Restauraos unos a otros.

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Hace un par de meses vi una película basada en la vida real. Era la historia de un hombre que, debido a sus principios religiosos y experiencias de niñez había decidido que jamás dispararía un arma, se le negó el ingreso al ejercito en el tiempo de la 2a. Guerra Mundial. Con influencias y a travez de una corte militar, finalmente logró que lo aceptaran como enfermero (medic). En la batalla de Hacksaw Ridge en Okinawa, las tropas abandonaron a sus heridos, pero este hombre se quedó entre ellos y, uno a uno, rescató a muchos y estos fueron restaurados.
Para hablar de restauración no podemos hacerlo sin hablar de la obra de Jesús. Jesús se hizo hombre y vino a este mundo a restaurar a los caídos, a los pecadores que deseaban ser restaurados. El nos dio el ejemplo de misericordia, amor, y perdón para el pecador.
Llegar al final de un año es como llegar al final de una batalla; una batalla en la cual muchos salieron heridos por el pecado; ya sea su propio pecado o el pecado de otros. La restauración espiritual es algo que todos podemos necesitar en un momento u otro.
De eso nos habla este pasaje yallí observamos que la restauración:

No es trabajo para cualquiera.

vosotros que sois espirituales, restauradlo

vosotros que sois espirituales, restauradlo...” 1b

¿Quiénes son los espirituales?

Una pregunta que yo considero difícil en este contexto.
Si eres Cristiano, tienes el Espíritu Santo morando en ti. Eso no quiere decir que estás cediendo a la voz del Espíritu o la voluntad de Dios. Eso puede aún hacernos cuestionar si eres hijo de Dios:
Romans 8:14 LBLA
Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios.
Rom 8:14
¿Será que este “espirituales” se refiere a los maduros en Cristo? No a los viejos en Cristo, sino a los maduros. Porque ¿quién pondría a un niño a restaurar una obra de arte?
Pienso que se refiere a aquellos que han alcanzado un nivel de madurez en el cual la mayor parte del tiempo y la mayoría de los aspectos de su vida son controlados por el Espíritu Santo. Madurez que les permite tomar decisiones sabias en cuanto a la restauración del caído.
Por lo tanto, esto de la restauración es mayor responsabilidad de los líderes, si es que han sido elegidos por su madurez, y no por su popularidad.

La mayor responsabilidad es de los líderes.

Dios da a la iglesia ancianos y diáconos. Los primeros (pastores, obispos o supervisores) para el cuidado y la guía espiritual de la iglesia; los postreros, los diáconos, para el cuidado de las necesidades materiales de la iglesia. Pero de ambos se espera madurez y sabiduría. Si ves los requisitos dados en la carta a Timoteo, te darás cuenta que los requisitos son basicamente los mismos.
Los pastores o ancianos son los doctores espirituales de la iglesia.
Pero en un hospital, como lo es la iglesia, la responsabilidad de sanar al enfermo no es solamente de los doctores. Ellos hacen su trabajo, pero con él colaboran los enfermeros y los asistentes de los enfermeros. ¡Cada quien hace su parte!
Por lo tanto, es responsabilidad de todo Cristiano.

Es responsabilidad de todo Cristiano

“Llevad los unos las cargas de los otros,” 2
¿Quiénes son los unos y los otros? ¡Todos!
Ante la pregunta evasiva de un religioso a las palabras de Jesús “ama a tu projimo como a ti mismo” El religioso preguntó: ¿Y quién es mi prójimo? El Señor enseñó la parábola del Buen Samaritano. Por medio de ella, Jesús enseñó que aquellos que se suponía debían haber ayudado al herido, evadieron su responsabilidad.
Tanto el levita como el sacerdote, viéndole, pasaron de largo; como decimos en lenguaje de la calle, “Se hicieron los locos”.
Y el Samaritano, quien menos se esperaba que ayudara al judío, fue quien lo curó, restauro, y sostuvo hasta que se había recuperado.
De la misma manera, cuando vemos a un herido por el pecado, algunos “se hacen los locos” (“no es mi responsabilidad”). Solamente unos pocos aceptan su responsabilidad para con su hermano en Cristo.

No es trabajo de una persona.

“Hermanos… vosotros… restauradlo” 1
Está usando el plural para instruirlos sobre la restauración.

En caso de pecado contra la persona.

En caso de pecado contra la persona.

