Judá, hijo de Jacob

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Breve biografía de Judá, hijo de Jacob.

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Quién fue Judá, hijo de Jacob

Judá fue el cuarto hijo de Jacob, también llamado Israel, que tuvo con su esposa Lea. Judá es conocido como uno de los patriarcas de la Biblia, fundador de la tribu que lleva su nombre, la tribu de Judá, una de las doce tribus de Israel. El nombre de Judá significa “alabanza”, y proviene de la expresión de Lea al dar a luz, “esta vez alabaré a Jehová” (Génesis 29:35).

Desambiguación

Este artículo presenta únicamente información acerca de Judá, hijo de Jacob, e información muy breve sobre otras personas de la Biblia que compartieron el mismo nombre. Para información sobre la tribu de Judá, consulta este enlace. Para información sobre el territorio de Judá, consulta, en cambio, este otro enlace.

Breve biografía de Judá, hijo de Jacob

Todo lo poco que sabemos sobre la vida de Judá, hijo de Jacob, se encuentra en el libro de Génesis. Sabemos que nació en Padán-aram y que fue el cuarto de los hijos de Jacob que tuvo con Lea, hermana de Raquel (Génesis 29:35; Génesis 35:23). No tenemos datos sobre su infancia, excepto que, obviamente, acompañó a Jacob y a su madre en el trayecto de regreso a Canaán.

La intervención de Judá al salvar la vida de José

Cuando Judá era joven, intervino para apaciguar la venganza preparada por sus hermanos contra su hermano menor José. Judá cuestionó el deseo asesino de sus hermanos y propuso que le vendieran a los mercaderes ismaelitas en lugar de matarlo (Génesis 37:26-27).

La historia de Judá y Tamar

No obstante su buen corazón, que se hace evidente por su intervención y actitud en el capítulo 37 del libro de Génesis, siendo joven Judá cometió costosos errores, que la Biblia cuida de no ocultar. El capítulo 38 de Génesis es difícil de leer porque requiere cierta familiaridad con las costumbres de épocas antiguas, en particular con la ley del levirato.
Judá se dejó llevar por su amistad con jóvenes cananeos de costumbres licenciosas. Se apartó de su familia y se fue a vivir con un amigo cananeo, contrajo matrimonio con una lugareña y comprometió su corazón con la gente y las costumbres de ese lugar.
Tuvo entonces tres hijos pero, al morir los primeros dos por causa de transgresiones sexuales relacionadas por su deseo egoísta de restringir su descendencia, Judá tuvo miedo de que el tercero muriese de igual forma y engañó a su nuera reteniéndole la posibilidad de tener descendencia a través del levirato.
Empeñada en cumplir con esta ley, Tamar, la nuera, se las ingenió para engañar a su vez al suegro, Judá, a riesgo de su vida, y quedó demostrado el trato injusto que había recibido. Judá fue lo suficientemente honesto entonces para reconocer su propia falta, lo cual le impulsó hacia el arrepentimiento (Génesis 38).
La narrativa bíblica nos conduce directamente desde este capítulo 38 de Génesis, en el que se detallan diversas transgresiones, al capítulo 39, en el que se enfatiza la fidelidad de José de Egipto en la casa de Potifar, estableciendo un interesante contraste en cuanto a la obediencia de la ley de castidad.

La influencia de Judá en el rencuentro con José de Egipto

Judá aparece en escena nuevamente hasta el momento del reencuentro de los hijos de Jacob con José, a quien ellos habían vendido anteriormente a los mercaderes madianitas. Durante el tiempo en que habían estado separados José fue nombrado por Faraón como el segundo hombre en autoridad en Egipto. Su administración había logrado librar del hambre a Egipto por lo que, cuando hubo carestía en Canaán, Egipto era el recurso al que los hijos de Jacob acudieron en busca de provisiones, lo cual les llevó, bajo el designio de Dios, a encontrarse con José. Vestido él a la usanza egipcia y debido al tiempo transcurrido, no lo reconocieron, lo cual aprovechó José para someter a sus hermanos a una prueba para determinar su arrepentimiento.
Al emprender el segundo viaje a Egipto, fue Judá quien recordó a Jacob que el primer ministro de Egipto les había dicho que no volviesen a verlo a menos que llevaran con ellos al hermano menor, Benjamín (Génesis 43:3). Judá se hizo responsable ante Jacob por el bienestar de su hermano (Génesis 43:8-10).

