Una palabra de consolación

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Jesús consuela a sus discípulos con la Gloriosa verdad que Él nos llevará al Padre.

Notes
Transcript

Idea Exegética

Jesús da un discurso de consolación a sus once discípulos.

Idea Homiletica

El Señor nos anima a recordar que a pesar de los tiempos difíciles, tenemos la esperanza y certeza gloriosa de que Él tiene un lugar preparado junto a Él para todos aquellos que le han abrazado como Señor y Salvador.

Contexto Histórico

Este capítulo entero se centra en la promesa de Cristo como el elegido para brindar consuelo al creyente, no solo en ocasión de su venida futura, sino también en el presente a través del ministerio del Espíritu Santo (v.26). La escena se desarrolla en el aposento alto donde los discípulos se habían reunido con Jesús antes de su arresto. Judas se había ido (13.30) y Jesús se disponía a dar su discurso de despedida a los once restantes. El mundo de sus discípulos sufriría en breve una gran sacudida. Ellos se sentirían confundidos, acosados y agobiados por los acontecimientos que estaban por suceder. Jesús conoció de antemano la desolación que iban a experimentar y les habló para reconfortar el corazón de cada uno de ellos.

Desarrollo.

Juan 14.1 RVR60
No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.

“No se turbe vuestro corazón”: Para entender esta primera declaración de Jesús, debemos retroceder unos versículos, específicamente hasta (RVR60) 8 Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo. 9 Le dijo Simón Pedro: Señor, no sólo mis pies, sino también las manos y la cabeza. Este acto de humildad avergonzó a sus discípulos, porque ninguno de ellos había estado dispuesto ha asumir la posición de un esclavo, muy por el contrario ellos estaban disputando entre sí acerca de quien sería el mayor en el reino de los cielos (RVR60) 24 Hubo también entre ellos una disputa sobre quién de ellos sería el mayor.
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La grandeza en el servicio
8Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo. 9Le dijo Simón Pedro: Señor, no sólo mis pies, sino también las manos y la cabeza.
24Hubo también entre ellos una disputa sobre quién de ellos sería el mayor.
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