El principal indicado para hacerlo es la persona ofendida:
Matthew 18:15 LBLA
Y si tu hermano peca, ve y repréndelo a solas; si te escucha, has ganado a tu hermano.
Mat 18:15
Si no se arrepiente, entonces requerirá de la colaboración de otros, en este caso, testigos:
Matthew 18:16 LBLA
Pero si no te escucha, lleva contigo a uno o a dos más, para que toda palabra sea confirmada por boca de dos o tres testigos.
Mat 18:16

En caso de pecado contra el Cuerpo.

En caso de pecado contra el Cuerpo.

En caso de pecado contra el Cuerpo.

Me refiero a acciones que no son contra una persona específica, pero que hacen tropezar a algunos, hieren a la Iglesia, o el testimonio de ella.
Luke 17:1–2 LBLA
Y Jesús dijo a sus discípulos: Es inevitable que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel por quien vienen! Mejor le sería si se le colgara una piedra de molino al cuello y fuera arrojado al mar, que hacer tropezar a uno de estos pequeños.
Luke 17:1-2
Es entonces cuando la Iglesia, como un todo, debe tomar acción disciplinaria contra tales individuos, pero con el propósito de que entienda la gravedad de su acción, se arrepienta, y sea restaurado.
Es entonces cuando la Iglesia, como un todo, debe tomar acción disciplinaria contra tal individuo, pero con el propósito de que entienda la gravedad de su acción y se arrepienta.
El propósito de toda disciplina debe ser la restauración del caído y la protección del Cuerpo de Cristo.

Para mayor sabiduría y protección.

“no sea que tu también seas tentado.” 1d
Si tratamos de restaurar a solas, el diablo tratará de tentarnos. Pero la tentación es menos efectiva cuando estamos acompañados de otro creyente.
Aún cuando Cristo envió a los discípulos a predicar, los envió de dos en dos. Así estarían menos propensos a caer en la tentación y ser de apoyo el uno al otro.

Debe hacerse con cuidado.

“en un espíritu de mansedumbre” 1c
πραΰτης : gentileza, mansedumbre, suavidad. En contraste con o lo opuesto a rudeza.

Cuidando no destruir a la persona.

Una obra de arte, una escultura por ejemplo, no se restaura a martillazos a lo loco, porque la vas a destruir; una pintura no se restaura con brocha gorda sino con pincel y con mucho cuidado.
El hombre es como una obra de arte, hecho a imagen y semejanza de Dios, pero que ha sido muy deteriorada por el pecado.
El propósito de restaurar es reconstruir, no destruir. El diablo ha venido para robar y destruir; nosotros debemos reconstruir lo dañado.
El herido por el enemigo no necesita que lo agarremos a patadas o a bibliazos; necesita de enfermeros espirituales que curen sus heridas.

Cuidando de no caer en su pecado.

mirándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.” 1b
Nunca debemos olvidar que tampoco nosotros somos inmunes a caer en pecado.
Debemos considerar nuestras debilidades y nuestra vulnerabilidad,
1 Corinthians 10:12 LBLA
Por tanto, el que cree que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga.
Nunca digas “A mi no me va a pasar”, no vaya a ser que estés escupiendo hacia el cielo.

Debe hacerse con humildad.

“porque si alguno se cree que es algo, no siendo nada, se engaña a sí mismo” 3

Recordando que somos pecadores.

No hay diferencia entre tú y el caído. Esta vez el dardo de fuego le cayó a él/ella; en algún momento puede caerte a tí.
El problema es que algunas veces magnificamos el pecado de otros y minimizamos el nuestro. Hay que recordar que a los ojos de Dios no hay pecados grandes y chicos. ¡Todos son iguales!
James 2:10 LBLA
Porque cualquiera que guarda toda la ley, pero tropieza en un punto, se ha hecho culpable de todos.
No te creas superior a aquel que ha caído y necesita restauración. ¡Dale gracias a Dios que no eres tú!

Recordando la gracia de Dios.

Cuando Cristo vino a nuestra vida, estabamos caídos; igual que aquel que ahora necesita restauración.
Gracias a Dios que Cristo no nos aplicó la justicia divina, por la cual merecíamos el Infierno, sino que nos dio Su gracia, lo que no merecíamos, tuvo misericordia, y nos perdonó.
¿Quienes somos para negar el perdón al pecador arrepentido? ¿O para negar restauración al que desea ser restaurado?
¡Debemos ser una comunidad de gracia que sana a sus heridos!
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