Hebreos 10:19-25 Viviendo en la Plenitud del Nuevo Pacto: Fe, Esperanza y Amor

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Exploré cómo la fe, la esperanza y el amor son fundamentales para vivir una vida cristiana plena y comprometida según el nuevo pacto en Cristo. Estos valores nos sostienen en nuestra adoración a Dios, nos mantienen firmes en la esperanza y nos impulsan a amar y edificar a nuestra comunidad.

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Introducción

Durante los últimos meses, hemos estado expuestos al estudio de la Epístola a los Hebreos, una carta gloriosa que nos ha desafiado, edificado y fortalecido grandemente. Bajo el título "Jesús es Mejor", hemos explorado las profundidades de esta epístola, recordando constantemente la supremacía y la suficiencia de nuestro Señor Jesucristo.
Imaginen, por un momento, la lucha interna de aquellos creyentes que recibieron esta carta por primera vez, que a causa de las persecuciones que estaban padeciendo, se sintieron tentados a abandonar la fe en Cristo y volver al confort aparente del Judaísmo. En medio de esta encrucijada espiritual, el autor de Hebreos, movido por el Espíritu Santo, les presenta un argumento irrefutable: Jesucristo es supremo.
Jesús trasciende toda comparación y entendimiento humano. Él es superior a los profetas, siendo la última y más completa revelación de Dios. Él es superior a los ángeles, siendo el Hijo eterno de Dios. Incluso sobrepasa a Moisés y Aarón, cumpliendo y superando el rol del gran sumo sacerdocio que ellos representaban. Y en Su supremacía sacerdotal, Jesús nos introduce en un nuevo y mejor pacto, sellado con una única y definitiva ofrenda por el pecado, poniendo fin a nuestro exilio de la presencia de Dios.
Hoy, a la luz de esta realidad teológica, el autor va a mostrarnos las implicaciones prácticas de la doctrina que ha expuesto. ¿Cómo viviremos a la luz de esta verdad asombrosa? Esta mañana vamos a considerar en Hebreos 10:19-25 3 deberes a los que somos llamados como creyentes a la luz del nuevo pacto, un nuevo pacto que nos abrió el camino a la gloriosa presencia de Dios por medio de la obra consumada de Cristo. Estos deberes tienen que ver con mantenernos en la fe, la esperanza y el amor.
Leamos juntos la palabra de Dios Hebreos 10:19-25
Como hermanos y miembros de la familia de Dios, nos encontramos en una posición privilegiada. Hemos sido lavados y perdonados por la sangre de Cristo, hemos sido hechos perfectos ante la presencia de Dios. No hay condenación para los que están en Cristo, y hemos sido presentados como santos delante de Dios gracias a nuestra unión con nuestro gran Sumo Sacerdote. Ahora, el camino al lugar santísimo, que estuvo restringido para los creyentes en el antiguo pacto, se ha abierto para nosotros mediante el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo.
Cada creyente en este lugar es un santo en virtud de la obra de Cristo, viviendo por el poder del Espíritu Santo delante de la presencia gloriosa del Dios Santo. Entonces, ¿cómo debemos responder a esta verdad asombrosa en medio de los desafíos y tentaciones propias de esta vida?
El autor de Hebreos nos guía hacia tres deberes vitales como creyentes a la luz del nuevo pacto:

1. Debemos adorar a Dios con fe (Hebreos 10:22)

Esto es lo que sugiere el primer verbo: “Acerquémoslos” la idea aquí no es tanto acercarse a Dios en oración, si no mas bien permanecer dentro del ámbito de lo sagrado, buscando cada día el reino de Dios y su justicia. Implica una vida rendida la voluntad de Dios que evita profanar aquello que ha sido santificado por la sangre que nuestro señor derramo en la cruz del calvario.
Es maravilloso saber que no seremos condenados, que hemos sido limpiados para ser un pueblo santo para el Señor. Pero según la ley, las cosas que eran purificadas con sangre y consagradas como santas para Dios, debían permanecer dentro del ámbito de los santo ya que eran cosas o personas que pertenecían a Dios, por lo tanto todo lo que estaba dentro del tabernáculo no debía ser profanado o puesto para ser usado como algo común.
Ahora pues, habiendo sido limpiados y santificados por Dios en Cristo, debemos acercarnos constantemente, viviendo para la gloria de Dios. en palabra de Pablo:
Romanos 12:1–2 NBLA
Por tanto, hermanos, les ruego por las misericordias de Dios que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es el culto racional de ustedes. Y no se adapten a este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su mente, para que verifiquen cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno y aceptable y perfecto.
Un sacrificio vivo y santo, denota un corazón sincero, genuino que no tiene motivaciones ocultas, que esta por completo entregado a Dios y a su voluntad. Es una vida rendida a Dios por completo, que constantemente esta mortificando su carne, esta renovando su mente y se resiste a ser moldeado por las filosofías de este mundo.
Un sacrificio aceptable a Dios, viene de un adorador que cree, si fe es imposible agrada a Dios:
Hebreos 11:6 NBLA
Y sin fe es imposible agradar a Dios. Porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que Él existe, y que recompensa a los que lo buscan.
¿Como podemos adorar con fe, cuando cosas tangibles como el mundo y los deseos de la carne claman por atención?, el autor nos ofrece una gran motivación para consagrarnos a Dios y vivir para él en una vida constante de adoración, recordándonos nuevamente el evangelio con dos verbos en pasivo que sugiere lo que Dios ha hecho en nosotros en Cristo:
Hemos sido purificados en nuestros corazones de mala conciencia. Esta es la obra del E.S. que convenciéndonos de pecado, nos hizo venir a Cristo en arrepentimiento, para ser transformados en nuestros corazones por su gracia y recibir por la fe el perdón completo de nuestros pecados. De manera que hemos limpios por dentro y además:
Hemos sido lavados por fuera en nuestros cuerpos. Esto nos recuerda nuestro bautismo, que por la palabra y el espíritu aplica verdaderamente las promesas de Dios a nuestra vida, aparcándonos para servir a Dios, como lo fueron los sacerdotes en el A.T. eran lavados con agua para la obra del santuario. El bautismo nos prepara para servir a Dios, nos consagra como miembros de su familia por el Espíritu que actúa junto con el sacramento uniéndonos a Cristo en un lazo de amor pactual inquebrantable.
1 Pedro 2:5 NBLA
también ustedes, como piedras vivas, sean edificados como casa espiritual para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.
Estas dos motivaciones fluyen de las promesas del Nuevo pacto cumplidas en Cristo:
Ezequiel 36:25–28 NBLA
’Entonces los rociaré con agua limpia y quedarán limpios; de todas sus inmundicias y de todos sus ídolos los limpiaré. ’Además, les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes; quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. ’Pondré dentro de ustedes Mi espíritu y haré que anden en Mis estatutos, y que cumplan cuidadosamente Mis ordenanzas. ’Habitarán en la tierra que di a sus padres; y ustedes serán Mi pueblo y Yo seré su Dios.
Agustín escribió: el bautismo es un sacramento del Evangelio que, como palabra visible, proclama la realización de la promesa del pacto de Ezequiel 36:25ss. mientras señala gráficamente la verdad central de que "la sangre de Jesús nos limpia de todo pecado" (1 Jn. 1:7).
De manera que la ceremonia externa de limpieza con agua apunta a la realidad interna de la limpieza de la conciencia. Un comentarista escribió:
Así que aquí, "nuestros corazones rociados limpios de una mala conciencia" puede entenderse apropiadamente como la realidad interior de la que "nuestros cuerpos lavados con agua" es el signo. "Este es el rasgo distintivo que distinguía el lavamiento cristiano de todas las abluciones similares"
Ya que gozamos del privilegio de haber sido sido lavados por dentro y por fuera para servir en el ámbito de lo sagrado, ya que el E.S. aplico la obra de Cristo de manera subjetiva en nuestras vidas por su poder que actúa en el sacramento del bautismo, ya que ahora somos en unión con Cristo, sacerdotes en el tabernáculo celestial, cumplamos con nuestro deber de vivir por la fe vidas consagradas a Dios, vidas de adoración rendidas a su voluntad constantemente.
1 Pedro 1:15–16 NBLA
sino que así como Aquel que los llamó es Santo, así también sean ustedes santos en toda su manera de vivir. Porque escrito está: «Sean santos, porque Yo soy santo».
Ser santos, implica alejarnos de todo lo que profane lo que Dios ha santificado, incluye guardar nuestros ojos de la lujuria, reaer nuestras manos de hacer cosas injustas, evitar pensamientos que nos glorifiquen a Dios, evitar caminar con los profanos y sentarnos con los escarnecedores. Todo esto lo hacemos acertándonos, es decir en el poder de la gracia de nuestro Señor, reconociendo que nada podemos hacer sin El.
Filipenses 2:12–13 NBLA
Así que, amados míos, tal como siempre han obedecido, no solo en mi presencia, sino ahora mucho más en mi ausencia, ocúpense en su salvación con temor y temblor. Porque Dios es quien obra en ustedes tanto el querer como el hacer, para Su buena intención.
Hay que cumplir nuestro deber, con fe, confiando en la gracia de Dios que pone el querer como el hacer. En segundo lugar:

2. Debemos mantenernos anclados a nuestra esperanza en Cristo (Hebreos 10:23)

Este deber involucra abrazar por la fe todas las promesas pactuales de Dios para nosotros en Cristo. Dichas promesas están en las escrituras, en la biblia esta contenida la fe que profesamos y que estamos llamados a sostener firmemente y sin fluctuar.
Efesios 4:11–14 NBLA
Y Él dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros, a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. Entonces ya no seremos niños, sacudidos por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de doctrina, por la astucia de los hombres, por las artimañas engañosas del error.
No hay esperanza sino en las escrituras. Todas las promesas de Dios para nosotros en Cristo, fueron escritas por los apóstoles y profetas, han sido preservadas por Dios para nosotros en el canon y están siendo proclamadas por evangelistas y enseñadas desde entonces por los pastores maestros en la iglesia, para que no fluctuemos.
Por tanto, el cumplimiento de este deber implica permanecer en una iglesia donde se prediquen las escrituras. Implica exponernos a la predicación de la palabra, meditar en ella, escudriñarla y abrazar con esperanza todas las promesas de Dios contenidas en ellas, porque Dios es fiel.
Romanos 8:32 NBLA
El que no negó ni a Su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también junto con Él todas las cosas?
Mientras confesamos a Cristo y nos mantenemos firmes en nuestra profesión de fe, atesorando las promesas de Dios en Cristo, recordemos:
Que nada nos podrá separar de su amor
Que todos nuestros pecados han sido borrados
Que seremos sostenidos por su mano soberana
Que todo en esta vida va a colaborar para nuestro bien, para nuestra santificación
Que en Cristo somos mas que vencedores
Que tenemos vida eterna y seremos resucitados para estar en Sion por la eternidad
Amados, anclemos nuestra esperanza a Cristo, el es el ancla de nuestra esperanza:
2 Corintios 1:20 NBLA
Pues tantas como sean las promesas de Dios, en Él todas son sí. Por eso también por medio de Él, es nuestro Amén, para la gloria de Dios por medio de nosotros.
Hasta aquí hemos visto, como en virtud de los privilegios que gozamos en Cristo, debemos adorar a Dios con fe, debemos mantenernos anclados a nuestra esperanza. Esto es todo un desafío de este lado de la eternidad. Amados, mientras estemos en este mundo nuestra antigua naturaleza se resistirá a vivir para la gloria de Dios, seremos tentados por los demonios usar nuestros miembros para injusticia, seremos alentados por la voz de nuestro engañoso corazón a dejar de lado nuestra esperanza y poner nuestra confianza en las cosas temporales de este mundo. De manera que el tercer de deber se vuelve extremadamente necesario, el amor que nos impulsa a buscar toda la familia de la fe persevere hasta el fin. De hecho, un deber no puede ser sostenido sin el otro, podemos ver estos deberes como una progresión: Entrar, permanecer y quedarse. vemos entonces nuestro tercer deber.
Calvino dijo: La esperanza, es hija de la fe y "es alimentada y sostenida por la fe hasta el fin. Yo agregaría, que la fe es avivada por la comunidad del pacto.

