Salvación

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Pasaje

Juan 3.1–21 NTV
Había un hombre llamado Nicodemo, un líder religioso judío, de los fariseos. Una noche, fue a hablar con Jesús: —Rabí —le dijo—, todos sabemos que Dios te ha enviado para enseñarnos. Las señales milagrosas que haces son la prueba de que Dios está contigo. Jesús le respondió: —Te digo la verdad, a menos que nazcas de nuevo, no puedes ver el reino de Dios. —¿Qué quieres decir? —exclamó Nicodemo—. ¿Cómo puede un hombre mayor volver al vientre de su madre y nacer de nuevo? Jesús le contestó: —Te digo la verdad, nadie puede entrar en el reino de Dios si no nace de agua y del Espíritu. El ser humano sólo puede reproducir la vida humana, pero la vida espiritual nace del Espíritu Santo. Así que no te sorprendas cuando digo: “Tienen que nacer de nuevo”. El viento sopla hacia donde quiere. De la misma manera que oyes el viento pero no sabes de dónde viene ni adónde va, tampoco puedes explicar cómo las personas nacen del Espíritu. —¿Cómo es posible todo esto? —preguntó Nicodemo. Jesús le contestó: —¿Tú eres un respetado maestro judío y aún no entiendes estas cosas? Te aseguro que les contamos lo que sabemos y hemos visto, y ustedes todavía se niegan a creer nuestro testimonio. Ahora bien, si no me creen cuando les hablo de cosas terrenales, ¿cómo creerán si les hablo de cosas celestiales? Nadie jamás fue al cielo y regresó, pero el Hijo del Hombre bajó del cielo. Y, así como Moisés levantó la serpiente de bronce en un poste en el desierto, así deberá ser levantado el Hijo del Hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna. »Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él. »No hay condenación para todo el que cree en él, pero todo el que no cree en él ya ha sido condenado por no haber creído en el único Hijo de Dios. Esta condenación se basa en el siguiente hecho: la luz de Dios llegó al mundo, pero la gente amó más la oscuridad que la luz, porque sus acciones eran malvadas. Todos los que hacen el mal odian la luz y se niegan a acercarse a ella porque temen que sus pecados queden al descubierto, pero los que hacen lo correcto se acercan a la luz, para que otros puedan ver que están haciendo lo que Dios quiere.

Estudio

Introducción

Contexto

Pasaje por pasaje

NICODEMO (gr. «victorioso con el pueblo»). Fariseo, miembro del sanedrín. Los milagros de Jesús lo convencieron de que el «nazareno» era un enviado de Dios. Nicodemo fue a encontrarse con Jesús de noche para no ser visto, o porque la hora le fuera favorable. Jesús le explicó qué es el «nuevo nacimiento»; le manifestó que Dios, en Su amor, había dado Su Hijo unigénito, con el fin de que todo aquel que crea en Él tenga la vida eterna (Jn. 3:1–21). Cuando los miembros del sanedrín acusaron a Jesús de impostor, Nicodemo les pidió si la Ley les autorizaba a condenar a alguien antes de haberle escuchado (7:50–52). Finalmente, este doctor de la Ley contribuyó alrededor de cien libras romanas de una composición de mirra y de áloes para el embalsamamiento del cadáver de Jesús (19:39).

Conclusión

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