Judá, líder de los hijos de Israel

Al actuar de esta forma, Judá se demuestra como el líder entre sus hermanos, como también se hace patente al ser él quien responde, en Egipto, ante José, hablando en representación de todos sus hermanos (Génesis 44:14-34). En esa ocasión es ostensible la calidad de su arrepentimiento y la madurez ganada con los años. Su discurso es tan elocuente y su respuesta tan conmovedora que José no puede ocultar su secreto por más tiempo y se identifica ante sus hermanos.
José consiguió para los israelitas una tierra selecta. Nuevamente, es Judá quien les introduce en esta tierra y encabeza a los hijos de Israel (Génesis 46:26-28).
En la genealogía detallada que brindan los primeros capítulos de Crónicas se especifica esta relación de liderazgo, explicando que Judá llegó a ser el “príncipe” (el principal, el líder) de sus hermanos. No obstante, como se aclara en 1 Crónicas 5:2, el derecho de primogenitura fue sobre José. Esto es, José fue el líder con mayor autoridad (derecho que correspondía al primogénito) entre sus hermanos y podríamos considerar a Judá como el que fue el líder en funciones en ausencia de José (1 Crónicas 5:2).

La bendición patriarcal de Judá

El entendimiento correcto de esta relación de autoridad es indispensable para comprender las profecías que se pronunciaron para las dos tribus que se originaron de estos personajes, tanto la tribu de Judá como la tribu de José. Antes de morir, Jacob, también llamado Israel, dio una bendición especial, una bendición patriarcal, sobre cada uno de sus hijos, que llegarían a ser las cabezas de las doce tribus de Israel. Por esta razón, al bendecir a sus hijos, más allá de sus personas, Jacob estaba, en realidad, bendiciendo a las doce tribus. Estas bendiciones patriarcales de Jacob han sido recogidas en el capítulo 49 de Génesis.

Longitud relativa de las bendiciones patriarcales de Judá y de José

Al estudiar estas bendiciones, una de las cosas que llama más rápidamente la atención es la extensión particular de dos grandes bendiciones, las correspondientes a las tribus de Judá y a la tribu de José. La bendición patriarcal de Judá se extiende a lo largo de cinco versículos (Génesis 49:8-12), al igual que la bendición de José (Génesis 49:22-26). Todas las demás bendiciones son más cortas. La diferencia en longitud se debe a que estas dos bendiciones se tratan con mayor detalle, como corresponde, precisamente, a la posición de autoridad de las tribus de Judá y de José sobre todas las demás tribus de Israel. Es prudente recordarlo nuevamente: José fue señalado como el líder principal o primogénito, seguido en autoridad por la tribu de Judá (1 Crónicas 5:2).

Promesas de la bendición patriarcal de Judá

Como comentamos anteriormente, la bencición patriarcal de Judá se halla en Génesis 49:8-12. En el versículo 8 se reafirma la autoridad de Judá, tal como ya se ha mencionado. El versículo 9 es la causa de que la tribu de Judá se represente con un león, pues, tanto en este versículo como en el 12, se le compara a un feroz cachorro de león para representar su poderío. El planteamiento lanzado en Génesis 49:9 es respondido en los versículos 10 al 11, los cuales encierran una poderosa profecía mesiánica. Esencialmente, aquí se promete que a través del linaje de Judá provendría el Mesías, Jesucristo, a quien se menciona con el nombre de Siloh (Génesis 49:10). Judá sería, además, una tribu de reyes (“no será quitado el cetro de Judá”), incluso el Rey de reyes, Jesús el Cristo, quien, como expiador de nuestros pecados por su sangre, “lavó en el vino su vestido y en la sangre de uvas su manto”.
De manera que:
Judá seguiría siendo una tribu líder en Israel, con autoridad solamente segunda a la tribu de José.
Sería una tribu de reyes y
Sería la tribu a través de la cual vendría el Rey de reyes, el Mesías, el Salvador Jesucristo.

La bendición mosaica de Judá

Siglos después, el profeta Moisés, casi para terminar su vida y mientras preparaba al pueblo de Israel, ahora integrado por cientos de miles de hombres (unos 600,000) para entrar en la tierra prometida, otorgó una bendición especial sobre la mayoría de las tribus de Israel, que se encuentra en Deuteronomio 33. Mientras que la bendición pronunciada por Jacob se debe considerar una bendición patriarcal, la bendición pronunciada por Moisés debe ser tomada en cuenta como una bendición profética.
La relación de longitud de estas bendiciones se repite con el caso de la tribu de José, siendo la bendición dedicada a este tribu nuevamente la más extensa, lo cual destaca la importancia de su primogenitura (Deuteronomio 33:13-17). No es el mismo caso con la tribu de Judá, a la que se dedica, en la bendición de Moisés, solamente un versículo, Deuteronomio 33:7. Este versículo reafirma a Judá que saldrá triunfante de los embates contra sus enemigos, como se puede comprobar aún hoy en día en la supervivencia de los judíos a través de las adversidades de su historia. El efecto de las bendiciones unidas de Jacob y Moisés sobre la tribu de Judá es acumulativo y complementario.