3. Debemos vivir en amor (Hebreos 10:24-25)

Estes es un llamamiento a la preocupación atenta y amorosa por los miembros de la iglesia y por la integridad de ella. La despreocupación por el bienestar del cuerpo de Cristo, del cual somos miembros, es un síntoma claro de exceso de preocupación por nosotros mismos y de egocentrismo.
Hermanos, recordemos siempre que el egoísmo y la división van de la mano, puesto que el amor propio engendra el espíritu de aislamiento. Dice Pedro:
1 Pedro 1:22 NBLA
Puesto que en obediencia a la verdad ustedes han purificado sus almas para un amor sincero de hermanos, ámense unos a otros entrañablemente, de corazón puro.
El amor es una principio rector en la vida de todo creyente. Quien no ama de corazón a sus hermanos cristianos no siente ninguna necesidad imperiosa de asociarse con ellos, ni siente la necesidad de ser miembro de la iglesia, se quedará como un simpatizante que toma indignamente la santa cena a pesar de las advertencias.
El señor resumió así la ley de Dios:
Mateo 22:37–40 NBLA
Y Él le contestó: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. »Este es el grande y primer mandamiento. »Y el segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. »De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas».
Y Juan dice que la falta de amor es un indicativo de una fe falsa.
1 Juan 4:20 NBLA
Si alguien dice: «Yo amo a Dios», pero aborrece a su hermano, es un mentiroso. Porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto.
Los que son uno en Cristo no pueden dejar de amarse unos a otros.
La falta de amor se manifiesta, en el individualismo egoísta, y concretamente aquí en la costumbre de algunos de no reunirse. Tal despreocupación por los demás creyentes es sinónimo de despreocupación por Cristo mismo y un presagio del peligro de apostatar de la fe como veremos en nuestro próximo sermón.
El amor promueve la comunión, la comunión estimula el amor, porque es reuniéndose como los cristianos tienen la oportunidad de animarse unos a otros mediante el apoyo mutuo, el consuelo y la exhortación.
El amor nos debe impulsar congregarnos con el propósito de estimular y exhortar a otros a pelear la buena batalla de la fe. El día del Señor estaba cerca para el tiempo en el que la carta de hebreos fue escrita, cuando mas hoy después de 2000 años, estamos a las puertas de la segunda venida e Cristo, en cualquier momento el Señor aparecerá para juszgar a los vivos y a los muertos .A la luz del inminente regreso de Cristo, debemos asegurarnos de que todos los que profesan la fe, junto con sus hijos lleguen a Sion.
Imagina que tu como Padre vas conduciendo hacia un destino para pasar un tiempo de vacaciones con tu familia. Todos van relajados en el carro, durmiendo. Cuando llegan, todos se dan cuenta de que falta un hermano y te preguntan donde esta. Tu respondes, estaba comprando algo y no quiso subirse al carro, así que lo deje en una tienda 80 kilómetros atrás, pero no importa, vamos a disfrutar las vacaciones. ¿Suena extraño, verdad? No suena a vacaciones cuando un integrante de la familia se queda atrás.
No queremos que nadie sea dejado atrás. Y mas cuando sabemos que no hay un milenio con oportunidades parea arrepentirse.
2 Corintios 6:2 NBLA
pues Él dice: «En el tiempo propicio te escuché, Y en el día de salvación te socorrí.” Pero ahora es «el tiempo propicio»; ahora es «el dia de salvación».
Como hoy es día de salvación, como no hay mas oportunidad mas que esta vida antes de la inminente venida de Cristo, cumplamos con nuestro deber como hermanos, no dejemos de congregarnos, buscando que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento y vengan al conocimiento de la verdad.
Animemos a nuestros hermanos a producir frutos. Seamos de estimulo para que vivan vidas santas. Amor, como ven, implica dejar de velar por nuestros propios intereses:
Filipenses 2:1–4 NBLA
Por tanto, si hay algún estímulo en Cristo, si hay algún consuelo de amor, si hay alguna comunión del Espíritu, si algún afecto y compasión, hagan completo mi gozo, siendo del mismo sentir, conservando el mismo amor, unidos en espíritu, dedicados a un mismo propósito. No hagan nada por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de ustedes considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás.
Que el amor por nuestros hermanos, se exprese como el amor de Pablo por los Gálatas:
Gálatas 4:19 NBLA
Hijos míos, por quienes de nuevo sufro dolores de parto hasta que Cristo sea formado en ustedes,
Exhortemos a los que no caminan piadosamente, para que teman a Dios y se arrepientan.
2 Corintios 10:1 NBLA
Yo mismo, Pablo, les ruego por la mansedumbre y la benignidad de Cristo, yo, que soy humilde cuando estoy delante de ustedes, pero osado para con ustedes cuando estoy ausente,
Si tenemos por costumbre ausentarnos de la iglesia, o venir a ella sin el animo de exhortar y animar a otros, será imposible mantenernos firmes en la fe y en la esperanza. La fe, la esperanza y el amor es una triada inseparable que resultara en una iglesia que persevera. Una iglesia va a madurar cuando cada cada miembro que ha gustado los privilegios de la obra consumada de Cristo cumple con su responsabilidad pactual.
Pablo esta agradecido con el Señor por la iglesia de tesalonica y por lo Colosenses, que cumplian fielmente con este sagrado deber en la gracia del Seños:
1 Tesalonicenses 1:2–3 NBLA
Siempre damos gracias a Dios por todos ustedes, mencionándolos en nuestras oraciones, t eniendo presente sin cesar delante de nuestro Dios y Padre su obra de fe, su trabajo de amor y la firmeza de su esperanza en nuestro Señor Jesucristo.
Colosenses 1:3–5 NBLA
Damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, orando siempre por ustedes, pues hemos oído de su fe en Cristo Jesús y del amor que tienen por todos los santos, a causa de la esperanza reservada para ustedes en los cielos. De esta esperanza ustedes oyeron antes en la palabra de verdad, el evangelio
Esta triada es presentada por Pablo como la armadura de un soldado que se mantiene en pie de lucha en medio de la batalla:
1 Tesalonicenses 5:8 NBLA
Pero puesto que nosotros somos del día, seamos sobrios, habiéndonos puesto la coraza de la fe y del amor, y por casco la esperanza de la salvación.

