Sermon Tone Analysis

Overall tone of the sermon

This automated analysis scores the text on the likely presence of emotional, language, and social tones. There are no right or wrong scores; this is just an indication of tones readers or listeners may pick up from the text.
A score of 0.5 or higher indicates the tone is likely present.
Emotion Tone
Anger
0.08UNLIKELY
Disgust
0.09UNLIKELY
Fear
0.11UNLIKELY
Joy
0.19UNLIKELY
Sadness
0.13UNLIKELY
Language Tone
Analytical
0UNLIKELY
Confident
0.04UNLIKELY
Tentative
0UNLIKELY
Social Tone
Openness
0.13UNLIKELY
Conscientiousness
0.15UNLIKELY
Extraversion
0.48UNLIKELY
Agreeableness
0.6LIKELY
Emotional Range
0.18UNLIKELY

Tone of specific sentences

Tones
Emotion
Anger
Disgust
Fear
Joy
Sadness
Language
Analytical
Confident
Tentative
Social Tendencies
Openness
Conscientiousness
Extraversion
Agreeableness
Emotional Range
Anger
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Con este mensaje concluimos la serie “El hombre que Dios busca”.
En los mensajes anteriores hemos visto que Dios busca hombres de integridad, llenos del Espíritu, que cuidan a su familia, que cuidan su mente y corazón, y que sean hombres de la Palabra.
Pero para cumplir a cabalidad la tarea que Dios nos ha encargado es necesario que el hombre este consagrado.
Cuando Dios habló por medio de Ezequiel diciendo que no había hallado un hombre del tipo que Él buscaba.
Ni los profetas, ni los sacerdotes (los supuestos hombres) eran consagrados, y los políticos (los principes) mucho menos.
¡Consagrado!
¿Qué significa eso?
De acuedo al diccionario de la Rae, consagrado se refiere a
1- “una persona o cosa ofrecida o dedicada a Dios”, y
2- “alguien o algo dedicado con eficacia y ardor a un determinado fin”.
Si algo está bien claro en el pasaje de Ezequiel es que el hombre que Dios busca debe ser dedicado a la intercesión.
Dedicado a la Intercesión.
“que se pusiera en pie en la brecha delante de mi a favor de la tierra,”
¿Qué eso sino intercesión?
Interceder es orar por alguien.
El Señor Jesús nos dio ejemplo de intercesión.
La Biblia dice que Él se apartaba constantemente a lugares solitarios para orar.
¿Crees que pedía para si mismo o para otros?
El ejemplo que Él nos dejó en la oración intercesora en Juan 17 indica que así como Él lo hizo, el hombre que Dios busca debe estar dedicado a la intercesión por los creyentes.
Dios quiere hombres que intecedan por aquellos que están a punto de ser destruidos por su pecado.
Hombres que clamen a Dios por misericordia, para que Dios les de otra oportunidad de arrepentirse.
Dios no quiere que nadie se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento.
A la intercesión por los creyentes.
Como dice Santiago, debemos “orar unos por otros”.
Eso es precisamente lo que el Señor hace en Juan 17: allí le vemos intercediendo por sus discípulos.
En su oración le pide al Padre que los proteja del mundo, que los mantenga unidos, que tengan gozo, que los guarde del mal, y que los santifique en la verdad.
Debemos orar por nuestros hermanos en Cristo: pedir por salud, por provisión, por crecimiento espiritual, y por santidad.
Pero el hombre que Dios busca no solamente se dedica intercede por los salvos sino también a la intercesión por los perdidos.
A la intercesión por los perdidos.
Dios quiere hombres que intecedan por aquellos que están a punto de ser destruidos por su pecado.
Hombres que clamen a Dios por misericordia, para que Dios les de otra oportunidad de arrepentirse.
Dios no quiere que nadie se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento.
El Señor oraba por la unidad de los creyentes para que dicha unidad impactara a los incrédulos:
John 17:21
