Lo que sabemos de la vida de Job

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Pistas sobre la vida de Job

Job es el gran desconocido. Tenemos tan pocos datos de su vida, de su época y de su lugar de origen (Uz) que el Talmud trata el libro de Job como una leyenda. En el artículo “Cómo sabemos que Job no era una leyenda” ya he mostrado las buenas razones que existen para saber que Job era un personaje real y no solamente una leyenda. En este artículo haré una breve exploración sobre lo que el mismo libro de Job nos dice sobre la vida y el ejemplo de este gran hombre.

Job como hombre

Los primeros dos capítulos del libro de Job nos aportan los detalles básicos de Job como personaje. Especialmente, nos informa que se trataba de un hombre “perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal”. Vivía en la tierra de Uz y tenía una bella familia compuesta por su esposa, siete hijos y tres hijas. Su cuantiosa riqueza se nos da a conocer en términos de sus miles de cabezas de ganado y sus muchos siervos.

Job en su vida civil

En el capítulo 29 de Job se nos hacen notar otros aspectos de la vida de Job. Por ejemplo, Job declara de sí mismo:
7 Cuando yo salía a la puerta de la ciudad,
y en la plaza hacía preparar mi asiento,
8 los jóvenes me veían y se escondían;
y los ancianos se levantaban y permanecían de pie.
(Antiguo Testamento, • AT, p. 865)
En la antigüedad, los asuntos civiles más importantes se dirimían “a la puerta de la ciudad”. El hecho de que Job tuviese “un asiento en la plaza” y que fuese respetado aún por “los ancianos” (los líderes del pueblo) lo señala como un líder con notoria autoridad que presidía sobre sus consejos o asambleas.
Job tomaba decisiones en asuntos jurídicos y civiles.
12 porque yo libraba al pobre que clamaba,
y al huérfano y al que carecía de ayudador.
(Antiguo Testamento, • AT, p. 865)
Es posible que también estuviese habilitado para usar fuerza civil o militar al momento de establecer la justicia:
16 Para los menesterosos era padre;
y de la causa que no entendía, me informaba con diligencia;
17 y quebraba los colmillos del inicuo,
y de sus dientes hacía soltar la presa.
(Antiguo Testamento, • AT, p. 865)
Hacia el final del capítulo, Job resume con elocuencia su posición como líder civil.
25 Yo escogía el camino para ellos, y me sentaba como el jefe.
Y moraba como rey entre las tropas,
como el que consuela a los que lloran.
(Antiguo Testamento, • AT, p. 865)
En el capítulo 29, Job añora todas estas atribuciones pertenecientes a su pasado.

Job como líder religioso

Es evidente, por muchas de las expresiones de Job, que su interés por las personas iba más allá de su cargo civil. Él simplemente brindaba servicio de manera personal y sin esperar recompensa. Al hacerlo, emulaba las cualidades de su Redentor, Jesucristo. Visitaba al enfermo y al afligido y ministraba sus necesidades. Aconsejaba en forma individual y privada a huérfanos y viudas. Es muy posible que mucho de este servicio lo haya realizado en virtud de un llamamiento en la Iglesia de los primeros tiempos. Estas cualidades cristianas son las que le llevaron a ser calificado por Dios como “hombre perfecto y recto” ().
Esta fidelidad moldeó su carácter y fue el fuego y alimento de su fe en el momento de prueba, ayudándole a perseverar hasta el fin en el momento en que parecía que no había razón para la esperanza. Job expresa un valioso testimonio sobre la justicia de Dios, sobre la existencia de Jesucristo y sobre su futura resurrección. Su visión iba más allá de lo percibido por el común de los hombres.

Conclusión

Si bien es poco lo que conocemos de Job, en el propio libro de Job se encuentran dispersas valiosas pistas que nos ayudan a reconstruir su vida y su carácter cristiano. Él hizo el bien en forma natural en todas las dimensiones de su vida: como hombre, como líder civil y como líder religioso. Su vida es un ejemplo de aquello a lo que podemos aspirar también nosotros para ser calificados como “hombres y mujeres perfectos y rectos delante de Dios, temerosos de Dios y apartados del mal”. Como sucedió con Job, no importa las pruebas de la vida, si mantenemos la fe y la esperanza en Dios, al final podremos cosechar sin falta nuestra recompensa.
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