Conclusión:

La fe de los creyentes se fortalece cuando se unen, actúan juntos y se exhortan mutuamente, recordando su servicio y sacrificio por Cristo. Aunque Dios promete guardar a su pueblo, lo hace a través de medios simples como la Palabra, los sacramentos, la adoración y el servicio en comunidad. Estos medios son designados por Dios para el crecimiento en la gracia y la perseverancia en la fe. Por lo tanto, al comprometernos profundamente con la comunión de los santos y confiar en la fidelidad de Dios, experimentamos un crecimiento real en nuestra fe, esperanza y amor.
Que el señor nos ayude a cumplir con estos 3 deberes a la luz del nuevo pacto en Jesucristo, mientras vivimos agradecidos con el Señor por su obra consumada, que aseguró para nosotros un acceso libre a la presencia de Dios y una intercesión constante delante de su trono para que perseveremos en nuestro deber.
Esta triada de deberes, me recordó la triada del Señor de los anillos escrita por J.R.R. Tolkien. Uno de los héroes de esta historia se es un hobbit llamado Frodo Bolsón, que esta buscando destruir un malvado Anillo de Poder en los fuegos del Monte del Destino mientras viaja por la peligrosa tierra de Mordor. En su viaje, Frodo es acompañado por su leal amigo Sam, quién camina a su lado todo el tiempo, nunca le abandona, sino que le anima y le recuerda la verdad: que su viaje es la única esperanza para su mundo “El debe destruir el anillo” si desea asegurar para los suyos una vida gloriosa en la comarca. No hay forma de que Frodo hubiera llegado a Mordor sin Sam, incluso al final de la historia, Sam carga a su amigo hasta centro de la montaña.
Esta trilogía de Tolkien es una visión de la vida cristiana. Si queremos permanecer fieles en el largo y difícil camino de la vida cristiana, ministras peleamos la buena batalla de la fe, manteniendo a raya la tentación y cumpliendo nuestro propósito de vivir para la gloria de Dios, necesitamos un Sam que nos anime, necesitamos aferrarnos a la fe y mantener delante de nuestros la esperanza de que todo va a terminar bien si cumplimos nuestro deber.
En otras palabras, necesitamos la fe, la esperanza y el amor.
Dios nos ayude.