El hombre que Dios busca intercede por los incrédulos pidiendo que Dios prepare el corazón de ellos, pidiendo que Dios abra su mente para que cuando escuchen el evangelio, respondan positivamente.
Algo debemos dejar en claro aquí: ¡nadie se salva por intercesión!
Por lo tanto, el hombre que Dios busca no puede dedicarse solamente a la intercesión por los perdidos sino también a alcanzar a esos perdidos.
Dedicado a Alcanzar a los Perdidos.
Llevándoles el Evangelio.
En su carta a los Romanos, el apóstol nos recuerda que nadie va a creer en aquel del cual no han oído, y no oíran si nadie les predica; por que la fe viene por el oír; y el oír por la palabra de Dios.
El Señor nos dio el ejemplo yendo a anunciar las buenas nuevas:
Mat 9:35
Las distancias no le detenían, tener que caminar tampoco era excusa para no hacerlo.
El sabía que esa era Su misión:
El hombre que Dios busca debe estar dedicado a alcanzar a los perdidos llevándoles el evangelio pero también ayudándoles a crecer espiritualmente.
Ayudándoles a crecer en Cristo.
El trabajo de un padre o madre no termina cuando la criatura nace; al contrario, allí empieza.
De la misma en el área espiritual: con ganar a alguien para Cristo no hemos cumplido a tarea, solamente la hemos comenzado.
Antes de regresar al Cielo, el Señor dejó una misión con instrucciones bien específicas:
Mat
¿Estás crecido en Cristo?
¿Cómo lo sabes?
Muchos piensan que el crecimiento en Cristo consiste de tener mucho de Biblia y doctrina.
¡No mi hermano!
No es asunto de conocimiento intelectual sino de aprender a obedecer las ordenes del Señor.
¡Dime cuanto obedeces y te diré que tan crecido estás!
Si tú no obedeces, ¿cómo le enseñarás a otros a obedecer?
¡No puedes dar lo que no tienes!
La otra área en la cual Cristo nos dejó ejemplo es la del servicio.
El hombre que Dios busca debe estar dedicado a la intercesión, a alcanzar a los perdidos, y a servir.
Dedicado a Servir.
Como dice el dicho “¡el que no sirve, no sirve!”.
Sirviendo a los tuyos primero.
Para que no seamos “candil de la calle”, nuestro servir debe comenzar sirviendo a los hermanos en Cristo:
Gal 6:10
El Señor sirvió a Sus discípulos; el Amo sirvió a los esclavos:
El Señor sirvió a Sus discípulos; el Amo sirvió a los esclavos:
John 13:12-15
Comencemos con los nuestros, sirviendo a nuestra familia, sirviendo a nuestros hermanos en la iglesia.
¿Cuál es tu servicio en la iglesia?
Si Cristo estuviera en carne y hueso aquí en la iglesia, ¿Qué crees que haría?
¿Sentarse a que le sirvan?
o ¿Ponerse a servir?
Y entonces ¿Por qué tu no sirves?
Sirviendo a extraños.
Cuando el escriba cuestionó a Jesús acerca de cuál era el más grande mandamiento, el Señor respondió:
Luk 10:27-29
El Señor respondió con la historia del buen Samaritano.
En dicha historia, un israelita se dirigía de Jerusalén a Jericó, y fue asaltado y dejado medio muerto.
Pasó por allí otro israelita, un sacerdote; ese vio al herido pero lo ignoró.
Luego pasó otro israelita, levita; también lo vio y, en lugar de ayudarle, paso por un lado.
Después vino un extraño, samaritano… y este, aunque el herido era un extraño para él, tuvo compasión del israelita, le curó, lo llevó a una posada, lo cuidó, y, al irse, pagó por la posada y por el cuidado adicional.
El Señor concluyó preguntando al escriba, ¿Cuál de estos tres demostró ser prójimo del herido?…
Ve y haz tú lo mismo.
Cuando servimos al extraño estamos mostrando el amor de Cristo.
Servir al extraño nos da oportunidad de hablarles de Cristo.
Dios busca hombres de integridad, llenos del Espíritu, que cuidan a su familia, que cuidan su mente y corazón, que sean hombres de la Palabra, y que sean hombres consagrados a la intercesión, a alcanzar a los perdidos, y a servir.
¿Vas a ser tú ese hombre?
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