UNA BUENA TIERRA PARA LA MEJOR SEMILLA

MATEO 13  •  Sermon  •  Submitted
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Por casi mil quinientos años hubo una siembra abundante de la semilla en Israel, por medio de Moisés, David, los profetas, y por último Juan el Bautista. Pero no hubo cosecha para Jehová. Es esto lo que se expresa de manera conmovedora en Isaías 5:1-2. El profeta nos está diciendo que a pesar de tanta siembra, no hubo cosecha para Jehová.

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I. LOS OIDORES DE JUNTO AL CAMINO. “Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron… cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino” (vv. 4, 19).

La “palabra implantada” es aquella que es recibida “con mansedumbre”, y para ello debe hacerse a un lado “toda inmundicia y abundancia de malicia” (Sgo 1:21).
Debe tenerse en cuenta que aquellos que oyen la Palabra son responsables de “entenderla”.
si no hay humildad del corazón delante de Dios, ni búsqueda de la sabiduría de lo alto, entonces no habrá ninguna “comprensión” de la Palabra y el diablo “arrebatará” lo que hemos oído o leído, ¡pero sólo nosotros tendremos la culpa!

II. LOS OYENTES DE LA TIERRA PEDREGOSA. “Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó…Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza” (vv. 5, 6, 20, 21).

Al principio prometen mucho, pero más tarde resultan muy decepcionantes. Esta clase de oyentes representados aquí son nacidos sólo de la carne, su vida no es mejor que la los que no tienen a Cristo”.

III. LOS OYENTES DE LA TIERRA ESPINOSA. “Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron… el que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa” (vv. 7, 22).

Las razones por las que la predicación de la Palabra no produce una cosecha espiritual en todos los que la escuchan son: primero, la dureza natural del corazón del hombre y la oposición resultante de Satanás; segundo, la superficialidad del hombre al escuchar Palabra; tercero, las atracciones y distracciones del mundo.

IV. LOS OYENTES DE LA BUENA TIERRA. “Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto… el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno” (vv. 8, 23).

Las condiciones del dar fruto: una mente sin prejuicios y un corazón abierto para comprender y obedecer la Palabra recibida, perseverando y aferrándonos a ella firmemente.
Valorémos la Palabra, amémosla y estudiémosla. Permitamos que sea sembrada en nuestro corazón, el cual posiblemente esté endurecido por las circunstancias que nos ha tocado vivir en el mundo, talvez haya mucho “pedregal” en el jardín de cada una de nuestras almas: Entonces NO despreciemos el martillo y el arado de Dios
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