El territorio de Judá

En armonía con el Convenio de Abraham y con la bendición patriarcal dada a Judá y en consideración de su posición de autoridad y preponderancia entre las tribus de Israel, se dio a Judá un territorio significativamente grande, al sur, en la repartición de las tierras hecha por Josué tras la conquista. La elección de David convirtió a Jerusalem (la antigua Salem que fue capital del reino de Melquisedec) en capital de su reino y, posteriormente, tras el cisma que dejó a Israel como un Reino Dividido, en la capital del reino del sur o Reino de Judá. Este fue el único reino que sobrevivió a las invasiones sucesivas de Asiria y Babilonia, lo cual preparó el escenario histórico para el advenimiento mortal de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Arbol genealógico de los descendientes de Judá

La Biblia proporciona un detallado árbol genealógico de los descendientes de Judá en varios de los llamados “libros de genealogía”. El más detallado es el que se encuentra en 1 Crónicas 4:1-23, en donde se detallan los nombres de sus descendientes directos y de las cabezas o jefes principales de la tribu de Judá. En 1 Crónicas 4:1-23 se brinda gran atención a los descendientes de Hur, en tanto que se ignoran otras ramas importantes del linaje de Judá, pero estas son detalladas de manera complementaria en otros pasajes. Una correlación para obtener el árbol genealógico completo de los descendientes de Judá incluiría un recorrido por Génesis 46:12; Números 26:19-22 y, como ya hemos mencionado, 1 Crónicas 4:1-23.

Judá, Antecesor de Jesucristo

Judá es vuelto a mencionar por Mateo, en el Nuevo Testamento, al demostrar, por medio de su genealogía de Jesucristo, el derecho del Salvador a ser considerado descendiente de Abraham y heredero al trono de David. Su genealogía pasa, entonces, por demostrar que Jesús recibió sus derechos por medio de la tribu de Judá (Mateo 1:2). Tanto José como María eran descendientes de esta tribu y el derecho real de Jesús fue preservado a través de ambos (Romanos 1:3).
La genealogía de Jesús según Lucas (Lucas 3:23-38) también enfatiza la ascendencia judía de Jesucristo; si bien, en esta genealogía, aparecen varios individuos con el nombre de Judá. El hijo de Jacob es el que aparece en Lucas 3:33. No sabemos nada sobre Judá, el hijo de José, que se menciona en Lucas 3:30; ni de Judá, hijo de Joana, mencionado en Lucas 3:26.

Otros personajes con el nombre de Judá

Como quiera que Judá se convirtió en un nombre común y que llegó a representar el nombre de un reino, se hizo popular en el tiempo en que los judíos regresaron a la tierra de Jerusalén desde su forzado exilio en Babilonia. Todos los casos siguientes están ambientados en la misma época y se documentan en los libros históricos de Esdras y Nehemías, en el Antiguo Testamento.
Judá fue uno de los levitas que contrajeron matrimonio fuera del convenio, con una mujer gentil, después del retorno del Exilio en Babilonia (Esdras 10:23).
Otro Judá, de la tribu de Benjamín, fue hijo de Hassenuah y fue puesto como líder sobre el segundo distrito de Jerusalén después del retorno del Exilio (Nehemías 11:9).
Uno de los levitas que ayudó como cantor en el templo, después del retorno del Exilio, también se llamaba Judá (Nehemías 12:8).
Uno de los líderes de los judíos que ayudó a reconstruir los muros de Jerusalén en tiempos de Nehemías se llamaba Judá también (Nehemías 12:34).
Finalmente, otro Judá estuvo involucrado en la procesión que condujo Esdras, en la cual los muros de Jerusalén fueron dedicados (Nehemías 12:36).
Además de esto, hay que considerar los derivativos del nombre de Judá, ya que, por ejemplo, Judá y Judas es, en realidad, el mismo nombre.

Bibliografía y notas

Reina Valera Revisada (1960). (Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998).
M. G. Easton, Easton’s Bible dictionary, 1893.
Paul J. Achtemeier, Harper & Row y Society of Biblical Literature, Harper’s Bible dictionary, 1985.
Mark Allan Powell, Ed., The HarperCollins Bible Dictionary (Revised and Updated), 2011.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, Guía para el Estudio de las Escrituras, 2013.
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