos nuestro alrededor no alcanzamos nada, si miramos la situación económica mucho menos, si miramos la crisis del país, etc., no se sabe nada. Nos empezamos a preñar de depresión, de tristeza, de desesperanza, pero si alzamos la vista espiritual y contemplamos las promesas de Dios que están al norte, al sur al oriente y al occidente y nos aferramos a la Voz de Dios seremos capaces de alcanzar lo que Dios nos demanda. Será la Palabra de Dios la que te ayude cuando nadie lo haga.
Te propones en el corazón no concibir pecado, no detener tu mirada en lo que no agrada a Dios, sino que contemplas las promesas de Dios entonces habremos creido y habremos alcanzado.
Entonces, qué es lo que estás mirando, que es lo que contemplas, que es lo que estás haciendo con lo que Dios te está diciendo, estás dispuesto a limpiar el salón, el pasillo, etc. o simplemente vez el primer obstáculo y sales corriendo? El reino de Dios es de los que persisten.
Tienes que creer porque sino crees no alcanzas.
Es necesario que estudiemos la Palabra de Dios. Ella nos hará barrer de nosotros todo aquello que no nos deja crecer y caminar. La Palabra nos santificará, pero debo saber que mi vida está en las manos de Dios.
Si leemos la Palabra habrá deseo de obedecerla. No leerla no nos invitará a obedecerle.
Salmo 119.18 RVR60
Abre mis ojos, y miraré Las maravillas de tu ley.
Sin la mirada espiritual no podemos seguir. Cuando nos efocamos en la Palabra todo lo que no es de Dios comienza a deteriorarse, lo egoista, la avicia, el individualismo, es una limpieza, y nace la amabilidad, la obediencia, la bondad, el amor, y sobre todo la santidad. Eso lo provoca la Palabra de Dios. Saque tiempo para meditar en la Palabra, tambien hay algo que no podemos dejar
tome tiempo para orar, ayudame a recibir el sueño y el llamado que tienes para mí, cual es el rumbo y tu propósito en mi vida.
Es el Espíritu Santo el que nos enseña el camino, el que nos guía a toda verdad. Solo por medio del Espíritu alcanzarás tu sueño, tus metas, pero tienes que leer, orar, dejar al Espíritu Santo que nos muestre.
Joel 2.8 RVR60
Ninguno estrechará a su compañero, cada uno irá por su carrera; y aun cayendo sobre la espada no se herirán.
Joel 2.28 RVR60
Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones.
Joel 2.20 RVR60
Y haré alejar de vosotros al del norte, y lo echaré en tierra seca y desierta; su faz será hacia el mar oriental, y su fin al mar occidental; y exhalará su hedor, y subirá su pudrición, porque hizo grandes cosas.
Tienes que dejar que su Espíritu te haga ver las visiones que tiene para ti. Si el sueÑo de Dios está en tu corazón ya sabes por donde debes ir. Sin vision no hay manera de seguir. Sin fe es imposible agradar a Dios.
Entreguese al propósito de Dios… no lo esquive, no lo evada, más bien entreguese a ese propósito porque Dios no lo desamparará.
No contemple nada de lo que ve mas bien aferrese a la fe. No tituves, no digas si se puede o no, no creo, quizás, no estoy entendiendo, pero si hay algo en ti de visión de Dios saldrás a adelante.
No estamos en el tiempo de dormir en los laureles, sino de caminar por fe… Dios moverá al que tenga que mover, Dios tocará al que tenga que tocar, Dios no dejará su obra mendigar.
Lo que contemples por la fe hoy será tu realidad mañana.
Oremos
Por sus contribuciones a la sociedad estadounidense, a Washington le fueron concedidos un graduado honorífico en la Universidad de Harvard, en 1896, y un doctorado honorífico en la Universidad de Darmouth, en 1901. Como invitado del presidente Theodore Roosevelt, fue el primer negro recibido en la Casa Blanca en 1901. Al final de la campaña presidencial de 2008, el derrotado candidato y senador John McCain se refirió a la visita de Washington un siglo atrás como a la semilla que floreció en la victoria de Barack Obama como presidente de los Estados Unidos.
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